y dejás que hable por vos
la milonga en sus floreos;
vieja queja de pasión
renovando parejas
con este son.
Ahora nos toca a nosotros y ya tenemos listos los tarros, la camisa, el talompa y...sobre todo... las ansias de milonguear esta nocheeeeee!!
Tal vez será porque uno va cumpliendo años, ves desfilar a tantas figuras que dejaron huella, amigos que se piraron, las limitaciones lógicas de los años, las ambiciones amenguadas y otra filosofía para encarar esa recta final que a veces es muy lunga y en otras se va acortando... La cuestión es que este tango te bate la justa, no hay tu tía, que diría un filósofo de café.
Su autor fue un personaje que la vivió y de qué manera. Fue conocido popularmente como Carlos Viván, aunque en la vida real se llamaba Miguel Rice Treacy y era descendiente de padres irlandeses. Futbolista, actor, cantor, viajero incurable, compositor, poeta, libretista, lo cierto es que destacó en muchos de estos rubros y dejó patente su carisma en todos los ambientes por los que transitó.
Como cantor grabó con varias orquestas unos 150 temas. Formó en orquestas como las de Juan Bautista Guido, con Pedro Maffia, Brignolo, Bonavena, Fresedo, Firpo, Maglio, Donato, Maglio, lo que demuestra que se adaptaba a los distintos estilos con su voz suave que entonaba los estribillos de entonces. Y también destacaría como creador de temas que hicieron roncha. Entre ellos, el que hoy traigo a la palestra.
Lagna Fietta, Nelly Omar, Carlos Viván y el Chato Flores |
Hay que apuntar el dato de que este personaje vivió la noche, las madrugadas, los romances fogosos, los amigos noctámbulos, las farras. No se privó de nada y fue querido por mucha gente del tango. Y en esos anversos y reversos, jugosos y odiseicos, las peripecias que fatigaría en su aventura diaria, irán, dejando paso al recuerdo, al olvido y a la realidad de los años. Su pluma se inyecta en la memoria de gente que desfila a su paso por distintos escenarios, bodegones, en las madrugadas infinitas... Y a sus veintiún años de edad habla y describe el final, como una persona que ya las hizo todas.
Tenían un amor oculto y razones muy privadas para mantenerlo así. No se trababa de engañar una esposa, ni a ningún novio o marido. Eran libres pero pensaban que su amor no tenía porqué importarle a nadie. Por lo menos, así pensaban ellos, pero el ímpetu de la relación era tal, que cada vez se les hacía más difícil el disimulo.
Se llamaba Mariano Abel Aznar. Autor, Compositor. Nació en la localidad de Libertad, Partido de Merlo, Provincia de Buenos Aires, el 26 de junio de 1913. Falleció el 5 de marzo de 1983. Su padre, aragonés, tocaba la guitarra y el bandoneón y era de profesión ferroviario. Desde los 13 años de edad Abel trabajó en los ferrocarriles con su padre, quien lo quería graduado de ingeniero químico:
- El viejo -recuerda-, deseaba por sobre toda otra cosa, asegurarme el futuro; además veía que yo tenía un porvenir en el ferrocarril y combatía a muerte mi afición por los versos. A pesar de eso pude estudiar el violín desde mis ocho años hasta los trece. El colegio lo hice sólo hasta el sexto grado, pero aprendí muy bien el idioma inglés junto a mi madre que era irlandesa. Claro que lo que mí me gustaba no era el inglés ni los trenes de papá, ni la química del futuro, sino la noche, la poesía y escuchar a Juan Maglio Pacho, que a veces venía con su orquesta por los pueblos del oeste.
Después de 1930, Abel se vinculó con gente del ambiente artístico; conoció a Mansilla (El abuelito) en radio Nacional y él le presentó a Antonio Maida -que era muy amigo de Samuel Yankelevich- y a Nelly Omar. Por entonces, haciendo la música y la letra, compuso su primer tango: Igual te quiero.
-El 24 de junio de 1936, siempre opuesto a mis inquietudes, falleció mi padre, y cuatro días después Nelly Omar me estrenaba el tango por radio; y no alcancé a demostrarle al viejo que había emprendido algo serio en la vida, por mi propio camino. Y me tuve que hacer cargo de mi familia además. Entonces, aparte de mi trabajo en el ferrocarril, daba lecciones de inglés en mi casa todas las noches. Eduardo Farrell estaba entre mis discípulos y ayudaba a Eloy Rébora a traducir libros. Pero quedé enteramente desvinculado del medio que a mí me gustaba. Tuve que empezar de nuevo.
Fue Armando Cupo quien le presentó a Laurita Esquivel, a Reinaldo Yiso y a Roberto Chanel, con el cual hizo algunos tangos.
Pasó el tiempo y un día Reinaldo Yiso le trajo una música de Luciano Leocata. Aznar le puso versos convirtiéndose en el tango: Y volvemos a querernos. Gracias al entusiasmo que despertó en Jorge Casal, lo estrenó y grabó Florindo Sassone con su orquesta y Casal en la confitería La Armonía, de la calle Corrientes.
Osvaldo Ruggiero, sobrino de Leocata se lo llevó a Pugliese y la obra, en 1948, constituyó su primer éxito. Luego, con el mismo Leocata vinieron: Y mientes todavía, Y no te voy a llorar, Y todavía te quiero.
Con Carlos Olmedo: Lo que vos te merecés, De puro curda, Y no le erré. Con Azucena Maizani, Y no somos nada. Con Cholo Hernández, Sonatina. Con Carlos Di Sarli, De qué podemos hablar. Con Manuel Sucher, Y no lo vas a saber, Nuestra última partida, Te doy un beso y me voy. Con Leo Lipesker, El último guapo, Sueño malevo, Qué tenes que hablar de mí. Con Juan Carlos Howard, Y te parece todavía. Con Alfredo Calabró, Vos hacé lo que querés.
Horacio Ferrer
(En SADAIC figuran 233 obras suyas, pero sólo 88 fueron editadas y grabadas. Realizó traducciones para la editorial Julio Korn)
Podemos escuchar ese primer gran éxito suyo: Y volvemos a querernos, grabado por la orquesta de Florindo Sasone con Jorge Casal el 25 de enero de 1949)
Acto seguido nos vamos más cerquita, al Tango Zaragoza Festival. En este caso para ver a Carlitos Espinoza y Noelia Hurtado luciéndose al son del valsecito La serenata de ayer, por D'Arienzo-Mauré.
Cerramos el viaje en la Meca del tango: Buenos Aires. Y son Kei Hasegawa y Germán Landeira los que se mandan al ruedo con la Milonga criolla por la orquesta de Francisco Canaro, cantando Roberto Maida.
Por el mundo con el tango a sus pies
El tango puede definirse de cualquier manera menos como algo simple. Sabe a milonga sentimental, a tragedia, a comedia, a sarcasmo, a amor a celos, a pasión, a viejo recuerdo, a Buenos Aires querido, pero nunca deja impasible.
Es reflejo de las mas diversas pasiones y emociones humanas. Todas esas características nos llevaron a encontrarnos con Domingo Pugliese, para muchos quizás desconocido por su afán de mantener su “perfil bajo” como bien él define su propia figura, pero reconocido como pocos en el ambiente tanguero de Buenos Aires por llevar 52 impecables años como eximio BAILARIN y profesor de profesores.
Esther y Mingo Pugliese |
Integrante de los Jurados del Festival de tango y folklore de Baradero de la Provincia de Buenos Aires y de los Torneos Bonaerenses de tango y folklore para Tercera Edad. Viene transmitiendo su escuela desde hace muchos años en países como España, Japón, Brasil, Alemania, además de ser Profesor y Coreógrafo del Centro General Belgrano y del Centro Cultural Ricardo Rojas y de la Universidad de Buenos Aires.
La coreografía tanguera evolucionó paralelamente a la música y sus figuras se nutrieron de las mismas fuentes, los géneros importados y los criollos, por eso es justo ubicar a los primeros bailarines entre los creadores del tango.
Obviamente, los primeros‑primeros no dejaron registros de sus nombres cuando hacían burla a los bailes de los negros en las puertas de un candombe o cuando innovaban en las figuras, de una habanera o de un tango andaluz.
Por eso cuando a Mingo, conocedor de tango como pocos, le preguntamos su opinión personal sobre los orígenes de esta danza, nos dijo: “Soy un convencido de que en realidad no hay corrientes dentro del tango, solo existen por decirlo de alguna forma, tres diferenciaciones producto de su propia historia: el tango orillero, el de salón y el fantasía.
Pero de aquella época de oro del tango no queda ninguno de sus buenos bailarines.
En aquel entonces el baile estaba separado por barrios y dentro de lo que era la circunferencia de la Capital Federal había bailarines que se caracterizaban dentro de sus barrios.
Uno de los barrios de donde salieron los mejores bailarines fue Monte Castro. Mucha gente cree que es Floresta, pero no, es un barrio chico que tiene el epicentro en Jonte y Segurola Ahí, en el Club Nelson en la calle Bernárdez 1850, se juntaban los mejores bailarines, y fue donde, desde el 36 al 55, aproximadamente, se practicó el mejor tango.
Algunos dicen que uno de los primeros bailarines, fue de San Telmo, se llamo Pedrín, pero yo me inclino a pensar que el tango se empezó a bailar en los Viejos Corrales, allá en Parque Patricios en las calles Monteagudo y Caseros.
Me vuelco mas por esa teoría porque ahí estaba el matadero antiguo al que llegaban arriando las tropas desde el interior y el barrio estaba todo circundado por prostíbulos.
Mingo Pugliese bailando con Gachi Fernández |
En lo que a mi respecta, me interesa hacer dos separaciones en el tango y que son las etapas que marca el año ’40, ya que a partir de ese año fue cuando realmente evolucionó ‑el tango música empieza allá por el ’900 como tango ‑ criollo, como tango de la Guardia Vieja, hasta que De Caro en la época del ’20 le cambia la notación musical del compás del 2 por 4, al del 4 por 4, dando origen a la Guardia Nueva.
Después en el ’48 empieza el tango de Vanguardia.
Aquella notación musical que modifica De Caro es la misma que luego D’Arienzo acelera a un 4 por 8 para darle el ritmo característico y pegadizo por que utiliza más notas en el mismo tiempo.
Y hay tantos tangos como parejas de baile porque cada una puede trasmitir una emoción diferente.
Le pedimos que nos hablara de los distintos tipos que suele decirse que existen.
Pero nos sorprendió afirmando que: “Aunque cada cual inventa algo, el tango es uno solo".
Se puede dividir en tres variantes: el cantado, el danza o bailado y el instrumental.
No entiendo la separación que pretenden hacer algunos entre el tango y tango danza.
El baile es uno solo, la diferencia radica en los bailarines, unos son de pista y los otros de escenario.
Es una música costumbrista que no solo no es folklore, sino que además es un híbrido producto de una mezcla de músicas diversas que van desde el candombe uruguayo hasta la habanera y el salsón cubanos y que a pesar de que lo han venido estructurado para pretender una enseñanza práctica, es un fenómeno cíclico que ha venido apareciendo y desapareciendo a lo largo de su propia historia.
Aparece siempre coincidentemente con las crisis de comunicación, en esas épocas en las cuales la gente necesita sentir el contacto con otro como una forma de sentirse vivo.
Porque el tango es sin ninguna duda, algo sensual, sugerente e, incluso, sexual porque hay en él una cercanía, una comprensión sin hablar, un juego constante de preguntas y respuestas que se transmiten constantemente entre los bailarines.
Por eso siempre mantuve que hay dos formas de enseñanza.
Una es la improvisación que es la forma de enseñar a bailar dándole al alumno la libertad de que exprese lo que siente.
La otra es la enseñanza por figuras en donde se marcan rutinas de baile prefijadas.
Adela Fernández Cruz
(Domingo Pugliese falleció en 2017. Podemos verlo bailando con Esther, el tango Amurado, por la orquesta de Pedro Laurenz)