Enrique Cadícamo, el poeta al que nunca se le agotó el talento poético y llenó infinidad de pentagramas, recordaba como después del gran éxito que tuvo "Nostalgias", el tango que compusiera con su gran socio, Juan Carlos Cobián, nacerá otro tema de esta yunta que también se encarrilaría en la ruta de los sucesos musicales del año.
"El éxito de Nostalgias nos transformó en ,los autores de moda. El poeta del cine y director Luis Saslavsky nos pidió que le escribiéramos un tema para la película "La fuga", que ya había comenzado con Prancisco Petrone y Tita Merello. En pocos días le entregamos el manuscrito de "Niebla del Riachuelo". Este nuevo número comenzó a competir con nuestro reciente suceso de "Nostalgias", colocándose a la par. Volvía a repetirse en mí el extraño fenómeno de dos éxitos simultáneos".
En dicho filme, estrenado el 28 de julio de 1937, lo entona Tita Merello y lo lanza a la popularidad. Detrás de ella numerosos intérpretes lo agregan a su repertorio y el tango se instala en la perpetuidad. Lucio Demare lo graba en solo de Piano, Rivero-Tarantino, Goyeneche-Garello, Fresedo-Ray, le dan su toque personal en registros discográficos que vale la pena recordar.
Los versos de Cadícamo, en la primera parte del tema, con la artillería de las palabras muestra un paisaje que intenta sobrevivir a la desdicha de su destino. Las largas y tristes migraciones, el torbellino brujuleante del escenario, las sendas que han señalado las distopías de la navegación, el mantra del tiempo dibujándose en las aguas oscuras y nubladas.
Náufragos del mundo que han perdido el corazón...
Torvo cementerio de las naves que al morir,
Niebla del Riachuelo
Nunca más volvió.
Nunca más la vi.
Nunca más su voz nombró mi nombre junto a mí...
Esa misma voz que dijo: Adiós
Llueve sobre el puerto, mientras tanto mi canción
Anclas que ya nunca, nunca más han de levar
Triste caravana sin destino ni ilusión,
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