Hoy día son famosas en el mundo entero las orquestas que supieron enfervorizar al público en los años 30, 40, 50 y 60. Sus discos engalanan las milongas de casi todo el mundo y son imprescindibles para poder sentir el tango en profundidad a la hora de bailarlo. Las milongas porteñas reciben constantemente bailarines de todas partes que llegan a la Argentina para tomar clases y desplegar su pasión en una pista milonguera.
Ha existido un control exagerado sobre la seguridad en muchos de estos sitios y se han clausurado numerosos clubes y salas que, según las autoridades municipales no cumplían las reglas exigidas. No terminan de entender la función social que cumplen dichos lugares, reuniendo a personas de distintos ámbitos que se reúnen para disfrutar tres, cuatro horas abrazando, bailando, compartiendo la pasión del tango.
Muchos clubes que llevan años sirviendo a su barriada han debido cerrar momentáneamente sus puertas al tango. Muchos de nosotros albergamos nuestras alegrías de niños o adolescentes, aprendiendo en estos clubes de barrio, que eran un refugio, a jugar al billar, al ping pong, a bailar, a juntarnos en aquellos grupos de pertenencia y a vivir grupalmente, sanamente, y alejados de esos problemas tan duros que hoy afectan a muchas ciudades.
Por eso quiero destacar este aspecto difusor que se le ha dado al Tango en los últimos festivales internacionales que se organizan en Buenos Aires y a los que acuden numerosas parejas de distintos lugares del país y del mundo. De paso, como en este caso del año 2016, se exhiben estos hermosos murales en distintos barrios, para publicitar los mismos.
Di Sarli y D'Arienzo en la pared de la calle Maure 3410 del barrio Colegiales |
El recuerdo de Julio Sosa en la céntrica 25 de mayo 806. Barrio San Nicolás |
En Estados Unidos al 1500 el inolvidable recuerdo de D'Agostino-Vargas |
Pichuco no podía faltar. Está en la esquina de Alsina y Santiago del Estero |
Pugliese, Alberto Morán y Tita Merello en Mahatma Gandhi 749, Villa Crespo |
Me parece un hermoso homenaje y una publicidad de mucha pegada. Esta es mi ciudad porteña y tanguera. ¡Sí señor!
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