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sábado, 30 de enero de 2021

Chamuyo a la calle Corrientes

                                          

                                     Caye Corrientes,
                                     estación de noctámbulos
                                     donde cualquier día
                                     parece sábado...
 
                                     Ascua de luces eléctricas
                                     parecés el pecho de una bacana
                                     por las muchas pedrerías
                                     de tus lámparas.

                                     Las puertas de tus cafés-conciertos
                                     son altoparlantes impensados 
                                     de ande sale la transmisión de las orquestas
                                     y la de la charla de los parroquianos...

                                     Caye de todo el mundo y de nadie
                                     en la que siempre s'está de paso,
                                     la gente cruza por tus aceras
                                     siempre como bailando un tango,
                                     tal es el apechugamiento
                                     a que obliga tu estrechez
                                     de salón de barrio.

                                     Hay que ver cuántas tragedias de sainete de Vacarezza
                                     y cuanta risa cruza por tus calzadas,
                                     exposición de ruidos y de miserias
                                     que por una ironía sarcástica
                                     viene a ser, por sus oportunidades,
                                     el "buen camino" de las yirantas...

                                     Toda clase de gente
                                     pulula por tus angostas veredas,
                                     romería de artistas, curiosos y vivillos,
                                     que unas veces sos caye y otras veces sos feria...

                                     Caye Corrientes:
                                     sos un Paseo de Julio moderno y elegante;
                                     si es que en verdá la función crea al órgano
                                     ¡vos sos el intestino Colón de Buenos Aires!

                                     Dante Linyera
 
   En 1931 se decidió ensanchar aquella calle Corrientes de leyenda y se apuraron los plazos para inaugurar la nueva avenida Corrientes en 1936, junto con el Obelisco, para celebrar los 400 años de la primera y fallida fundación de  Buenos Aires por Pedro de Mendoza. Aunque la inuaguración de la nueva Avenida llegaría un año más tarde.

   Roberto Arlt escribiría, a propósito, de la nueva avenida que reemplazaba a la mítica calle Corrientes:

   -Es inútil, no es con un ensanche con el que se cambia o puede cambiar el espíritu de una calle. A menos que la gente crea que las calles no tienen espíritu, personalidad, idiosincrasia. Es inútil que la decoren mueblerías y tiendas. Es inútil que la seriedad trate de imponerse a su alegría multicolor. Es inútil. Por cada edificio que tiran abajo, por cada flamante rascacielos que levantan, hay una garganta femenina que canta en voz baja: Corrientes…tres, cuatro, ocho… segundo piso ascensor. Esta es el alma de la calle Corrientes. Y no la cambiarán ni los ediles ni los constructores. Para eso tendrían que borrar de todos los recuerdos, la nostalgia de: “Corrientes…tres, cuatro, ocho… segundo piso ascensor” 

                             


viernes, 29 de enero de 2021

El tango canción

    Originalmente danza, luego de un proceso de transformación temperamental y estética, el tango fue también canción. Apareció la letra ya  con un sentido literario argumental. A poco queda establecida una diferenciación externa de forma y expresión, entre el tango para bailar y el tango para cantar, pero conservando ambas modalidades -como habría de serlo posteriormente el tango exclusivamente para ser escuchado- esencias comunes de ritmo y melodía.

   Correspondió a Carlos Gardel llevar al escenario del teatro Esmeralda (actualmente Maipo), los versos que Pascual Contursi escribiera para el tango Lita de Samuel Castriota y que pasarían a la inmortalidad con el título de Mi noche triste, inaugurando una forma del género totalmente desconocida por entonces.

   Al año siguiente, la compañía Muiño-Alippi incluyó en el acto de cabaret del sainete de José González Castillo y Alberto Weisbach: Los dientes del perro, el tango Mi noche triste, que alcanzó en los labios de la actriz Manolita Poli una clamorosa dconsagración.

                            

Manolita Poli

    Y también el tango se había impuesto en los escenarios teatrales desde que Roberto Firpo apareciera con su orqueesta en el sainete Cabaret Montmartre, de Alberto Novión. Fue la iniciacvión de toda una época del sainete porteño, en que resultaba imprescindible la aparición de una orquesta típica en escena, y el estreno de algún tango cuya anticipada popularidad aseguraba la permanencia de la obra en cartel.

   Por otra parte, muchos cantores y cancionistas encontraron en el éxito de un tango incluído en algún sainete, el espaldarazo de su gran triunfo artístico. Bastaría recordar a Ignacio Corsini, conducido a la fama por su interpretación del tango Patotero sentimental (Manuel Romero-Manuel Jovés), y a Azucena Maizani por la creación de Padre nuestro (Enrique Delfino-Alberto Vaccarezza).

   Pero es necesario destacar,  que el tango canción tenía acceso en los escenarios teatrales, aunque no se habían incoporado todavía los vocalistas a las orquestas, modalidad que correspondió también introducir a Francisco Canaro, con motivo de los concursos organizados por la empresa Max Glücksmann.

                                    
    Es decir, que hasta entonces el tango cantado estaba reservado exclusivamente a los intérpretes solistas acompañados por guitarras (José Ricardo, Guillermo Barbieri, José María Aguilar, Horacio Pettorossi, Domingo Riverol, Rosendo Pesosa, Manuel Parada, Enrique Maciel, Rafael Iriarte y Vicente Spina, entre los guitarristas más destacados), mientras las orquestas típicas ejecutaban repertorios exclusivamente instrumentales. 

Luis Adolfo Sierra (Historia de la Orquesta Típica - Evolución Instrumental del Tango)

   Y vale la pena volver a escuchar ese primer tango cantado por Carlos Gardel y grabado en mayo de 1917, acompañado por la guitarra de José Ricardo.

                                  



jueves, 28 de enero de 2021

Aquellos concursos...

    El cantor de orquesta -corre 1928- ha cobrado importancia en una de las ideas que se juegan para fortalecer el atractivo público del Tango: los concursos de obras. Han sido iniciativas de Max Glücksmann. Se realizó el primero en 1925, en la sala del Gran Splendid de la Avenida Santa Fe; lo ganaron Francisco Canaro y Juan Caruso con Sentimiento gaucho

   En 1926, fue el segundo: El brujo, de Juan Carlos Bazán y Eduardo Carrasquilla Mallarino. El tercero -1927-, para Noche de reyes, de Pedro Maffia y Jorge Curi. En el 28 ha ganado Piedad, de Carlos Percuoco y Luis De Biase. La divultación de los temas premiados es grande. Pero está claro que las composiciones -sobre todo en los certámenes más recientes -lo mediocre y lo cortado sobre moldes consabidamente triunfantes es más numeroso que lo inventivo. 

                           

Algunas obras tocadas en las Fiestas de carnaval de 1929

   Falta, sobre todo en las letras , un empujón renovador. Unos poetas tan buenos como los que ya han hecho lo muy bueno conocido, y que con la edad de los tiempos que vienen, tengan aclarado como aquéllos que la mayor novedad es siempre la fantasía. Unos talentos que vengan a abrir las ventanas de las formas y los modos y los temas para que la ventilada refresque las viejas cuestiones, asesine a los mimeógrafos de editorial y mande a la basura unas budineras tanguistas usadas hasta la hartura.

   Alguien que... bueno, vamos a encontrarlo dentro de un rato  entre el gentío que aniega de gritos la primavera por la Avenida de Mayo.

(Horacio Ferrer - El Libro del Tango)

   Podemos esuchar a Oscar Alonso, acompañado por la orquesta dirigida por Carlos García, cantando el tango de Percuoco y De Biase: Piedad.

                                 



sábado, 23 de enero de 2021

Discépolo, el viajero (II)

   En el viaje con sus compañeros, por Mallorca, cuando deciden volver comprueban que se han quedado sin dinero para los pasajes y deben ir a Valencia para algunas presentaciones. Entonces a Discépolo se le ocurre ir actuando por ciudades por la costa, para recibir como compensación lo necesario para los pasajes. Y así van desfilando por pequeños pueblos, así como porAlicante, Cartagena, Cádiz, Sevilla...

                                       

Tania y Discépolo paseando por Madrid

    Y como recordaba poéticamente en sus charlas por radio Belgrano: "Sevilla es la fiesta del sol, del cielo azul y del perfume. Un perjume a jazmines que inuda las calles, que parece olerse en las manos, en la sábanas, en las paredes... Un perfume que sale de las ventanas enrejadas, de una de esas ventanas enrejadas, de una de esas ventanas misteriosas en la que una noche, emocionado, me detuve a escuchar un tango mío..."

                                    

   Le encanta realizar esos paseos visitando la Giralda, los jardines del Alcázar. Y alternar de paso con la gente que tiene esa simpatía característica de los andaluces, charlando. 

   En Sevilla me sucedió algo raro. Yo, que en la Argentina jamás había soñado con escribir una zamba, la pensé y la escribí allá lejos. fue entonces que hilvané los primeros compases de "Cascabel prisionero". Parece absurdo, ¿verdad?, pero lo hice porque los recuerdos me empujaban y porque de esa manera, inconscientemente, me acercaba a mi tierra, a esa Argentina cuya presencia volvía siempre a manotearme..."

   Y seguirán actuando en Portugal para volver luego a España con sus acompañantes (Tania, Lalo Scalise, Andrés Romeo, Luis Gandolfo y Carlos Vidart con su esposa e hijos). Deciden entonces saltar el estrecho y pasear por Marruecos a la que Enrique definirá como un cielo muy alto y unas estrellas muy bajas....

  

 Discépolo dirigiendo a la orquesta en "El patio" de México

 

    A la gente no la pude ver porque iba envuelta en ropa. Es una ciudad que parece una enorme tienda de ropa vieja en la que de pronto los trajes se han echado a andar por su cuenta. La mayor emoción del viaje la tuve en Tetuán un día que salí a comprarme unas babuchas y me fui al barrio morisco dde los mercaderes. En un tugurio subterráneo,  un viejo babuchero me ofreció su mercadería. Mientras yo elegía entre las chinelas bordadas, un gramófono destartalado, de aquellos con bocina que se usaban hace 20 años, empezó a moler las notas de "Yira... yira"

   Y mientras el gramófono tocaba, el babuchero  -viejo judío sefardita-, se puso a tararear la letra en su media lengua hebreo-hispanoamericana: "Cuando la suerte que es grela / fayando y fayando / te largue parao..." Al oír estas palabras que yo había escrito hace tiempo y a varios miles de kilómetros de distancia, al oírlas en Tetuán y en boca de aquel anciano babuchero, sentí una emoción extraña que me hacía un nudo en la garganta. Y al salir de allí , dí por bien empleados los desvelos que me habían costado mis tangos. Todos eran poco para pagar aquel momento que me había conmovido hasta las lágrimas.

      Después volverán a Madrid, de allí a París para algunas actuaciones y... otra vez Buenos Aires, en noviembre de 1936, donde lo espera el cine, el reencuentro con los viejos amigos y sus tangos. En 1944 estará instalado en  la vecina Uruguay. En el Teatro Solís montevideano  presenta su "Wunder Bar". Posteriormente se van a Punta del Este donde decide abrir una boite, con el nombre de la obra teatral., que terminará administrando Tania. Regresarán a Buenos Aires a mitad de año.

En casa de Cantinflas: Luis Aldás, Benard, Cantinflas, Manzi y Discépolo
               

    El siguiente viaje es un gira breve por varios países de América Latina representando a SADAIC, la entidad de la cual pasa a ser vicepresidente. Y así arrancan por Chile, saltan a Bolivia, Perú... y Cuba. Es la época en que los norteamericanos acuden a la isla para sus placeres de apuestas y sexo. Cuando Discépolo ve la enorme cantidad de boites y cabarets lujosos, con grandes luces, comentará: "Este es un pic nic con presidente".La gira termina en México y a mediados de diciembre regresan a Buenos Aires.

                    
     Justo un año más tarde, después de dirigir una obra de teatro (Rosa de Argel), se apresta a volver a México, para dar cumplimiento a  un contrato. Viaja solo, en barco como único pasajero del vapor de carga "Río Dulce". Allí, actuará en teatro y también en la célebre Boite "El Patio". Artistas y músicos argentinos estaban entonces por allí: Chupita Stamponi, Amanda Ledesma, Alfredo Malerba, Agustín Irusta, Tita Merello. También estaban Canaro, Lomuto y Mariano Mores que venían de un Congreso de Autores en Estados Unidos. Sigue la gira por Cuba y regresan a México. Discépolo entabla gran amistad con Cantinflas.Lo visita seguidamente en su casa donde también acuden Luis Aldás, Homero Manzi, que viaja por SADAIC y otros.

1947. Los colegas reciben a Discépolo y Tania al regreso de México
                        

    En México, Discépolo vive un romance con una muchacha (Raquel Díaz de León), con la cual tendrá un hijo. Tita Merello y Luis Sandrini, que están en ese momento trabajando allí, serán los padrinos del niño. Cuando Tania se enteró, fue a buscar a Enrique, lo amenazó y se volvió con él a Buenos Aires. Discepolín no volvería, la tristeza lo perseguiría muchas veces y moriría el 23 de diciembre de 1951, sin haber reconocido al hijo. 

(Algunos datos extraídos de "Discépolo y su época"- Norberto Galasso)

               

miércoles, 20 de enero de 2021

Discépolo, el viajero (I)

   Dijo una vez Enrique Santos Discépolo, radiografiándose íntima y metafóricamente: "Yo tengo alma de valija, pero de valija que vuelve... Mi vida, en realidad, fue siempre eso: un ir y un volver... soy "boomerang" por temperamento... Como los criminales, como los novios y como los cobradores, yo regreso siempre..." .
   Habrá que recordar siempre, que Discépolo tenía 5 años de edad cuando fallece su padre. Y en 1910 queda huérfano al morir su madre. Contaba apenas 9 años. Va a parar a la casa de una familia distinta a la suya, donde se siente ajeno a sus costumbres, distinto y desdichado. Cuando su hermano Armando se casa, lo lleva a vivir con ellos y allí encontrará su primera pasión por el teatro, las letras y un rumbo a su vida. 
   Dejará sus estudios de Magisterio y años más tarde recordará aquellos tiempos:
-Lo que perdí de aprender en el colegio, lo recuperé en la calle, en la vida. Tal vez allí, en ese tiempo tan lejano y hermoso, tal vez allí haya empezado a masticar las letras de mis canciones:..
   El teatro le lleva a hacer largas giras por provincias y, aunque extraña las reuniones en la casa de Facio Hebecquer, allá en la calle Rioja, donde se juntaban varios intelectuales hasta la madrugada, frente a la casa de su hermano Armando, las nuevas vivencias, junto con sus obras teatrales le van llenando de ilusiones.
                                  


     Precisamente, en una gira por Uruguay, estando en la localidad de San José, con José Vázquez, su compinche de viajes y aventuras, que le había enseñado a rasguear la guitarra, quedan atrapados en el pequeño hotel del pueblo por la intensa lluvia. Discépolo toma la guzzla que le había armado José Riganelli, comienza a juguetear y de pronto dice:
-Gallego,, ¡hagamos un tango! ¡Qué mejor que un tango para un atardecer dominado por la tristeza!
   Vázquez, se sorprende, pero hace caso  a su amigo, toman las guitarras y entran a puntear. Y así nace Bizcochito, el primer tango de Discépolo, que firmarían como Disvaz. José Antonio Saldías le pone versos y se estrena en el sainete La Porota, en Buenos Aires. 
   En 1926, está en Córdoba y va a una estación de tuberculosos a acompañar a un amigo que al poco tiempo murió. En una casita de enfrente vivía un matrimonio. Y Discépolo recordaba:
-Los dos estaban tuberculosos y trataban de ocultarlo ellos mismos, de aturdirse y todo era inútil. Se me empezó a aparecer entonces la idea del alcohol, del aturdimiento, de no pensar en los males que no tienen remedio.  Con este tema no podía hacerse un tango. era demasiado tétrico. Recogí, pues la semilla. Luego la trasladé a la ciudad y la ciudad le dio forma
   Así nace la idea de -Esta noche me emborracho que Discépolo escribe dos años más tarde. Lo estrena en 1928, Azucena Maizani en el teatro Maipo.

   En 1934, viaja una compañía teataral a Chile. En la misma está Tania, su esposa. El libretista de la obra es Alfredo Le Pera. Discépolo decide acompañar a Tania y viaja con ellos. 
-No formaba parte del elenco, pero atravesé la cordillera impulsado por esa fiebre de andar que me acosa de tiempo en tiempo. Viví una etapa fraternalmente maravillosa, porque el encuentro y la permanencia en un país extranjero nos vuelve cordiales.
   Una noche que Tania y Enrique ya se habían ido a dormir y algunos se entretenían jugando con los naipes, sonaron las campanadas de una iglesia y a todos les sorprendió. Al día siguiente se lo contaron a Discépolo, y Le Pera le dijo que le parecía una situación ideal para plasmarla en un tango.
-Estábamos en un hotel situado frente mismo a la Iglesia de la Merced... El carillón, ese maravilloso carillón, me dio el motivo. Trabajé con fervor, con amor y compuse la canción. Pero la letra no salía, Me costó, es decir, nos costó mucho trabajo. Esa madrugada, desvelados los dos, mezclando el inmutable son de las campanas en fiebre de viajeros incurables que llevábamos, Carillón de la Merced se hizo música y canción...
   El tango se estrenó con gran éxito en el teatro Victoria, de Santiago de Chile. 
-Las bandas militares lo incluyeron en sus repertorios, lo cantaban los hombres, las mujeres, los chicos... Recibí de los hemanos chilenos una gratitud que no merezco. Esa actitud de la gente me emocionó mucho. Es lo único que nos reconcilia con nosotros mismos a los que escribimos para el pueblo.

   A Discépolo lo persigue la idea de viajar a Europa. Argentina vive momentos muy duros para la gente de clase media hacia abajo. Consigue un préstamo y se embarca con Tania. Llegan a Madrid en febrero de 1935 y debuta al frente de una orquesta en el cabaret Casablanca.  Luego seguirá a Barcelona, con actuaciones y a continuación: Mallorca.
 
                                 

-Mallorca es una isla que seguramente se le cayó a Dios de las alforjas. Porque aquello es maravilloso, el mar, el aire, el cielo limpísimo.  Alguien nos recomendó visitar el monasterio de Valdemosa, donde vivieron sus amores George Sand y Federico Chopin. Salimos en el atardecer de un día maravilloso. Resolvimos hacer el viaje a pie, por senderos de piedra que van ascendiendo en la montaña. Se acercó la noche y comenzamos a divisar allá a lo lejos las paredes del monasterio.  Desnudas, tétricas, horribles. ... Hasta que al fin entramos al monasterio. 
Yo tuve la impresión de introducirme en una tumba. Aquello era despiadamente triste. Tal vez influyó en mi ánimo el recuerdo de aquel pobre músico que tuvo que confinar su enfermedad en un apartado rincón de la isla... Recorrí los corredores punumbrosos y húmedos. Y no pude dejar de pensar que por allí, arrastrando su tos, anduvo Chopin... Acosado por las dos fiebres terribles: la del cuerpo y la de la creación. Y componiendo, componiendo con locura, con esa locura de los condenados a morirse, a los que nunca les alcanza el tiempo para terminar la obra... 
 Entré al cuarto que ocupó Chopin y aquello me produjo una impresión terrible. Penetré en esa habitación con una unción casi religiosa. Más que habitación era una celda. Frente a su puerta estaba el cementerio del convento. ... Todo era descarnado, sin alma... las paredes... los escasos muebles.... Pero allí estaba el piano, el pequeño piano... Me acerqué y levanté la tapa. Hice jugar insconscientemente mis dedos sobre las teclas amarillentas y envejecidas. 
El piano, gracias a Dios era lo único que tenía alma en aquel conjunto de cosas inanimadas.... Estaba sumamente impresionado. Lo confieso lealmente. Estaba nada menos que acariciando las teclas que antes que yo acariciaron las manos prodigiosas de Federico Chopin... 
Ello, aparte el silencio, la noche entrando por los corredores del convento y el viento afuera, un viento desesperante, angustioso, crearon en mí un estado especial de ánimo... De pie, sin siquiera sentarme, esbocé siete o nueve compases de una canción que se me ocurrió angustiosa, desesperante, como ese viento que golpeaba inclemente los maderos de aquella celda. Apenas unos compases. Durante mucho tiempo olvidé el motivo de aquella canción. 
Y la canción nació después en Buenos Aires, pero bajo el motivo de  de aquellos siete o nueve compases que resonaron por primera vez en el monasterio de Valdemosa. La titulé "Canción desesperada", porque seguía pensando en aquel pobre músico torturado y enfermo cuyas canciones son todas desesperadas...
 


sábado, 16 de enero de 2021

Juan Carlos Copes

   Nos acaba de dejar un grande del tango bailado. Un milonguero que supo progresar, estudiar y dedicarse a los escenarios. Triunfó en Buenos Aires, en París y en Estados Unidos, donde fue aplaudido por grandes artistas. Tango Argentino fue el espectáculo que lo consagró en los escenarios europeos y norteamericanos, junto a su gran pareja, María Nieves.

                                    



   Estaba retirado por sus molestias, pero siempre lo recordaremos por todo lo que hizo en el tango como bailarín. Lo vi en Karim, en Caño 14, lo conocí, lo traté, un tipo que sabía lo que valía pero nunca se pasó de la raya en cuanto a su comportamiento con la gente. Quería ser futbolista, pero triunfó su pasión tanguera-milonguera y se dedicó de alma a ella.

   Con María Nieves consituyeron una pareja que hizo historia, aunque como tantas otras duplas del tango terminarían separándose, pero después de haber mostrado su compenetración y sentimientos en el género. Copes llevaba tiempo mal de salud, estaba enclaustrado en su casa, con su esposa, y apenas salía. Tuvo coronavirus hace poco, parecía curado pero no llegó a reponerse del todo y a sus 89 años, se fue definitivamente.

   Hoy lo recuerdo con estas imágenes que lo muestran incluso como coreógrafo, en 1974. QEPD.

                       



Farol

   Todos los versos que Homero Expósito escribió para ser transformados en tangos, milongas o valsecitos, tienen una marca indeleble. La de un poeta que refleja las situaciones de la vida diaria con un estilo distinto,  madurado, renovador, profundo. Una pluma de alto vuelo, un escenario viviente, historias que destilan experiencias emocionales. La luz y la sombra, la realidad y su negativo.
  
   Con sus frases cinceladas, rigor y hondura, muestra siempre la certidumbre que preste refugio a la mirada. El encanto de su escritura tiene esa voz sustentandora, con palabras certeras que sabe bucear tanto en los ardores y desamores, como en lo impúdico de la mirada humana, los profundos bares porteños, o un atisbo de cielo en una pompa de jabón. 
 
                                 


  
   Pero también habrá de darle una forma del verso al deprimido arrabal. Ese arrabal que conocimos de niños y que por ello nos llega con tanta fuerza este tango suyo. El farol que iluminaba los barrios más deprimidos, tiene toda una significación. Y lo hace de una forma distinta a la que pintarían Homero Manzi o Julián Centeya, dos maestros dibujando aquel arrabal de antaño. Pero con un intenso poder de evocación, un baño de nostalgia y el aura otoñal donde el farol es el testigo y lumen en la intimidad silenciosa de la noche.

Un arrabal con casas
que reflejan su dolor de lata...
Un arrabal humano
con leyendas que se cantan como tangos...
Y allá un reloj que lejos da
las dos de la mañana...
Un arrabal obrero,
una esquina de recuerdos y un farol...

   Homero Expósito venía de Zárate y quiso conocer aquellos barrios donde el tango se había aposentado  tempranamente. Y vaya si supo expresar su visión, su itinerario por esas calles donde el faro nocturno iluminaba el pobrerío, las tramas de la vida de aquellos obreros que madrugaban para poder sobrevivir con sus familias. La capacidad de transmisión emotiva, su visión sobre el barrio en el devenir del tiempo, el caudal sanguíneo de unos vecinos que van y vienen por esas calles grises con su carga de angustia, lo lleva a representar en el farol el símbolo del ayer y hoy.
   
                                    


   Si Homero Manzi fue el gran poeta del sur porteño, si Cátulo Castillo y Julián Centeya habitaron en ese arrabal y lo pintaron maravillosamente en sus letras de tango, habrá que tener en cuenta que Barrio de tango lo creó Manzi en 1942 y el enorme Sur, en 1948. Cátulo hizo otra hermosa acuarela: Tinta roja, en 1941 o El último farol, en 1969. Expósito escribió Farol en 1943. O sea, también supo atrapar y pintar en su momento, con imágenes poéticas, nostálgicas, los aledaños tristres de la ciudad radiante, luminosa. Y las angustias existenciales en la cotidianeidad de aquellos humildes obreros.


Farol,
las cosas que ahora se ven...
Farol,
ya no es lo mismo que ayer...
La sombra,
hoy se escapa a tu mirada,
y me deja más tristona
la mitad de mi cortada.
Tu luz,
con el tango en el bolsillo
fue perdiendo luz y brillo
y es una cruz...

Allí conversa el cielo
con los sueños de un millón de obreros.
Allí murmura el viento
los poemas populares de Carriego,
y cuando allá a lo lejos dan
las dos de la mañana,
el arrabal parece
que se duerme repitiéndole al farol....

Farol,
las cosas que ahora se ven...
Farol,
ya no es lo mismo que ayer...

   Roberto Goyeneche acompañado por la Orquesta Típica Porteña dirigida por Raúl Garello hizo una hermosa interpretación en 1981. Pero siempre recordaremos esa grabación de Osvaldo Pugliese con Roberto Chanel que tanto nos llegaba. Lo llevaron al disco el 15 de julio de 1943 y podemos revivirlo una vez más.