Soy modesto, tan modesto
que me limito a callar
cuando escucho que comentan
mi manera de bailar.
Unos dicen que en el tango
no ha nacido mi rival,
otros creen que en la milonga
se aprecia la calidad.
Y yo francamente digo
que no me atrevo a opinar.
Y después de estas parolas invitantes, nosotros, esta noche, como todos los sábados y martes del año, seguimos tirando del carretel milonguero en el acogedor salón de la CASA DE ARAGÓN, de la Plaza República Argentina nº6. Un lugar reservado para milongueros fieles, que en Madrid intentan emular aquellas legendarias milongas que inundaron los barrios de la saga fundadora.
La música es la impulsora de todo el movimiento y en nuestro salón está asegurada, con aquel fabuloso botín que nos legaron las orquestas del treinta, cuarenta y cincuenta en forma de grabaciones. Que no es sólo patrimonio madrileño, sino que en el más lejano confín del mundo, el tango talla hoy como pocas veces en su historia. Y para demostrarlo, voy y me instalo en Canadá.
Por ejemplo en el Theatre Rialto, de Montréal (Québec), donde se desarrolla el evento mensual "Le grand Bal Tango". Y, en este caso, la pareja que integran Alexander y Sandra, se mandan con El amanecer, por la orquesta de Carlos Di Sarli.
Me quedo en la hermosa Montréal, porque ahora son Fernando Sánchez y Ariadna Naveira los que nos hacen difrutar en el "Fusiliers Mont Royal", durante el Festival "Montréal aime Le Tango", con el valsecito Lejos de tí. Lo interpreta la orquesta de Rodolfo Biagi con el cantor Teófilo Ibáñez.
Ahora doy un saltito grande y aparezco en el Music Hall de Moscú. En este caso, Noelia Hurtado y Carlitos Espinoza, durante el Festival Planetango 2015, se mandan con la Milonga de mis amores interpretada por la Solo Tango Orquesta.
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