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miércoles, 31 de octubre de 2012

Feliciano Brunelli

Dirigió la orquesta característica más importante durante muchos años. En esa época las orquestas que convivían en la radio y las milongas tenían tres rótulos: Típica, jazz y característica.

La jazz, nacida al influjo de esa música que venía de Estados Unidos, tocaba también otros ritmos bailables. La típica era la que prevalecía entre los milongueros y los escuchas. Y las orquestas características se denominaron así porque tocaban canciones provenientes de diferentes colectivdades, especialmente españolas e italianas, aunque también ejecutaban  ritmos tropicales.

 Con el acordeón a piano como instrumento basal, las más requeridas por oyentes y bailarines fueron la de Brunelli, Juan Carlos Barbará, Wáshington Bertolín y Carlos De Palma.
El Cuarteto del 900. Vardaro, Troilo, Bour y Brunelli al piano
                                                                      

Entre mi surtido de anécdotas, hoy rememoro una ocurrida cuando yo tendría 21 o 22 años. Paraba frente a Radio El Mundo en un Café con muchos personajes del ambiente y un simpatiquísimo ex boxeador, Mingo Sciaraffia, que alternaba en la rueda y había escrito algunos temas que tocaban Alfredo de Angelis y D'Arienzo (La clueca, Pa'que te voy a contar, Pasajera), me elogiaba siempre la pinta y me daba máquina. Y me insistía con que yo tenía que trabajar como animador.

Tanto insistió que apenas llego un día a la rueda, me lleva a un costado y me dice: "Ya tengo algo para vos. Tenés que presentar a la orquesta de Feliciano Brunelli en una gira. Le hablé de vos y me dió el okey". A mí jamás se me había ocurrido ser locutor-presentador, ni me sentía capacitado para ello, pero insistió tanto que al día siguiente  me fui a reunir con Carlitos Brunelli (el hijo) en su casa del barrio de Caballito. Dio la casualidad que habíamos hecho el bachillerato en el mismo Colegio de San Telmo, aunque él iba de tarde y yo por la mañana.
                                                        
Me convenció del trabajo a realizar. Se trataba de una gira por varios pueblos de la provincia de Buenos Aires y aledaños de Rosario, y llegamos a un acuerdo. Mi madre era seguidora de su programa de los sábados y canturreaba sus canciones, especialmente los pasodobles. Finalmente, en mi empleo me negaron el permiso por un mes y tuve que desistir con gran disgusto de Carlitos.

Hoy lo traigo  a mis recuerdos porque Brunelli vendió más disco que nadie, la casa de acordeones Hohner, que él usaba le regaló sus tres mejores versiones y en la sede central de la RCA Víctor hay una gran foto suya en recuerdo de sus cerca de 800 temas grabados y por estar entre  los diez músicos que más dinero generó para esa empresa.

Se llamaba Felicien, nació en Marsella pero era hijo de italianos y se largaron a la Argentina, estableciéndose en Rafaela (Santa Fe). Su padre fue su mejor maestro y también el profesor Luis Ricci. Y dio la casualidad de que Elvino Vardaro pasara por la provincia en una gira, lo escuchase tocar y lo invitase a bajar a Buenos Aires. Incluso lo instaló en su casa un tiempo y allí crearía su famoso vals Ilusión de mi vida, que sigue pasándose en las milongas, generalmente por la orquesta de Horacio Salgán.

Por eso ideó el conjunto Feliciano Brunelli y su cuarteto criollo, con Vardaro en violín, Vicente Spina con la guitarra y Alcides Fertonani de segundo acordeón, para actuar en radio.

A continuación creó el Cuarteto del 900 con Vardaro, Aníbal Troilo y Enrique Bour en flauta. Y a continuación formó su orquesta característica que durante tantísimo tiempo cosechó éxitos y aplausos.

Hoy lo quiero recordar con su famoso valsecito y La cumparsita que grabó en 1949 y en 1965.

Ilusión de mi vida

La cumparsita

martes, 30 de octubre de 2012

Eugenio Nóbile. Tango y otros ritmos

Era un violinista eximio que provenía de una familia de músicos, procedentes de Calabria -Italia, (donde él nació en 1903 y llegó al año a la Argentina)- y lo mandaron a estudiar desde niño con destacados maestros.

Con pantalones cortos integraba orquestas que interpretaban zarzuelas y operetas en teatros céntricos y hasta coincidió con Juan D'Arienzo de compañero como violinistas de la famosa Rondalla Cauvilla Prim que convocaba a legiones de inmigrantes españoles con su música.

Pronto  lo llamaron a incorporarse a las filas del tango, aunque fuera un chiquilín y lo contrata el autor de La payanca, Augusto P. Berto para integrarse en su orquesta que toca en el recordado Bar Domínguez, de la calle Corrientes y en el Café Central, de Avenida de Mayo y Tacuarí.


Se lo llevará Juan Maglio Pacho a su aplaudida formación, para tocar en el desaparecidoTeatro de la Comedia que estaba frente al Mercado del Plata y  Nóbile ya empezaba a utilizar el violín-corneta que haría famoso  Julio De Caro y que había sido introducido en el tango inicial por José Pepino Bonano.

Cuando Elvino Vardaro debió suspender sus actuaciones en la orquesta de Pedro Maffia, el propio Vardaro le sugirió a Maffia que lo contratara en lugar suyo. Y a continuación forma en la fila de violines de Juan Carlos Cobián.

También estuvo en la  de Agesilao Ferrazano como segundo violín, junto al director. Realizado todo el periplo de aprendizaje forma orquesta con el pianista Juan Polito y los contrata la Compañía de discos Brunswick para varias grabaciones exitosas. La integraban: Juan Polito al piano; Fernando y Ángel Martín, Armando Blasco y Félix Verdi en bandoneones: Salvador Polito, Néstor Salvador y Eugenio Nóbile en violines y Francisco De Lorenzo al contrabajo.

Nóbile es el segundo, izq. parado junto a Ferrazano
Después decide tener su propio conjunto y para arrancar desfilan nada menos que por los Cafés Germinal y en el Guarany de la calle Lavalle, en el cine Paramount y el cabaret Imperio. En su elenco se integraron figuras de la talla de José Pascual, el autor de Arrabal, Eduardo Del Piano, Héctor Varela y hasta el Mono Enrique Villegas que tiempo después sería gran estrella del jazz.

En el camino va trenzando bellas páginas de tango como Quimeras, que luciría en el Sexteto triunfador de Julio De Caro, Se fini, grabado por la orquesta Bruswick, El Lido, dedicado a un local en Palermo en el que tocó y dirigió su orquesta, Cocoliche y Cuando hace falta un amigo, ambas con letra de Dante A. Linyera. Mi compañero y amigo Pepe Barcia, me decía que nunca le dio importancia alguna a sus composiciones, como le sucedía a sus colegas de entonces.

También dirigió la orquesta que tocó en una boite llamada Fragata de la calle Tucumán, entre Florida y san Martín. A Buenos Aires lo invadían las melodías centroamericanas, el jazz y el bolero, cuando estrenó en dicho reducto sus tangos Violino tzigano y Vívere. Y fue muy requerido para animar fiestas de la alta sociedad por el estilo fino de su orquesta.

Se sintió tocado por esas melodías románticas y como Lagnafieta, Armani, Raúl Fortunato y otros integrantes de las filas tangueras, comenzó a pensar en pasarse a esa música. En 1946 el maestro colombiano Lucho Bermúdez firmó un contrato de seis meses para tocar en Buenos Aires y grabar unos 60 temas en la RCA Víctor. Conformó una orquesta de 22 músicos entre los que estaban Eugenio Nóbile y Eduardo Armani.

Y entonces se decidió a dar el paso y formó su Gran Orquesta Panamericana que alegraría recintos noctámbulos, milongas donde acompañaba a una orquesta típica; y se lanzó a crear y tocar rumbas, porros, cumbias, foxtrots, boleros y lo que reclamaban los nuevos tiempos. Su estilo romántico atraía a los jóvenes de ambos sexos y yo recuerdo haberlo visto en directo en la Confitería Adlon y el Hotel Crillon.

Excelente músico y persona que dejó un gran recuerdo en todos quienes le conocieron en uno u otro ámbito, hoy lo recuerdo en dos temas suyos. En 1923 con  la orquesta de Juan Carlos Cobián tocando Cholita. Y Julio De Caro, en 1928, interpreta con su Sexteto: Quimeras.

09- Cholita

126 - Quimeras





lunes, 29 de octubre de 2012

Las comedias musicales de Canaro

Francisco Canaro fue un adelantado en numerosos aspectos relacionados con el tango. Estuvo entre los aventureros que intentaron seducir a los europeos con nuestra música ciudadana. Llegó a tener cinco orquestas bajo su mando, que fue confiando a sus hermanos progresivamente.

Inventó el trío Irusta-Fugazot-Demare y los colocó en el Viejo continente. Llevó el tango a Estados Unidos. Fue productor de cine. y en junio de1932, se lanzó al ruedo con las comedias musicales en yunta con el sainetero y comediógrafo platense, Ivo Pelay (Guillermo J. Pichot).
Debutaron con una compañía en el Teaatro Nacional, de Corrientes 960. Canaro intervendría con su orquesta en el foso y en el escenario. Actores y actrices como Tita Merello, Tito Lusiardo, Mario Danesi o el galán Abelardo Farías, hermano del Dringue y de prematura desaparición, brillaban en el elenco. Canaro recordaba que Tita le pedía que tocara despacio, para que se oyera su voz, que no era nada potente, y porqué en esa época no se usaban los micrófonos en el escenario.

La obra se llamó La muchachada del centro y tuvo un éxito impresionante que duró dos años. Canaro estrenó algunos de sus tangos, como Te quiero, que cantado por Ernesto Famá fue todo un suceso.

En 1934 se lanzaron con La canción de los barrios, debutando el 17 de julio en el Teatro Sarmiento. Entre los temas de Pirincho estrenados figuraron El Tigre Millán y el vals Yo no sé porqué te quiero. Ignacio Corsini y Ernesto Famá integraban el elenco artístico.

                                 
Un año más tarde sorprenden con Rascacielos, en el mismo Teatro. Debieron posponer el debut dos días, al llegar la noticia de la trágica muerte de Carlos Gardel. Casas viejas -que Pirincho compuso a bordo del barco Cap-Arcona-, fue el gran éxito esta vez, cantado por Famá. Y Miguelito Bucino que era el bailarín del elenco (luego excelente autor de tangos), terminaba mostrando su destreza en tangos y milongas de gran caché.

José González Castillo, padre de Cátulo y gran sainetero, escribe una obra para que Canaro la llevase a Europa. Entre él, Luis César Amadori y Antonio Botta, concibieron La patria del tango que se estrenó en el Teatro Buenos Aires y alcanzó 500 representaciones. Miguelito Bucino y María Esther Gamas cerraban la obra bailando entre grandes aplausos y Agustín Irusta y Roberto Fugazot mostraban su calidad canora que habría de devenir en un futuro venturoso para ellos. La idea de llevarla a España se frustró por el comienzo de la tremenda guerra civil.

En 1938, Canaro decide descansar y se lanza al ruedo en 1939, otra vez con Ivo Pelay. La obra se titula El muchacho de la orquesta y se estrena en el Teatro nacional con la empresa Enrique Muscio.  Cuando estaba preparando febrilmente el debut, Pelay le presenta a un jovencito imberbe, diciéndole que tocaba muy bien el piano y que podría venirle de perlas porque Pirincho acostumbraba a tocar con dos pianos.Uno era Luis  Riccardi y el muchacho de marras fue: Marianito Mores, a quien incluyó en esa obra  y...se quedó en la orquesta nueve años.
Los cantores eran Ernesto Famá y Francisco Amor, la pareja de bailarines: Miguel Bucino y Teresita Padrón y un gran elenco de actores encabezado por Pepita Muñoz, aseguraba el lleno. Canaro estrenó su hermosa Milonga de Buenos Aires, Todo te nombra, Yo nací para querer, algunos temas folklóricos y El rey del bosque, que definió como tango sinfónico.

Hoy lo traigo a este blog, cuando ya pasado por el tamiz del tiempo, vemos que de sinfónico tiene poco pero sirve para recordar aquella linda época en que el tango reinaba en la calle Corrientes.

459- El rey del bosque

domingo, 28 de octubre de 2012

Roberto Firpo, un adelantado

La importancia de Roberto Firpo en el tango es tan grande, que habría que dividir sus méritos por columnas. Fue prácticamente el que introdujo definitivamente al piano en los palcos, a regañadientes de los parroquianos que preferían la guitarra inicial de los tríos de entonces. Incluso el uso del pedal en el piano, que otorga mayor resonancia, fue iniciativa suya dentro del género.

Fue quien pautó La cumparsita, de Matos Rodríguez como tango, grabándolo en 1916 y quitándole el aire inicial, a la vez que le creó una tercera parte. Lo mismo sucedió con el valsecito porteño, cuando transformó el vals Boston de Rosita Melo, Desde el alma,  en la música que nutriría los atriles tangueros, cambiando el tono inicial de esas piezas de estilo vienés que ejecutaban las orquestas típicas de antaño, por una modulación distinta, alegre y romántica.

Roberto Firpo dirigiendo su orquesta
Formado por el maestro Alfredo Bevilacqua (el autor de Independencia y Emancipación), llegó a dirigir una orquesta de cien músicos en el Teatro Colón en 1933. Fusionadas  su orquesta y la de Francisco Canaro, tocaron en los carnavales de 1917 y 1918 en el Teatro Colón de Rosario, bajo el rubro Orquesta Típica Criolla Firpo-Canaro.

Grabó cerca de 3000 discos. Es autor de una carrada de temas que sobrepasaron a su época y siguen siendo importantes, muchos años después de su creación. Alma de bohemio, Didí, El amanecer, Viviani, Argañaraz, Vea vea, Marejada o Fuegos artificiales -que compuso con Arolas- son una clara muestra de su talento creador.

 
Mi hermano era fanático de su cuarteto, pero a mí me satisface mucho más la orquesta que dirigió en muchos pasajes de su carrera, porque fueron cambiando los músicos integrantes de la misma e incluso su evolución con la misma fue continua, acorde a los distintos tiempos que vivía el tango.

Como ayer hablaba de la milonga, refiriéndome al baile que nos congrega, hoy traigo dos temas suyos consustanciados con el tema. Y muy recomendables.

Se trata del tango Una noche en la milonga, grabado en 1929 y la milonga La trifulca, referida a los batuques que se armaban en aquella primeriza época. La llevó al disco en 1940 en otra demostración de su ductilidad como compositor e intérprete.

Una noche en la milonga

La trifulca




sábado, 27 de octubre de 2012

A la milonga

Me he bautizado tempranamente en las milongas porteñas y atesoré sus ritos, códigos, guiños, mensajes audiovisuales y templé la oreja y el cuore con aquellas ireemplazables orquestas de los años cincuenta.

Y a tantos años de aquel debut y de tantos temas bailados y cosechados, siento que debo profesarle un agradecimientgo especial y un sentimiento que sigue vivo aunque hayan cambiado los milongueros, las formas y los códigos, especialmente en España. Que lógicamente no atesora aquel peso ritual de los que llevamos prendido el tango, como una flor en el ojal.


Donde más se nota el choque es en la vestimenta masculina. Miguelito Bucino decía aquello de:
Vestido como un dandy /peinado a la gomina / y dueño de una mina / más linda que una flor. / Bailás en la milonga / con aire de importancia / luciendo la elegancia / y haciendo exhibición.

Confitería La Ideal
Juan Carlos Fernández Díaz se expresaba así en 1927: A los conciertos que dan los fuelles, /
protestadores en sus gemidos,/ se están luciendo con sus quebradas /  los compadrones en el lugar,/
y las chirusas, endomingadas, / en sus miradas tienen el brillo /de la alegría que ha derramado /el tango rante y sentimental.


Por su parte, Julio Navarrine mostraba esta hermosa estampa del baile en los conventillos, que se ponían pitucos para celebrar una milonguita:  ¡El conventillo luce su traje de “etiqueta”!/ Las mozas van llegando dispuestas a mostrar, /Que hay galas domingueras, que hay porte y hay silueta /Igual que los galanes, deseosos de tanguear.

Y para no extenderme demasiado, va el ejemplo de Carlos Lucero: Sábado a la tarde te planchás el traje / te cortás el pelo, después te afeitás / con bastante crema te hacés dar masajes, /gomina y colonia; luego te peinás.


Niño bien
Se trata simplemente de mostrar cómo se sentía y se vivía la pre-milonga y lo que representaba en cuanto a la vestimenta, el cuidado físico, los buenos aromas... Afortunadamente las chicas continúan siendo coquetas en las milongas hispanas y por ello relucen como flores en el jardín del tango.

Yo le dediqué este poema a las entrañables milongas que enriquecieron mi espíritu y lo siguen haciendo aunque el escenario haya cambiado radicalmente.



De Milongas                                                                
                                                                                                   “…y el último tango perfuma la noche… “
                                                                                                                    Homero Expósito                                                                                                                                  
El farol epónimo alumbra.

Al escuadronar las móviles siluetas
en el espacio lírico,
un laboratorio de alquimia existencial y emocional
poderoso, contubernal,
descubre el magma de la memoria,
y el nudo de los cuerpos devora la noche,
decenas de vida se entrecruzan
de forma bellamente plástica,
cuando la música, vibrando femenina,
es la arcilla sobre la que se modela el acto coréutico
 y tocados por una extraña sensación del abismo,
embriagados de vida
cosquilleando
con los énfasis necesarios del sentimiento personal
donde no existe el qué sin el cómo,
-celebrantes- bailan el eterno tango.

y el aedo amplifica cantábiles melodías
que abrevan en el agujero de la nostalgia
Y el afinado engranaje avienta su liturgia
en el viaje del bailarín a la libertad.

                                          jmo


Y Angelito Vargas con la orquesta de Edelmiro Toto D'Amario, nos canta el tango de ellos dos, con letra de Carlos Russo. grabado el 12 de abril de 1956: En esta milonga.































viernes, 26 de octubre de 2012

Roberto Mancini

Excelente cantor, mejor amigo, hoy tengo ganas de estar a su lado, aunque sea por medio de la recordación, escuchando sus temas.

Alguna vez conté que le vi ganar un concurso de cantores en el Parque Patricios (Monteagudo y Caseros) y era un pibe de 14 años, que competía contra varios créditos del barrio y de otros lugares de la Capital.

Acá estamos en un asado con Mancini, Jorge Bocacci y Fabián Bertero, el año pasado.
 Desde entonces su carrera fue meteórica. A los 17 años debutaba en la orquesta de Miguel Caló, grabando "Quedémonos aquí" y realizando una gira por Brasil. Pasará por las orquestas de Sánchez Gorio, Ricardo Pedevilla y Ángel Domínguez, antes de saltar con 25 años a la triunfadora alineación de Alfredo De Ángelis, debutando en el recordado Glostora Tango Club. Allí hacía yunta con Juan Carlos Godoy, con quien sigue manteniendo una gran amistad.

Radicado largo tiempo en Colombia, donde es ídolo, se puso de novio y se casó con la bella Mercedes. En ese país, siguieron registrando temas con su amigazo Godoy. Nada menos que 43.

Muy querido en el ambiente, por la infinidad de amigos que se ha ganado a pulso, por su hombría de bien; integro el Club que él fundó y donde le sacamos punta diariamente a las historias hermosas que encierra el tango. Y todos lo conocemos como "El Capi", apodo que le puse por su liderazgo.

Por eso quiero tenerlo hoy cerquita mío para que nos hagamos compañía y repiquemos la nostalgia. Sé que hoy debo abrazarlo desde aquí y que sienta mi transmisión de buenos deseos.

¡Vamos Capi querido!

Roberto Mancini y Juan Carlos Godoy cantando a dúo.
Como se muere de amor, del bandoneonista Daniel Sardina Álvarez lo grabó con la orquesta de Alfredo De Ángelis en 1964. Y en dúo con Juan Carlos Godoy, registraron en Colombia, en 1976: Angustia, de Horacio Pettorossi.

Como se muere de amor

Angustia




jueves, 25 de octubre de 2012

Palermo en octubre

Cuando la primavera ya lleva un mes instalada en las terracitas del porteño barrio de Palermo, las mismas  se llenan de bulliciosos parroquianos de ambos sexos que se han liberado definitivamente de las ropas pesadas, las corbatas y las chaquetas.
              
Han caído las consabidas lluvias (ahora los jóvenes. allí lo pronuncian: "shubias), los gorriones, horneros, benteveos, torcacitas, raatoneras y demás casales de ruidosos pájaros vuelan cargados de pequeñas ramitas para armar su nido de amor en las copiosas ramas de los árboles y su follaje reverdecido por completo.
                   

El aire huele a jazmimes y las jovencitas lucen su figura apenas cubiertas por ropas mínimas.

Palermo es una fiesta diurna y nocturna que celebra la vitalidad primaveral.


Es cierto que en todo Buenos Aires la alegría de vivir que trae esta estación previa al verano, nos envuelve en un estado de ánimo colectivo que propicia las relaciones amorosas, las de amistad, el deseo de lucir la figura y las ganas de zambullirse en las noches cargadas de música.

A propósito de ello yo escribí hace tiempo este poema




PRIMAVERA PORTEÑA
                                                                                         “Así quedaste en mí
                                                                                                             clavada en la raíz
                                                                                                             remota del recuerdo”.
                                                                                                                   Mario C. Arrieta

 En el ambiente densos perfumes
jacarandáes, palos borrachos; los limoneros y los lapachos
lucen sus copas enguirnaldadas.
Calle Florida, chic pasarela: 
canyenguea tangos muy villoldeanos  una pareja
y aroma el aire enjazminado.
Las minifaldas de las muchachas
revoloteando por esa brisa acariciante que manda el río,
copan miradas.
Algarabía de los casales:
gorriones y torcacitas; horneros, mirlos y benteveos
acarrean ramas, tejen sus nidos.
Sol de suburbio, rumor de barrio
purretes reos, con su bullanga tras la pelota,
pueblan de goles a su destino.
Bajo Belgrano tan estulero:
pingos nerviosos que en su prosapia velan el sueño 
de un batacazo.
Verde setiembre, cien terracitas
fértil despliegue de estudiantinas alborotadas
tocando a diana.
Plazas porteñas, chuchos saltones
ladran inquietos marcando al bardo su territorio
de ciudad en celo.
Perfil de ardores palermitanos:
Mbucuruyáes, botes, senderos; sudan los cuerpos
labrando músculo hacia el verano.

                    Santa Maria de los Buenos Aires; es primavera.

                                                              jmo

Pero hoy traigo al blog la mención palermitana porque quiero invitarlos a escuchar el tango Palermo en octubre, un tema de la tanda que compusieron entre Armando Pontier y el poeta uruguayo Federico Silva. Lo grabó Aníbal Troilo con la voz de Roberto Goyeneche, el 28 de noviembre de 1968

183 - Palermo en octubre