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miércoles, 12 de junio de 2024

Ada Falcón

 MISTERIO Y LEYENDA

   El paso de los años no ha logrado oscurecer el timbre cristalino de su voz cuando escuchamos algún disco suyo. Como a un palacio de la belle époque, la pátina milagrosa del tiempo, le confiere un encanto especial. Si a ello se le agrega el misterio de su vida, la aureola de Ada Falcón se incrusta en la leyenda.

  Se llamaba Ana Aída Falcone, nació en Buenos Aires el 17 de agosto de 1905, y con sus hermanas mayores Amanda y Adhelma conformó un reclamo de gran repercusión en una época en que la música ciudadana se inundaba de hermanas, reales o inventadas. Las Ledesma, Las Desmond, las Meyer, las Lamar, y más tarde las Berón o las Omar. Ella misma le contaría al historiador Roberto Gutiérrez Miglio, que no era hija de Domingo Falcone, sino de Miguel Nazar Anchorena, con quien su madre, Cornelia Boesio, vivió un tiempo. En 1929 la descubre Enrique Delfino en una fiesta  -como a la Maizani-, y la lleva a la Odeón para grabar con su trío 14 temas, aunque Ada ya había registrado 4 piezas para la RCA Victor con Fresedo en 1925. Los dos primeros fueron Oro y Seda y Pobre chica.

                                         



   Su madre las introdujo temprano a las tres hermanas en el ambiente artístico y con apenas 5 años, la menor, Ada, cantaba en varietés y fiestas, tonadillas y canzonetas con el nombre de La Joyita argentina.. Su voz de mezzosoprano, dramática y pletórica en matices, casó de inmediato con el tango. Canaro la escuchó, se enamoraron perdida y tempestuosamente, y a partir de ahí comenzó a grabar con su orquesta -203 temas-, aunque nunca actuó en público con él. Su rara belleza, sus enormes ojos castaños y su boca seductora la  proyectaron al estrellato junto a su hermosa voz que acaban de llenar el tango de un perfume sensual y lírico. Radio El Mundo fue su escaparate y las grabaciones el origen de su fortuna. Se compró un palacete en Palermo Chico, un Packard espectacular y le agregó un chófer negro, un criado afeminado y unas carísimas pieles con las cuales envolvía su pequeño pero atrayente contorno,

   No sólo cantó tangos. También grabó fox-trots, pasodobles, rancheras, valses y  canzonetas. Fue novedosa en el tratamiento de temas como el caso de Alma de bohemio -genial-, convincente, confesional en Te quiero o Lo  que nunca te dirán, que Canaro creó para ella y donde se atisba el fuego que terminaría abrasando a ambos. El mismo director financió el filme "Ídolos de la radio" (1934), donfe ella compartió cartel con Olinda Bozán y Corsini, y con quien cantaría a dúo, al igual que con Charlo y Famá. 

   Luis Riccardi, el notable pianista que estuvo muchos años con Canaro, decía una noche: "Ada tenía un magnetismo especial. Todos estábamos un poco enamorados de ella, aunque sabíamos de su fuerte relación con Francisco. Ensayaba apenas y agarraba los temas al vuelo. Su sentido musical era único y nos levantaba con su maravillosa voz.". Entre 1930 y 1935 alcanzó su apogeo.  Grababa un promedio de 15 discos mensuales y su colección  de joyas y costosos perfumes aumentaba también. La acosaban los millonarios y hasta algún príncipe, la seguía la gente  común y se la disputaban las radios como gran estrella. Entre las costosas alhajas que lucía, aseguraba que la más valiosa se la había obsequiado el maharajá de Kapurtala. 

                                       



   El periodista Roberto Lagomarsino acertaría a bautizarla como La Greta Garbo del tango, y eran pocos los que se atrevían a sostener la mirada de sus hermosos ojos. Discépolo que le dio sus temas Secreto y Confesión para que los cantase, decía: "Era tan divina que hacía mal mirarla", según relato de ella. Y Ada comentaba que Gardel cuando llegaba al estudio de grabación se adelantaba para escucharla a ella. Al terminar una cena compartida con Gardel y Canaro en La Boca, aseguraba: "Más tarde Carlitos me llevó caminado a la Costa y nos alejamos. Cuando estábamos solos, me besaba los ojos y me decía: "Piba, piba preciosa... enseñame a cantar Yo no sé qué me han hecho tus ojos". Me aseguraba que los hombres más poderosos de la Argentina estaban enamorados de mí".

   De repente entró en un trance místico y le pareció ver a la Virgen María en la cara de su ama de llaves. La relación con Canaro  se abigarró de colisiones y las iglesias comenzaron a recibirla en estado febril. Se pasaba horas rezando, faltaba a sus actuaciones, cantaba semi-recluida en la radio, sin público. Salía por la puerta trasera esquivando a los fans, incumplía contratos millonarios, donaba joyas y abrigos y se fue alejando paulatinamente del ambiente. Un sacerdote que recibió sus confesiones en la Iglesia del Pilar y que la escuchó conmovido cantar canciones religiosas, la recomendó a un convento de monjas en Salsipuedes, Córdoba.

   En 1942, Ada Falcón abandonó definitivamente al tango y el mundo exterior, y como hermana terciaria se radicó en las sierras cordobesas, imponiéndose en su voto, austeridad y frugalidad. Se compró un pequeño apartamento, muy humilde, luego de repartir sus bienes entre los familiares cercanos. Allí sobrevivió hasta los 96 años (4 de enero de 2002), después de ver morir a su madre con más de 90, que no se movió de su lado.

   Ese mismo año se estrenó un filme en su homenaje titulado: "Yo no sé que me han hecho tus ojos". Su leyenda y misterio se acrecentaron porque se negó a recibir visitas, rechazando a muchos fans que se trasladaron a  Salsipuedes. Y sólo las 221 grabaciones que dejó  como herencia permite aproximarnos a una de las voces más  hermosas que ha tenido el tango. En sus últimos años vivía en un asilo de ancianos administrado por monjas de Molinari, un pueblo cercano a Cosquín. 

   La rodeó un hálito de misterio siempre. Ella quería casarse con Canaro y según testigo de esa relación, el director estaba casi decidido a ello pero debía separarse  de su esposa francesa y debía dejarle la mitad de sus bienes. Para colmo hubo otro golpe de efecto. Cuentan que un día Ada estaba sentada en las piernas de Canaro, cuando llegó la indignada esposa de Pirincho y exhibió una pistola amenazando con dispararle si no desaparecía de vida de su marido.

   Allí terminó la historia de ese romance. Se despidió `para siempre del amor de su vida en 1942, grabando con él dos temas de Ivo Pelay y el propio Canaro: Corazones encadenados y Viviré con tu recuerdo. En ellos, el letrista parece reflejar la pasión incurable que le transmite Canaro a Ada. Su alejamiento del hombre que amó, no pudo tener un final más simbólico y reminiscente. Por si quedaba alguna duda en la mente de los tangueros, ahí sigue girando indefinidamente ese hermoso valsecito que Canaro dedicó a sus ojos: "Yo no sé cuantas noches de insomnio / en tus ojos pensando soñé...".

                                         

Interior de la casa-museo de Ada Falcón en Salsipuedes

   La casa de Ada Falcón en Salsipuedes se ha convertido en un hermoso museo que recrea sus imágenes y recuerdos. Es muy visitada y refleja en parte todo lo que ella representó como artista y como cantante inolvidable.

   Vale la pena recordarla cantando precisamente: "Yo no sé que me han hecho tus ojos". Lo grabó con la orquesta de Francisco Canaro el 17 de Septiembre de 1930.

                                   


   Y el tango de Francisco Canaro: "Te quiero", acompañada por la orquesta del autor y grabado el 4 de julio de 1932.

                                          



   

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