Y me hace recordar que García Jiménez ese poeta enorme, debutaría en el tango con esa obra que le llevaron a Gardel y que realizó con su ex compañero en las oficinas del Ferrocarril Sur (Hoy Roca), Rafael Tuegols, y que llamaron: Zorro gris. El mismo autor de esos versos iniciáticos lo contaba así:
-Un día de 1920, después de un tiempito sin ver a Tuegols, me dijo un amigo común:
-Rafael te espera una de estas noches en el Café de La Paloma, frente a los cuarteles de Palermo. Quiere que escuches un tango que acaba de componer.
Tuegols y García Jiménez se conocieron cuando el primero tocaba con su orquesta típica en el palquito rudimentario del cafetín de San Juan y Boedo. El sueño del muchacho era tocar en la orquesta de Eduardo Arolas, gran amigo suyo, pero éste desconfiaba por la pinta de dandy que calzaba Tuegols, simpre vestido de prima. Hasta que por fin el Tigre del Bandoneón lo convocó a su formación para tocar en el Tabarin.
Esa noche del Café La Paloma, García Jiménez la recordaba así:
Me senté a una mesa del Café. Desde el palco, Tuegols me hizo un saludito con un acorde del violín, al que agregó una guiñada de entendimiento. "¡Qué estará tramando el duende travieso de Rafael!", pensé.
Rafael Tuegols, primero por izq. con su cuarteto |
Después me hizo escuchar su tango flamante. ¡Qué tangazo!...El café estaba abarrotado de público que lo pedía insistentemente y lo aclamaba:
-¡Zorro gris!...¡Zorro gris!...
El tango tenía ya ese nombre. Me lo confirmó en la mesa cambiando optimistas impresiones. Me contó que venía gente de todos lados de la ciudad para oírlo, y continuamente llegaban colegas a pedirle copias manuscritas.
-No quería que saliera la edición de Breyer sin que vos le hicieras letra -me dijo-. Pero ya me ganaron de mano los falsificadores...
Tuegols le contaría años después, ya retirado, a los Bates, como se le ocurrió la idea del tango:
-Lo hice en un tranvía: iba a visitar a mi madre y de repente se me ocurrió el tango, gustándome el motivo y copiándolo en casa de mi "vieja". A los pocos días lo estrenaba en el Café La Paloma.
A García Jiménez lo llamaron de la grabadora para escuchar cómo Gardel estaba ensayando el tema. Y narraría el encuentro, a sus jóvenes 22 años." Ahí nomás, con sencillez de actitud, Gardel, en mangas de camisa, tomó una guitarra y con un pie sobre una silla la rasgueó y me esbozó la interpretación que en fecha próxima pensaba hacer de "Zorro Gris". No conocía bien la letra y la rellenaba con palabras de su cosecha. Lo interesante era que el artista consagrado y admirado (porque en aquel entonces ya Gardel era un predilecto del público porteño) se prestaba a realizar tal ensayo previo ante mí, novel autor juvenil, sometiéndose a mi consideración. Quizá esté en esa sencillez espontánea, en ese fervor puro, ajeno al énfasis, toda la clave secreta de su genialidad".
Incluso a Gardel le parecía algo adelantada para la época, la letra de García Jiménez, pero entre todos lo convencieron de que éso era lo que venía.
Los invito a escuchar este tango señero, por Carlos Gardel con las guitarras de los negros José Ricardo y Guillermo Barbieri, grabado en 1921. Y a continuación en un arreglo majestuoso, verdaderamente maravilloso, Osvaldo Pugliese nos entrega el tango instrumental reverdecido. Lo registró con su orquesta en 1970. ¡Araca con Don Osvaldo!
Zorro gris - Carlos Gardel
24- Zorro gris- O. Pugliese
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