En este año de 1992 se cumplieron cincuenta y tres del debut de la Orquesta definitiva del maestro Osvaldo Pugliese.
Fue el 11 de agosto de 1939 en el café Nacional de la calle Corrientes. Desde aquel día ha continuado funcionando este equipo musical.
La expresión de la orquesta fue cambiando con los años. Hoy quiero referirme al primero de sus cambios fudamentales: el paso de un decarismo casi puro a un nuevo enfoque estilístico, motivado por su contacto con el público y el desarrollo de la creatividad del director y sus músicos.
Su filiación estética, netamente decareana, le acercó el favor del público, primero en los cafés, cabarets, radios, para luego, en pleno auge de los clubes de barrio, enfervorizar a las legiones de bailarines que se sintieron identificados con su marcación rítmica.
Son testigos del estilo de su primera época las grabaciones de 1943, 1944, y la primera mitad de 1945.
Así, Mala junta, tango de Julio De Caro y Pedro Laurenz, segunda obra instrumental grabada por la orquesta -27 de agosto de 1943- puede ser comparada con la grabación del sexteto de Julio De Caro -13 de septiembre de 1927- y constatarse, disimulando las diferencias de planta orquestal y técnicas de grabación, la similitud estilística y de recursos expresivos.
Parecidas consideraciones pueden hacerse si se cotejan los tangos Recuerdo, del propio Pugliese; Tierra querida y El arranque, de Julio de Caro; Amurado de Maffia y Laurenz; Mala estampa-Mala pinta de Julio y Francisco D e Caro; Raza criolla-El Taita de Salvador Grupillo; Derecho viejo de Eduardo Arolas, y El monito, de Julio De Caro (ocho temas que la orquesta Osvaldo Pugliese llevó al disco entre sus doce siguientes grabaciones puramente instrumentales, desde el 31 de marzo de 1944 hasta el 12 de junio de 1945) con los registros que de las mismas obras hizo el sexteto de Julio De Caro entre 1925 y 1928, excepto El arranque, que fue grabado con orquesta en 1934.
Y fueron precisamente los bailarines quienes hicieron sentir a la orquesta de Osvaldo Pugliese la necesidad de ir trocando el original estilo decareano por una expresión distinta, milonguera, sincopada, polirrítmica y canyengue, en la que, según expresa Raúl Garello, "...no resulta fácil encontrar la melodía; ésta vive oculta a través de un tejido rímico y armónico"
Este modelo rítmico, que aparece en Flor de Tango, de Julio Carrasco, grabado el 28 de agosto de 1945 (a su vez primera grabación de un tema puramente instrumental compuesto por un músico de la orrquesta), alumbra un año después, el 21 de agosto de 1946, con la grabación de La yumba de Osvaldo Pugliese; para continuar con N.N. (primer instrumental de Osvaldo Ruggiero y segundo de un integrante de la orquesta), el 28 de abril de 1947; terciando Jorge Caldara con Patético, el 6 de abril de 1948; el propio Osvaldo Pugliese con Negracha el 24 de junio del mismo año, y el 31 de mayo de 1949 con Malandraca; completando esa etapa fundadora Emilio Balcarce con Bien compadre, el 27 de septiembre de 1949; reiterándose Carrasco y Caldara con De floreo -29-3-1950- y Pastoral -3-5-1950-, respectivamente; y debutando Esteban Gilardi con Don Aniceto, grabado el 25 de julio de 1950.
Todas estas obras instrumentales fueron pensadas, compuestas y ejecutadas en función de una nueva expresión de la orquesta, a tal punto que a pesar de su éxxito no encontraron fácilmente otros intérpretes.
En los primeros diez años de trabajo (sin alterar esencialmente sus pilares solistas: Osvaldo Pugliese en piano, Aniceto Rossi en contrabajo, Enrique Camerano en violín, y Osvaldo Ruggiero en bandoneón (reemplazando ya en el primer año de grabaciones a Enrique Alessio), la orquesta había encontrado su estilo particular, adaptándose a una nueva etapa de vida ciudadana, consecuencia inmediata de los cambios económico-sociales producidos en Argentina, derivados de la guerra de 1939-1945, que en lo que al tango respecta se evidenciaron en un explosivo aumento de las fuentes de trabajo para los intérpretes, principalmente por la generalización de los bailes masivos y populares.
Pugliese con sus bandoneones: Lavallén, Demarco, Ruggiero y Spitalnik |
Después vendrá la presencia como compositor de Oscar Herrero, violinista desde 1943, y la influencia de otros músicos para su conformación definitiva: Ismael Spitalnik, Mario Demarco, Julián Plaza, Arturo Penón, Rodolfo Mederos, Juan José Mosalini, Daniel Binelli, para citar solamente a algunos bandoneonistas, ya que no es ningún secreto el lugar preponderante que a dichos instrumentistas asigna Pugliese en la orquesta.
Aún con las omisiones propias de una síntesis recordatoria, he querido rendir homenaje a esta orquesta que lleva más de medio siglo de existencia, destacando un aspecto que siempre la distinguió: su evolución constante, basada en la tarea de conjunto, abierta a la creatividad y al talento de sus integrantes.
Natalio Pedro Etchegaray
Excelente entrada. Gracias por compartir tanta sapienza tanguera.
ResponderEliminarSaludos desde Bs.As.
Gustavo R.
Es que Natalio Etchegaray es el máximo analista y seguidor de la orquesta de Pugliese. Un abrazo.
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