Cuántas veces nos pasa por la cabeza y por el cuore, a los porteños que vivimos lejos de nuestro querido Buenos Aires, esa lejanía. La que que nos impide caminar por nuestros barrios, pisotear la calle Corrientes de aquellos sueños juveniles, las casas familiares, el café de la barra, las milongas inolvidables donde trazamos esos pasos que brotaban del alma tanguera...
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Oscar Rubens |
La nostalgia nos retrotrae a otra época y aunque el país haya cambiado, para bien o para mal, aquellas imágenes tienen un peso profundo en nuestros recuerdos y están albergados en nuestro corazón para siempre. Y todo esto viene a mi mente cuando escucho este tango en el que Oscar Rubens se instala mentalmente en una presunta vuelta a la ciudad que nos espera con los brazos abiertos.
Con la mueca del pesar
Viejo triste y sin valor
Lento el paso al caminar
Voy cargando mi dolor
Lejos de la gran ciudad
Que me ha visto florecer
En las calles más extrañas
Siento el alma obscurecer.
En este caso, el personaje de la poesía está carcomido por la soledad, porque no encuentra a sus amigos, siente una especie de desprecio hacia su persona, que es algo imaginario, pero que se instala en su cabeza, cuando estaba esperando sentirse de nuevo en el lugar de su recordada juventud, lo atravesó el sueño de atravesar otras fronteras empíricas y en el arrepentimiento muestra su fracaso.
Nadie observa mi final
Ni le importa mi dolor
Nadie quiere mi amistad
Solo estoy con mi amargor
Y así vago sin cesar
Desde el día que llegué
Cuando en pos de un sueño loco
Todo, todo abandoné
Le lejanía del pago y la tibieza de la noche acrecientan su nostalgia. Ese universo de sensaciones domésticas que añora, las cosas mínimas que le pasan al hombre, lo van torturando mentalmente. Qué porteño expatriado no suspira con regresar a sus calles para que no hayan más penas ni olvido... Y en esos momentos de desolación sucede lo inesperado. Gardel lo instala de nuevo en la realidad.
Y andando sin destino
De pronto reaccioné
Al escuchar de un disco
El tango aquel:
"Mozo traiga otra copa..."
Que lo cantaba Carlos Gardel.
Muchos de los que hemos viajado por el mundo sabemos lo que es estar en otro país, muy lejos del nuestro y de repente escuchar un tango. Algo increíble que nos retorna al pago. Máxime cuando el alejamiento es muy largo y entonces reaparecen todos los recuerdos íntimos que están algo desteñidos por el tiempo.
Y al escucharlo recordé todo el pasado
Los años mozos
Tan felices que pasé.
Mi viejecita, la barra amiga
La noviecita que abandoné.
Tango que trae recuerdos
Mi Buenos Aires quiero llorar.
Los versos de Rubens (Rubistein) , fueron musicalizados por el pianista Alberto Suárez Villanueva y el tango ingresó en el repertorio de diversos intérpretes. Miguel Caló con su cantor Raúl Berón, lo grabó el 29 de julio de 1942. Acá podemos recordarlo.
Aníbal Troilo con Fiorentino lo llevó al disco el 1 de septiembre de 1942.
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