En aquel lejano espectáculo de entonces no se incluían vocalistas en las orquestas. El tango era solamente para bailarlo. Todo lo contrario de lo que viene sucediendo ahora. Los habitués acostumbraban concurrir a estas veladas tanguísticas vestidos como para asistir a una reunión social.
La concurrencia del Abbaye, situado en Esmeralda al 600, como casi la mayoría de los demás cabarets, era selecta, estaba formada por gente del mundo político, periodistas, médicos, hacendados... Éstos llegaban acompañados casi siempre por sus jóvenes amigas francesas -ya que que éstas estaban de rigurosa moda-, algún jóckey de cartel con algún finish memorable o un playboy que se vanagloriaba de una invencibles doble baquet Lorraine-Dietrich (transmisión a cadena) de 90 poderosos HP.
Una pareja de la noche que los viejos porteños recordarán, sin duda, se hacía presente en el rectángulo de la pista luciéndose con sencillos, elegantes y artísticos pasos: Los Undarz, conocidos en el ambiente como El Mocho y La Portuguesa. El Mocho fue el mejor bailarín de tangos que tuvo Buenos Aires, sin la menor duda.
Corrientes y Esmeralda fue bautizada sin duda por algún explorador noctámbulo con la denominación glacial de "Alaska", por el movimiento nocturno de un mercado fantasma que desaprensivamente traficaba con aquellos pequeños y característicos frascos, que contenían tres gramos de clorhidrato, la droga blanca y amarga, el polvillo brillante, esponjoso y helado como la nieve.
"Alaska" significaba aquella "nieve" de droguería que era la moda très chic importada directamente por las cocottes europeas y que más tarde fueron adoptadas por algunos buscadores de paraísos artificiales, como refinado snobismo.
El Mocho Undarz |
A dos cuadras de "Alaska", Maipú al 300, en los altos del Teatro Casino, hasta ese entonces escenario tradicional de grandes actos de varieté y de novedosos campeonatos de lucha grecorromana, se inaugura el cabaret "Casino Figall", y a corta distancia y en la misma acera, comienza a funcionar otro competidor denominado "Maipú -Pigall".
En el "Casino Pigall" , Juan y Humberto Canaro, desvinculados del sexteto de su hermano Francisco, del "Royal Pigall", debutan al frente de un quinteto, cuyos integrantes son: Anselmo Aieta (bandoneón), Rafael Tuegols y Rafael Rinaldi (violines) y Hugo Ricardo Baralis, (contrabajista).
Siempre dentro del perímetro céntrico, en la tradicional calle Florida, en el subsuelo del entonces y novedoso edificio del Palacio Güemes, se inaugura en 1921 un lujoso e íntimo cabaret llamado "Abdullah Club" (Más tarde "Florida Dancing"). Actuaba allí el sexteto de Osvaldo Fresedo, en el que ocupaba un sitio de honor, en el piano, Juan Carlos Cobián.
La industria de los cabarets
continúa produciendo nuevas salas como "Palais de Glace", ubicado en el
barrio residencial de Recoleta...
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