Cantaba el texto a su manera de diseur, como se lo sugería su cuore y su estado de ánimo artístico, pero siempre respetando a muerte el acompañamiento y el color de los versos. Había cantado con Horacio Salgán y con Aníbal Troilo, maestros de vocalistas, que le enseñaron todo lo que encierra el tango. La noche, el sentido definitivo de los versos de tango que exprimió al mango y le agregó sus silencios a ritmo, convocantes de la respiración contenida de sus oyentes, que le dieron un sello único.
Con Ángel Paya Díaz y Horacio Salgán en sus comienzos |
Aunque hubo algunos agoreros y poco dotados para la crítica que lo descubrieron en sus últimos estertores de vida, ignoran lo que había detrás de su historia grande. Mejoró casi todos los temas que cantó y los acompañó con el graficismo de sus manos y el gesto artístico que dotaba a la frase del dramatismo o ternura que no habíamos descubierto hasta él.
Raúl Garello, que compartió tantos discos con Goyeneche, recordaba cuando grabaron El Gordo triste, dedicado por supuesto a Aníbal Troilo, y que hicieron poco después de la muerte de Pichuco. -Habitualmente se grababa playback y él ponía la voz. Cuando cantó fue una de las veces en que lo vi más emocionado. Lo normal es que se vuelva al control a escuchar la toma, pero ahí no hubo dudas. Era ésa. Después de cantar salió del estudio, agarró su abrigo y escapó. "Esto es una barbaridad, queda así", dijo. Se fue sollozando. Esa grabación le llegó tanto que ni siquiera la escuchó. Y quedó así.
Con la orquesta de Troilo en el Marabú |
Y yo he contado en mi libro ABC DEL TANGO - Biografías de grandes figuras (Editorial Corregidor) lo que un día nos relatara en Madrid, el cantante cubano Pablo Milanés. Decía que Goyeneche era el cantor que más le había impresionado en su vida. Y éso que lo conoció en el declive de su carrera artística, cuando estaba perseguido por sus achaques y la mala vida. Había perdido esa coloratura que lo distinguía y se había opacado la potencia de su voz. Decía Pablo:
-Fuimos a verlo con mi esposa, Fito Páez y la actriz Susú Pecoraro. Goyeneche andaba con varias dolencias, estaba realmente mal de salud y no iba a salir al escenario. Al final se animó y subió. Cantó algunos tangos, y lo hizo de tal forma que aquello fue la emoción más grande de nuestra vida.
Los cuatro acabamos llorando sobre la mesa a lágrima tendida.
Ensayando con Osvaldo Pugliese |
Dejó unos 2.800 temas grabados, según la contabilidad de Luisa, su esposa. A mí me regaló una noche en una boite de Olivos, el acetato que grabó con tres guitarras acompañándolo, de Sueño querido, el tango de Ángel Maffia y Mario Battistella. Escucharlo en cualquier momento es volver a sentir aquellas sensaciones únicas. Un cantor que no se pareció a ninguno. Con ese fraseo y el uso de los tempos rubatos casi bandoneonísticos que manejó como nadie.
Meto la mano en la discoteca y extraigo un elepé que grabó con el conjunto de Baffa-Berlinghieri en 1967. Y escojo dos temas que me trasladan a las noches de Caño 14 o Michelángelo. El primero: Tango de otros tiempos. La letra es de Ulderino Caserio y la música de Alberto Marino y Washington Reyes. Y a continuación, Ese muchacho Troilo, de Homero Expósito y Enrique Mario Francini.
El Día Nacional del Tango lo reclama.
01- Tango de otros tiempos - Roberto Goyeneche
07- Ese muchacho Troilo - Goyeneche-Baffa-Berlinghieri
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