Sin la menor duda, Sebastián
Piana, es uno de los más grandes creadores que ha tenido el tango en su historia. En este reportaje, realizado en su casa del barrio de Almagro, un mes antes de su muerte, por su sobrino, el periodista Fernando Piana y el historiador y periodista Rodolfo Barrese, Piana repasa aspectos fundamentales de su obra, como así también las distintas sensaciones de sus creaciones y las orquestas que tuvo, o los cantantes que acompañó. Para "Desmemoria", uno de sus directores Miguel Unamuno, encargó el siguiente reportaje que fué publicado en dicha revista, en la edición octubre-noviembre de 1994.
La última entrevista
- ¿Qué recuerdo tiene de su padre, también
llamado Sebastián?
- Mi padre era peluquero, oficio que heredó
de mi abuelo. No obstante eso, a él le gustaba la música enormemente y tenía
buenas aptitudes para ella.
Su gran inclinación musical lo llevó a
aprender a tocar el "mandolín" y la guitarra, instrumentos en los que
ejecutó música popular, no clásica. El llegó de Italia a los ocho años; por
entonces se cultivaba el tango - canción, género justamente porteño. Con su
guitarra era un gran acompañante de tangos.
Junto a sus amigos, que estudiaban otros
instrumentos -como el violín y la flauta-, hacían tangos, que tocaban en
reuniones familiares. Pasados los años mi padre estudió piano, aprendió la
lectura musical, llamada solfeo. Por aquellos años era más fácil adquirir un
piano. Formó un cuarteto que tocó buena música popular (tangos y valses), en
cafés y lugares bailables. Estaba compuesto de piano, flauta, violín y
bandoneón.
- ¿Usted comparte la opinión, sostenida por
los hermanos Bates, de que el tango (en su constitución como género musical)
toma elementos del candombe, la habanera y la milonga?
Laurenz, Maffia, Ciriaco Ortiz, Marcucci, Piana y Manzi |
- ¿Era la milonga que cantaron Gardel y
Razzano?
- Era una milonga campera, que también
cantó el dúo Gardel-Razzano. La cultivaron los payadores argentinos y
orientales que tenían la cualidad de improvisar: eran poetas naturales que,
entre ellos, hacían contrapunto en ritmo de milonga. No sería extraño que la
habanera, ritmo español muy conocido en Cuba, se mezclara allí con la música
negra y aprovechara el tamboril del candombe. Luego esto se difundió por
América.Todo esto da origen musical al tango en la Argentina. Pero la palabra tango
es española. El tanguillo es baile español.
- Originariamente la milonga era una música
de cuerdas, ¿se le agrega la percusión en Cuba?
- Presumo que sí. Los negros, grandes
intuitivos y con sentido rítmico, hicieron "su" habanera. Esto parece
que se extendió por toda América. Sería el origen del ritmo del tango
primitivo.
Cátulo Castillo, Manzi, Piana y Maffia |
- Podemos hablar de una "Revolución
Piana" en materia de milonga?
- Es, simplemente, el paso de una milonga
-que se estimaba sureña y pampeana, sin baile o bailada en la intimidad, y
cultivada por gauchos y payadores-, a la milonga porteña, que se debe a Maffia
y a mi. Melódicarnente fueron parecidas.
La renovación, la milonga porteña y
suburbana, se debe a un pedido formulado por Rosita Quiroga a Homero Manzi. A
ella le habíamos llevado un tango para que cantara. Sin embargo, solicitó una
milonga.
Sorprendido, Manzi me dijo; "Rosita me
pidió una milonga".
Yo le respondí: si las milongas son casi
iguales, muy parecidas, por eso se improvisan....
"Mirá Sebastián, no entiendo nada de
milongas", me contestó Manzi.
Entonces le dije a Homero que me llamara en
dos días, a ver si podía concebir algo. En ese lapso se me metió en la cabeza
una nueva milonga. Conocía su ritmo pues ya había hecho una anterior para que
José González Castillo (padre de Cátulo Castillo), le pusiese letra.
Necesitaba hacer milongas distintas; éstas
lo fueron: mantuvieron la sencillez del ritmo, pero con una forma musical
definida, como si fuesen tangos-canción, pero sin perder la esencia de la
milonga.
Cuando Manzi me llamó, precisamente a los
dos días, yo ya tenía realizada "Milonga Sentimental", cuya música me
llevó media hora (la que preparé para la milonga de González Castillo me había
llevado un día). No era la milonga eterna, improvisada de los payadores...
Como Manzi, poeta magnífico, me confesó que
no entendía de milongas, pensé en mi intimidad ¿entenderá la mía? La entendió.
Llegó a mi casa un lunes, retiró la música y, a la mañana siguiente, ya tenía
lista la letra. Con la letra empezó a gustarme más la música. Hasta entonces me
complacía más la que había efectuado para González Castillo.
Así nació "Milonga Sentimental".
Fue mi segunda milonga, que resultó ser la primera milonga Porteña conocida.
- El padre de Cátulo, finalmente ¿le puso
letra a su primera milonga?
- No, no. Parece que se olvidó (Risas). Era
gran amigo mío y de mi padre.
- ¿Qué repercusión tuvo la milonga en aquel
Buenos Aires de los años '30?
Sebastián Piana y su orquesta |
- Al principio no mucha repercusión, porque
estuvieron inéditas. Recuerdo que en un piano de la radio de Casa América, y
para mí, empecé a tocar "Milonga Sentimental". Por el lugar pasó un
locutor y me interrogó: "¿Qué toca, maestro?. Es una milonga, contesté.
¡Que linda! ¿Por qué no se la da a Mercedes Simone?", prosiguió.
Le respondí: "Se que es una gran
cancionista, mas no la conozco personalmente." "Ella trabaja aquí
-dijo el buen hombre de la radio- véngase que yo se la presento". Me la
presentó nomás. Mercedes Simone, muy amable, me escuchó con atención. Le
entregaba la versión de nuestra milonga.
"Yo me voy mañana a Montevideo, a
trabajar en el teatro Solís. Voy a grabar y a escuchar su música. Si me gusta,
la vamos a ejecutar. Véame dentro de un mes."
Transcurrido ese lapso, la sorpresa fue
enorme. La talentosa cantante me dijo: "Ya la estrené. Cuando terminó la
función vino a mi camarín Fernán Silva Valdez ".
Mercedes Simone le dijo que me conocía,
pero no a Homero Manzi, autor de la letra. "Cuando regrese a Buenos Aires
-le expresó Silva Valdez a la cantante-, de quien repito estas textuales palabras:
Dígale a Piana, de mi parte, que él es la milonga misma". Repito, son
palabras textuales de Silva Valdez dirigidas a Mercedes Simone.
Para mi es un recuerdo imborrable. Le
escribí al poeta para agradecerle esos conceptos y, aprovechando su entusiasmo,
para proponerle que me hiciese una letra para que yo musicara. (recordaba
"Clavel del aire", tema que había hecho Silva junto a Filiberto). Me
envió la letra; yo, por mi parte, le envié la música para que él promoviera con
su prestigio, en Montevideo, nuestro sentir común.
- Entonces quien estrenó "Milonga
Sentimental" fue Mercedes Simone ¿Y Rosita Quiroga?
- No pasó nada con la querida Rosita.
Manzi, finalmente, le llevó el tema pero parece que no lo llegó a entender
bien. Rosita cantaba otro tipo de milongas.
- ¿Cuándo participa como músico de orquesta
de Pedro Maffia?
- Eso vino después. Fue luego del estreno
de la milonga en Montevideo. Posteriormente se la grabó en Buenos Aires, era lo
único que representaba al nuevo género, evolución de la milonga anterior.
- ¿Cómo continúa la historia de
"Milonga sentimental"?
- En una oportunidad un actor, Máximo Orsi,
que trabajaba en la compañía de revistas que dirigía el maestro Arturo de
Bassi, me solicitó que le hiciese la música para una de sus canciones criollas.
Como formaba parte de su elenco, le pediría a de Bassi que la estrenara.
Al tiempo me llama el director y me
comenta:
"Mire Piana, le voy a ser sincero: La
música me gustó, lo que no me gustó fue la letra" de Orsi.
Como yo tenía algunos tangos exitosos
("Sobre el pucho", "Silbando"), de Bassi me pidió otra
cosa, que superara lo hecho por el mencionado actor. Le llevé "Milonga
sentimental".
Al afamado director le gustó la idea. Al
respecto, me contestó: "Voy a hacer un cuadro teatral corto, del que participen
dos paicas y dos compadritos. Entre ellos, se van a contestar con la música y
la letra de la milonga. Cuando nos mudemos, del Teatro Chantecler al Teatro
Casino, la estrenaremos en la nueva revista". La milonga gustó mucho
durante el mes que duró aquella revista. Además, comienza a conocerse gracias a
la grabación de Mercedes y a su aparición en las crónicas que los distintos
diarios realizan de la revista. Fue un gusto también para Manzi.
Homero Manzi, ¿sentía más la poesía o la
política?
- Las dos cosas. En los tiempos en que yo
lo conocí pertenecía al Partido Radical y estaba muy metido en la política.
Tenía 18 años y estudiaba en la Facultad de Derecho. De allí lo echaron por su
Smilitancia política: no terminó su carrera de ahogado. Era todo un político,
pero con la sensibilidad del poeta. Siempre decía: "Voy a hacer letras
para los políticos y, además, letras para los hombres".
Muy inteligente, tenía una verba muy
florida. En aquella época cuando empecé a tratarlo, todavía no se había formado
F.O.R.J.A. De ese grupo conocí a Jauretche y a Dellepiane.
- Pasados los años, ¿qué difusión alcanza
la milonga?
- La milonga no tenía gran difusión hasta
que contrataron a mi cuñado, Pedro Maffia, para hacer un gran espectáculo en el
viejo y hoy desaparecido Teatro San Martín de la calle Esmeralda. "La Voz
del Aire", una radio de entonces, organizaba un gran espectáculo, en
directo para los presentes y para su audiencia.
Estaban las orquestas de Maffia, de Edgardo
Donato. También se presentaba el actor Roberto Airaldi, entre otros
intérpretes. Pedro había formado una orquesta especial para ese espectáculo
(con gran instrumentación) y la cantante Rosita Montemar. Reestrena
"Milonga sentimental" y, a partir de allí, el género empieza a llamar
la atención del público.Hasta ese momento todo era tango, canciones criollas.
Manzi, en ese tiempo, se había olvidado de
las milongas. Se fue a casar a sus pagos, a Santiago del Estero. Un día se me
aparece y me dice: "Che, qué pasó -porque también es argentina, así que vamos
a seguir con ese género."
Yo ya tenía lista la música de
"Milonga del 900". Manzi le puso la letra. La estrenó nada menos que
Azucena Maizani. Tiempo después la milonga llegó a los bailes.
- Paralelamente, usted cultiva el tango.
¿De qué año es "Tinta roja"?
- Es del '40 y pico. Es uno de los temas
que más se tocan de mis 500 obras. "Tinta roja", originariamente, fue
un tango instrumental.
Como necesitaba plata para hacerle un
regalo a mi señora, voy, sólo con la música en mi mente, a ver a un editor amigo.
Luego de tocar el tema, le pedí $150., a cuenta de la futura edición. Mañana te
lo traigo listo, le dije. En realidad, no tenía nada compuesto.
Ese mismo día, por suerte, se me terminó de
ocurrir la música. Claro, no tenía que ajustarme a una letra. Al editor le
gustó. Me comentó: "Le hace falta letra, ¿por qué no lo ve a Cátulo, a ver
si se le hace?" Cátulo Castillo, que también era músico, al otro día
concluyó la letra. "Sebastián, le puse el nombre de "Tinta
roja", me dijo.
Así surgió este tango. Tiempo después lo
estrenó Aníbal Troilo.
- De su vinculación con Cátulo Castillo,
¿Cuál es el recuerdo más vivo que guarda?
- Yo conocía a Cátulo desde chico, a través
de su padre y, a la vez, él sabía que habíamos ganado el premio con el tango
"Sobre el pucho". Aprendió a tocar el piano y como letrista tenía un
tango llamado "Caminito del taller". Un día vino a mi casa y me dijo:
"Mirá, he hecho la primera parte de un tango y si te gusta hacele la
segunda; se lo podemos hacer estrenar a Azucena Maizani que está trabajando en
el Teatro San Martín bajo la dirección de su padre ". Entonces le dije que
me parecía una buena idea y le completé la música en el día.
Cuando lo volví a ver me dijo:
"pedimos la letra al viejo (por José González Castillo) y así lo canta la
Maizani". Y así nació "Silbando", que lo cantó Gardel, años más
tarde.
- ¿Tuvo alguna relación con Gardel?
- Si. En primer término porque el padre de
Cátulo era muy amigo de él y le estrenó "Sobre el pucho" que, más
tarde, el Zorzal Criollo grabara. No obstante, tuve la oportunidad de hablar
con él porque trabajábamos en el mismo cine. Entonces, una vez lo saludé y le
comenté que yo era quien le había puesto música a "Sobre el pucho".
Cátulo había compuesto un tango con letra del padre que se llamaba "El
Circo se va", entonces, don José me dijo: "Me hace el favor, Piana,
el domingo por la mañana ensaya Gardel en su casa de la avenida Corrientes.
Quisiera que vaya, así se lo hace oír". Fui nomás, ese domingo, a las diez
de la mañana. Me atendió Isabel Del Valle, una mujer muy bonita que vivía con
él. Entré donde estaban los músicos y Gardel le dijo "Pongan atención que
el maestro Piana va a tocar para que a ustedes les quede la melodía en el
oído."
Esa fue la ocasión que más cerca estuve con
él. Justo ese día estaba afónico.
- ¿Era realmente popular Gardel en ese
momento?
- Si, ya había grabado mucho. Pero tuvo una
época en que había caído un poco. Fue cuando viajó a España, y luego a Francia.
Cuando llegó a España no tenían ni noticia
de él, sabían nada más que cantaba. Antes, había estado un cantante argentino
llamado Francisco Spaventa, que había logrado mucho éxito en Francia y, más
tarde, en los Estados Unidos, donde trabajó en cine.
- ¿Cómo era la vida de un compositor de
tango en las décadas del '30 y del '40?
- A las orquestas nosotros teníamos que
llevarles las composiciones; ellos grababan tangos más clásicos de su autoría.
- ¿Quién revoluciona el tango en materia
orquestal?
- Había tres grandes orquestas: la de
Roberto Firpo, del tango de antes; la de Francisco Canaro y la de Osvaldo
Fresedo. Sin olvidar las de Julio de Caro y Pedro Maffia. En esos años, el
tango fue evolucionando en estilos. También fue importante el Quinteto Ases
Pebeco, que integré y que se formó con los cuatro mejores bandoneones de la
época: Ciriaco Ortiz, Pedro Maffia, Pedro Laurenz y Carlos Marcucci.
El tango instrumental comenzó a
popularizarse allá por el año 1934, cuando debutamos con la orquesta de Maffia
en el Teatro San Martín.
- De los años '40, ¿cuáles fueron sus
grandes éxitos?
- Bueno, lo mío empezó antes del '40. Como
dije, cuando Mercedes Simone cantó la "Milonga sentiniental" empecé a
ser conocido. Después me pidió que la acompañase en el piano. Más tarde, seguí
componiendo con Homero Manzi e hicimos la "Milonga del 900". Otro
tango de éxito fue "El pescante", que lo hizo por primera vez Canaro
en un concurso. Sacó el segundo premio porque el certamen estaba arreglado de
antemano para darle el primero a otro. Después hicimos la "Milonga federal"
y "Juan Manuel"; la "Milonga de Puente Alsina" la cantó la
Simone con mucha repercusión. "Pena mulata" fue otra milonga exitosa
pero con un estilo candombe. En el mismo ritmo compuse "Papá
Baltasar", también con letra de Manzi.
En el género vals escribí "Esquinas
porteñas", que cantó Ignacio Corsini y "Caserón de tejas", muy
bien interpretado -años después-, por María Graña.
- ¿Cuáles eran sus cantantes preferidos?
- En esa época había dos cantores
excluyentes: Carlos Gardel e Ignacio Corsini. Ambos tenían personalidad
propia.Muchos imitaban a Gardel.
También me gustaba Charlo, que además era
músico. Lo conocí mucho antes de que se casara con Sabina Olmos.
- ¿Fue llamado para incursionar con sus
temas en el cine?
- Ya venía acompañando a Mercedes Simone
cuando la contrataron de la compañía Paz para que actuase en una de sus
películas. Entonces, ella le preguntó a los productores si tenían decidido el
músico para el film y la empresa le respondió que no. Allí nomás les comentó
que yo la acompañaba en sus presentaciones, y fui a hablar con ellos. Ya había
musicalizado "Sombras porteñas" de Daniel Tinayre. También trabajé
para la compañía de Max Glucksmann, que tenía veinte salas en el Capital
Federal. Primero toqué en una sala de Palermo, después me pasaron al cine Palace
y, finalmente, al Electric. Allí tocaba música clásica durante la proyección de
las películas, arreglos de óperas y oberturas. En esa época tenía quince años.
Mercedes Simone |
- ¿Cómo se inició en el estudio de la
música?
- Comencé a estudiar solfeo con un
violinista que era muy nervioso y yo tenía nada más que ocho años. Era un buen
músico pero no sabía enseñar. Me explicaba muy rapidamente. Entonces le dijo a
mi padre: "Mirá, hacelo estudiar a tu hijo otra cosa porque para la música
no sirve".
El profesor de mi padre le recomendó que me
haga estudiar piano porque así me aseguraba un porvenir, y allí comencé con
Antonio Eduardo D'Agostino, un gran profesor y pianista. En seis meses cambié
totalmente. Era la nueva escuela.
- ¿En qué año se lo incorporó a usted a la
Academia Porteña del Lunfardo?
- En 1963, un año después de su fundación.
Conocí a José Gobello y le dije que no era escritor para estar allí. Y él me
dijo que querían incorporar a un músico. Fui mucho tiempo el único compositor,
hasta que promoví la entrada del instrumentador de Mariano Mores, Martín Darré.
- Durante la época de oro del tango, un
músico ¿podía vivir bien?
- Los únicos que podrían vivir bien,
trabajando mucho, eran los primeros compositores: Firpo, Canaro y Fresedo. Pero
no era así para los músicos que no teníamos orquesta. Yo me mantenía dando
clases. Antes lo hacía con mi trabajo en las salas de cine, hasta que llegó el
sonoro. Con los derechos de autor nunca ma alcanzó para subsistir.
- ¿Conoció a Borges?
- Si. Colaboré en dos trabajos con él:
"Milonga del muerto", que tocó Eduardo Falú, y en otra, que se
llamaba "Milonga del infiel". Además, estuvo en casa dos veces. La
primera de estas milongas se titulaba "del Soldado" y los militares
del Proceso prohibieron su difusión.
- ¿Alguna vez tuvo problemas con los
militares?
- En la época de Onganía se portaron muy
mal con los artistas, ya que nos sacaron todos los números vivos de las
estaciones de radio y de las salas cinematográficas. Hasta a mi llegó a
afectarme personalmente. Pero ... mejor olvidarlo.
- Se dice que Astor Piazzolla fue el gran
innovador en materia de música de Buenos Aires ¿Cuál es su juicio al respecto?
- No innovó nada. El fue un músico muy
preparado e indiscutible. Pero los innovadores en el tango fueron tres: Roberto
Firpo, con el tango "Alma de bohemio"; después apareció Enrique
Delfino y, más tarde, Juan Carlos Cobián, un gran pianista.
Piazzolla fue un gran ejecutor, su
innovación era más propaganda que otra cosa. Igualmente, para hacer un tango,
no hay que tener una gran preparación técnica, hay que sentirlo. Los primeros
tangueros no eran preparados musicalmente, se fueron puliendo con el paso del
tiempo. Tal fue el caso de Eduardo Arolas.
- ¿Qué otros cantantes, aparte del Gardel y
Corsini, le gustaron?
- Principalmente Agustín Magaldi y Ángel
Vargas. También Héctor Mauré. Pero creo que Carlos Gardel fue insuperable, no
sólo por su voz, sino también por su personalidad. Fue único, sin desconocer
los méritos del resto.
- ¿Qué consejo le daría a los jóvenes para
que difundan el tango?
- Los jóvenes por sí solos no pueden hacer
nada. Los que pueden contribuir son aquellos que tienen locales de baile de
tango cobrando menos la entrada. Antiguamente, con un café se podía escuchar
una buena orquesta.
En las radios y los canales de televisión
se debe difundir más nuestra música ciudadana. Cuando fui maestro primario de
música les enseñaba el tango a mis alumnos.
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