Miguel Ángel y Daiana |
Y aunque hay infinidad de parejas de todas las procedencias trabajando en este méttier, su nombre sigue sonando como lo que es: un grande. Un profesional entregado totalmente a la causa y con inquietudes permanentes. Tiene su propia Escuela de baile en Milan, su tienda de ropa milonguera en el porteño barrio de Palermo, su espectáculo Tangox2 y acude a los estupendos festivales que lo contratan.
En el último Mundial de tango celebrado en Buenos Aires, sus compañeros de profesión le rindieron un merecido homenaje junto a Daiana, por su enorme trayectoria, el respeto y la fama que ha sabido ganarse por su talento y su enorme profesionalidad y entrega. Es un embajador permanente del tango y de la cultura argentina y merece todos los reconocimientos que pueden y deben hacérsele.
Con Miguel me une una larga amistad y ha sido el prologuista de mi libro: La llamada del tango - Una danza mágica. Por ello celebro especialmente todos sus éxitos de artista y de vida. Pero además lo admiro poque ha sabido entregarse en cuerpo y alma a esta patriada y el resultado está a la vista.
Le dediqué estos versos lunfas que en el idioma que también nos une como porteños.
VERSOS MILONGUEROS A LA GURDA
(Al troesma Miguel Ángel Zotto)
Tayó en el rioba tangamente de potrillo
gardeleando a rockeritas suburbiales
con el fraguinche destino de su estirpe.
Se bardeó con las musas cachafazas
troileándose de zurda en la vitrola
empuglieseando su cuore hasta las bolas
y manijeando el esquecho en la viaraza.
Lo acompaña el mate amargo mancebado
en la sera del estrunge pensamiento;
el berretín fue del bobo el linimento
que una cheno lo orlará de marqués enmilongado.
Y s’espira, de pogua,
carancanfunfa
de gomina y sonrisa,
bien carrozado
a estremecidos pisos
muy fanguyados
en donde, senza
esparo, su estampa triunfa.
El guiye que lo copa es la milonga
y larga sarpado de sabia ferramenta:
un mancuse de ley, minga de mentas,
con carpuza, embrocando en meta y ponga
el fratacho de
leifes canyengueros,
el orsay de pecoraras mucangueros
yirando con namusas volatriches;
La salmodia lo empúa y el pastiche
lo encurda de emociones y lo estara
pa’siempre en las trasnoches, en boliches,
contraseña pa’que al
tango a la gurda lo yugara.
Le sella hoy el universo manyamiento:
Poniendo la percha, los quimbos y el talento
y milongueando en ritual porteñería
no tiene emparde en proscenio ni en la pista;
con la sofaifa entefrén, yumbear purista,
camina, -troesma total- y es chacamento.
Y acá podemos verlo en esta condición, bailando la milonga de Graciano de Leone: Reliquias porteñas, en Amsterdam, Holanda, el pasado año, junto a su compañera de vida y de arte, Daiana Gúspero, con el conjunto holandés Solo Tango. Una exhibición que me alegra aún más este domingo madrileño pleno de sol.
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