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viernes, 20 de julio de 2012

Yira yira

Esta ocurrencia de Eduardo Morera, los cortometrajes de Gardel, fueron prácticamente el antecesor del videoclip. Y los realizó en 1930...

Gardel estaba muy gordo y no quería filmarlos. Entre Razzano y Leguisamo lo convencieron y entonces se iba a con Morera a la Asociación Cristiana de Jóvenes a jugar un rato al fútbol y a los baños turcos. Por la noche había que acompañarlo a caminar por lo menos 30 cuadras a ritmo vivo.

Se filmaron 15 cortos, pero se quemaron cinco de ellos en el laboratorio. Las condiciones de la filmación en un galpón de la calle México eran muy precarias. Lo forraron con trapos de piso para ganar acústica.

La filmadora hacía tanto ruido que tuvieron que colocarle un almohadón encima porque no se oía la voz de Gardel.
     
Uno de los tangos escogidos fue Yira Yira. Su autor, Enrique Santos Discépolo hizo canto de los desencantos, expuso las llagas de los más sufridos, tuvo la lucidez de sacar a la luz del sol las lacras de la sociedad, la pobreza, la humillación de las clases bajas. Él sufrió por toda esa gente. Homero Manzi lo describe muy bien en su tango, Discepolín: "Te duele como propia la cicatriz ajena..."

Hoy sus tangos encajarían, como anillo al dedo con la realidad circundante, serían el refelejo de la corrupción administrativa, del robo sin castigo, del desvalijamiento colectivo.

Sólo él pudo concebir sobre la melodía de una clásica "nana gallega" (Una canción de cuna sublimada a la esperanza cuando se mece a un hijo en el regazo) estos versos casi apocalípticos-como decía mi amigo y compañero Pepe Barcia-:" Verás que todo es mentira. / Verás que nada es amor; / que al mundo nada le importa; / yira...yira...".

Gardel le grabó sus primeros temas:  Confesión, Chorra, Esta noche me emborracho, Malevaje, Que vachaché, Secreto, Yira yira, Victoria y Sueño de juventud. Al morir en junio de 1935, quedaron huérfanos de su interpretación otros monumentos como Cambalache, Infamia, Tormento, Condena, Uno, Martirio, Canción desesperada, Tres esperanzas, Quien más quien menos, Sin palabras y El choclo.

Enrique le leyó este tango, Yira yira,  a Tania, su pareja, y la toledana no entendió nada. Lo estrenó Sofía Bozán en el Teatro Sarmiento en la revista "Qué hacemos con el estadio", y en pocos días lo cantaba todo Buenos Aires. Un día -recordaba Tania- lo paró un reo por la calle a raíz de este suceso y le dijo: "¡Qué mente, Enrique!"
Y el vate le contestó: "Sí, hoy me cortaron el gas..."

Después, en un zoco de Tetuán, en Marruecos, se emocionaría hasta las lágrimas cuando un viejo vendedor lo tarareaba en su precario español.

Vamos a disfrutarlo en su diálogo con Gardel y escuchamos el tango en la voz maravillosa del Morocho.






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