Hoy tengo BIEN MILONGA de 21 a 0.30 en la Casa de Aragón de Madrid, y mientras disfruto de este solcito animador que penetra por mi ventana, voy armando la música para esta noche. Tengo prácticamente la discografía de todas las orquestas y ésto más que un trabajo, resulta un gran placer porque son tantos los temas que me gustaría poner en la lista, que la encuesta me resulta difícil, pero a la vez, muy placentera. Si tengo tiempo preparo incluso la Milonga del Martes, de 21 a 24 hs., en la misma Casa de Aragón, de la Plaza República argentina nº 6.
Por eso no puedo comprender cómo en algunas milongas ponen temas difíciles de bailar o sin fuerza milonguera. Además hay una adicción común entre algunos disjockeys europeos recién llegados al mundo de la milonga: Cuando encuentran algún tema que no se pasa nunca en estos lugares, pues creen haber descubierto una perla, y así piensan sorprender a los milongueros. Y los sorprenden sí, pero en sentido negativo.
Pero también los hay buenos, y en algunos países como Holanda, Rusia o Francia, siguen progresando y manteniendo un standard medio-alto. Es que los milongueros necesitamos la llama que nos incendie anímicamente para saltar al ruedo. Y la música es fundamental en este aspecto.
Siguiendo la costumbre de los sábados, hago un desfile de parejas de distintos países para mostrar la evolución de los bailarines en todo el mundo. Y comienzo con la dupla de rusos integrada por Sergey Kurtatov y Julia Burenicheva, que bailan en una milonga de Moscú, este tango de Maffia y Curi: Te aconsejo que me olvides por Troilo-Fiorentino.
Y me doy una vuelta por el Tango-escenario con otra pareja de la misma zona, integrada por Dmitry Vassin y Esmer Omerova. Se exhiben con ese tangazo: Recuerdo, de Osvaldo Pugliese, acompañados-guiados por la magnífica orquesta rusa: Solo Tango.
Y cierro las tandas de hoy con este hermoso documento en el que bailan Osvaldo Zotto y Guillermina Quiroga -dos grandes- en el Salón Canning de Buenos Aires. Es importante porque improvisan como dos buenos milongueros, bailando Para dos, ese hermoso tango de Osvaldo Ruggiero, por la orquesta de Osvaldo Pugliese. Y es un pequeño homenaje a ese amigazo y gran bailarín que fue Osvaldo Zotto.
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