Ramón Sixto Ríos |
Ramón Sixto Sánchez, guitarrista y cantor, nacido en el pueblo de Entre Ríos llamado Federación, escribió y grabó esta canción, en tiempo de chamamé en 1940. Pero fue recién en 1967 cuando lo registraron en disco y lo cantaron en diversos escenarios Ramona Galarza en 1967 y Los chalchaleros en 1973, cuando alcanzó una impresionante repercusión popular. Desde entonces, Merceditas ha sido traducido a 14 idiomas y grabado por cerca de cien artistas de todo el mundo.
¡Qué dulce encanto tiene / en mi recuerdo, Merceditas, / aromada florecita, amor mío de una vez!...
En el año 1939 llegó a Humboldt, pueblo agrícola de Santa Fe, un conjunto teatral en el que iba Ramón. Actuando en el Club Sarmiento de Humboldt, se conocieron y fue un auténtico flechazo para ambos. Él elegante, buen mozo de pelo engominado, 26 años, y ella descendiente de suizos alemanes, 23 años, ojos celestes, cabello enrulado y terriblemente cautivadora. Ramón la invitó a bailar un tango (Destellos) en un descanso y ella asintió. Allí nació el amor que se prolongaría a través de años y de las canciones que él le iba dedicando.
La conocí en el campo, / allí muy lejos una tarde, / donde nacen los trigales, / provincia de Santa Fe...
Ella se se llamaba Mercedes Strickler Kahlov, se había criado con sus padres y como tantos inmigrantes suizos que colonizaron la región, atendía las labores de la granja y tanto ordeñaba las vacas como cuidaba los cultivos, o preparaba la leche y quesos que fabricaban en su casa. Pronto perdería a su padre y su hermana, y su madre volvería a casarse. Mercedes era una chica que deslumbraba porque andaba a caballo, corría carreras con ellos, se iba sola de vacaciones a Córdoba, conducía una moto para andar por el pueblo, usaba botas, pantalones de leopardo y ropa llamativa.
Así nació nuestro querer, / con ilusión, con mucha fe. / Pero no sé porque la flor / se marchitó y muriendo fue...
Durante dos años mantuvieron contacto epistolar. Ramón se había instalado en Buenos Aires donde actuaba, y allí le dedicó un par de canciones que no alcanzaron gran repercusión. Por fin, después de esos dos años él se presentó en Humboldt con dos alianzas y le propuso casamiento. Ella lo rechazó, "porque me había desenamorado", confesaría. Se despidieron en la terminal de ómnibus de Esperanza con un largo beso, y continuaron la relación epistolar hasta 1945, en que ella dejó de hacerlo. Ramón, resignado, se casó en Buenos Aires con otra mujer, pero su esposa murió dos años más tarde y quedaría viudo. El recuerdo de Merceditas lo torturaba.
Y amándola con loco amor, / así llegué a comprender, / lo que es sufrir, lo que es querer, / porque le dí mi corazón...
Las cartas dejaron de ser contestadas, el tiempo pasó y cuarenta años más tarde, una revista de Buenos Aires descubre a la Merceditas real de la canción en Humboldt, la entrevista y ella confiesa ser la culpable de esos versos. Ramón se entera por medio de un amigo y le escribe invitándola a viajar a la Capital. El reencuentro tiene ese poso amargo de lo que pudo ser y no fue. Ella, que estaba arrepentida de su decisión anterior, tenía problemas económicos y él le regaló los derechos de autor de Merceditas para ayudarla a sobrevivir, con sus gatos, loros y perros.
Como una queja errante / en la campiña va flotando / el eco vago de mi canto / recordando aquel amor..
En su última carta, Ramón le dice: "Llegas hasta mí como una rosa muy blanca para dejarse deshojar entre tus manos y morirse así, muy dulcemente, casi con placer. No puede ser de otro modo, pues solamente las montañas no se encuentran, pero las personas sí, y si puede ser que alguna vez nos encontremos, ya sea en esta vida o en la otra, siempre será grato tener un recuerdo amable de todo"
Ramón fallecería en 1991, en Buenos Aires y Mercedes diez años más tarde, en su Humboldt natal.
Pero, a pesar del tiempo / transcurrido, es Merceditas / la leyenda que palpita, / en mi nostálgica canción...
En su pueblo natal, Ramón Sixto Ríos tiene dedicada una calle con su nombre, y curiosamente, Merceditas, a su vez, una estatua con su figura y la inmortal canción.
Junto a Zamba de mi esperanza, forman el dúo de canciones del folklore argentino más vendidas y grabadas por tantos intérpretes en diferentes lenguas. La registraron artistas como Gal Costa, Sandro, Ariel Ramírez, Horacio Guarany, Piero, Julio Jaramillo y muchos otros.
Acá podemos escucharlo como valseado por el Cuarteto Los porteñitos (Santos Lipesker, Ubaldo De Lío, Roberto Guisado y Héctor Davis).
Merceditas - Los porteñitos
Y a continuación, la inmortal versión que hicieron Los chalchaleros salteños de esta canción.
la foto con el burrito es de Capilla del Monte...me dí cuenta por el fondo del Cine Enrique Muiño en las 5 esquinas...certifica lo de sus vacaciones sola por Córdoba...muy buena la nota...saludos...Félix Ernesto Lippo y Arana.
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