La otra noche estábamos en la milonga y salí a bailar con una mujer. Apenas nos abrazamos para arrancar, y dimos los dos o tres primeros pasos, ella me susurró en la oreja:
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Cómo me gustan estos tangos...! Me arrastran, me hacen volar...
Era la orquesta de Aníbal Troilo y una de sus primeras sus grabaciones de los años cuarenta y uno:
Te aconsejo que me olvides, cantado por Fiorentino. Una maravilla total, genial, que repito constantemente en Bien Milonga, y que lleva a las nubes. No me gusta conversar cuando bailo (código milonguero), pero cuando terminó el tema y mientras esperábamos el siguiente le dije.
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Francisco Fiorentino y Orlando Goñi |
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Escuchá el piano de Goñi, seguilo, no falla nunca y es como una brújula que te orienta en la pista, pero a la vez te da un empujón emocional tremendo.
Ella comenzó a parar la oreja, atenta al piano, mientras seguíamos. Y al final me comentó:
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¡Qué maravilla! Nunca le había prestado tanta atención... ¡Qué genial! Te lleva de la mano...
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1933. Gobbi y Goñi en Mar del Plata, cuando tocaban con Alberto Pugliese (izq) |
Así era este gran pianista, para mí el mejor de todos, respetando siempre a los grandes ejecutantes del piano que tuvo el tango, y que fueron muchos y notables. Si en realidad no ocupa un lugar más importante entre la gente, es por su desenfrenada bohemia que lo llevó a vivir a toda velocidad, con un desorden interno que lo conduciría tempranamente a la muerte, cuando tanto se esperaba de él.
Fue el cadenero de la primera orquesta de Troilo y las 71 grabaciones que dejó en su paso por la orquesta de Pichuco, son las que alumbran la
chispa bailable en tantas pistas del mundo, porque son musicalmente maravillosas y genialmente milongueras. Tenía mucha influencia de Francisco de Caro, a quien iba a ver seguido con su entrañable amigo Alfredito Gobbi, cuando aquél actuaba con el conjunto de su hermano Julio. Pero, a la vez, también arrastraba influencias jazzísticas de la época, especialmente de Teddy Wilson según él mismo reconoció y que quedaban reflejadas en el swing de su zurda mágica y el sonido rítmico, romántico y milonguero que imponía con la diestra y que arrastraba a todo el conjunto, por su gran polenta.
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La orquesta de Troilo en la puerta del Germinal de la calle Corrientes. 1938. |
Nació y se crío junto al Mercado Spinetto y de chico le tiró la música. Estudió piano y armonía con Vicente Scaramuzza, igual que su hermano José. A Orlando y a Alfredito Gobbi los convoca Anselmo Aieta para una suplencia con su orquesta, y allí fue la dupla de amigos con pantalones cortos, a fabricar su gran ilusión. Luego hicieron un trío con el fueye de Domingo Triguero, y con 14 años y medio, se sienta en el teclado de la orquesta de Miguel Caló, reemplazando a Armando Baliotti en el cine Regio.
Estaría con Manuel Buzón en el cine Monumental, se alistó en el conjunto de Alfredo Attadía, y se reencontraría con su
álter ego, Alfredo Gobbi, en la orquesta de Buzón. En la misma se alineaban: Orlando Goñi y Jaime Gosis en pianos; Alfredo Attadía y Aníbal Troilo en fueyes; Alfredo Gobbi y José Goñi en violines, y Agustín Furchi en el contrabajo. Seguirían con Gobbi en algunos sitios, como en Mar del Plata con Alberto Pugliese, toca con Ciriaco Ortiz y Troilo en
Los Provincianos, y en la orquesta de Juan Carlos Cobián vuelve a encontrarse con Pichuco.
Al disolverse esta orquesta y en una de las tantas reuniones
a la violeta que hacían en la Pizzería
Las cuartetas, Goñi le sugiere a Pichuco que forme orquesta propia. Una noche, después de la pizza, y estando en el Café Suárez de Esmeralda y Lavalle, el periodista deportivo (gran amigo mío, con quien estuve en Miami un par de veces) Manuel
Sojit Corner, llega agitado y les dice que Salas, el empresario del Marabú estaba buscando una orquesta "para
laburar dos meses allí"...
Fue Goñi quien más se entusiasmó y le trabajó la cabeza a Troilo para armar una orquesta. Y allí mismo se pusieron a confeccionarla. Pichuco, Toto Rodríguez, Roberto Gianitelli y Eduardo Marino serían los bandoneones; José Stilman, Reynaldo Nichele, Pedro Sapochnik, violines: Juan Fassio, contrabajo y Orlando Goñi al piano. Troilo quería traer de cantor de Rodríguez Lesende pero éste no quiso dejar sus compromisos y el mismo Goñi arrimó a Francisco Fiorentino. A Troilo le gustaban los cantores de voces moduladas que supieran "decir" la letra. "
Esos que gritan no son cantores, son fruteros", solía comentar.
Fiorentino que había sido bandoneonista y sastre, se ocupó de encargar la confección de los trajes para todo el conjunto, aunque el propio Fiore, Goñi y Pichuco los usaban de distinta hechura y color.
"
Fiorentino fue el hombre que nos enseñó a subir a un escenario. A mostrar al público una sonrisa cordial. Recuerdo cómo se preocupaba para que saliéramos bien peinados y bien jaileifes ante la mirada de nuestros seguidores", comentaría luego Troilo.
Goñi fue el alma, corazón y vida de esa orquesta genial. Lírico y canyengue, tocaba al unísono con los violines y los bandoneones con su mano derecha. Con su mano zurda rellenaba todos los resquicios, demostrando su formidable pulsación, su gran tempo orquestal y ese fraseo recortado que tanto me estremece en la pista. Sus variaciones son un festín para los milongas, y Goñi, como ninguno, supo destacar los dibujos orquestales de Pichuco en el piano, arrastrando a toda la orquesta detrás suyo.
Estuvo en la orquesta de Aníbal Troilo desde aquel debut en la
sección vermut del Marabú, en julio de 1937, hasta septiembre de 1943. Y nos dejó su polenta creadora en esos 71 temas que son un botín para la oreja y para inspirarnos en el encerado. Después... ¡qué importa del después!... si se nos apagó tan temprano debido a esa bohemia tremenda que lo fue aniquilando. Todos esperaban el debut soñado de su gran orquesta, en la que militaban Antonio Ríos, Roberto Di Filippo, Eduardo Rovira y Luis Bonnat en una impresionante fila de fueyes de primera línea; Rolando Curzel, José Amatriain, Antonio Blanco y Emilio González en violines, Domingo Donnaruna en contrabajo, y Goñi al piano y dirección. Una orquesta que apenas duró 15 meses con cantores como Raúl Berón, Fiorentino, Osvaldo Cabrera o Rodríguez Lesende, y que no dejó grabaciones, más que algún acetato que anda por ahí, perdido... Como se perdió en la vida y fue a morir a la casa de su amigo bandoneonista Juan E. Martínez, en Montevideo, con apenas 31 años...
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La esperada orquesta de Orlando Goñi con Raúl Berón (parado arriba de Goñi) |
Si para muestra basta un botón, vuelvo al tema que bailé con aquella milonguera y que me hace saltar de la silla al escucharlo. El tango de Pedro Maffia y Jorge Curi:
Te aconsejo que me olvides, por la orquesta de Troilo, el increíble piano de Goñi y la hermosa voz de Fiore. Lo grabaron el 16 de abril de 1941
Orejas y pies en guardia..!!
059- Te aconsejo que me olvides - Troilo-Fiore