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miércoles, 31 de enero de 2024

Don Segundo Sombra

   Don Segundo Ramirez era oriundo de Coronda (Santa Fe) y era un criollo mulato, de padres libertos según consta en el archivo del Juzgado de Paz. En es una de las pocas fotografías (Origen anónimo) se ve claro, en primer plano la segunda sombra que caracterizó e hizo famoso a este entonces ilustrísimo personaje de la zona de Areco. Los guantes negros solo una muestra de elegancia para la ocasión según aquella época.

   Un gran libro de Don Ricardo Güiraldes, conocedor como pocos de las cosas del campo y la naturaleza de nuestros gauchos. Fue publicada por primera vez en en el 1926. A diferencia del clásico poema "Martín Fierro" de José Hernández, Don Segundo Sombra no reivindica socialmente al gaucho, sino que lo evoca como personaje legendario ("sombra"), en un tono elegíaco. 

                                             



   «Segundo Sombra» parece sugerir a un subalterno, si bien el tratamiento de Don contrapesa (quizás sin que Güiraldes fuera consciente de ello) la subalternidad, señala a un gaucho que por mantener su axiología, sus principios, resulta superior a la axiología burguesa. 

   Ricardo Güiraldes aprende en una especie de viaje iniciático lo que es el valor, el honor, la lealtad (que desde otra perspectiva puede mal interpretarse como subalternidad), el respeto al prójimo (todo esto, amenizado en el libro con descripciones). La novela, está escrita narrativamente en primera persona.

   La descripción que hace de Don Segundo, coincide en un todo, con la foto que se conserva del homónimo Ramírez. «El pecho era vasto, las coyunturas huesudas como las de un potro, los pies cortos con un empeine a lo galleta, las manos gruesas y cuerudas como cascarón de peludo. Su tez aindiada, sus ojos ligeramente levantados hacia las sienes y pequeños. Para conversar mejor habíase echado atrás el chambergo de ala escasa, descubriendo un flequillo cortado como crin a la altura de las cejas».

   La novela está escrita en un lenguaje llano y con frecuencia, especialmente en los diálogos, con regionalismos gauchescos de la llanura argentina. El vocabulario está cargado de palabras frecuentes en Argentina, y, sobre todo, en la vida campesina de la provincia de Buenos Aires. Una buena edición de esta obra, tal como acontece en gran parte de la literatura gauchesca, hace indispensable un glosario.

                            

Ricardo Güiraldes


 
   La voz del poeta que fue Ricardo Güiraldes se hace escuchar con hallazgos de recursos literarios que matizan líricamente las páginas. Veamos: «En la pampa las impresiones son rápidas, espasmódicas, para luego borrarse en la amplitud del ambiente, sin dejar huella». Hay hallazgos relevantes en ciertas comparaciones: «El sueño cayó sobre mí como una parva sobre un chingolo». 

   En alguna sinestesia: «Las aguas hiciéronse frías a mis ojos». Las comparaciones harto expresivas en momentos conmovedores:«Me fui, como quien se desangra». Imágenes y metáforas para el paisaje:«Una luz fresca chorreaba de oro el campo». O...: «En derredor, los pastizales renacían en silencio, chispeantes de rocío.»

   Así como en «Martín Fierro» la amistad entre el sargento Cruz y el protagonista es un símbolo emblemático del culto a este compartido sentimiento argentino, al decir de Borges, en «Don Segundo Sombra» el centro temático ha de ser el vínculo viril entre un gaucho inteligente, serio, callado, y un muchacho «Gaucho» hambriento de paternidad... Fabio Cáceres: el hijo no reconocido por su padre y abandonado al cuidado de «unas tías». 

   Con esta obra se clausura de modo brillante, en el Siglo XX, el ciclo de la literatura gauchesca iniciado en el XIX. Facundo, de Sarmiento, tal vez la mejor prosa de este último centenar de años o, por qué no, de toda la literatura argentina -tal es un parecer de Borges- pintará el conflicto entre civilización y barbarie. En tanto que el Martín Fierro diseñará la figura desdichada del gaucho del período posterior a Juan Manuel de Rosas, perseguido, olvidado y con frecuencia tenido en menos.

                                        


     Conociendo a Hernández y sus limitaciones, no puede dejar de apreciarse -como lúcidamente descubriera Leopoldo Lugones- una obra genial en nuestro supremo poema gauchesco. Estas grandes obras, las de Güiraldes, Sarmiento, Hernández, están tocadas por una especial musa inspiradora.

   Ángel Mazzei, en un estudio preliminar a una edición de «Don Segundo Sombra», ha dicho: «...es, ante todo, una obra donde el acierto de la concepción se une, plenamente, al de la ejecución. Hay creaciones donde la realización de la forma parece superior a su materia; otras demuestran un desajuste irreparable entre el propósito y el logro; Güiraldes logró la máxima aproximación entre su proyecto de novela y la novela misma». (Estudio preliminar a «Don Segundo Sombra», de Ricardo Güiraldes, Editorial Kapelusz, Buenos Aires, 1978)

   La ciudad de Buenos Aires cuenta con pocos monumentos y homenajes a Güiraldes. Tan sólo un modesto pasaje de dos cuadras, en Villa Lugano, entre Zuviría y Santander, se llama Ricardo Güiraldes. También existe la plaza «Don Segundo Sombra» en el barrio de Flores, ubicada en la calle Santander, rodeada de las calles Nepper, Carlos Ortiz, Alonso Rodríguez, Juan Del Castillo y Aroma.

  El tango lo recuerda con un tema que lleva precisamente su nombre. Lo compusieron Manuel Romero y Enrique Delfino y fue grabado por la Típica Victor cantando el estribillo Roberto Díaz y Juan Carlos Delson, en 1929; Canaro con Charlo lo grabó en 1930, igual que Minotti Di Cicco con Antonio Buglione  y también Lidia Borda con el quinteto de Ramiro Gallo.

   Escuchamos la versión de Canaro con Charlo. Lo llevaron al disco el 5 de marzo de 1930.

                            


  Ricardo Güiraldes falleció en París a los 41 años de edad. Era muy buen bailarín de tango y Ulyses Petit de Murat y Juan D'Arienzo le dedicaron el tango: "Bailate un tango Ricardo". Lo grabó D'Arienzo con su orquesta cantando Osvaldo Ramos, el 22 de noviembre de 1966.

                                          


(Los datos que y textos de la nota son tomados de Wikipedia y otros relatos)

 

viernes, 26 de enero de 2024

Carlos Fuentes

"Amo a Buenos Aires desde los años 40" 

   Buenos Aires me fascinó desde adolescente. Tuve la suerte de vivir en esa ciudad, acompañando a mi padre, que era diplomático, en la década del 40. De esa etapa, recuerdo que me fueron revelados tres misterios fundamentales: las mujeres, el tango, sobre todo a partir de Aníbal Troilo y la literatura argentina, que es la más importante de cuantas se escriben en el mundo.

                            
    No fui amigo de Borges, pero lo admiré, entre otras cosas, porque creó un nuevo estilo en la literatura, un estilo que evitó el realismo mimético y el individualismo pico. Esa era literatura de Waterloo, y él creó un estilo de exuberancia verbal e ingeniosidad intelectual. Pero sí fui amigo de Julio Cortázar, que quien conocí en París en 1960:

   -Lo llamé por teléfono y fui a su casa. Llegué a una placita parisina sombreada y entré por una cochera a un patio añoso. Al fino una antigua caballeriza se había convertido en un estudio alto y estrecho, con tres pisos de escaleras que nos obligaba a bajar subiendo, según la fórmula secreta de Julio.

   Salió a recibirme un muchacho, un joven desmelenado, pecoso, lampiño, desgarbado, con un rostro de 20 años, mirada verde, de ojos infinitamente largos, separados, y cejas sagaces.  

-Pibe- le dije- quiero ver a tu papá.                                                                        -Mi papá soy  yo- me dijo. 

   Cortázar era -fue- un joven eterno, en su aspecto y en sus libros. Estaba con él una mujer brillante, menuda, solícita, hechicera y hechizante, Aurora Bernárdez. Entre los dos formaban una pareja de alquimistas verbales, de esos que durante la noche construyen cosas invisibles cuyo trabajo sólo se percibe al amanecer. 

                             
     Con Cortázar decíamos que soportaríamos al mundo hasta que lo viéramos mejor, pero el mundo también debía soportarnos hasta que nosotros nos hiciéramos mejores. Esos años de París fueron de fiesta, vino y rosas, cineclubes, jazz (Cortázar era fanático y me enseñó a gustar de esa música), viajes e ilusiones de un mundo mejor, más justo, más equitativo, más tolerante, más feliz, en suma.

   Yo instruí a Cortázar para que pudiera cantar Cucurrucucú paloma, pero Julio era negado para el canto, y aún menos para el tango, que yo le canturreaba. Cosa rara en un hombre que amaba tanto la música. Compartimos también ideas revolucionarias, porque, la imaginación, el arte, la forma estética, son revolucionarias, destruyen las convenciones muertas y nos enseñan a hablar de nuevo.

   En Julio había ecos de Gardel, Creo que la argentina es la mejor literatura dela mundo hispánico por la calidad y la abundancia de su obra. Autores post borgeanos como Julio Cortázar, Tomás Eloy Martínez, Silvia Iparraguirre... y hay una lista interminable. No hay otro país hispanohablante con tantos buenos escritores, ni una ciudad como Buenos Aires que encierre tanga cultura dentro de su geografía, en nuestra lengua común.

   Para más inri, tiene el Tango con sus grandes orquestas, enormes cantores y poetas que labran poemas musicales que recorren el mundo y se nos meten en el ama. Y bailar el tango es otra de mis pasiones, gracias esos años porteños que me vacunaron para siempre.

                                                                               

                   

 

jueves, 25 de enero de 2024

Micaela Matilde Sastre

    Hoy traigo a la página  a esta hija del gran educador Marcos Sastre que ejerció la carrera de maestra dedicando sus esfuerzos a la niñez y adolescencia, porque además de ello y curiosamente, en una época que no se concebía -y menos en su ambiente- que una mujer escribiera tangos, ella lo hizo y con gran acierto. Y lo más notable es, que dos de ellos, los grabó nada menos que Carlos Gardel.

   Destacó como poetisa creando para el cancionero infantil muchos temas que serían respaldados por el Consejo Nacional de Educación para ser cantadas en Colegios y Jardines de infantes tan comunes en aquella época. Varias de esas canciones trascenderían incluso a su época y tendrían relieve en otros momentos del país. 

                                   


   Fue autora de una importante cantidad de libros con sus poemas y ganaría dos Concursos de poesías que se transformarían en tangos: Refucilos (en 1928) y Garabatos de mujer (1929). Ambos llevan también la firma de su hijo Rodolfo -Maestro, profesor de música, matemática, física-, y autor de la música- debido a la moralina de la época y lo que implicaba para una maestra de niños, escribir tangos. En Refucilos, dice en en su primera estrofa.

Noche negra, un refucilo alumbra la tapera
donde espera la mujer mala sin fe ni corazón.
Zita se llama la pérfida extranjera,
que al gaucho bueno con besos embrujó,
dando al olvido la noviecita blanca,
que fue el ensueño santo de su primer amor.

   Le gustaba el tango, aunque fuera como su padre destacada maestra y poeta, y admiraba a Gardel y Corsini. Pero eso sólo lo comentaba en la intimidad. También escribió los versos de otros dos tangos: Zapatitos de lamé  ("De Cenicienta / la tierna leyenda / vívida se hace, viéndote bailar, / tus zapatitos de suave lamé de oro/ son el tesoro / que quiero conquistar.... / Si en el Eslava / coquetones giran, / casi me parece fueran a volar / mis brazos tiendo hacia esas aves de oro / que eternamente/ quisiera conquistar.")     
                                                   

   
   Y Yerba loca, que como los anteriores musicalizó su hijo, que en realidad se llamaba Máximo Rodolfo Pittaluga, y grabó Azucena Maizani. En este tango campero arranca: "Un mate amargo / me trae mi china / mientras ensiyo / mi bayo redomón./ Un tierno beso / el pie, ya en el estribo / y al trotecito me voy del mancarrón". Otro tema suyo que grabó Ignacio Corsini es el tango Te has ido,  y parece referirse en su versos (firmados siempre como Michel Taylor) a un amor frustrado.

   Micaela Matilde Sastre nació el 21 de septiembre de 1880 y falleció el 17 de agosto de 1962. Hoy la recordamos en uno de sus tangos: Garabatos de mujer. En este caso se trata de la grabación que realizara Alfredo Gobbi con su orquesta, cantando Tito Landó, el  17 de abril de 1958.
 
                            


domingo, 21 de enero de 2024

Grela recuerda a Troilo...

 ...y canta

  Roberto Grela fue uno de los grandes guitarristas que mostraron su talento en el tango. Seguramente, el más importante dadas sus condiciones, esa sensibilidad que le caracterizaba, y el fraseo que lo ligaba al fueye de Troilo. Con Pichuco conformaron una yunta formidable, que quedaría para siempre archivada en los discos que grabaron junto a los otros dos integrantes del cuarteto.

   Ambos se integraron esa esa yuxtaposición musical tanguera, acompañados por guitarrón y contrabajo que hicieron las voces de acompañamiento musical a la creatividad de Grela y Troilo. También el gran guitarrista realizaría más adelante un importante trabajo con Leopoldo Federico  e incluso con Carlos García y su orquesta típica. 

                                     



   Como compositor se apuntó un gran éxito con el tango Las cuarenta, que lleva versos de Francisco Gorrindo y fue estrenado por la cancionista Azucena Maizani en el teatro Nacional, en 1937. Otros temas suyos de renombre fueron  Callejón, con Héctor Marcó y Viejo baldío, con Victor Lamanna. Acompañó a grandes voces del tango con su conjunto de cuerdas.

   En 1952 se produce el encuentro con Pichuco, cuando éste lo llama para trabajar en colaboración para el estreno de la obra teatral-musical "El Patio de la Morocha", en el teatro Enrique Santos Discépolo. A ellos dos se sumaban  Kicho Díaz en el bajo y Edmundo Zaldívar (h) en guitarrón. Y allí nacería la idea del cuarteto Troilo-Grela, en una época en que el tango venía en baja. Fue un golazo total.

   Y para ubicarnos en aquellos momentos del cuarteto y de la figura de Pichuco, vale la pena detenernos en este video en el que, en diálogo con el gran Antonio Carrizo, Roberto Grela nos recuerda a Troilo y además nos muestra una faceta suya desconocida: el canto. Porque también en el vídeo podemos escucharlo a Grela cantando. 

                       



viernes, 19 de enero de 2024

Hay una virgen

                    055 - HAY UNA VIRGEN - Carlos Gardel | #GARDEL - YouTube

 

Canción de Lord Byron, musicalizada por Mario Pardo. La grabó Gardel con sus guitarristas en 1920 y en 1930. 

Hay una virgen de alma cariñosa
Tan tiernamente al corazón unida
Que separar mi vida de su vida
Fuera lo mismo que romper las dos...

Hay un semblante pálido y hermoso
Que siempre miro porque está en mi alma
Y que en la sombra de la noche en calma
Vela con mi ángel, cuando duermo yo.

 Hay un cabello derramado en rizo
Que él protege mi mano cariñosa
Una cabeza lánguida y hermosa
Que dulcemente desmayando va,

Hay un seno de amor tibio y tranquilo
Donde reclino, pálida, mi frente
Cuando la copa del dolor ardiente
El alma mártir apurando está.

Hay unos ojos negros dormidos
A la sombra ideal de las pestañas
Cuya mirada celestial empaña
La tristeza dulcísima de amar,

Ojos que buscan en los ojos míos
aliviada, del alma, silenciosos
Ojos dichosos si me ven dichoso
Ojos que lloran si me ven llorar...


              Muy bella interpretación de Alberto Cortez, ese inolvidable amigo y enorme cantor.



                          

Lord Byron

    

   Poeta, gran aristócrata, político idealista, Lord Byron escandalizó a las clases conservadoras de su país, la Inglaterra de principios del siglo XIX, con su vida disipada, su defensa de los marginados y de la libertad de los pueblos, su anti patriotismo y sus escritos ácidos y críticos. En los periódicos se le acusaba de subvertir la sociedad con una obra que mezclaba el horror, la burla y la calumnia. 

   Pero muchos otros cayeron embrujados por su personalidad desbordante y su espíritu aventurero, que le dieron una celebridad universal. Por encima de todo, su trágica muerte en 1824, cuando apenas tenía 36 años, vencido por la fiebre en los pantanos de un remoto pueblo griego, lo convirtió en un mártir de la libertad y lo consagró como el héroe romántico por excelencia.

(Elena Pujol)

    El poeta Celedonio Esteban Flores le dedicó estos versos lunfas.

   TENGA MANO TALLADOR

                                                  A Rudit Byron

    La tirada ultra diquera
   de su rauda inspiración 
   cayó, compadre Byrón,
   como mosca en la sopera,
   y por creerla sincera,
   le agradezco conmovido
   que aunque de línea y corrido
   me emociono fácilmente...
   El modo más elocuente
   de sentirse agradecido...

   Su sola presentación
   ya le da cartel diquero
   siendo de Fausto ladero
   no puede ser un chabón
   solo espero la ocasión
   de verlo personalmente
   para charlar largamente
   del lírico berretín,
   delante de un copetín
   mano a mano y frente a frente.
 
   Y así se convencerá
   que su berretín es vano,
   el autor de "Mano a mano"
   lo desilusionará...
   Soy un mozo de ciudá
   con una percha bacana...
   Si el que canta a la fulana
   del tango "Milonga fina"
   se embadurna con gomina,
   siete veces por semana...

   Tengo, eso sí, la intuición
   de sentir profundamente.
   Soñador impenitente
   hecho todo de emoción.
   Yo, del suburbio tristón
   soy el Quijote y el bardo
   y cantándole en lunfardo
   contra el cantor más machazo,
   (perdóneme el viscachazo)
   si no la gano la empardo.

   Veo por lo que leído
   que es un poeta de altura
   que maneja la figura
   con sentimiento medido.
   reciba amigo, le pido, 
   la leal felicitación
   de este modesto gavión
   que sin haberlo junado
   ya lo lleva empaquetado
   en su rante corazón.

miércoles, 17 de enero de 2024

Café Domínguez

   Enrique Cadícamo fue y es toda una gran leyenda del tango. La cantidad de temas exitosos creados por este poeta que también musicalizaba gran parte de su obra, posiblemente no tenga parangón, en cuanto a la enumeración de títulos que poblaron los pentagramas de orquestas típicas y cantantes de ambos sexos. Quizás con el ejemplo de Carlos Gardel, que le grabó 23 temas, nada menos, ya tendríamos una idea de su dimensión autoral. 

   Su paleta poética retrató los conventillos, las épocas grises y las luminosas. La calle Corrientes cuando  estaba colmada de escenarios tangueros y milongueros. Y lo más notable es que, prácticamente, siempre acertó con sus creaciones. Desde la antaña guardia vieja a las renovadas formaciones, recurrieron a sus versos musicales y porteñazos para nutrir su repertorio.

                                    

Ángel DÁgostino y Enrique Cadícamo tomando un café

    Ángel D'Agostino, por ejemplo, que era muy amigo suyo y vivían cerca el uno del otro, le grabó nada menos que veinte temas, que por lo general tuvieron mucho eco, y siguen sonando en las milongas de tantas partes. Entre ambos compusieron cuatro de esas veinte piezas y una de ellas se mantiene firme en la elección de los disc jockeys de todo el mundo, y es la que traigo en este recuerdo.

   El Café Domínguez era uno de los tantos rincones que reunían a los porteños por la tarde o en las alargadas noches que los acoplaba para escuchar a las orquestas en vivo. Este recinto estaba ubicado en la Calle Corrientes y Paraná y tuvo la particularidad de ser el primero en estar abierto las 24 horas. Allí se instaló la primera máquina express de café. Celedonio Flores lo nombra en su poema Tristezas.

                                 3-Avda Corrientes Centro, placa homenaje a O.Pugliese,P.Bernardo donde  estaba el Café Dominguez - Picture of Buenos Aires, Capital Federal  District - Tripadvisor

   Cadícamo, en su "Viento que lleva y trae", le dedica el verso que años más tarde se convertirá en tango: Café Domínguez. Un tango de gran pegada.  

Estabas en la antigua calle Corrientes
cuando era angosta y la gente
se saludaba de vereda a vereda.
 
Café con el cuarteto de Firpo
o de Graciano de Leone,
donde caía el tano Pascual
a escuchar tus tangos
porque en el fondo
era un gringo malevo y sentimental. 

Rebotaban en tus paredes
los tangos de Firpo
y los de Graciano:
Tierra negra,
El pillete
o Un lamento
Era el imán que atraía
como el alcohol a los borrachos.
A tus mesas caían
Pirincho, Noli y Pacho...

Café Domínguez
de la antigua Corrientes
de cuando era angosta y la gente
se saludaba de vereda a vereda.

   En 1955, D'Agostino y Cadícamo están tomando un café en un boliche del centro y en la conversación aparece este poema. D'Agostino le propone ponerle música pero usando una parte del tema. Le dan vueltas al mismo y finalmente la parte musical es la que predomina. Julián Centeya es el elegido por ambos para recitar un trozo del verso y el resultado final es todo un éxito que se prolonga hasta el presente. D'Agostino me contó que fue Cadícamo quien lo propuso a Centeya para el recitado.

   Ya no estaba Ángel Vargas en la orquesta y vaya si se notaba su ausencia. El suceso que despertó este tema palió el agujero que dejó el cantor de Parque Patricios en su rumbo de solista. D'Agostino con su orquesta grabó  Café Domínguez, el 16 de agosto de 1955. 

Lo escuchamos.

                    





martes, 9 de enero de 2024

Rafael Alberti (2)

 Recuerdos de Argentina

SU HIJA ARGENTINA

 ...al cabo de poco tiempo en Argentina, escondidos en aquella quinta cordobesa de nuestro amigo Rodolfo Aráoz Alfaro, se anunció un acontecimiento, algo más importante que la publicación de mi nueva obra poética Entre el clavel y la espada. Y lo anunció María Teresa, hablando de la llegada de alguien que traería la paz después de tantos años de guerra y ya casi dos de exilio.

Quien llegó, la que llegó era una niña que le daríamos el bello y nuevo nombre de Aitana, el mismo de aquella serranía alicantina plateada de almendros. Y así nació, no la hija de mi vieja mar gaditana, sino la de ríos inmensos argentinos, anchos y sin orillas, a la que bauticé en mis versos australes como "rubia Aitana de América". Era el 9 de agosto de 1941:

Aquí la tenéis, ¡oh viejos mares mías! 
Encantámela tú, madre gaditana
es la recién nacida alegre de los ríos
Americanos, es la hija de los desastres.  

                                     



LEÓN FELIPE

...León Felipe, un día, con la ayuda de su sobrino, el gran torero mexicano Arruza, se presentó en mi casa de Buenos Aires, adonde había venido para dar agitados recitales y conferencias.  Bien sentado en una butaca, con aire y semidormido tono de revelación, me dijo que Unamuno cuando llegó por vez primera de su País Vasco a la meseta de Castilla, quiso advertir a Dios de su presencia en medio de la solitaria llanura.

-¡Dios, Dios, Señor, Dios, que ha llegado Unamuno! Soy Miguel de Unamuno, ¡Aquí estoy!

El cielo estaba negramente nublado, sólo se oía un gran silencio. Unamuno no cesaba de repetir:

-¡Dios, Dios, escucha, que ha llegado Unamuno!

Entonces, descorriendo las nubes, apareció una inmensa mano y tras ella, un poderoso brazo, oyéndose, a la vez que le mandaban un gigantesco corte de mangas a Unamuno, el rugido de Dios que decía:

¡Anda y que te den por culo!

REFUGIO

...A veces aquel refugio, no muy conocido de La arboleda, me salvó de  la presencia de la policía que más de una vez me anduvo buscando en cuanto los militares argentinos se desesperaban, siempre en sus manos las armas de la muerte, pensando en el derrocamiento del poder democrático. Nunca me encontraron,. además, yo tenía en aquel bosque otros escondites amigos que no eran La arboleda. Encuentro ahora una lejana poesía que registra estos hechos: 

Viniste al bosque, mientras te buscaban para prenderte... Tú nada sabías

MANUEL DE FALLA

...Tendrá que pasar otra vez mucho tiempo, y ya lejos, muy lejos de España, después de nuestra guerra civil, para que yo llamase, si no a la puerta de un monasterio , al menos de una ermita, no extraviada entre los montes morenos de nuestra Córdoba andaluza, como hubiera querido íntimamente entonces, para un futuro que no creía lejano, quien en ella vivía. Los montes llevaban otro nombre, y la ciudad que acogía a aquel viejo ermitaño, el muy precioso de Alta Gracia, en la provincia cordobesa de la república Argentina.

En la paz soleada de la purísima mañana, el Jardín de los Espinillos, la ermita, digo, la casa donde Manuel de Falla habitaba en voluntario destierro, lejos de su Granada, se hallaba ornada de cipreses, naranjos, aromos en el gualda supremo de su flor. Mi visita era para un concierto a tres voces, que Paco Aguilar, el más grande laudista, desgajado del cuarteto que llevaba su nombre, Donato Colacelli y yo acabábamos de presentar en el teatro Rivera Indarte de Córdoba, y que Falla -achaques siempre de salud- no había podido escuchar.  

Me van ustedes a disculpar el piano... - suplicó, abrigado en su poncho de vicuña, cuya severidad y color pardo hacían pensar en la monástica estameña, mientras observaba entre sus brazos el nuevo laúd, más moreno que el otro, de Paco. además de tener el piano con sordina, no anda muy bien de afinación. aunque esto, quizás, no importa demasiado. 

LA DESPEDIDA

¡Qué maravilla poder salir a respirar, después de tantos años forzosamente prisionero, paralizado en el río de la Plata, en la Argentina amada de verdad pero cada vez más estrecha y preocupante después del peronismo, de aquellos cohibidos gobiernos democráticos, amenazados hasta su extinción por las "engalonadas panteras" militares! 

Después de allanada mi casa, varias veces y de noche, por la policía; después de encarcelados, entre otros, escritores como el gran novelista guatemalteco  Miguel Ángel Asturias, cundiendo el pánico en las universidades, en el teatro, cerrada hasta la posibilidad de viajar a Uruguay, decidimos regresar a Europa para esperar, desde más cerca -¡Alguna vez sería!- el posible derrumbe del régimen franquista.  

Y fue el día 28 de mayo de 1963 cuando, por fin, con mucho más pesar que alegría en el corazón, dejamos Argentina después de haber permanecido en ella casi más de veinticuatro años, descendiendo del cielo una mañana sobre la ciudad de Milán, pocos días antes de la muerte del venerado Papa contadino Juan XXIII.  ¡Adiós, Buenos Aires, en donde publiqué más de veinte volúmenes de poesía, estrené obras teatrales, volví a ser pintor, celebrando innumerables exposiciones, recorrí toda la República recitando mis versos, dictando conferencias! Adiós Uruguay, casa luminosa de Punta del Este, playas de Cantegril, espejeantes de lobos marinos! ¡Bañados del Paraná, pampas inmensas de trigos y caballos! ¡Cielos de pájaros floridos, de cóndores y negros caranchos acechadores de la muerte!                                                                                                                                                                                                                                                     

lunes, 8 de enero de 2024

Rafael Alberti

     Recuerdos de Argentina

   (Vivió más de 24 años en Argentina y en "La Arboleda perdida" recuerdas anécdotas personales y vivencias en nuestro país)

                                  



   EL EXILIO

...La guerra, después, nos juntó a casi todos en la Alianza de Intelectuales Antifascistas. Y luego el exilio nos dispersó. Y nosotros, María Teresa y yo, fuimos a parar a la Argentina, viviendo, sin documentación alguna por mucho tiempo, en El Totoral, de Córdoba, en la quinta de Rodolfo Araóz Alfaro, un gentilísimo amigo y camarada. 

Había una allí ancha avenida de álamos lombardos, de chopos, como los llamamos en España. La calle arrancaba de la portada de dos antiguas quintas, yendo a finalizar, aunque ya bordada de jóvenes paraísos, en la carretera que sigue a Santiago del Estero. ¡Calle amorosa y fresca, que cuando se le venía encima el viento sur crujía como todo un navío!.

PRIMER LIBRO                                                                                                                                          ..En el mes de julio de 1959 ya daba por terminado en Buenos Aires el primer tomo, dividido en dos libros, de La Arboleda perdida, obra en la que recojo mis memorias hasta 1931, o sea hasta la llegada de la II República Española. Desde entonces a hoy, en que me propongo continuarlas, han pasado 25 años. Y me encuentro viviendo en España, digo en Madrid, desde 1977, después de mi regreso de la Argentina y de Italia, es decir, de un destierro que duró casi treinta y nueve años. 

CASTELAR                                                                                                                                             ...Una nueva arboleda no como aquella realmente perdida de mi infancia andaluza, he levantado a una hora de tren de Buenos Aires, en los bosques de Castelar. Quiero en ella rubricar este colofón, pero antes de hacerlo, también hablar de ella, mi graciosa Arboleda perdida americana, como se merece.       Los bosques de Castelar -o el Parque Leloir, que así se denomina en su parte más bella- son grandes e inesperados. ¡Cuántas gentes y amigos que los ignoran! Sorprenden, cuando se los ve por vez primera. Y más cuando viviendo en ellos se amanece en sus brumas invernales, en el oro casi carmín de su otoño o en el verde sonante, musical de sus primaveras y estíos.                                                             Aquí, en estas apretadas umbrías que parecen desiertas, cruzadas de caminos que hay que ir descubriendo, llenas de casas y mansiones entrevistas apenas tras las cortinas de ramas, las flores y el agobio de las enredaderas, aquí en esas susurradas espesuras, elegí, hace tiempo, el lugar para mi necesario aislamiento, mi trabajo incesante.                                                                                                 Lejos de la ciudad, la tremenda ciudad que sin embargo continúa avanzando vorazmente, tal vez con el  oculto pensamiento de asaltarlas un día, hacha en mano e instalar sus horribles  construcciones, sustituyendo tantos caminos puros, perfumados, por calles ruidosas y malsanas.  

SE EQUIVOCÓ LA PALOMA                                                                                        ...Y en la tercera clase de un barco francés que salía del puerto de Marsella llegamos, unos veinte días después a Buenos Aires. A pocos años de aparecida en Argentina "La Paloma", dentro de El Clavel y la espada, se me presentó en mi casa de la calle Las Heras un jovencísimo compositor bonaerense, Juan Carlos Guastavino.                Me pedía permiso para poner música y canto a cinco poemas de ese libro, entre  los que se hallaba "La Paloma". Le  dije que sí, asistiendo yo al estreno de la canción, con música de cámara, como pieza de concierto. Poco después, un coro de Santiago del Estero, el de los hermanos Carrillo, la repitió, sólo a voces, con gran éxito, pasando enseguida a ser repertorio de la radio. Aquella Paloma de mis noches de guerra parisina había comenzado su vuelo, pero todavía a ras de los tejados argentinos. Pero la paloma  adquirió verdadera altura cuando en Roma, durante el homenaje que se me hacía en un teatro, otro compositor argentino, Bacalov, la oyó, acompañada a la guitarra, en la voz de una bella muchacha; Deisi Lumini.  Bacalov pidió permiso para orquestarla, ofreciéndosela enseguida al gran cantante italiano Sergio Endrigo, que la estrenó con éxito ruidoso en un Festival de San Remo. Y  desde entonces la paloma. equivocándose siempre remontó todos los aires.     

JUAN RAMÓN JIMÉNEZ                                                                                                                          ...Juan Ramón Jiménez llega una mañana a Buenos Aires. Viene de Puerto Rico, acompañado de su muy grata y sufrida Zenobia. Vienen en barco. Viene Juan Ramón a dar conferencias, recitales poéticos. Pero le dije a Ramón Gómez de la Serna que Juan Ramón Jiménez estaba en Buenos Aires. Habían sido en otro tiempo muy amigos.. Discretamente, Juan Ramón me insinuó que quería verlo, que se lo preguntará. Ramón dijo que sí.                                                                                                                     Al día siguiente, yo acompañé al poeta de Huelva con su mujer, Zenobia, a casa de Ramón. La escalera del piso donde vivía arrancaba del zaguán. Cuando llegamos, Ramón esperaba en el rellano de su piso al lado de Luisita.                                                                                                                                              -"¡Un momento - gritó a Juan Ramón, sin más saludo- ¡Un momento! ¿Puedes explicarme, antes de subir, por qué escribes Dios sin mayúsculas últimamente? A Dios le han quitado ya todo en la tierra, Y ahora vienes tú y le quitas lo último que le quedaba, la mayúscula. Promete que se la devolverás".          A Juan Ramón le temblaba la barba. Balbució algo que no entendí. Y me fui detrás de él y de Zenobia, cerrando la puerta de la calla suavemente.    

GONZALO LOSADA                                                                                                                                 Entramos en Buenos Aires, después de una travesía peligrosa, en la que María Teresa se había puesto enferma, teniendo que pagar nuestro traslado a segunda clase, cosa que nos mermó en mucho el poco dinero que llevábamos. Pero todos nos lo solucionó una persona que, entre otras, queridísimas luego, nos esperaba en el puerto: nuestro grande y generoso: Gonzalo Losada, un nuevo editor lleno de genio e iniciativas, un verdadero adelantado, quien nos resolvió nuestra tan incierta situación.                                                                                                                                  Él me contrató en seguida mi nuevo libro, Entre el clavel y la espada, que yo había comenzado a escribir en Francia , durante mis desveladas noches como locutor de la radio Paris-Mondial. Nos pagó durante varios meses los derechos del libro, como también el resto que me debía por mi Antología poética, publicada unos meses antes.                                                                                                              Gonzalo Losada era un alto empleado de Espasa-Calve, que se desgajó de la gran editorial, cuando nuestra guerra, por ser republicano y no del otro lado, como lo era la gran casa española. Editor nuevo, audaz, publicó por primera vez la obra de tantos poetas y escritores latinoamericanos que antes nadie se había atrevido con ellos. 

(Continuará... )