He tenido que recurrir al testimonio de Lito Bayardo, con quien creara varios temas de relumbrón, como por ejemplo, la zamba "Mama vieja", y el cantor y poeta rosarino lo evoca así en su libro "50 años con la canción argentina"
En una comida Larenza está sentado segundo por derecha, junto a Bayardo. |
-Inspirado y prolífico compositor nacido en la ciudad de Buenos aires. Un pianista con quien me ha tocado en suerte compartir varios éxitos, como ser la zamba Mama vieja, que escribimos en 1943, hoy una obra clásica en su género. Nació a metros de San Juan y Boedo y fue el menor de los hijos de una familia italiana, siendo su hermano Marcelo ejecutante del bandoneón, instrumento que Juan tecleaba a escondidas.
Cuando cumplía catorce años de edad, sus familiares le dieron la sorpresa de regalarle un piano. Si bien una prima suya se ofreció para las primeras enseñanzas, Juan llevaba dentro de sí un músico intuitivo y no precisó enseñanzas. Se hizo sólo, lo mismo que en la composición. A tal punto que dos años más tarde de aquello surgió su tango Risa de mujer, que le registró en una grabación Roberto Firpo, el 23 de febrero de 1928, con el estribillo a cargo de Teófilo Ibáñez.
Como tantos otros músicos, comenzó de muchacho animando las películas mudas. En ese año integró algunos conjuntos, comenzando con el del fueyero José Rebolini, autor del vals Una lágrima (b).
En 1932 integró la orquesta de Alberto Gambino, con presentaciones por radio Belgrano, así hasta a largarse a recorrer varios países americanos, desde Chile hasta México pasando por Colombia. Aprendió otros ritmos musicales e hizo gala de ellos, ejecutando pasillos colombianos y valses peruanos.
Y en Colombia se hallaba en 1935 cuando llegó Gardel con sus guitarristas. Como debía actuar en lugares amplios como el Cine Olimpia y la Plaza de Toros, se le contrató para acompañarlo en el piano junto a los guitarristas Barbieri, Riverol y Aguilar. Lo acompañó hasta la noche del 23 de junio, un día domingo, en la radio de Bogotá, porque el lunes 24 partía rumbo a Cali continuando la gira.
Juan me continuó contando, un día de recordación, que sólo atinó a viajar a Medellín, y visitar el hospital donde encontró en estado desesperante a José María Aguilar y a José Plaja (quien enseñaba inglés a Gardel y actuaba como su secretario). Con ellos estuvo hasta la llegada de sus familiares. El hecho lo impactó tanto, que lo llevó a renunciar a unos contratos y decidir retornar a Buenos Aires.
Aquí volvió a formar parte de la orquesta de Gambino y fue en LR1 Radio El Mundo donde lo conocí. Durante algunos años fue quien acompañó al dúo vocal que formé con Alfredo Lucero Palacios, luego de la desvinculación de Manuel Sucher. Tiempo más tarde fue directivo de SADAIC.
Junto a los guitarristas Ménendez y Robledo acompañó a buena cantidad de vocalistas en sus actuaciones radiales, como por ejemplo a Sabina Olmos, cuando fue dejando los temas folklóricos para ingresar en el repertorio tanguero.
-Al margen de la biografía de Larenza que, afortunadamente, nos aportara Lito Bayardo, vale la pena recordar algunos de los temas que ameritan el recuerdo de este excelente compositor. Por ejemplo, con el citado Bayardo, crearon también el valsecito Flores del alma (intervino incluso Lucero Palacios en los versos), Noche de fiesta, El paseandero, Nuestras vidas. Las milongas Aquí estoy, Milonga querida. Con el guitarrista Marsilio Robles: Así es Ninón; Laburante y la milonga Cimarrón de ausencia. Con Cátulo Castillo: Para qué te quiero tanto, Están sonando las ocho. Es autor del instrumental Guapeando, que fue un éxito de Troilo. Y dejó una extensa lista de composiciones.
Un gran compositor y una excelente persona, mi tío Juan Larenza. Casado con Dora Raggio, mi madrina. Un honor para mí leer sobre sus obras relatado por sus entrañables amigos. Siempre en mi recuerdo.
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