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domingo, 18 de marzo de 2012

OLIVERO

Hoy atacamos con un hermoso tango del “gallego” José Martínez -menos mal que no sabía música...-, dedicado a un héroe de la aviación argentina e italiana, dado que participó en la primera guerra mundial como piloto de la aviación italiana, sin renunciar a su ciudadanía argentina y siendo condecorado por el primer ministro de este país, como lo fue antes por el Presidente Alvear, junto a Duggan y Campanelli, por su hazaña  de unir por vez primera Buenos Aires con Nueva York..

Nació en Tandil, provincia de Buenos Aires, el 2 de noviembre de 1896,  hijo de Giovanni y Margarita Olivero, y murió el19 de marzo de 1966. Eduardo Olivero, siendo adolescente, escapó de su casa paterna para tomar clases de vuelo en la escuela de Villa Lugano, de reconocida notoriedad por la práctica asidua de avezados pilotos, entre los que había sobresalido Jorge Newbery. Voló por primera vez el 14 de julio de 1914, deslumbrando ya por su habilidad y pericia.


Allí batió el récord mundial de altura, superando los 8.000 metros, lo que provocó su desvanecimiento y la caída de su aeroplano desde esa altura, salvando su vida. Intentó siempre batir récords y exigir al máximo los vehículos que entonces se usaban. Fue por eso que sufrió varios accidentes: En uno perdió un ojo al chocar con el carro de un verdulero mientras probaba un novedoso auto de carrera abierto; en otro se vio envuelto en llamas, lo que le desfiguró el rostro.

El 13 de agosto a las 16:01 hs se cumplen 85 años desde el momento en que el “Buenos Aires” y su tripulación: Olivero, Duggan  y Campanelli alcanzaron la gloria y quedaron inmortalizados en la historia, al ser el suyo el primer avión  que unió Nueva York con Buenos Aires, abriendo para la naciente actividad aerocomercial esa ruta de comunicación y progreso.

Eduardo Olivero en su libro “Impresiones” escrito en 1927, narra: ¨… que el Buenos Aires había recorrido 14.570 kilómetros en 109 horas y 54 minutos de vuelo efectivo a una velocidad promedio de 132 km/h, cumpliendo 40 escalas en 50 días...¨
El vuelo había sido preparado en absoluto secreto y el avión elegido era un hidroavión SAVOIA S-59, que la fábrica debió construirlo con gran celeridad, ya que el comienzo del viaje se había fijado para el 24 de mayo de 1926 desde el aeródromo naval de Miller Field en la costa de New Jersey frente a la isla de Manhattan.

                             
Duggan, Olivero y Campanelli homenajeados por su hazaña


 El raid fue extraordinario para la época ya que fue una iniciativa privada, financiada por la familia Duggan de Buenos Aires y cuyo hijo se desempeñaría como copiloto de Olivero. Debió afrontar todas las vicisitudes de quien abre una ruta nueva por primera vez; no se conocían aeródromos ni puntos de apoyo. En función de las capacidades y limitaciones del avión, se debió planificar donde se colocarían los abastecimientos y dónde los repuestos de manera preventiva, se debieron tramitar los permisos de sobrevuelo y las recaladas previstas e informar de todo ello a nuestra Cancillería.
Luego de atravesar muchísimas viscisitudes, ese 13 de agosto de 1926, cargados de gloria cumplieron con el objetivo que se habían propuesto dos años antes, ser los primeros aviadores en unir NUEVA YORK con BUENOS AIRES.

Olivero batió el récord de altura en Buenos Aires con La Ratona, el mismo  avioncito en el cual le enseñó a volar a Osvaldo Fresedo, que en su honor compuso este tango. Y Fresedo en compensación le daba clases de fueye.



Les invito a escuchar la magistral interpretación de Don Osvaldo Pugliese y su “sinfónica"

Olivero.Osvaldo Pugliese.mp3 


    El famoso hidroavión en sellos                 A bordo del Savoia. Olivero a la derecha.

 

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