Este valsecito contiene unos ingredientes realmente conmovedores en sus versos y creo que Mario Battistella, el autor de los mismos, encontró la historia en una realidad cercana, que viene envuelta en emociones atrapadas por las palabras de otros. Y así vemos cómo el nihilismo de la muerte aleja al personaje de la mujer que amaba, y lo deja sin opciones, sin ideales ni sueños.
Mario Battistella |
Siente un peso de lápida sobre su corazón desangrado ante la adversidad. Se fue de pronto el tiempo dilatado de las caricias, el tiempo del éxtasis amoroso y la espita de la melancolía lo sumerge en profundas reflexiones. Su égloga casi parece un determinismo cuando insta a su amada a volver a la tierra desde su imaginario cielo, para llevarlo con ella.
Y entonces le cantará y le dice de sus sueños y aunque en sus pensamientos no es omninisciente, en la evocación de los momentos compartidos con tanto amor, sueña con un aetérnum o un perpétum in nuce. El calor de la compañía querida se vislumbra en el tono con que le pide que baje a buscarlo y llevarse su alma con ella para siempre. El exorcismo poético es un sueño imposible y le da un gran poder de sugestión.
a llevarte el alma mía,
entre tu plumaje blanco
tachonado de fulgor.
Cantaré para ti sola
con la dulce melodía,
la canción mas tierna y pura
que jamás canté al amor.
mil ensueños arrullando,
yo soñé con la esperanza
de poderte acariciar.
Pero tan humildemente,
como aquel que esta implorando,
la mirada de la virgen
con temor de profanar.
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