La vida es una milonga
y hay que saberla bailar,
en la pista está sobrando
el que pierde su compás.
La vida es una milonga
y hay que saberla bailar,
porque es triste estar sentado
mientras bailan los demás.
Como lo saben muy bien los milongueros, son situaciones reales que se dan en las pistas de baile permanentemente, aunque sigan pasando los años. Nosotros en BIEN MILONGA tratamos de que no pierdan el compás y no quede gente sin bailar. Pero el verano aprieta y nos quedan solamente dos reuniones milongueras: la de este sábado 26 de julio, y el próximo martes 25, en la Casa de Aragón, de la Plaza República Argentina nº 6 - Madrid.
Yo estoy preparando a toda mecha una piccola maleta, metiendo el bañador, un par de camisetas, chanclas y las cosas del toilette. Y ya estoy saliendo hasta las playas de Valencia para no demorar ni un minuto más mi encuentro con las olas del mar, y la playa de arena finísima. Pero la milonga estará bien atendida en estas dos reuniones por Charo. En Agosto cerramos y volvemos a primeros de setiembre con ganas renovadas, porque...
...La vida es una milonga.
Y a la disparada, porque ya parto, vemos como bailan por distintas pistas del mundo. Y así, al bardo, les traigo a la pareja integrada por Vito Raffanelli y Giorgia Rossello, que en Monticelli (Padova) se mandan su particular versión de Junto a tu corazón, por José García y sus zorros grises.
De allí me rajo a Alemania para ver a la pareja de Michelle y Joachim, bailando la Milonga oriental, por la orquesta uruguaya de Ángel Sica.
Y me voy a Rusia para encontrarme a Dmitri Vasin y Esmer Omerova bailando el valsecito de Rosita Melo, Desde el Alma, que la orquesta rusa Solo Tango, interpreta al modo de Osvaldo Pugliese.
Y ya me dan ganas de quedarme a milonguear pero el calor me aconseja que me vaya a la playa. Vuelvo a principios de agosto y la seguimos...
No dejen de bailar y recuerden que... La vida es una milonga.
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