En Tango y copas, que musicalizó Héctor Artola, escribía Carlos Bahr:
Al influjo de tu tango
se despierta mi nostalgia
y al conjuro de tu voz
se me arruga el corazón,
bandoneón de voz amarga.
A mí se me frunce a veces el cuore cuando bailo un tango con una pareja que me sube los decibeles, pero esa es la gran atracción, la gran tentación que te lleva a la milonga pensando en una noche siempre distinta, que es la magia que se desprende de cada cita milonguera. Por eso, esta noche, para huir del calor y de las malas noticias que nos repiquetean en los oídos, los ojos y la testa, nos autoconvocamos en BIEN MILONGA, para darle el gusto al cuore y a los ansiosos remos.
Y para ir entrando en cuestión, hago el clásico repaso de lo que sucede en otras pistas del mundo, cada día más encendidas de tango. Y arranco con una exhibición en Portland, Oregón, (USA) de Guillermo De Fazio y la exquisita Michelle Lamb, bailando el tango de Osvaldo Pugliese: La Beba, por Pugliese y su orquesta. Guillermo es uno de los Hermanos Macana.
Y de allí, la bella hawaiana, se desplaza al viejo continente en Catania -Italia- y dibuja con su pareja de éxitos, Murat Erdemsel, el vals de Laurenz y Cadícamo: Mascarita, por Pedro Laurenz, su orquesta y el cantor Juan Carlos Casas.
Ahora me mando a Estambul -Turquía- para ver en acción a Ciccio Aiello y Sofía Galanaki, bailando el tango de Rafael Iriarte y Julio Navarrine: Trago amargo, por Juan D'arienzo y la voz de Alberto Echagüe. Mi piacce come si muove este calabrés Ciccio, que fue discípulo de Naveira, Pablo Verón, Chicho Frúmboli y Pablo Tegli.Y Sofía lo acompaña muy bien.
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