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miércoles, 18 de mayo de 2016

Victor Lavallén

Otra excelente idea  del trío integrado por los directores Daniel Tonelli y Marcelo Turrisi, con la coordinación de producción de Silvina Damiani, ha permitido que podemos ver un filme documental sobre la trayectoria de este excelente bandoneonista, director, compositor y arreglador. Un hombre que siempre eligió los segundos planos, debido a su carácter, pero que, por fin, ha merecido el reconocimiento de la familia tanguera por sus más que sobrados méritos.

                                       


El actual Director de la Orquesta Escuela Emilio Balcarce es uno de los tantos rosarinos que llegó a Buenos Aires con su fueye, su humildad y sus deseos de integrarse en las orquestas de la capital. Había aprendido los secretos del instrumento con un tío bandoneonista en su terruño natal y arrimó el rostro por las noches porteñas, siendo un mocoso que rondaba los 14 años.

Ahí arranca su trayectoria en la Picadilly, una de las tantas confiterías bailables que existían en pleno centro y a las cuales acudíamos los milongueros y milongueritos para varearnos en las inolvidables noches del centro. Formó entonces en una orquesta llamada: Los Serrano. Pasaría por muchas orquestas conocidas , hasta que a sus 23 años, consiguió entrar en la de Osvaldo Pugliese, en una línea de fueyes que hizo historia: Osvaldo Ruggiero, Mario Demarco, Víctor Lavallén e Ismael Spitalnik.

                                         
Acá estamos chamuyando con Víctor en Los 36 billares

Con Pugliese estuvo diez hermosos años y aprendió el difícil y poco agradecido oficio de arreglador, dado que el nombre de los encargados de un tema determinado, no figura en los créditos de los discos. Era una época revolucionaria en cuando a este aspecto de la formación de Pugliese, y todos sus integrantes debían trabajar en el arreglo de los temas que la orquesta iba a ejecutar. Lavallén dejó, entre otros, dos para el recuerdo: Gallo ciego y Bandoneón arrablero, que hicieron mucha roncha en su momento.

Pero mejor que él mismo nos cuente sus avatares, sus estudios con Eladio Blanco, aquel fueye de D'arienzo, para dar un  paso al frente, sus largos años y tantos viajes con el Sexteto Tango junto a sus cinco compañeros emigrados de la orquesta de Don Osvaldo, y su exitoso presente. Porque como dice siempre este buen muchacho, que acaba de pasar los ochenta. respetado y querido por sus compañeros, y que no llegó a sacar chapa de ídolo por su modestia tranquila: "siempre fuí de perfil bajo".

Vamos con Típico Víctor entonces.

                                 
                              




























                                           

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