Alberto Castillo rompió el molde del cantor de tango, cuando Ricardo Tanturi lo incorporó a su orquesta en 1939. Seguramente, el propio director ni se imaginó que con su decisión estaba a punto de consumar una revolución en la agenda e historia del tango. La yunta debuta en el Palermo Palace, de Godoy Cruz y Santa Fe, y una verdadera multitud se agolpó ante las puertas del salón, quedando numerosos bailarines frustrados por quedarse afuera. Era todo un síntoma de lo que se avecinaba.
Hace unos años contaba Elías Randal (Elías Rubistein, el menor de cuatro hermanos, todos dedicados a a la enseñanza del arte y autores de tangos exitosos), una anécdota curiosisima:
-Un vecino del barrio (Elizardo Martínez Vilas), conocedor de que yo había compuesto algunos temas, me trajo un día una letra para que le pusiera música. Yo lo miré atentamente y le dije que ya lo haría.
Elías Randal |
A los pocos días me encuentro con él y me pregunta cómo iba el tema. Le dije -mintiendo-, que iba bien.
Como me lo encontraba a menudo, siempre había el parecido intercambio de palabras y comentarios, y la realidad era que el tema no me interesaba, no lo veía apto.
Lo cierto es que me lo vuelvo a encontrar y para salir del paso, le dije, mintiéndole: -"Ya lo tengo...".Y ahí nomás tomé la letra que guardaba en un bolsillo y le tarareé una melodía que me inventé en el momento.
El hombre se entusiasmó y me responde:
-¡Es bárbara... va a ser un golazo...!
Curiosamente, a mí también me gustó, la memoricé y al llegar a casa la trasladé al pentagrama. Probamos un par de veces y sonaba realmente bien cuando la completé.
La orquesta de Ricardo Tanturi con Castillo en radio El Mundo |
Esa misma noche le llevamos el tema a Ricardo Tanturi que actuaba en radio El Mundo. En un café vecino a la emisoria le dí la partitura y la tarareamos.
-¡Muy lindo...! -dijo el maestro. Y después de la actuación la estuvieron ensayando con la orquesta y Castillo, ante mi asombro y el de mi vecino que firmaría la pieza con el seudónimo de Marvil.
Le pusimos de título Así se baila el tango, que Ricardo Tanturi con Castillo estrenaron una semana más tarde con enorme éxito.
El hecho ocurrió en un club del barrio de Flores donde actuaba la orquesta y Alberto Castillo, con su estilo cancherazo que tantas reprimendas le costaran del director, provocó una especie de batahola entre dos barras que se liaron a golpes cuando cantaba aquello de:
--Qué saben los pitucos, lamidos y shushetas / qué saben lo que es tango, que saben de compás..."
El tema se convirtió rápidamente en un suceso espectacular y en un símbolo milonguero:
-Así se baila el tango /sintiendo en la cara / la sangre que sube / a cada compás; / mientras el brazo / como una serpiente / se enrosca en el talle / que se va a quebrar...
Y desde aquella lejana noche de 1942, día a día se renueva el éxito en las milongas de tantos lugares del mundo donde el tango llamar a formar en la pista. Es cierto que poéticamente no es una obra de arte, pero la interpretación de Tanturi-Castillo supera con creces los brochazos descriptivos propuestos por el autor.
Escuchamos dicha versión grabada el 4 de diciembre de 1942. Y de paso, nos marcamos unos pasitos en el piso...
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