El teatro y el tango estuvieron unidos a lo largo de la historia,
en Buenos Aires, en lo que respecta al género popular. Infinidad de temas
tangueros se estrenaron en comedias, sainetes y revistas musicales. El
comediógrafo y periodista que recuerdo en esta cita, fue uno de los que trajinaron
en ambos rubros. Aunque fue hombre de teatro por sobre todas las cosas y
escribió unas cincuenta obras que reflejan su estilo de hombre culto, sagaz
observador y con mucha llegada al público.
Roberto Lino Cayol |
Está considerado como uno de aquellos primeros saineteros junto a
José González Castillo, Luis Bayón Herrera, Alberto Novión. También hizo
comedias, dramas, siempre dentro de un estilo elegante. Tenía 22 años, en 1909
cuando se llevó el primero y segundo premio del concurso de obras teatrales
organizado por el diario Última hora, con El anzuelo y La
buena mentira. Desde entonces no paró de escribir, creando algunas obras de
sainete como El debut de la piba que sigue montándose por
diversas compañías de teatro aficionado e incluso profesionales, por su
calidad.
Para la revista Me gustan todas, Cayol le puso versos
al tango instrumental Moulin Rouge, de Raúl De los Hoyos,
transformándolo en Viejo rincón, que estrenaría en el teatro Maipo
el actor-cantor Vicent Climent, el 14 de agosto de 1925. Gardel lo grabaría en
1925, con sus guitarristas Ricardo y Barbieri y en 1930 con el
acompañamiento de la orquesta de Francisco Canaro.
Para sus propias obras de teatro, también compuso con Arturo De Bassi, que dirigía la orquesta desde el foso, los tangos El caburé y Gil a cuadros. Este hombre que también ejerció como empresario teatral, fue descrito por quienes lo conocieron y trataron, como una persona seria, encorbatada, gruesos lentes, de aspecto doctoral, pese a dirigir incluso comedias musicales en el Maipo.
Le faltaban tres meses para cumplir los 40 años de edad cuando falleció, víctima de una cruel enfermedad. Su obra entera cobra mucho más valor si tenemos en cuenta lo corta que fue su vida y todo lo que hizo durante ese tiempo, como periodista, autor teatral y poeta. Cabe recordar, también, que fue uno de los fundadores de la Primera Sociedad de autores, la Sociedad Argentina de Autores Dramáticos y Líricos. Todo ello amerita largamente su recuerdo en estas páginas.
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