Este trío de ases compuesto por Roberto Goyeneche, Rubén Juárez y Raúl Lavié, llenan entre los tres unos 60 años de tango y la suma de logros de ellos es tan larga como sus méritos artísticos. Distintos entre sí pero con una raíz tanguera impresionante que los formó de chicos. Y supieron cultivarse junto a grandes maestros que los arroparon por sus virtudes.
El Polaco fue un porteño del barrio de Saavedra que arrancó en la orquesta de Raúl Kaplún, hizo escuela junto a Horacio Salgán y su yunta: el Paya Díaz. Y con Troilo recibió las últimas bendiciones. De ahí en más sería el más grande cantor que ha dado el tango después de su ídolo: Carlos Gardel. Sobre ésto no caben dudas y en cualquier encuesta sacarían la misma conclusión que yo.
Afortunadamente dejó una herencia impagable en forma de grabaciones con todo tipo de acompañamientos, porque musical y poéticamente se acoplaba perfectamente al grupo. Dominó como nadie, el arte de hacer lucir el tema elaborado por el autor de las letras y en ese sentido pocos pueden aproximársele.
Rubén Juárez fue un oasis en medio del desierto que atravesaba el tango en uno de sus momentos bajos. "Sos el hijo que no tuve", le dijo su padrino artístico Aníbal Troilo, una noche en Caño 14. Ganó por estilo, por acompañarse con el bandoneón, algo impensable por entonces, y por refrescar viejos temas que parecían imposibles de ser cantados por otros que no fueran quienes los habían lanzado a la gloria. A los seis años ya sabía tocar el bandoneón. A los 9, integraba la orquesta del Club Atlético Independiente, aunque él era hincha de su rival: Racing. Nacido en Ballesteros (Córdoba), criado en Avellaneda (Buenos Aires), siempre pensaba en terminar sus días en Villa Carlos Paz -Córdoba-, como me dijo en mi casa madrileña.
Le erró por poco. Lo trajeron de allí, donde estaba viviendo con su familia, en ambulancia a Buenos Aires y falleció a los pocos días. Sus desarreglos y excesos hicieron mella en su físico como le sucediera al Polaco Goyeneche. Pero fue un cantor con mayúsculas y un grande del tango.
Rubén Juárez y Raúl Lavié a dúo, en el Festival de Cosquín 2009 |
Época linda, de cuando actuaban en la Confitería Dominó y yo iba muchas noches a bailar y luego a tomar algo con Lesica. Pero a ambos les sobraba cuerda y tomarían caminos separados. Al llegar la época del Club del clan, Lavié se dedica a cantar música romántica, boleros y baladas para poder entrar en la cuerda de ese programa de televisión que marcó épocas y eclipsó al tango.
También se haría actor, filmaría varias películas y gracias a eso, llegó a trabajar en México haciendo el papel principal de El hombre de La mancha junto a Nati Mistral. Allí lo visité en su casa, cuando vivía con Pinky y luego nos reencontramos muchas veces, sobre todo en Canal 9 donde ambos trabajábamos. Un tipo entrador, divertido con el cual pasé lindos ratos y un cantorazo que no ha perdido absolutamente nada de esa voz tremenda que siempre lo caracterizó.
Lavié, Goyeneche y Juárez en la puerta de Homero, el boliche de Rubén. |
Tinta roja - Raúl Lavié
06- Me están sobrando las penas - R. Juárez
De barro- Goyeneche-Baffa-Berlingieri
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