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viernes, 10 de junio de 2022

Guillermo Galvé

    Sus cuatro abuelos eran rusos, sus padres argentinos y se llamaban Gregorio y Clara. Gregorio —nacido en 1910 y muerto en 1961 en un accidente de ruta— se dedicó primero a la mecánica dental y luego a la odontología en Humahuaca, donde la ejercía pese a carecer de título. Ya regresado a Buenos Aires y casado con Clara, instaló en 1938 su primera farmacia, en el barrio de Versalles. Fue durante la época en que tuvieron su segunda farmacia, en La Boca, cuando nació el futuro cantor.

   Por años, los Piker anduvieron mudándose de barrio en barrio y acrecentando su fortuna, hasta que de una farmacia en Arenales y Libertad pasaron a otra en avenida La Plata y Pavón. En esa modesta barriada, mientras declinaba la economía familiar, Guillermo tuvo reales amigos y su primera novia. Pero tampoco aquello duró mucho. De allí se fueron a Núñez, siempre cambiando de botica, esa vez a Cabildo y Paroissien, y más tarde a Mar del Plata, donde en cambio compraron el hotel Los Troncos. Fue junto al mar donde Guillermo comenzó su historia de cantor.

                                  


   Mientras ayudaba a pintar las habitaciones del hotel, cantaba tangos. El pintor le ofreció entonces presentarlo al pianista Luis Savastano, que tenía una orquesta típica. Con él debutó en el hotel Riviera entonando el bolero “Escándalo” en tiempo de tango, una noche en que la gran figura del espectáculo era Edmundo Rivero con sus guitarras. Aquella etapa duró hasta que los Piker retornaron a la farmacia de Núñez, y poco después Gregorio halló la muerte al viajar a Mar del Plata a cobrar unos documentos de la venta del hotel. Guillermo tenía entonces 15 años.

   En el bar Cristal, de Cabildo y Republiquetas, conoció a Roberto Goyeneche, pero al Polaco su manera de cantar no lo convenció, aunque terminaron siendo amigos de barrio, además de algunas nebulizaciones que fue a hacerle a domicilio. Ni siquiera el reconocimiento doméstico había logrado Guillermo, ya que como cantor de la familia tallaba su hermano Coco (Jorge Eduardo), siete años mayor.

   Llegó entonces al pianista José Colángelo, con quien pasaba repertorio para encontrar los tangos que mejor se avinieran a su tesitura. Esto desembocó en el debut de Guillermo con la orquesta de Colángelo en la sala grande del Centro Cultural San Martín, en 1975, cantando “Rebeldía”, “Pequeña”, “La última curda”, “Naranjo en flor”. Continuó luego en Malena al Sur, un local de San Telmo, ya como cantor permanente, mientras administraba tres farmacias.

                             

Galvé con Sergio Paolo, Oscar D'Elía, Ernesto Baffa y Cacho Espíndola-

   En 1977, comenzó en el El Viejo Almacén con la orquesta de Carlos Figari, con quien permaneció dos años. Julio Ahumada era el primer bandoneón. En aquel período el diario Clarín lo distinguió como la revelación del momento. Empezó en televisión, en Buenas Noches Tango, por Canal 11, y en Grandes Valores, por el 9. Cantó, también en El Viejo Almacén, con el septeto de Horacio Salgán (con Ubaldo De Lío, Leo Lipesker, Julio Pane, Ariel Pedernera). Por esa época realizó también un par de giras por el interior con el trío que formaban Leopoldo Federico, Orlando Trípodi y Horacio Cabarcos (luego Rafael Del Bagno).

   Después de esa etapa, Guillermo actuó generalmente como solista, acompañado por Osvaldo Berlingieri, Néstor Marconi, Domingo Moles, Ernesto Baffa, Osvaldo Tarantino. Con éste hizo en 1979 su primer disco, que incluía varios temas de Tarantino y Juanca Tavera (“Vamos todavía”, “Mordiendo el puño”, “Qué me querés vender”, “La última esquina”), dentro de un repertorio volcado a los tangos nuevos, como “Cordón” o “El corazón al sur”.

   Para la época del segundo disco, grabado en 1984, con Colángelo, Guillermo se había vuelto marcadamente troileano, haciendo de “La última curda”, su caballito de batalla, e incluyendo también “Desencuentro” y “A Homero”, entre otros. Aunque gustaba de varios cantores, como Jorge Casal, Alberto Marino, Jorge Durán, Rodolfo Lesica, Jorge Valdez, su modelo era Goyeneche. Su ídolo había sido Néstor Fabián, referente de tango en la era del Club del Clan.

                                  


   En 1981, había actuado con Salgán en Bolivia. En 1982, estuvo dos meses en el Trottoires de Buenos Aires, un reducto parisino ya desaparecido. En 1983, cantó dos meses en el Club Argentino de Los Ángeles. Actuó con Ernesto Baffa, con el Sexteto Mayor, hizo televisión, giras a Miami, a alguna playa mexicana, cantando para público predominantemente argentino. Y de tanto en tanto reaparece en Buenos Aires.

   En los comienzos marplatenses había elegido llamarse artísticamente Guillermo Gales. Esto implicaba desechar su primer nombre, Marcos, y su verdadero apellido, aunque en compensación llevó colgada del cuello por años una estrella de David. Pero pronto tuvo que cambiar hasta de seudónimo, porque ya había una cantante de tangos llamada Paula Gales. 

   Finalmente dio con Galvé al leer una crónica deportiva: era el apellido de un árbitro de fútbol. Mucho después supo que una tía de éste ya había dado origen al seudónimo de la actriz Elisa Cristian Galvé. Fuese Gales o Galvé, a su vida comercial le hacía bien que el artista se llamara de otra forma: nadie confía en un cheque firmado por un cantor de tangos.

JULIO NUDLER

Extraido del libro Tango Judío, del Ghetto a la Milonga, Editorial Sudamericana, 1998.

Podemos escuchando interpretando "La última curda", acompañado por excelentes músicos.

                          


1 comentario:

  1. Recuerdo haberlo visto mucho en canal 9 y escucharlo unas cuantas noches, creo que en Voz tango en Versalles...

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