Como la nuestra en la Casa de Aragón, de la Plaza República Argentina. La música es terapia y nos alivia el peso de tantos desatinos políticos que están ocurriendo en el mundo y nos tocan de cerca. Y es terapia porque yo mismo, cuando preparo la selección para esta noche, o para el próximo martes, siento como unas cosquillas en el cuore y en los pies y no dejo de pensar en lo afortunados que fuimos los argentinos -y ahora el resto del mundo- con el talento de nuestros músicos, compositores, cantores, que nos legaron semejante discoteca, con obras que cobran nueva vida cada día. Y suenan incluso mejor.
Y sigo paseando, viendo lo que sucede en otros lares y cómo se mueve la gente al compás de un gotán, un valsecito o una milonga. De ésas que te tintinean en el sentimiento. Por ejemplo, Fernanda Grosso y Alejandro Ferreyra, bailan en la porteña milonga Yira yira, de la calle Humberto 1º, el tango Garras, por la orquesta de Miguel Caló, cantando Raúl Iriarte.
Y ahora en el Festival de tango "Les nuits Tanguera", en Metz, Francia, los vemos a Haris Mihail y Malika Pitou Nikolier, que se arrancan con un clásico: el valsecito Loca de amor, por Rodolfo Biagi, su orquesta y Teófilo Ibáñez en el canto.
Alejandra Guty bailando con Corina Herrera, Virginia Pandolfi, Virginia Gómez y otras profesoras, se lucen en el "Festival Mujercitas 2015", interpretando ambos roles con gran acierto. Están también Moira Castellano, Sabrina Veliz, Vanessa Villalba, Cristina Sosa. Y se dan dique, milongueando con El olivo, por Juan D'Arienzo cantando Héctor Mauré.
Y yo me tomo el olivo, porque esta noche tengo la milonga.
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