Uno de los grandes tangos de Discépolo que estrenó Tania el 16 de octubre de 1930 en el teatro Maipo. Luis César Amadori, director de cine, cronista, libretista, autor de algunos tangos de éxito, figura como co-autor de los versos, aunque el alma discepoleana está presente en todo el tema y es la ascesis referencial del mismo. Un tango nada fácil de interpretar y que ha integrado el repertorio de cantantes de primera línea.
Es toda una profunda Confesión, partiendo del hálito poético y agregándole el arte sonoro, especialmente en la segunda parte, donde el tono va subiendo gradualmente, exigiendo el esfuerzo vocal del intérprete, porque también allí define el autor su fracaso en el amor. Su carencia de dotes para poder llegar a culminar el romance que tanto ansiaba.
Tania lo cantó en la revista teatral "Los millonarios"y aunque interpretó otros dos temas, el más aplaudido fue precisamente el que acababa de estrenar. La misma intérprete, lo llevó al disco secundada por la orquesta de Lucio Demare. Pedro Maffia con la voz de Fiorentino lo registró también en 1930. Gardel, con la orquesta de Francisco Canaro lo grabaría el 31 de septiembre de 1931 y le dió el plácet definitivo con su gran interpretación y ese caudal de voz que exigía a partir de "Sol de mi vida... fui un fracasao..."
La filosofía discepoleana, nutrida en tantos dolores tempranos por la pérdida de sus padres, el grotesco criollo que implantó su hermano Armando, la lectura de los escritores rusos, su profunda visión de la vida, los avatares de tantos inmigrantes, influyeron decisivamente en su obra. Y se convertirá en el poeta-filósofo que trasladará al papel, convertido en versos de tango, todo su avatar.
A fines de octubre de 1940, se estrena la película Confesión, basado precisamente en el tango de Discepolín. Lo dirigió Luis Moglia Barth y lleva guión de Homero Manzi y Hugo Mc Dougall. La parte musical del filme estuvo a cargo del pianista, compositor, director y arreglador Mario Maurano. En el mismo aparece la orquesta de Ricardo Malerba. El actor principal, Hugo del Carril canta el tango que da vida al argumento, aparte de ser el principal actor, junto a Alberto Vila, Ana María Lynch y otros.
Es cierto que musicalmente, con este tango, Discépolo daba un paso importante en su méttier, sobre todo como compositor. Porque aún no sabiendo música, se las ingeniaba con su gran inspiración para crear melodías que envolvían con gran impronta rítmica los versos propios. Eso no lo perdería nunca y fue uno de los grandes aciertos que marcaron su obra, especialmente en este tango donde arranca confesando toda su impotencia y renuncia amorosa.
Sacado a la intemperie de sí mismo, el autor descubre el inmenso espacio que puede abrirse de pronto entre la vida más intensa y la nada. Y se revela como un negado para las hipocresías, huye de los artificios, se desnuda ante la niebla del destino y sabe que ya nunca podrá volver al paraíso perdido, al amor de la mujer que lo seguirá desvelando. Herido y melancólico, reconociendo su falta de virtudes para pretenderla, envuelto en los agujeros del pesar, imagina decirle....
Siempre me he preguntado si en cierto modo el protagonista hace ostentación de una violencia que parece más física que sicológica para aparecer en parte como víctima del destino "Me verás siempre golpeándote como un malvao". Quizás otra mentalidad.
ResponderEliminarefectivamene tambien me planteo eso...con sola abandonarla y sufrir solo su desventura era suficiente..¡¡
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