La visito con frecuencia en mis viajes a Buenos Aires y es de las salas milongueras, una de las mejores para bailar y alternar con los habitués. Héctor detalla en este filme documental, sus comienzos lejanos en el baile, de cuando aún era niño, contagiado por la efervescencia que destilaban los mayores y el recuento de las hazañas que oía de labios de éstos..
Prácticamente es muy similar a la narración que podemos hacer tantos afortunados que empezamos bailándolo casi pisando la adolescencia y nos fuimos metiendo en los meandros de esta danza que nos sigue atrapando. Como anoche estuve bailando en mi BIEN MILONGA madrileña, y estoy todavía con los efluvios noctámbulos; me gustó traer las experiencias de este milonguero que detalla lo que se vivía en todos los barrios porteños: la atracción por el baile del tango que aprendíamos de los mayores.
Considero que ha sido todo un acierto la elección de los temas y la realización de los mismos por Daniel Tonelli y su equipo y de esta manera amortiza en parte el hecho de que el cine argentino, el teatro y los grandes espectáculos, no hayan comprendido en Argentina, el valor que tiene el tango en la historia del país. Hoy, que ha sido bendecido y consagrado en el mundo entero, debería recapacitarse en las altas esferas y darle el apoyo que siempre le han negado los gobiernos de turno. Tanto en el aspecto de la danza y los sitios donde se baila, como en la difusión, promoción de discos, de orquestas, de nuevas voces, de páginas que nacen o renacen...
Y los dejo disfrutando este documental que dura una escasa y linda media horita.
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