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jueves, 28 de junio de 2018

La orquesta de Canaro en el Luna Park

CANARO. 43 carnavales amenizando bailes

-Mi trayectoria profesional como músico y director de orquesta marca un récord en cuanto se refiere a mi participación en bailes de Carnaval, pues desde mi iniciación con los hermanos Vicente y Domingo Greco, en el año 1914, en el teatro “Nacional”, de la calle Santa Fe (hoy "Splendid Theatre"), he actuado cuarenta y tres años consecutivos y siempre con renovado éxito.
En ese año estrené el tango-milonga “El chamuyo”, que ha sido hasta el presente uno de mis grandes éxitos; en su época fue tan popular que la gente lo silbaba por la calle, constituyendo este solo detalle el suceso más halagüeño a que podía aspirar un autor.
 

Al siguiente año, y actuando en el mismo teatro, estrené el tango-milonga titulado “El pollito”, que fue otro de mis mejores aciertos. Recuerdo que el gran actor cómico Roberto Casaux, que era asiduo concurrente a estos bailes, y que además de excepcional comediante dominaba la ventriloquía y poseía una facultad para hacer magníficas imitaciones, cuando nosotros tocábamos el nombrado tango, él, desde un palco, imitaba graciosamente el “pío, pío” del pollito, siendo muy festejado por la concurrencia.



El año 1916, como ya lo he dicho, encabezando un gran conjunto orquestal, fui contratado por el empresario don Paco Montal, para amenizar los bailes de Carnaval en el viejo teatro “Politeama”, de la ciudad de Rosario. Los años siguientes, 1917 y 1918, constituimos con Roberto Firpo un gran conjunto fusionando las dos orquestas, bajo el rubro de “Orquesta Típica Firpo-Canaro”, con el que realizamos los bailes de carnaval en el teatro “Colón” de la ciudad rosarina. Los años 1919 y 1920 actué con mi orquesta en el teatro “Politeama Argentino”, de Buenos Aires.
 

En 1936 inicié la serie de actuaciones amenizando los bailes de carnaval del “Luna Park”, eternizándome con mi orquesta en los dominios de mi gran amigo Ismael C. Pace, dueño del estadio. Desde entonces salvo los años 1939 y 1940 en que amenicé los bailes del club San Lorenzo de Almagro y el teatro “Solís” de Montevideo, estuve dicecinueve carnavales con mi orquesta en el Luna Park, hasta 1956, en que cumplí “Mis bodas de oro con el tango”.

                               
Año 1946. La gran orquesta de Francisco Canaro en los carnavales del Luna Park

 En veintiún años he dado cima a la fecunda labor que significa la realización de diecinueve carnavales en el "Stadium Luna Park", en los que en estrecha colaboración con esa febril inquietud  de organizador que caracterizara a don Ismael Pace, he ofrecido espectáculos de gran atracción, alegría y esparcimiento al numeroso público que, año tras año, ha contribuído con su asiduidad a que nuestros bailes siempre figurasen en primera línea entre las similares fiestas porteñas que se realizan tradicionalmente en esa época del año.




 



martes, 26 de junio de 2018

BIEN MILONGA

      Muchachos, yo soy el tango,
      escuchen qué variación.
      Un bandoneón pide cancha
      y el contrabajo se ensancha
      para marcar el compás.
      Son notas llenas de amores
      y versos que los cantores
      van brindando a la ciudad.
                 Carlos A. Jonson


Martes 26 de junio. Y los martes se bailan bien milonga en la Casa de Aragón de Madrid, que está en la Plaza República Argentina nº6. Desde las 21 a las 0 horas, con la milonguera selección que prepara este veterano habiante de las milongas porteñas y de las europeas que siguen en alza.

                                  

El aire acondicionado nos refresca las ideas y las piernas que vuelan a compás. Y a modo de introito y para ir preparando el cuerpo, nada menos que darnos una vuelta por milongas varias de este mundo y así contemplamos qué bien se mueven en las diversas pistas al compás de un tango, un valsecito o una milonga, ejecutadas por aquellas orquestas de leyenda que siguen de moda como entonces.

Arranco por el Oxfort Tango Festival, en Inglatera, donde Marcelo Ramer y Selva Mastroti, se bailan el valsecito Ilusión Azul, por la orquesta de Alfredo De Angelis, cantando  Carlos Dante.

                          

Salto a La Haya, esa hermosa ciudad holandesa, ahora templo del derecho internacional. Allí, en la Milonga Dominguera  están luciendo su donaire milonguero Sebastián Achával y Roxana Suárez. Y se mandan con el tango Seguime si podés, por Juan D'Arienzo y su orquesta.                             



Acto seguido, me planto en Moscú, para ver en acción a Sebastián Arce bailando con la rusa Eleonora Kalganova. Que cierran el preámbulo milonguero de hoy con la milonga De antaño, por la orquesta de Juan D'Arienzo y la voz de Alberto Echagüe.


Y ahora nos pasan la pelota a nosotros para que  le demos con tutti...                                                                       

jueves, 21 de junio de 2018

El ciruja

   El lunfardo, es en términos generales un sub lenguaje popular, una forma lúdica y festiva de charlar que tienen  los habitantes de Buenos Aires. La inmigración masiva que llegó entre el final del siglo diecinieve y comienzos del veinte, especialmente, trajo muchas de esas palabras, que con algunos matices se fueron adaptando a la nueva ciudad, e incluso en muchos casos cambiándole, por parte de los locales, el verdadero significado original.

    Es cierto que todos los países tiene esa mezcla jergal. En España es el caló, en Estados Unidos el slang, En Brasil es gíria, en Itala la gerga, en México caroleno, En Inglaterra cant, En Portugal calao, en Rusia shargon, en Grecia koiné, en Colombia pisco y así podríamos seguir nombrando a estas formar de hablar, que algunos citan como incultas, aunque se trata de un lenguaje popular.

                                         



    El tango ha tenido muchos poetas que destacaron por utilizar acertadamente el lenguaje del pueblo, que en muchas ocasiones, incluso inventa palabras que cobran rápidamente vida en los medios. No hay más que ver como en España se utiliza actualmente el término escrachar, señalando el seguimiento a algún político, por ejemplo, para marcarlo por sus presuntos delitos. Los grandes movimientos de masas de los últimos 30/40 años han influido en el traslado de sus hábitos y lenguas.

    El tango tuvo a su gran poeta del lunfardo, que fue Celedonio Esteban Flores. En muchos de sus versos se expresa en ese lenguaje, con el talento que le caracterizó. Incluso Edmundo Rivero, que lo admiraba, en su etapa de solista llevó al disco muchos de sus temas. Juan D'Arienzo utilizó también a letristas de mucha capacidad para versear en lunfardo, como Carlos Bahr o el mismo Carlos Waiss, que lograron temas muy rentables y populares.

 Francisco Alfredo Marino

    Pero, coincido con Don José Gobello, con quien charlé mucho sobre el tema, en que el tango El ciruja simboliza magistralmente el buen uso poético del lunfardo, trasladado al tango. Los versos le pertenecen a Francisco Alfredo Marino y la música es de Ernesto De la Cruz. Una sociedad perfecta para este tango que grabó Gardel en 1926 con las guitarras de José Ricardo y Guilllermo Barbieri.

    Francisco Marino tiene una trayectoria artística impecable y muy curiosa. Porque fue cantor, guitarrista y actor. Formó dúo en el Casino Pigall y el café El Nacional con Pablo Eduardo Gómez. Acompañó en guitarra a Marambio Catán. Como cantor se enroló en la orquesta de Geroni Flores que los años 30 realizó una extensa gira por muchos países abarcando países de  Europa y Marruecos. En 1926, cuando cantaba en la orquesta de Ernesto De la Cruz, se propuso realizar la letra de un tango con el cual demostrar la riqueza léxica del lunfardo. ¡Y vaya si lo logró!. De la Cruz le puso música y lo cantó su compañero Pablo Eduardo Gómez con la orquesta. Marino, que luego sería actor y destacaría sobre todo en los programas de radio El Mundo ( Lo Pérez García, Peter Fox, etc,), no lo cantó nunca.

                                 



Como con bronca y junando
de rabo de ojo a un costado,
sus pasos ha encaminado
derecho p'al arrabal.
Lo lleva el presentimiento
de que, en aquel potrerito,
no existe ya el bulincito
que fue su único ideal.

En esta pintura genial Marino nos muestra al hombre que sale de la cárcel, con mirada desconfiada, buscando  aquella casita donde vivía y hacía el amor con la moza que le sacaba dinero por ello.

Recordaba aquellas horas de garufa
cuando minga de laburo se pasaba,
meta punguia, al codillo escolaseaba
y en los burros se ligaba un metejón.
Cuando no era tan junao por los tiras
la lanceaba sin tener el manyamiento,
una mina le solfeaba todo el vento
y jugó con su pasión.

La descripción es perfecta. No trabajaba, se dedicaba a punguiar (robar), jugaba por dinero a los naipes, a las carreras de caballos... Los tiras (los policías) todavía no le habían echado el ojo y el dinero que conseguía con sus delitos y vicios, se lo llevaba la mujer de la cual estaba enamorado.

Era un mosaico diquero
que yugaba de quemera,
hija de una curandera,
mechera de profesión:
pero vivía engrupida
de un cafiolo vidalita
y le pasaba la guita
que le shacaba al matón.

Marino la pinta como un mosaico diquero, o sea: una moza ostentosa, que se pavoneaba y que hurgaba en los restos de basura que se amontonaban en la Quema. Su madre era ladrona, robaba en las tiendas y la moza estaba enamorada de un cafiolo (proxeneta), que se quedaba con el dinero que ella le limpiaba al protagonista.

Frente a frente, dando muestras de coraje,
los dos guapos se trenzaron en el bajo,
y el ciruja que era listo para al tajo,
al cafiolo le cobró caro su amor...
Hoy, ya libre'e la gayola y sin la mina,
campaneando un cacho'e sol en la vedera
piensa un rato en el amor de la quemera
y solloza en su dolor. 

En duelo criollo a cuchillo, mató al que explotaba a su amada, y purgó su pena en la cárcel por ello. Y ese final del tipo derrotado "campaneando un cacho'e sol en la vedera" (es invierno y se asoma a un poco de sol en la vereda para calentar su cuerpo envejevecido), es la culminación genial del poema lunfa de Francisco Marino.

                             
Ernesto de la Cruz


Hay varias versiones aparte de la de Gardel, pero creo que la que registrara Alfredo de Angelis con Julio Martel es una muestra ideal. Lo grabaron el 2 de junio de 1949.

El ciruja - Alfredo De Angelis-Julio Martel

martes, 19 de junio de 2018

BIEN MILONGA

                       Estar así... en una fuerte comunión
                       de cuerpo, alma y corazón
                       ilusionados.
                       Estar así... con la alegría de sentir,
                       los cuerpos juntos y descubrir
                       fascinación. 
                       Estar así... amalgamados vos y yo,
                       haciendo real una ilusión
                       así abrazados. 
                                     Jorge Padula Perkins 



Llega el martes, día de la semana en que nos encontramos en BIEN MILONGA. Esa reunión milonguera que celebramos en la Casa de Aragón-Madrid, de la Pza. República Argentina nº6. desde las 21 a las 0 horas. Como todos los martes del año, con la selección bien milonga de José María y atención que te brinda con Charo para que la pases re lindo.

                                 
De momento, y para darte una inyección de ánimo milonguero, me hago una escapadita y recorro lugares de distintos países donde le dan cuerda a esta pasión indomable que ha traspasado todas las fronteras.  

Arranco el tour por la capital de Turquía, Estambul, donde les ha entrado a fondo el tango. Así podemos ver en acción a Sebastián Achával y Roxana Suárez que bailan el tango Sin palabras, por la orquesta de Aníbal Troilo, cantando Alberto Marino.

                              

El siguiente paso me lleva a San Petersburgo-Rusia. Allí están Los Totis -Christian Márquez y Virginia Gómez- que se mandan con este valsecito: Inolvidable. Lo interpreta la orquesta de Juan D'Arienzo.


                                        

Cierro la pasegiatta en Amberes, Bélgica, la ciudad de los diamantes, donde también le dan cuerda al gotán. Para fermentar la pasión milonguera a fondo, están los maestros Sebastián Arce y Mariana Montes. Y encandilan a los asistentes bailando la Milonga de Buenos Aires, por Francisco Canaro su orquesta y el cantor Ernesto Famá


                                       
                                                 
Y.... A bailar, a bailar... que la orquesta se va...


domingo, 17 de junio de 2018

José María Rizzuti

Escrutando esa parte de la historia del tango menos conocida, da gusto recordar a personajes que fueron muy importantes en el evolución del mismo y, en este caso concreto, junto a otros como Delfino, Francisco de Caro, o Cobián,  en la jerarquización musical del piano dentro del marco colectivo de la Orquesta Típica. El piano es el instrumento que más se asemeja a una orquesta, de todos cuantos existen y Rizzuti supo explotar la escuela que traía de casa.

Porteño del barrio de San Cristóbal, su padre, músico, lo animó a anclarse al dientudo, y rápidamente el niño constató su querencia por la música y el piano, que estudió en una Academia, sumado a las enseñanzas paternas. Y el tango lo contaría pronto en sus filas porque con 20 abriles carnavaleros debuta en la orquesta de Juan Bautista Guido, El lecherito, en un bar del barrio de Barracas.

José María Rizzuti
                                 
Mostró sus credenciales en ese territorio sonoro, lo que le serviría de correa de transmisión para que sus aptitudes fueran apreciadas por Ricardo Brignolo que lo lleva a su formación, y Eduardo Arolas, con quien actuaría en Buenos Aires y Montevideo. Lo descubre Osvaldo Fresedo, cuando Rizzuti estaba actuando con Pedro Maffia, Julio De Caro y José Rosito. A Fresedo le gusta mucho la atmósfera creativa que destila Rizzuti y lo contrata para su orquesta junto con De Caro.

Vale la pena anotar que el pianista de San Ccristóbal fue de los primeros en su especialidad en cultivar  los solos de  ocho y de dieciseis compases dentro de la masa orquestal. Su pulsación redundó decisivamente en el resultado final de la orquesta y Fresedo lo comprobó en las tres oportunidades que lo tuvo en su conjunto, durante un total de ocho años.

Además de sus innegables méritos como músico, Rizzuti destacaría como compositor canónico, de los de sabia y vieja escuela. Su primer tema fue Carpincho, que llevaría al disco la orquesta de Roberto Firpo en 1921. Crearía algunas páginas realmente bellas y a mí me encanta especialmente su tango Cenizas, que grabara Fresedo con su orquesta en 1923, pero especialmente en la bella interpretación de Aníbal Troilo y su formación, que lo llevó al disco el 24 de noviembre de 1950.

También destaca su tango El cisne, que en una versión impecablemente milonguera registrara Juan D'Arienzo al frente de su conjunto en 1938.  Curiosamente, uno de sus éxitos más sonados fue El tarta, tango que realizara con versos de Emilio Fresedo. Lo grabó D'Arienzo con Alberto Echagüe y fue un gran suceso, vendiendo discos a montones.

Vale la pena destacar que Carlos Gardel, que lo apreció mucho, grabó  cinco tangos suyos: Bésame en la boca -versos de Eduardo Calvo-, Canción de cuna y Volvé mi negra con José Díaz Gómez, Desilusión -letra de Julio Bonet-, y Hollín, con Amadeo Canale. Y entre sus variadas composiciones también resaltan temas como Pasión, Queja melodiosa, Adiós para siempre, Como un sueño, Linda francesita, Se van a armar,  o El último beso.

En su exitosa y muy apreciada carrera también pasó por orquestas como las de Luis Petrucelli, Carlos Marcucci, Julio De Caro. Incluso tuvo orquesta propia que concitó aplausos en el Café Nacional,  formó dupla con Roberto Ray, también con Daniel Álvarez,  y en todos los casos dejó patente su alma de artista. Esa elegancia tan natural y su estilo tan apreciado que hoy se mantiene en una radiante sombra, cuando aparecen sus solos de piano en la orquesta de Fresedo o lo exhuman los  historiadores de tango. Se retiró temprano para dedicarse a la enseñanza.

En 1933 interviene n la película "Los tres berretines, protagonizada por Luis Sandrini. En la misma, Rizzuti integra un trío con el dieciochoañero Aníbal Troilo en fueye y Aníbal Tagliaccozo en violín. Interpretan el tango "Araca la cana", de Mario Rada y Enrique Delfino, que canta Luis Díaz. Es la escena que les invito a ver.

                                      

martes, 12 de junio de 2018

BIEN MILONGA

      Si vieras que linda te pones bailando
      al son de la dulce canción del violín,
      el ritmo del piano te va acariciando
      y el bajo del fueye te llena de esplín.
      Penumbra en la sala. Sumisa y dichosa  
      marcando los pasos de un tango, soñás,
      se ve que su nota sensual y armoniosa 
      es sangre en tu carne, por eso bailás.   

                  Celedonio Esteban Flores


Martes de Bien milonga, día 12 de junio, y ya estamos disfrutando a cuenta la selección musical que he preparado para que esta noche bailemos sin descansos, salvo para  el trago de licor que ayuda a recordar que el alma está en orsay, ché bandoneón. Sí, Pichuco con su música es infaltable y los versos de Manzi también nos inspiran en la pista, ¡que vachaché!

                                   


Estamos milongueando desde las 21 a las 0 horas, en el hermoso salón, con pista de madera lustrada, de la Casa de Aragón, de Madrid, que está en la Pza. República Argentina nº 6. Y como precalentamiento y para ir poniendo el cuore y los remos en órbita, nos paseamos por otras pistas del mundo y vemos bailar a parejas que destacan por su arte.

Arrancamos en la milonga La baldosa, que se materializa en El Pial, ese club de la calle Ramón Falcón en el barrio porteño de Flores.  Donde podemos ver bailando a Cristina Sosa y Daniel Nacucchio, el tango Pan comido, por la orquesta de Juan D'Arienzo, cantando Alberto Echagüe.


Pegamos un salto lungo. Nada menos que hasta Portland-Estados Unidos, donde se sitúa la milonga Valentango.  Nos encontramos con John Hernan y Yaisuri Salamanca que se mandan al ruedo con este valsecito clásico: Lágrimas y sonrisas, por la orquesta de Rodolfo Biagi.

                                            


                      
De allí prendo el aéreo, que diría un tano, y me rajo a Catania-Sicilia-Italia. Vale la pena porque así podemos ver a la pareja que integran Rodrigo Joe Corbata y Lucila Cionci. Ellos se lucen con esta flor de milonga-candombe: Azabache, por el cuarteto Los Porteñitos.

                                       
Y después de estas exhibiciones parecemos golondrinas con fiebre en las alas, que diría Le Pera.
                                        

                                         

lunes, 11 de junio de 2018

Canaro y Donato

Esta interesante anécdota del encuentro entre Francisco Canaro y Edgardo Donato, la cuenta el propio Pirincho en sus memorias. Por lo simpática y llamativa, creo que vale la pena reproducirla.

-Edgardo Donato llegó de Montevideo integrando el rubro con Roberto Zerrillo, allá por el año 1921 o 1922. Debutó en el cine Select Lavalle, en la era del cine mudo, cuando las orquestas típicas significaban, puede decirse, la base del espectáculo cinematográfico.

Su conjunto gustó mucho y Donato se radicó definitvamente en Buenos Aires; pero ya en 1919 había estado de visita en nuestra capital, y recuerdo que en aquel entonces, una noche, acudió a oír a mi orquesta que conocía sólo de nombre. Mi orquesta se hallaba tocando pero yo no estaba en mi sitio, porque tenía la costumbre de llegar algo más tarde.

 
Donato preguntó a sus amigos:
-¿Cuál es Canaro?
Y le informaron que no había llegado. Pero, en el momento que yo tomé mi puesto y empecé a actuar con mi violín, Donato, que estaba sentado junto a una mesa, dando la espalda a la orquesta, se dió vuelta de repente y dijo:
Llegó Canaro!...

Me había reconocido por mi particular modalidad de pulsar el instrumento, pues sabido es que Donato  es también un magnífico violinista. El detalle fue que Donato advirtió que la orquesta que escuchó un momento antes, había cambiado de ritmo. Este episodio me lo contó él mismo. Los amigos suyos me lo presentaron y él me pidió que le dejase tocar con mi orquesta, mi tango La Tablada.

                                    

Le entregué mi violín y lo anuncié como un colega uruguayo (Canaro creía que Donato era uruguayo, ignoraba que había nacido en Buenos Aires y era argentino) que pronto debutaría en Buenos Aires con su orquesta, bajo el rubro "Donato-Zerrillo". Al acceder yo gustosamente al pedido de Donato, subió éste al palco y empezó a florearse con el tango elegido, que ejecutó haciendo hábiles malabares y pizzicatos, metiendo el arco por debajo de las cuerdas, tocando por detrás de la cabeza, por la espalda y hasta tirando el  violín al aire y volviéndolo a pulsar sin perder el compás.

Al terminar la ejecución, una larga ovación celebró su graciosa y pintoresca manera de tocar. Hasta los bailarines habían dejado de bailar para admirarlo. A continuación repitió las mismas proezas con el tango El Entrerriano, que hubo de ejecutar como bis a insistencia de la concurrencia.

Edgardo Donato dirige un buen conjunto de orquesta típica, manteniendo la pureza original de sus interpretaciones, sin haberse dejado influenciar por la llamada modalidad moderna. Es además de excelente ejecutante, un compositor de éxitos que han alcanzado nombradía mundial. Basta citar dos de sus composiciones: A media luz y Julián, tangos de clamoroso suceso, como tantos otros debido a su ingenio musical. Es leal colega y un simpático y buen amigo.