El Martes pasado estuvimos muy afortunados por tener en BIEN MILONGA a un invitado especial. Un gran personaje del tango, que junto a su pareja ha sabido representarlo en pistas y escenarios de numerosos países del mundo, dejando siempre la marca registrada de sus capacidades y sentimientos, y ese amor por el género que los abrazó de jovencitos. Me refiero a Carlos Rivarola.
Nuestra amiga Anabel lo acompañó esa noche para estar con nosotros y fue realmente un placer contar con un referente del tango bailado, que durante tantos años ha ido sembrando la huella de su talento, incluso en su rol de coreógrafo por el cual estuvo nominado para los premios Tony. Venía de Rusia, Irlanda, Italia, y debía volver a Rusia, pero la guerra cambió sus planes y aterrizó en Madrid. Estuve charlando un buen rato con él y recordando algunas fases de su vida artística.
Siempre sostendrá que el tango es Argentina, porque en el mundo entero cuando reconocen a un argentino, lo primero que les viene a la cabeza es: "Tango", como símbolo del país. Y él lo considera también así, en reconocimiento no sólo a los maestros y bailarines que le transmitieron sus conocimientos, sino incluso a los músicos, poetas, cantores que estamparon su marca en tantísimos temas y sus sucesores que están hoy representándolo. Es una cadena constante que lo retransmite al presente y al futuro.
Este muchachote del porteño barrio de Villa Ballester vio despertar tempranamente su metejón con la danza. Algo familiar le quedó en el alma viendo bailar un tango a su madre con un abuelo suyo en una fiesta familiar. Y se inició en el folklore a los 8 años. Siempre recalca la importancia de los maestros y los suyos fueron Ana María Pérez, la primera, Mario Bustos que le recomendó estudiar para llegar a ser profesional y Alfredo Gurquel el maestro de ballet que lo inició en la danza y le hizo ver el sacrificio que hacen los grandes bailarines de las danzas clásica y moderna.
Se le abrieron tempranamente las puertas del tango que había penetrado en su alma de bailarín y cuando apenas tenía los 15 años debutó profesionalmente en el Teatro Auditórium de Mar del Plata, en un show que tenía como primeras figuras nada menos que a Hugo del Carril y Mariano Mores. Ese aldabonazo que sacudió su alma, le impregnó un poso milonguero que ya nunca lo abandonaría y burila su maestría en la materia.
Sus veinte abriles lo muestran en programas varios de televisión, en cabarets céntricos, y compartiendo escenarios con Virulazo y Elvira, Juan Carlos Copes-María Nieves, y él apareado con Beba Bidart como compañera en teatro y televisión. En esa época conocerá en el King Club, a María del Carmen Rodríguez una hermosa bailarina, con la que formará pareja definitivamente, e incluso se casarán.
En 1975, viajan con Nélida y Nelson, formando parte de un espectáculo que recorre varios países, como Perú, Colombia, Venezuela y que les marca el rumbo que tomarán sus vidas. Son figuras del programa de Bergara Leuman en televisión: La Botica del Tango, y en 1983, son convocados por Claudio Segovia y Héctor Orezzoli para un espectáculo que hará revivir el tango en Argentina y el mundo: Tango argentino. Primero París y luego Estados Unidos, serán escenario de aquel prodigioso espectáculo coreográfico-musical.
El cine también les abre sus puertas y Carlos es bailarín y coreógrafo en Tango bar (1989) de Marcos Zurinaga, Naked Tango (1991) de Leonard Schrader y Tango de Carlos Saura. Por este último trabajo, Carlos recibiría el Premio Nacional de Coreografía por parte de la Academia de Danza Cinematográfica de Estados Unidos.
Los espera Japón donde Carlos y María estarán bastante tiempo, desde que en 1996, viajaron allí para dirigir Los Grandes del Tango Argentino, un espectáculo en el que estaban Copes-María Nieves, Nélida y Nelson, Mayoral y Elsa María, Carlos e Inés Bórquez y la orquesta Color Tango. Allí fundarían varias academias y clubes de tango en diversas ciudades niponas y volverían una y otra vez reclamados por los aficionados japoneses.
Las parejas de bailarines del espectáculo Tango Argentino |
Carlos sería primer bailarín, junto a Eleonora Cassano en la compañía Tangokinesis, dirigido por Ana María Stekelman, en 1998. Entre los muchos objetivos logrados con María y otros bailarines, hay que recordar la creación Asociación de Maestros, Bailarines y Coreógrafos de Tango Argentino, en cuya organización Carlos ha sido Presidente, buscando defender los intereses profesionales de los bailarines de tango.
Y vale la pena escuchar las palabras de Carlos Rivarola sobre el baile del tango:
-Viviendo en las tierras que vieron nacer esta música y esta danza y, habiéndose logrado que se distinguiera al tango como “patrimonio intangible de la humanidad”; viendo el interés que causa en el mundo, teniendo en cuenta que montones de extranjeros llegan a nuestro país para conocerlo en todas sus formas, quedan inmersos en la neblina muchos temas dando lugar a profundos interrogantes.
Si se pretende que el tango no muera y sea cada vez más acreditado, a quienes realmente habría que cuidar, es a esos artistas que lo llevan en sus mochilas hasta los lugares más recónditos del planeta. A quienes lo cantan, a quienes lo enseñan y lo bailan profesionalmente, a quienes transmiten conocimientos o lo bañan en poesía, a quienes nos deleitan con compases inolvidables, a quienes en definitiva, son los embajadores del tango en el mundo.
Podemos ver a Los Rivarola bailando en este espectáculo que se desarrolla en el Obelisco.
Y, ¿por qué no? la del martes pasando en Bien Milonga, improvisando con Anabel el tango La cachila, por la orquesta de Osvaldo Pugliese.
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