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martes, 20 de mayo de 2014

El adiós de Troilo

Ayer se cumplieron 39 años del alejamiento definitivo de Pichuco. Y aunque en numerosos sitios de Argentina se conmmemorara el domingo 18, como  aniversario de su fallecimiento, en realidad, fue el 19 de mayo de 1975, cuando se extinguió la vida del que fuera gran ídolo de los tangueros de todo el país. Tal vez para recordarlo River ganó el campeonato este domingo. Para él, que era el socio número 817 del Club de Núñez y había sido gran amigo de los viejos cracks del equipo.

A las 0 y diez minutos de ese día -de ahí viene la confusión-, ocurría lo que tanto costaba creer porque en ese momento estaba representando en el Teatro Odeón un espectáculo titulado Simplemente Pichuco, con textos de Horacio Ferrer, en el que también participaba el poeta. Cantaban Edmundo Rivero y Alba Solís y acatuaba el ballet de Juan Carlos Copes. El último tango que tocó en vida fue Quejas de bandoneón, el tema de Juan De Dios Filiberto al que tanto partido le sacó. El arreglo se lo había hecho Ástor Piazzolla, pero Pichuco le agregó al final unas variaciones que había escrito Feliciano Brunelli, cuando actuaban ambos en el Cuarteto del 900, con Enrique Bour y Elvino Vardaro. Sería su carta de presentación desde entonces.

La Partida de defunción

El domingo 18 Troilo se levantó y después de higienizarse se sintió mal y le pidió a su esposa, Zita, que llamase al médico. Por comentarios posteriores se supo luego que tenía en ese momento 28 de presión, lo que representa una barbaridad. Fue internado inmediatamente en la sala de Terapia Intensiva del Hospital Italiano, en muy mal estado y sin conocimiento prácticamente.

Avisada la gente del Teatro, pusieron en boletería un cartelito indicando que "Se suspende la función de hoy por indisposición del Sr. Troilo". El físico agotado por tanto exceso no podía más, tuvo tres paros cardíacos por la tarde-noche, con un equipo médico luchando infrutuosamente por sacarlo adelante. Y finalmente apenas pasada la medianoche llegó el final, por una hemorragia cerebral. "Soy hombre de la noche para todo, hasta para morirme", había anunciado tiempo atrás.

                                                 


El velatorio en el Teatro San Martín fue algo impresionante por el desfile de gente que hacía cola en filas que daban vuelta a la manzana. D'Arienzo, Pugliese, Nelly Vázquez, Aníbal Arias, Copes, Ferrer, Pedro Maffia, Chupita Stamponi, la mujer de Filiberto y numerosa gente del tango, el fútbol o el boxeo se mezclaban con sus llorosos hinchas. 

Lo cierto es que la partida de Pichuco dejó un vacío en el corazón del tango. Ese tango que estaba en desbandada, desatentido por las grabadoras, el cine, la cultura nacional y las emisoras que lo habían tenido siempre como el salvavidas de su tesorería. El bolsillo generoso del Gordo, su bolsillo fácil se perdieron para siempre, pero su presencia sigue firme en este renacimiento del Tango en todos los rincones del mundo, gracias fundamentalmente a la danza.

                                             


Había nacido el 11 de julio de 1914 en la calle José Antonio Cabrera 3457, del Abasto,  y tenía 61 años en el momento de su fallecimiento. Su tumba en la Chacarita, pegada a la de  otro ídolo popular: Agustín Magaldi, es visitada constantemente por gente de todas partes. Aníbal Troilo representa no solamente el Tango en su grado mayor, sino una forma de ser del porteño, con su respeto por la amistad, la noche, el lunfa...


 Sus últimas grabaciones las realizó en 1972 con Roberto Goyeneche. Y el cantor que estuvo en el escenario del Odeón con Pichuco fue Roberto Achával, que no llegó a grabar ningún tema.

                           


Yo lo recuerdo en este momento con este tango de Raúl Garello, su bandoneonista y arreglador, dedicado precisamente a Pichuco: Bandola triste. Lo grabó con su orquesta el 14 de septiembre de 1970.

191- Bandola triste - Aníbal Troilo











sábado, 17 de mayo de 2014

Javier y Geraldine

No puedo con la tentación. Me piacce tantissimo traer seguido a estas páginas a la ex pareja Javier y Geraldine para solazarme y permitir que aquellos que siguen al Blog y están tirando los primeros pasos puedan admirar la elegancia, el savoir faire que destilaban estos dos grandes, cuando eran chicos, o sea más jóvenes y formaban pareja.

Por ejemplo en esta Milonga de mis tiempos, por la orquesta de Francisco Canaro. Están ofreciendo simplemente una lección a sus muchos alumnos esparcidos por el mundo.

Ojo al piojo.



Hace años decía Javier:

"Una noche, estábamos en una milonga y había una demostración de una pareja estéticamente muy "show". La música era profunda, del estilo Pugliese. Un milonguero, un gran maestro, con quien estábamos sentados, nos hizo un comentario: "Qué mal que bailan! El hombre que baila el tango debe caminar como un hombre, no como un bailarín.”... Tal vez esto está ligado a lo que la gente ve... Miran un show y quieren bailar de la misma forma."
 "Es fácil llamar la atención levantando una pierna; es mucho más difícil hacer un lindo adorno sobre el piso."

Y todavía era muy jovencitos ambos  cuando en Grisel se mandaban esta exhibición bailando el tango de Donato: El Huracán, por Juan D'Arienzo. Era en Noviembre de 1999 en un  Homenaje a la pareja Nito y Elba.



El amor, ¡ay el amor! los llevó por distintos caminos. Cada uno tuvo compañía nueva y la pareja admirada por todos los milongueros del mundo, se deshizo para siempre. Afortunadamente nos quedan sus videos como modelo para bailar el tango maravillosamente y admirarlos. Como acá en Mala junta. Y, aunque todo pasa, estos documentos no se podrán borrar.




                             
                          

viernes, 16 de mayo de 2014

Selección de tangos de Canaro

A finales de los años cuarenta, Aníbal Troilo fue madurando la idea de grabar una Selección de tangos de varios compositores notables. Le fue dando vueltas hasta que, ya decidido, trató de convencer a Argentino Galván para que le hiciera los correspondientes arreglos a composiciones de Julio De Caro, Francisco Canaro, Eduardo Arolas, Agustín Bardi y Juan Carlos Cobián y hacer con ellos un mix, para llevar al disco.

En ese mismo año 1949, pudo grabar la Selección de Julio De Caro en la RCA Víctor. En 1952, registró con su orquesta la Selección de tangos de Francisco Canaro en el Sello TK, de reciente salida al mercado, impulsada por Inter-Bas, con los discos de 78 rpm en 1950 y luego con discos de baja velocidad.  Y finalmente las Selecciones de Arolas para la RCA Víctor en 1968. Las Selecciones de Bardi y la de Cobián aún permanecen inéditas.

                                         


Las Selecciones de Canaro, están integradas en este orden: La llamada, Nobleza de arrabal, Sentimiento gaucho, Charamusca, La tablada, Tiempos viejos, Destellos, El pollito, Variación sobre Sentimiento gaucho, Federación, Adiós Pampa mía y Milonga con variaciones.

La primera edición (disco simple T.K.  S-5211, matriz 293, año 1952), estaba incompleto , dado que faltaban los dos primeros temas: La llamada y Nobleza de arrabal. Y comenzaba con Sentimiento gaucho, seguramente cortada por un problema de tiempo y la limitada duración de los discos de 78 r.p.m. Recién se conoció la versión completa en el EP/T.K. 54-001 (año 1953) y los Long Play editados posterioremente.

Pichuco y Figari

En una oportunidad que charlaba con Carlos Figari (el pianista que estaba en esa época con Pichuco), en la confitería Richmond, me estuvo contando las dificultades técnicas que tenía ese sello TK, en sus estudios de San Martín y que lo hacía sufrir bastante para conseguir el resultado buscado. Troilo se ponía mal porque había sido junto con Raúl Kaplún y otra gente, uno de los impulsores del sello. La empresa tuvo que bajar la bandera por falta de medios, pese a que muchos artistas llegaron a grabar en el mismo.

Hoy los invito a escuchar la Selección de temas de Francisco Canaro realizada por la orquesta de Pichuco en la grabación de 1953.

107- Selecciones de Canaro - A. Troilo

jueves, 15 de mayo de 2014

Un inédito de Gardel

Gardel grabó varios temas en Barcelona el 14 de enero de 1928 con esa prodigalidad y capacidad de retentiva artística que tenía y que lo distinguió. Esos temas fueron en forma correlativa: La Borrachera del Tango, La Reja, La Gloria del Águila, Resignate hermano, Dandy, Traicionera, Reproche, De puro guapo, Pato y el shimmy La Sulamita. Además de otro tango  que por defectos en la grabación no llegó a comercializarse. Reproche y Dandy se los acercó Agustín Irusta en una peña criolla de dicha ciudad,

En ese viaje que realizó a Barcelona, luego de presentarse en Madrid, el gran cantor aprovechó y además de esas grabaciones, y de su actuación en el Teatro Barcelona con enorme éxito, registró en total  30 temas, de entre los cuales veintiseis eran tangos, los días 9, 10 y el 14 de enero arriba citado. También y dando otra muestra de cordialidad, accedió a grabar dos temas de autores españoles. La cieguita, un tango del dramaturgo y autor Ramón Bertrán Reyna (Ramuncho) y el pianista y compositor Patricio Muñoz Aceña (Keppler Lais).

                                       
Gardel con sus guitarristras: Pettorossi, Riverol, Barbieri y Vivas.
El otro tema que grabó fue La gloria del águila, del músico y compositor catalán Martín Montserrat Guillemat (Serramont) y del autor de textos de cuplés, operetas y zarzuelas: Enrique Nieto De Molina. Era un homenaje al vuelo del Plus Ultra, un hidroavión  que unió Palos de la Frontera con Buenos Aires, y que estuvo muchos años expuesto en el Museo de Luján. Gardel nunca cantó en público este tema, sólo lo dejó en el disco como prueba de amistad.

Y el otro autor catalán que tuvo contactos con Gardel en una de aquellas giras triunfales por Barcelona, fue Gerardo Coll Jarque que firmaba como Gerardo Alcázar. Aprovechó para entregarle al cantor dos temas suyos: La canción  Por un cariño, que llevaba música del pianista Lorenzo Torre Nin (Demon) y ¡Oiga patrón!, con música del pianista francés Francisco Betoret y el contrabajista, tenor y compositor catalán Jaime Planas, que anduvo tocando por toda América incluido el Teatro Avenida en Argentina. Gardel estrenó ambas en el Teatro Barcelona pero el segundo tema fue el fallido en el disco.


La letra acriollada es una  pobre caricatura de los temas rioplatenses iniciales que conocían por  la llegada de cantores y orquestas de tango a la Penísula ibérica. Arranca con este verso:

Oiga por favor, pulpero / Que yo soy un pobre criollo, / A quien ya le busca el hoyo / Desde que ella se me fue. /
Eche vino y caña fuerte / No tema que he de pagarle, / Tengo priendas pa´ dejarle /Y hasta el alma empeñaré

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Ahora, el amigo Edu Sibilin me manda desde Rosario la partitura del tango que no llegó a la venta y que motiva este comentario en el Blog. Y quien sí grabó este tango, fue la cancionista y actriz española Carmelita Aubert,  hija de la artista de varieté Carmen Aubert. Fue precisamente el músico Jaime Planas quien lanzó a la fama cuando se llamaba Carmen, su verdadero nombre, como la madre. En su repertorio figuran tangos conocidos: Hacelo por la vieja, Silencio, Mi caballo murió, El penado 14, Danza maligna y numerosos temas, acompañada por orquesta e incluso por el Rata Iriarte (Rafael Yorio)  con su guitarra, aprovechando el viaje de éste a España para acompañar a Linda Thelma.

                                                   


Carmelita Aubert filmó numerosas películas y fue gran estrella en España y Portugal, donde finalmente fallecería. En su exitosa película. "Mercedes"  (1933) trabajó con el cantor argentino Héctor Morel (Héctor Cardinali), que en Buenos Aires sería luego Héctor Farrel y grabaría con De Caro y Laurenz entre otros. Acá les dejo la grabación de Oiga patrón, por Carmelita, que me remitiera  Edu Sibilin.

Oiga Patrón - Carmelita Aubert




martes, 13 de mayo de 2014

Lidia Borda

Lleva la marca en el orillo porque creció en una familia de músicos y guitarreros. Y de esos árboles suelen salir brotes llamativos, hermosos. Su hermano Luis, ejecutante de guitarra y músico integral que dirige en Munich su propia Ensemble que estriba en el llamado Tango Nuevo, está muy bien considerado no sólo en Alemania sino en muchos países europeos.

Lidia tenía el tango flotando a su alrededor, estudió Bellas artes, canto y Teatro. Con esa hermosa voz que tiene, cantaba blues en un local de San Telmo y una noche su hermano la llevó a escuchar a Luis Cardei al restaurante Arturito de Parque Patricios. Y allí sintió que había otra manera de cantar el tango. Luis tenía problemas de movilidad, padecía hemofilia y su voz no era potente. Pero sostenía: "Yo necesito emocionarme con el argumento ya que juego interpretando al personaje". Y era gardeliano a rabiar. se había pasado la infancia y adolescencia escuchándolo por radio o en discos.


Y así, por ese milagro, Lidia Borda, comenzó su camino de cantante de culto que la llevaría a varear su tanguidad por diferentes países de Europa y hasta a tener el privilegio de participar como representante de Lainoamérica en la ceremonia de apertura de la Biblioteca de Alejandría en Egipto junto a su hermano, en el año 2002.

Por otra casualidad se hizo con una gran cantidad de viejas partituras de tango. Se asombró con algunas letras como la de Hembra, un viejo tango prácticamente desconocido, de Carlos Romeu que cantó Lucy Clory en la obra "Buenos Aires al frappé", estrenada en el Teatro Sarmiento en enero de 1928. Y descubrió otro tango de ese mismo año que firmaron Aieta-Juan Polito y García Jiménez: Entre sueños que la golpeó. ("Tu paso suave / llegó a mi pieza, / mis brazos se abren, / mi boca besas... / Cuánto tiempo te he esperado, / cara a cara con la muerte, / y a la muerte le he guapeado /
para verte...
") Un tango nada fácil de cantar que la llevaría a grabar su primer CD con ese título.

Le hubiera gustado cantar con Fresedo y con Pichuco para recibir esa contraseña de las noches piolas de los cuarenta y ese "algo más" que transmitía Troilo a sus cantores. Pero supo explorar sus entrañas.

                                          
Lidia Borda con su hermano Luis

Las Simone, Falcón, Quiroga, Duval, Ledesma, que impusieron el modelo heráldico,  le fueron revelando el paisaje reconocible de lo próximo y el asombro de lo lejano. Y el dramatismo melódico de esta soprano que encontró el rumbo de su feliz carrera, demostró esa fidelidad a unas premisas que buscan reflejar sombras y luz con belleza, pero sin vulgaridad. Sus interpretaciones aglutinan todos los ingredientes de la intensidad. Y se siente igual de cómoda acompañada por orquesta, guitarras o con un piano. Con una elevación desprovista de ese énfasis tan propio del género, la Borda se ganó a pulso tanto a los críticos como al público que acudía al Club del Vino a fines de los 90. Yo la pude disfrutar en ese escenario que compartía con Cristina Banegas y Liliana Herrero.

Desde entonces Lidia me copó el cuore y la ubico en ese sitio que ganaron Mina en Italia, o las glorias del samba brasileños que me enloquecían a comienzos de los sesenta cuando aterricé en Río de Janeiro y me fui quedando con aquellas voces sublimes de Mayssa, Ángela María, Elisette Cardoso o Elza Soares. 

                                                        
La Varela, Federico, Mores, Cabarcos, Cardei, Posetti, Suárez Paz,  Lidia,  Néstor y Leonardo Marconi y Alfredo Piro

 Criada en San Martín, provincia de Buenos Aires, transitó en aquellas calles de tierra donde los pájaros salían de los nidos y aprendían a volar y a cantar. Lidia aprendió a convivir con una voz aguda que chocaba con el tango, hasta que la aceptó y le gustó. Y voló. Y cantó. Y se radicó en mi querido barrio de Parque Patricios que respira tango por sus arterias y donde quedan las huellas de sus antiguos moradores: Rial, Centeya, Firpo, Barbieri, Discépolo, los Lomuto, Angelito Vargas, Roberto Videla. Juan Guido y tantos otros ilustres. 

                                       



Supo elegir repertorio y la intimidad de su estilo, que maneja con brillo y convicción, y me convirtió en hincha suyo. En cada interpretación nos invita a un viaje emocional y su madurez le permite transitar con naturalidad entres los meandros del tango, al hilo de los avatares de la vida. Las letras se transforman por medio de intangibles filamentos de mensajes que llevan y La Borda, no sólo lo sabe sino que continúa en su búsqueda de la excelencia. Por eso me llegan tanto los temas que toca.

Y para comprobarlo la vemos y disfrutamos, cantando Nada más, el tango de Juan D'Arienzo y Luis Rubistein. La acompaña un excelente pianista: Diego Schissi (hijo del actor y dramaturgo Oscar Viale -Gerónimo Oscar Schissi). La voz de Lidia transmite tantas cosas...

                                      

Y después de esta maravilla y un par de sorbos del wisky que me acompaña, me deleito con el tango de Enrique Delfino y Julián Centeya: Claudinette. Belleza pura.                                                

                             





lunes, 12 de mayo de 2014

Noches de Sunderland

Los milongueros solemos recrearnos en los recuerdos que, afortunadamente, quedan registrados en discos o material fílmico. El Club Sunderland de Villa Urquiza, en este caso, tiene la sana y hermosa costumbre de invitar a las figuras del tango para que realicen alguna exhibición en la Milonga de los sábados, sin aviso previo y sin preparativo alguno.

Se improvisa con las figuras destacadas del género que están esa noche en la Milonga y los que tuvimos/tenemos la suerte de caer a bailar una noche en que aterrizan por el lugar los muchachos y muchachas acostumbrados al baile de escenario pero con alma de milongueros, y se trenzan en alguna muestra de su talento, nos dejan un regusto especial.

                               


Uno va allí a cenar y bailar, pero un plato extra de este tipo siempre se agradece, especialmente por la generosidad de estas figuras que se sienten allí como pez en el agua, por recurrir a un latiguillo fácil.
Con esa poderosa intuición que nos permite apreciar la experiencia del arte o de la música, degustamos ese plato extra. Y vemos como los viejos milongueros siguen tramando pasos para el olvido.

Con el espesor de la lejanía y el ritmo percutiente de la música volvemos a uno de esos momentos que parten la noche en dos. Soy en este caso sólo un transmisor de sentimientos y experiencias muy comunes. Y me gusta repetir aquello que ha dejado un sedimento importante. Porque como decía Thomas Alva Edison: "No se puede dar marcha atrás al reloj, pero sí se le puede dar cuerda nuevamente".


Y palabreando las sensaciones, podemos ver moviéndose en un mismo territorio emocional a la gran María Nieves con cuatro grandes bailarines: Javier Rodríguez, Pancho Martínez Puey, Carlos Gavito y Miguel Ángel Zotto. Ocurrió una noche del año 2004.  Y le damos cuerda nuevamente a los recuerdos para ver el improvisado momento.













                                                      

sábado, 10 de mayo de 2014

Agua florida

Este hermoso tango de los uruguayos Fernán Silva Valdés y Ramón Collazo, encontró una magnífica interpretación en la conjunción de los dos Ángeles: D'Agostino-Vargas. El tema le gustaba mucho al cantor y se lo aconsejó al director, pasando a ser el disco número doce que grabaron juntos, el 13 de noviembre de 1941. No había tenido gran trascendencia en Buenos Aires pese a que el gran bandoneonista Luis Petrucelli, lo dejase impresa en forma instrumental el 9 de agosto de 1928.  También lo registró el cantor oriental Alberto Vila el mismo año.

                                         


Fernán Silva Valdés fue un destacado poeta y escritor que  en 1972 obtuvo el Gran Premio Nacional de Literatura del Uruguay. En la revista "La canción moderna" de septiembre de 1928, el mismo Silva Valdés se refiere al tema del título: "Yo quise llevar el tango un poco hacia atrás, hacia los buenos tiempos del tango primitivo criollo; y por eso evoqué el ambiente desaparecido de las academias, de las chinas almidonadas y de las medias lunas etc., y el músico interpretándolo inteligentemente (Ramón Collazo) le comunicó un aroma viejo de estilo criollo y de coraje malevo".

                            
Cabe aclarar que china en general se le decía a la mujer y el apelativo proviene del lenguaje gauchesco, que la trataba cariñosamente con dicho mote. Y las academias en Montevideo eran salones de recreo para baile ubicados en el Bajo montevideano en los últimos 20 años del siglo XIX.
Estaban ubicados en barrios como Palermo, la Aguada y el Cordón. Fue muy famosa la de San Felipe, clausurada cuando finalizaba el siglo.

                             
Se bailaba todo tipo de danzas: valses, polcas, habaneras, cuadrillas, o chotis, que tocaban en vivo las orquestas de cada lugar, aunque lo más aplaudido eran las milongas ejecutadas con todo tipo de instrumentos en boga entonces. En Buenos Aires también existieron algunas academias del mismo tenor y Vicente Rossi destaca por sus escándalos la de Solís y Estados Unidos. Pero también tallaron fuerte las de Pozos e Independencia y la de Carmen Varela, en la Plaza Lorea como recuerda Horacio Ferrer. Y no pueden olvidarse las que existieron en el Barrio de los Corrales (hoy Parque Patricios) que fueron muy renombradas por el nivel de esos bailongos y también por las trenzadas posteriores que terminaban con la intervención de los policías y las ambulancias. En su Milonga que peina canas, Alberto Gómez describe su época joven de aficionado al turf: 


Allá en el tiempo del jopo,  
peinao al agua florida,
cuando era linda la vida
y era mi escuela un stud,


En cuanto al Agua florida, se trataba de un perfume popular allá por comienzos de siglo. En realidad se trata de una traducción del Florida water. Roberto Arlt decía en una de sus deliciosas viñetas: "La calle Florida se percibe como la calle más despersonalizada que tiene Buenos Aires, tan ñoña como la inofensiva Agua Florida".  Por su parte Pedro Inchauspe en su libro: "Voces y costumbres del campo argentino", explica:"Este perfume se vendía en unos frascos largos y cilíndricos, casi totalmente cubiertos por una etiqueta llena de medallas doradas, era uno de los lujos de nuestro campo antiguo; ni las mujeres ni los hombres, cuando iban a asistir a una fiesta a un baile u otra fiesta, creían estar en condiciones si no habían rociado bien sus cabellos y el pañuelo de mano con el mentado perfume. También servía de remedio: en los casos de descompostura, desmayos, dolores de cabeza, etc,. hacían oler o ponían en la frente del enfermo un paño empapado en Agua florida".

                                             
 

 Como bien diría el maestro José Gobello, Agua florida quedará como uno de los más bellos ejemplos del llamado tango campero. Angelito Vargas, que nació en 1904, tenía un referente cercano, en su barrio de los Corrales, de aquellas Academias y el Agua florida, que citaban los muchachos mayores. En el tango de Felice y Lucero: Yo soy de Parque Patricios, que grabó con D'Agostino, también lo recuerda:

En aquellos lindos tiempos
Del percal y agua florida,
Con guitarras en sus noches
Y organitos en sus tardes
Yo soy de “Parque Patricios”
Vieja barriada de ayer…


El autor de la música de esta composición, Ramón Collazo, apodado "El loro" fue un destacado pianista, director y compositor uruguayo, que en su obra dejó temas como:  Pato, Araca París (Gardel le grabó los dos), Mama yo quiero un novio o ese hermoso fresco de época que es Agua Florida y que D'Agostino-Vargas retrataron como unos trazos de sueños olvidados.

                                                    
Les dejo para que disfruten la grabación de Luis Petrucelli con su orquesta, en forma instrumental,  y de paso cañazo, haciendo algunas viguerías con su fueye. Y la pinturita de D'Agostino-Vargas.

Ojo al piojo.

Agua florida - Luis Petrucelli

08 - Agua florida- Ángel D'Agostino-Ángel Vargas