Pero también son días para encontrar algo que nos renueve las emociones y prestemos más atención a muchas cosas que nos pasan, que nos rodean, como la naturaleza y la música, que son inspiradoras y fecundas. Desde mi ventanita florida veo los árboles y el verde del parque vecino, mientras escucho música y escribo. Todo eso me sirve para recrear ese archivo incrustado, aquellos paisajes del alma, que decía Unamuno, sumergiéndome en reverberaciones melancólicas, quizás.
Enrique Mario Francini y Aníbal Troilo |
Como las imágenes efímeras que titilan en la pantalla del ordenata, mi cabeza y mi cuore viajan con esta música que escucho en la manaña luminosa, Sin nubes en el horizonte. Y me estoy acordando de Enrique Mario Francini y sus viajes emocionales con el violín. Un músico maravilloso y sencillo como hombre de pueblo, al que vi tantas veces, incluso pasando un momento dramático cuando subió al palco que esperaba aquel regreso tan esperado de Juan Domingo Perón en el tinglado preparado cerca del aeropuerto de Ezeiza, junto a otros integrantes de la orquesta del Teatro Colón..
De repente comenzó un tiroteo brutal y los músicos debieron tirarse de bruces al piso del palco para evitar las balas. Yo estaba con dos compañeros periodistas, parapetado contra la pared del mismo y lo veía a Francini abrazado a su violín y no podía creerlo, ni entendíamos nada de la que estaba pasando. Y el otro tema tremendo, fue su minuto final en el escenario de Caño 14.
Se organizó un Festival en homenaje a Pichuco -fallecido tres años antes, el domingo 27 de agosto de 1978, al que acudía Zita, la compañera de Troilo. El gordo Francini -para muchos el mejor violinista de la historia del tango-, estaba algo mal de salud pero decidió acudir y Chupita Stamponi que hacía dúo con su amigo de toda la vida, pidió tocar en primer término para que Enrique pudiera irse a descansar.
Enrique Mario Francini y Héctor Chupita Stamponi |
Los presentó Ana María Micheli, arrancaron con La casita de mis viejos y siguieron con Mi noche triste. Estaban tocando Nostalgias entre grandes aplausos, cuando de repente Francini cae al suelo como impactado por un rayo. Lo atendieron de inmediato los doctores Matera y Márquez, mientras él agonizante preguntaba por su violín, pero ahí se quedó para siempre el querido Gordo Francini.
Enrique Francini, Alfredo Gobbi y Hugo Baralis, tocan en la orquesta de Troilo |
Yo tenía un recuerdo suyo mucho más amable y gracioso, que sucedió en ese mismo mítico local. Era una velada que ya se acababa, quedaban los últimos amigos, saturados de noche, compinches de Pichuco, tangueros de alma. Afuera, en la calle estaba destemplado, frío, ventoso, y entonces Troilo le dijo a Francini:
-Subí y tocate un par de temas con toda tu polenta, para cerrar...
El Gordo desenfundó su violín, subió al escenario con Pichuco y éste les anunció a los fanas que aguantaban hasta el final:
- Bueno ahora el maestro Enrique Francini nos va a deleitar con su gran clase, en un par de temas, y después...¡nos vamos todos a la mierda..!
Cosas de Pichuco. Lo hizo en la intimidad silenciosa de la noche y porque en ese momento no quedaban damas, con las cuales era sumamente respetuoso.
Francini no compuso demasiados temas pero dejó páginas de grueso calibre. Y de entre ese manojo de creaciones suyas, hoy me vine con su Tema otoñal. Ha sido grabado por su propia orquesta y por diversos intérpretes como Ástor Piazzolla, Aníbal Troilo, Francini-Pontier, Hugo Baralis, Fernando Romano y muchos otros. Aníbal Troilo le registró con su orquesta el 20 de septiembre de 1967 y vale la pena destacar que Pichuco invitó a Francini a esa grabación y lo hizo intervenir con sus maravillosos solos de violín.
Es la que escuchamos acá con tremenda nostalgia.
Tema otoñal - Aníbal Troilo
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Gracias por compartir estos momentos. ¡Abrazo tanguero!
ResponderEliminarGracias José María. Siempre me entero de alguna anécdota trascendente leyendo tus notas. La comparto en mi grupo "Tango Rosario y Región". Un abrazo.
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