Los hinchas de la orquesta que sonaba en exclusividad esa noche, llenaban las hermosas instalaciones y nos íbamos con los temas en la cabeza y el cuore. Y el caso es que, en una oportunidad en que concurrí para saciar mis ansias milongueras, me tocó D'Agostino-Vargas. Y cómo bien señalaba el maestro director de la orquesta: "La gente bailaba a Vargas".
Y es que Angelito Vargas fraseaba como pocos y marcaba muy bien el compás con ese deje tan porteño. El tango es ritmo y compás, señalaba D'Agostino. Y así se lo hacía cantar a Vargas: "Cuando él cantaba a compás- Qué lindo es bailar- (El trece de Alberico Spátola), estaba marcado así para el baile", señalaba el pianista de Balvanera, que fue bailarín sobre el escenario, también.
Lo recuerdo con gran cariño a este cantor único en su estilo, que además vivió a 50 metros de mi casa. Habité dos años un apartamento en la calle Elía, frente al Parque Patricios, mi barrio de siempre. Y Ángel Vargas nació y creció a 50 metros del mismo, en la calle Pepirí, aunque en época anterior. Lo encontré algunas veces en San Clemente del Tuyú, donde mi cuñado tenía un hotel y Vargas veraneaba con su familia allí, porque la mujer regentaba una tienda frente al Hotel.
Y tengo que decir que sigo bailando con Ángel Vargas, increíblemente porque esta milonguera que está bailando conmigo acá en Madrid, se llama Ángel Vargas. Increíble. Ella es madrileña y su nombre Yolanda. Pero como en España, al igual que en algunos países de Latinoamérica, se utilizan los apellidos paterno y materno obligadamente, sus documentos patentan esos apellidos tangueramente ilustres: Ángel Vargas.
Es cómo retroceder en el tiempo porque Yolanda, además de su belleza, tiene todos los aires de una porteña con pedigrí milonguero. Lo siente, lo vive y lo baila con suavidad y elegancia. Claro, no podía defraudar esos apellidos que tienen semejante raíz tanguera. Y arrancó con la desventaja de que el oído no se adapta fácilmente a lo desconocido, cuando se largó a aprender a bailar tango.
Yolanda Ángel Vargas disfrutando en la milonga |
Precisamente estuvimos bailando anoche una tanda de D'Agostino-Vargas y disfruté por supuesto con su compañía en esa tanda y con su natural simpatía, que otorga combustible a nuestro común motor tanguero. Por eso luego, como es habitual, repetimos. Porque, como diría Gandhi: "Aquí y allá todos buscamos lo mismo, nuestra esencia está en todos lados".
D'Agostino da instrucciones a sus músicos y Vargas a la derecha |
Y escuchamos dos temas siempre presentes en la milonga. Gorriones, de Eduardo Chon Pereyra y Celedonio Flores, llevado a la placa impresa por D'Agostino-Vargas, el 7 de abril de 1942. Y Caricias, de María Isolina Godard, con letra de Juan Andrés Caruso, grabado el 17 de julio de 1945.
16- Gorriones - D'Agostino-Vargas
22- Caricias - D'Agostino-Vargas
me gustaria saber con exactitud el numero de la casa donde vivia,para escribir un libro sobre los cantores de aquella epoca,se que vivio en pavon casi esq maza,pero de pepiri, la verdad no lo se!
ResponderEliminarme gustaria saber con exactitud el numero de la casa donde vivia,para escribir un libro sobre los cantores de aquella epoca,se que vivio en pavon casi esq maza,pero de pepiri, la verdad no lo se!
ResponderEliminarJorge: El foro de la Memoria de Parue de los Patricios, imprimió hace unos años un plano Homenaje Histórico-Turístico del barrio. Y se ve pequeño, en la calle Pepirí entre Los Patos y Pedro Chutro, la casa de José Dames. Y entre ésta última y José A. Cortejarena, la casa de Ángel Vargas, sobre la misma mano, en la cuadra siguiente. No trae los números porque no entrarían en el plano. Es muy interesante para quienes quieren conocer el viejo barrio.
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