Bailemos
como antes, cariñito
abrazados, bien juntitos,
sólo un alma entre los dos...
Y... ésa es la magia del tango, no hay otra forma de bailarlo que no sea sintiéndolo hondamente y compenetrándose con la pareja de turno y la interpretación por parte del dúo, de la música que está sonando en los altavoces para nosotros..
Claro que este calorazo que está asolando España nos asusta y no nos motiva para ir a milonguear, pero, afortunadamente, en la Casa de Aragón, tenemos un equipo de aire acondicionado, que te invita a quedarte y no asomar la nariz fuera de la pista.
En agosto descansaremos porque cierra la Casa de Aragón por vacaciones y reformas, por eso aprovechamos los sábados y martes que quedan del mes de julio para darle cuerda a los remos y al cuore, desde las 21 hs., y en setiembre volvemos con todo después de los chapuzones en la playa.
Y como suelo hacer los sábados, me doy una passegiatta por diversas salas de Europa para apreciar cómo las gastan por esas viejas ciudades con tanta historia. Y comienzo con la pareja integrada por Loukas Balokas y Georgia Priskou, que en el Festival Internacional de Tango 2015 en Beirut (Líbano), se mandan el tango Recuerdo, por Osvaldo Pugliese con Jorge Maciel
De ahí me embarco a Estambul (Turquía) para escuchar a la orquesta Color Tango y los bailarines Esref Tekinalp y Vamesa Gauch Arabacioglu moviéndose al compás de este tangazo que consagró Osvaldo Pugliese.
Termino el viaje con una pareja argentina en Belgrado (Serbia). Son Bruno Tombari y Mariángeles Caamaño. En este caso se exhiben jugando con una milonga-candombe: Mulatada, por el conjunto Amores Tango
Y ¡Chau Pinela!
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