Alfredo Le Pera es una especie de marginado en el tango y nunca supe las razones, por más que lo haya discutido con algunas figuras del género. Julián Centeya -buen amigo-, casi me pelea el día que le dije la impresión grata que me dejó la alianza Discépolo-Le Pera, en Carillón de la Merced, el tango que hicieron, juntos, en Chile. Y aseguraba que éste último sólo había puesto la firma pero que el tango era enteramente discepoleano... Y no era el único.
La dupla de leyenda: Carlos Gardel y Alfredo le Pera |
Se decía en el ambiente que fue mala persona, como si eso fuese obstáculo para reconocer sus obras. Otros aseguraban que había plagiado casi todo. Y yo pienso que hasta para plagiar y meter versos de otros en algo tan particular como es el tango, hay que tener mucho talento. Como lo tuvieron Cadícamo o Manzi, que alguna vez recurrieron a poesías clásicas para sumarlas a su estro indudable y magistral. Además Le Pera lo reconoció en el caso de El día que me quieras, e incluso pidió permiso a la familia del mexicano Amado Nervo para sacar el modelo. Mejorando incluso a Nervo.
Aníbal Troilo, que sabía como pocos el valor de la poesía tanguera, en un reportaje que le realizara el periodista Jorge Couselo en Mar del Plata, en febrero de 1970 decía:
-Fijate que esto pocas veces se dice: Gardel era un tipo muy inteligente, aparte de todas las otras condiciones que ya le conocemos. Y un síntoma de esa inteligencia es haber recurrido en el extranjero a una pluma como Alfredo le Pera. Tené en cuenta que Gardel estaba solo, rodeado de franceses primero, luego de norteamericanos. Esa gente podía perderlo. Él tenía su voz (¡qué te parece!), esa polenta de su personalidad y sus ideas musicales. Pero no era letrista.
Ahí aparece Le Pera, de quien me dieron que no era buen tipo, pero ¡qué importa ya! Los dos hacen una trampa portentosa: conservan lo nuestro es un ambiente completamente extraño. Yo no escribo y leo poco, pero eso del lenguaje para comunicarse con la gente lo entiendo bien. Le Pera aportó palabras nuestras, esas que solamente entendemos los porteños, y sin embargo no dejó de ser porteño. O argentino. Eso no es fácil. Toda una prueba de fuego: Le Pera escribía y Gardel cantaba. La voz de Carlos no sabía de fronteras. En cuanto a Le Pera, su mérito era meterle lo nuestro a quienes no nos conocían. ¿Qué te parece Melodía de arrabal o Volver?¿Y Mi Buenos Aires querido? Hay que recordar que no fueron estrenadas en la calle Corrientes, sino en París o Norteamérica. En fin, por todo eso, hablando de letristas de tango, yo siempre pienso que Alfredo le Pera no está lejos de Discepolín o de mi querido barbeta Manzi.
A mí, ya de chico, me emocionaban muchas cosas de Le Pera. Cuando tenía 12 años, por ejemplo, y volvía de un mes de vacaciones en casa de mis tíos en Mendoza, y después de 18 interminables horas de tren, éste comenzaba a entrar en las afueras de Buenos Aires, con luces esbozándose en el campo, me venían a la cabeza esas palabras de Volver: "Yo adivino el parpadeo / de las luces que a lo lejos / van marcando mi retorno".
En las letras de esos tangos que compuso con Gardel hay hallazgos poéticos hermosos. Siempre lo pensaba en los velatorios cuando los familiares de la persona fallecida debían recibir los pésames de amigos y conocidos, y recordaba a Sus ojos se cerraron. .
-Yo sé que ahora vendrán caras extrañas / con su limosna de alivio a mi tormento.
Le Pera lo había sufrido en sus carnes, cuando acompañó a su novia de entonces, Aída Rodríguez -bailarina del Teatro Sarmiento-, hasta una clínica de Suiza, donde ella fallecería.
Quién en Hispanoamérica no repitió alguna vez aquello de : "Pensar que veinte años no es nada".
Por una cabeza tiene una música formidable que se sigue tocando hoy en el mundo, pero los versos de Le Pera son tan imortales como la obra de Gardel. Y otro tema que me ha emocionado y acompañado durante toda la vida es: Lejana tierra mía, donde el poeta sueña con morir en Buenos Aires.
Lejana tierra mía, bajo tu cielo, / bajo tu cielo, quiero morirme un día / con tu consuelo, con tu consuelo...
En El día que me quieras, finaliza: "y un rayo misterioso / hará nido en tu pelo, /luciérnaga curiosa / que verá... ¡que eres mi consuelo"
En el estilo Guitarra guitarra mía, escribe Le Pera: "Azules noches pamperas / donde calmé sus enojos, / hay dos estrellas que mueren / cuando se duermen sus ojos"....
Esa belleza metafórica de Golondrinas: "Golondrinas de un solo verano / con ansias constantes de cielos lejanos, / alma criolla errante y viajera, / querer detenerla es una quimera. / Golondrinas con fiebre en las alas, / peregrinas borrachas de emoción, / siempre sueña con otros caminos / la brújula loca de tu corazón."...
O el insomnio de Soledad: ..."Yo no quiero que nadie se imagine / como es de amarga y honda mi eterna soledad. / En mi larga noche el minutero muele / la pesadilla de mi lento tic-tac."..
Quién no recordó alguna vez esa hermosura poética de Cuesta abajo: "Si arrastré por este mundo / la vergüenza de haber sido / y el dolor de ya no ser."...
Gardel, Le Pera, Juan Cruz Mateo y gente de la Paramount |
La lista es muy larga y me encantaría seguir con la cita, porque creo que los factuales versos de Silencio, Melodía de arrabal, Me da pena confesarlo, Amores de estudiante, o el tremendo Volvió una noche, son unas pinturas geniales, pero bastaría con eso que nunca dejaremos de cantar:
Mi buenos Aires querido,
cuando yo te vuelva a ver
no habrá más penas ni olvido.
Y confieso que hasta me emociono pensando en estos versos.
Por eso repito una vez más, que para mí Alfredo Le Pera, fallecido el 24 de junio de 1935 con apenas 35 años de edad, y con un futuro impresionante en su tarea, merece estar en el cenáculo de los grandes poetas que ha tenido el tango en su historia. Y sigo confesando que nunca entenderé el esbozado desprecio de los críticos a toda su obra. Que me parece soberbia.
Lo recuerdo en este tangazo que hizo con Gardel: Volvió una noche. Lo interpreta Roberto Goyeneche, acompañado por la orquesta que dirige Armando Cupo, en Grandes valores del tango.
Muy interesante, maestro. Y valiosísimo. No pocos coincidirán con su mirada: Le Pera ha sido uno de los grandes poetas, incluso más allá del tango. Su poesía se ha ubicado –el tiempo así lo confirma– entre lo más destacado de nuestras letras.
ResponderEliminarSus versos resuenan siempre, y siempre seguirán diciendo bien, en la voz de don Carlos. Y de tantos otros cantores. Y cantoras, claro.
Saludos, maestro. Un placer leerlo, como siempre.
Martín
Gracias Martín, cada día estoy más convencido de los valores poéticos de Le Pera. Y lástima haberto perdido tan joven.
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