Hoy se cumplen 89 años de la desaparición del más grande cantor que ha tenido el tango en su historia. O del "inventor" del tango cantado, porque realmente, cuando él, en 1917 graba su primer tango, Mi noche triste, de Castriota y Pascual Contursi, era el tema número 35 en su lista de registros discográficos.
De su primer tema grabado, en 1912 hasta entonces, había llevado al disco canciones en tiempo de vals, canción, estilo, vidalita, cifra, gato, zamba. Aunque también es cierto que en 1917, grabó la canción El Moro, de José María Gutiérrez con su guitarrista José Ricardo y lo hizo a continuación en tiempo de tango, acompañado por la orquesta de Roberto Firpo.
Seguiría entonando y llevando al disco, temas em tiempo de canción, bambuco, estilo, zamba, cueca, cifra, tonada, serenata, fado, chacarera, triunfo campero, pasillo, shimmy, foxtrot, triste, pero a partir de 1923/24 el tango va copando la parada en su extenso repertorio y se convertiría en el gran intérprete que consagraría para siempre el tango cantado.
En 1925, por ejemplo, con sus guitarristas José Ricardo y Guillermo Barbieri, grabará y populizará, entre otros, tangos como: Adiós para siempre, Amigazo, Caminito del taller, Caricias, Cicatrices, El bulín de la calle Ayacucho, Entrá nomás, Fea, Galleguita, Langosta, Leguisamo solo, Mentiras, Milonguera, Organito de la tarde, Oro y Seda, Perdón viejita, Sentimiento gaucho, Silbando, Viejo rincón y Yo te bendigo.
Ya está lanzado para siempre el gran cantor que consagró al tango en América y Europa, que será estrella del cine y que será el ejemplo a seguir. Porque ha marcado para siempre el rumbo del tango y la categoría del género. No llevó al disco temas que cantaba, como En la vía, Puente Alsina o Corrientes y Esmeralda, de Celedonio Flores que se estrenó en 1932 y Gardel lo cantó modificando la estrofa final en aquella parte: "Cualquier cacatúa sueña con la pinta de Carlos Gardel". Y él cambió su nombre por el del actor Charles Boyer.
Su alianza, en pleno éxito con Alfredo le Pera sería decisiva para la consagración definitiva. Habían tenido una discusión muy fuerte, a raíz de un brulote del poeta-periodista que escribió en el diario "Última hora", sobre el cantor. Gardel lo fue a buscar a la redacción, lo increpó duramente y Le Pera terminaría confesándole que lo había escrito a instancias de un compañero de redacción.
Años más tarde, Gardel estaba cantando en París y Le Pera había sido enviado por el empresario del Teatro Sarmiento para comprar material de Revistas teatrales y de paso hacía reportajes para el diario Noticias Gráficas. El empresario teatral y periodista Mariano Hermoso, que era amigo de ambos y estaba en Europa, logró juntarlos en una cena donde restablecieron la amistad.
Y sería en París donde Le Pera se convierte en el guionista de los filmes gardelianos como Espérame, (hizo de corrector), La casa es seria, Espérame, Melodía de arrabal y las cuatro realizadas en Long Island (Nueva York): Cuesta abajo, El tango en Broaway, El día que me quieras, Tango Bar y las escenas de The big broadcast (Cazadores de estrellas), en 1934.
Y en esa vorágine crean entre ambos temas inmortales, que de la pantalla pasan a engrosar el cancionero popular de todo el mundo: Volver, Cuesta abajo, El día que me quieras, Sus ojos se cerraron, Lejana tierra mía, Arrabal amargo, Golondrinas, Soledad, Silencio, Mi Buenos Aires querido...
El 24 de junio de 1935 se produjo la catástrofe de Medellín (Colombia), donde chocaron los dos aviones y en uno de ellos iban Gardel, Le Pera, los guitarristas que acompañaban al cantor: Barbieri, Riverol y José María Aguilar que milagrosamente salva su vida. Pero quedó desfigurado y con muchos problemas físicos.
Carlos Gardel se mantendrá vivo para siempre en la memoria de los argentinos, uruguayos y muchos otros. Por eso lo recordamos con tanto cariño cada 24 de junio, como él rememoraba a su querida Buenos Aires. El último tango que cantó en su vida fue Tomo y obligo, que lleva versos de Manuel Romero y música suya (otra de las grandes virtudes de Gardel).
Y es el tango que ahora vamos escuchar, interpretado por el más grande de los cantores de tango.
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