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viernes, 29 de julio de 2016

Salgán II

Ha suscitado mucha atención por parte de los amigos de este Blog, la nota de hace dos días sobre Salgán. Se trata de una conversa antigua de Horacio Ferrer con el maestro y vale la pena estirarla un poquito, a tenor de lo visto. De paso, les digo que le echen un vistazo  al estreno del tango Recuerdo, por la orquesta del gran maestro Horacio Salgán, con la presencia de Osvaldo Pugliese y todos sus músicos.

Se trata de una nota muy emotiva narrada por una persona que estaba presente aquella histórica noche, y que yo publiqué en marzo de 2012 en estas mismas páginas tangueras. Basta con poner: Tangos al Bardo: Recuerdo, y encontrarán la nota, aquellos que aún no hayan podido leerla. Y voy con aquel encuentro entre los dos Horacios, que así narraba Ferrer.

                                         


PARA ENCAUZAR MI FANTASÍA

   Mientras Salgán evoca las circunstancias anteriores a la constitución de su orquesta, se me asoma a la memoria, también, algo que me dijo Carlitos García, que estuvo con Firpo y con Martínez Ledesma más o menos en las mismas épocas que Horacio, su amigo de toda la vida:

-"En aquel tiempo -recuerda Carlitos- nos fascinaba la música brasileña y nos pasábamos tocando y jugando con choros y sambas".

   -Ahora, Salgán: ¿Cuál fue el motivo hondo que lo empujó a formar su conjunto en el 44?
   -Una necesidad imperiosa de manifestar lo que sentía. Vea: en ese entonces actuaban muchas orquestas típicas. Pero ninguna expresaba el Tango como a mí me gustaba. Es posible que parte de esa diferenciación de sensibilidades tenga este origen: dos o tres generaciones familiares atrás, probablemente mis bisabuelos, fueron negros. Acaso de ahí procede mi manera de sentir y de tocar las síncopas, por ejemplo.

   -Entendido. ¿Pero cuáles fueron los incentivos de su estilo?
   -Ahora verá. El principal, creo, radicó en una obsesión, hacer Tango; quiero decir que lo que yo tocara fuera Tango, que tuviera los valores esenciales de temperamento y de forma que definen al Tango.
   -Por qué?
   -Por una razón muy simple. Resulta que le escribía los acompañamientos a Carmen Duval, que en ese tiempo era mi primera esposa. ¿Y qué pasaba? Que me decían: Eso no es Tango.
   -¿Tenían razón?
   -Tenían. Yo me expresaba en un Tango sin ritmo. Fíjese qué cosa. Me dominaba una profunda tendencia a fantasear. Era un fantaseador de la música.

                                     


   -Cuando concibió su orquesta; digo, en el momento en que empezó a plasmarla, en el corazón, en la imaginación, en la cabeza, ¿qué hizo de esa fantasía?
   -Lo que tenía que hacer: luchar obstinadamente contra ella. O mejor, disciplinarla en una obstinada búsqueda de las fuentes esenciales del Tango. Quería, necesitaba encontrar un norte, un polo magnético para dar con una forma rítmica por la cual canalizar mi fantasía.
   -¿Cómo lo consiguió?
   -Aunque parezca mentira, por la indeclinable voluntad de querer tocar ¡al modo tradicional! Por eso le he dicho que mi mayor incentivo fue una obsesión. La fantasía me alejaba del tango y mi obsesión era ¡meterme dentro del Tango! Con fidelidad fanática. Y observe qué curioso: mi estilo nace y cobra forma por un proceso exactamente inverso al de Piazzolla. Él plasma el suyo por la necesidad de salirse del Tango.  Y yo, el mío, por la fijación excluyente de quererme meter dentro del Tango.

                                     


   -¿Cuáles fueron los primeros arreglos que escribió para su orquesta?
   - Fueron Ojos negros de Greco; El Marne de Arolas, Susheta de Cobián.
   -¿Los mismos que fueron novedad absoluta y revolucionaria siete años después, cuando empezó a grabar en Victor?
   -Los mismos. Ni una nota más ni una nota menos.
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Y para ilustrar el diálogo con música, les propongo escuchar la versión magistral que realizó la orquesta de Horacio Salgán, de  este tangazo de Vicente Greco: Ojos negros. Lo grabó el 7 de diciembre de 1951.

Ojos negros - Horacio Salgán

miércoles, 27 de julio de 2016

Salgán

Cumplió los 100 años el pasado mes de junio, le dediqué una página en dicho momento y Don Horacio sigue firme en el pedestal de los elegidos, su leyenda se acrecienta y siempre es grato volver con sus historias, sus recuerdos, su música.... Ésa que le ganó la gran admiración de todo el mundo tanguero y musical, dado que sus logros y creaciones merecieron incluso cálidos elogios de grandes figuras de la música universal.

Hoy me encuentro con una cálida charleta que tuvo hace años con Horacio Ferrer y la traigo al blog porque es realmente linda.


                                             

SALGÁN

  Los pocos que han asistido a sus ensayos -y los propios ejecutantes- se confabulan, admirativamente, en el asombro. Alguien explica: "Se dice por ahí que tiene un aire a Fresedo. Otros -¡qué sé yo!- le encuentran alguna semejanza con Troilo. Para mí, no se parece a nadie. Lo que se dice, a nadie".
  La cuestión es que al cabo de unas pacientes sesiones de ensayo (este joven director prueba hasta dos y tres posibilidades diferentes de arreglo orquestal para un mismo  pasaje del tema, nunca visto) debuta en la Confitería Diamante, de Rivadavia y Castelli, una de las orquestas más llamativas, más originales y sin vuelta , más importantes que haya tenido el tango  y la música argentina toda. ¿Quién la dirige?

   -Yo tenía, la verdad, cierta fama de loco.
   -¿Por qué?
   - Bueno, porque estudiaba armonía y contrapunto, también -además de perfeccionarme en el piano- estudiaba órgano, saxofón y contrabajo. Para peor, probablemente me lo daba los anteojos, tenía, digo yo, alguna fisonomía  semiintelectual.
   -Y qué pasaba con todo eso?
   -Lo previsible: cada vez que aparecía por los cafés donde se tocaba Tango, me miraban de reojo y con un poco de recelo.  Como si yo -todavía lo recuerdo y me causa gracia- fuera una especie de taxidermista de la música. ¿Qué me dice?

   Corre 1944, cuando este loco, Horacio Salgán, porteño nacido en la calle Gallo, 28 años, delgadito, de tez morena, conversador de charla rápida y conceptos tajantes, lector de Alexis Carrel y de Ortega y Gasset, forma por primera vez una orquesta típica.

   -En realidad, desde la adolescencia había estado en el Tango. A los 18 o 19 años -época en que compuse mi primer tema: Del 1 al 5- fui pianista de Roberto Firpo. Le confieso: el de esa orquesta de Firpo ha sido uno de los pocos estilos que verdaderamente sentí afín a mi sensibilidad. Mucho me gustaba esa orquesta. Honda tristeza, ¡qué tango!, ¿no es cierto?

   -Eso como ejecutante. ¿Y cómo arreglador?
   -Digo yo que habrá sido allá por 1933... Sí, en 1933 le escribí a Miguel Caló un arreglo -el primero mío de Tango- sobre Los indios de Francisco Canaro: fue también uno de los primeros arreglos formales, por así decir, que se hicieron. Entonces no se arreglaba; se estilaba que los segundos violines y los segundos bandoneones pusieran unas notas paralelas a los primeros.

                                   
Horacio Salgán con su orquesta y el cantor Ángel Paya Díaz


   -¿Por qué tardó casi diez años, entonces, en hacer su propio conjunto?
   -Porque a mí siempre me gustó toda la música. Y entonces derivé mis inquietudes a otros géneros: estudié el contrabajo porque quería tocar en orquestas sinfónicas para poder vivir la emoción de interpretar a los grandes. Estuve en el Folklore, ¿recuerda al dúo Martínez-Ledesma?, toqué con ellos como pianista un tiempo. En fin, y hasta formé, escribí y ensayé una jazz propia, que no llegó a debutar.

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Como la charleta se interrumpe. yo quiero que apreciemos su oreja y su gusto, escuchando este tango por la orquesta Roberto Firpo que menciona: Honda tristeza, que compuso el propio Firpo con Vicente Planells del Campo. Lo grabó el 16 de julio de 1931 y lo canta  Príncipe Azul. Y, por supuesto, vamos con su tango Del 1 al 5 (Día de pago), grabado por Horacio Salgán con su orquesta el 16 de septiembre de 1952.


Honda tristeza - Roberto Firpo-Príncipe azul

Del 1 al 5 - Horacio Salgán

lunes, 25 de julio de 2016

Un dilema

Es el que se me planteó a mí, estando en la playa. ¿Me quedo otra semanita? ¿Vuelvo? La cuestión es que he regresado a Madrid y la piscina me sirve de linimento  al grato recuerdo de la arena y el mar que dejé atrás. Y, al final del dilema del regreso o seguir entre olas, concuerdo con el escritor y jesuita español Baltasar Gracián:
-Lo bueno, si breve, dos veces bueno...

Aprovecho la vuelta para reencontrarme con mis amigos del blog. Y para seguir engrasando los ejes de mi ordenata, me mando con este tango de Enrique Cadícamo y Julio De Caro, que presenta una vez más el espíritu aventurero y galante de Cadícamo y sus dilemas ante los avatares del amor. Con Ángel D'agostino habían hecho el pacto de mantener la soltería hasta la muerte. O sea, para siempre.

                                           


D'Agostino cumplió su palabra, pero el vate, luego de numerosos romances con fecha de caducidad, que iría deslizando en sus tangos, en 1961, con 61 años vividos intensamente, contraería matrimonio con Nelly Ricciar y tendrían a su  hija Mónica. En este tango, del título,  Cadícamo muestra su chapa de conquistador, y el trance de tener que escoger entre dos amores.

Yo soñaba con ella un Edén
Paraíso feliz... todo color.
No pensaba jamás, que ese Edén
pudiera tambalear delante de otro amor...
La fuerza de un extraño y gran querer
hoy viene a aquel paisaje a ensombrecer...
Qué he de hacer, corazón, qué he de hacer
el dilema aquí está sin resolver...

                                             
Los dos amigos: Ángel D'Agostino y Enrique Cadícamo


El tango tiene primera parte, primera bis y una segunda. En la parte final, Cadícamo reitera sus dudas, el dilema.

Qué misterios que encierra el amor
lo que ayer fue ilusión, hoy deja de ser.
Por la senda de un nuevo querer
camino como ayer... eterno soñador.
No sé cuál ha de ser este final
más temo, porque soy sentimental...
qué he de hacer, corazón, qué he de hacer
el dilema aquí está sin resolver...


Julio De Caro no sólo le puso música a estos versos-devaneos de Cadícamo, sino que grabó el tango con su orquesta y el cantor Agustín Volpe, el 23 de octubre de 1942. Y suena muy bien.

Agustín Volpe


jueves, 14 de julio de 2016

Un alto en la huella

El estío castiga con rigor y el cuerpo pide playa y mar. Al fin de cuentas uno es humano y tiene que darle gusto al cuerpo. De BIEN MILONGA nos despedimos hasta el 3 de setiembre porque en Agosto cierra la Casa de Aragón, en Madrid y ahora están de obras. Así que, estimados amigos de Tangos al bardo, me tomaré un descansito y los abandono por unos días, aunque les dejo páginas y música en el blog, para que se entretengan a piaccere..

Y como decía el excelso Carlos Bahr en: Cuando talla el bandoneón, que compuso con Armando Pontier:

Yo llevo el tango en el alma,                           
me arrebato cuando llama
de algún fueye el rezongar.
Porque los pies se me van
si lo que suena es un tango,
y en el andar de la vida
cuantas veces pasé el trapo,
al florearme en una pista.
Y no me puedo frenar
porque me tira el compás.

Bueno, no me hago dueño de la frase entera de Bahr y en cambio sí es verdad que no me puedo frenar porque me tira el compás. Y si es de D'Arienzo, Troilo, Di Sarli, Tanturi  y tutti quanti, pa' que te voy a contar. Y digo esto porque la última noche de Bien Milonga le dimos con todo a los remos en la pista,  y a la gola escabiando champán, por las vacaciones.

De todos modos vuelvo antes de fin de mes, intentaré arreglar los problemas con la nube donde habita la música que les ofrezco en el blog, y seguiremos conversando de tango, que siempre nos queda materia pendiente a montones.

De momento los dejo con estas tres parejas de argentinos que yiran por el mundo exhibiendo su arte milonguero y mostrando sus credenciales bien ganadas.

Arranco  con Pablo Rodríguez, que hace pareja con Corina Herrera y se lucen a fondo interpretando la milonga: Flor de Monserrat, por la orquesta de Rodolfo Biagi cantando Alberto Amor. Están en el Portland Tango Festival, de Estados Unidos.

                                         

A continuación, es la pareja integrada por Federico Naveira y Sabrina Masso, que en el Michigan Tango Club - de Ann Arbor-Michigan-U.S.A., le dan rienda larga a sus cuerpos y a sus pies, y se mandan con el tango El taita, por la orquesta de Fulvio Salamanca.





Y acá se vienen Yanina Valeria Quiñones y Neri Luciano Piliu, Y se ganan los grandes aplausos del público interpretando El Puntazo por Juan D'Arienzo y su orquesta. Lo hacen en el lujoso Tango Ball- The Ritz-Carlton.




Los veo y te juro que me dan ganas de quedarme y seguir gastando suela, merodeando pistas y escuchando tangos. Pero el cuerpo tira hacia el sur, así que cazo las cosas de la playa, los bañadores, toallones, é anche di piú y me tomo el conterrosso.

Y si me va bien, tararí.... si me va mal, tararí... si me va mal tarará...
                  

lunes, 11 de julio de 2016

Amurado

Es uno de los tangos enormes que se han compuesto en la historia del género y sus autores también militan en el pedestal de los elegidos. Especialmente Pedro Laurenz y Pedro Maffia que compusieron la música y José De Grandis -mezcla rara de violinista, compositor y letrista-, que se unieron para dejarnos esta página orlada de fueyazos y parolas entrañables.

Y, a propósito de éste último, fallecido con apenas 44 años, quiero recordar algunos de sus temas que muestran una paleta con giros e ideas muy personales, y perdurables en la memoria colectiva. Algunos de sus temas fueron: Cotorrita de la suerte (con Alfredo De Franco). Adiós pueblo y Cachada (con Agustín Bardi). Risa loca, con Pedro Laurenz. Meditación, con Carlos Di Sarli. Recordándote, con Guillermo Barbieri. Mi diosa, con Francisco De Caro. Guardia vieja, con Julio De Caro o La casita está triste, con Luis Bernstein. YAquel muchacho triste, letra y música suyas.


                                        

       
No fue muy destacado en su rol de violinista de distintas orquestas típicas, ni le dió mayor valor a las letras que escribió, de las cuales muchas tuvieron repercusión y fueron trasladadas al disco, entre otros por Gardel (Recordándote, La casita está triste, Cotorrita de la suerte, Mi diosa,  Aquel muchacho triste) y diversas orquestas que le dieron recorrido. De  Maffia y Laurenz, sus compañeros en el tema del título, hemos hablado mucho y seguiremos haciéndolo. Por todo lo que han hecho y dejado para la posteridad en el tango.

Como este Amurado de la historia increíble. Corría el año 1927, y Pedro Laurenz se desplazó hasta el Café El Parque, situado en la intersección de las calle Lavalle y Talcahuano para saludar a su amigo Enrique Pollet que actuaba allí con su orquesta y con quien había compartido la fila de fueyes en ese mismo Café, formando en la orquesta del pianista Roberto Goyheneche,  y donde lo descubriría Julio de Caro para llevarlo a su conjunto en lugar de Petrucelli que desertaba del mismo.

En un descanso de la orquesta, José De Grandis, conversando con Laurenz, le dijo:

-Mirá, tengo una letra que acabo de hacer y me gustaría que le pusieras música, si es que el tema te motiva.

Laurenz le echó una mirada a los versos y mentalmente ya se hizo una idea del rumbo que podía darle a tal letra, aceptando el tema.

                                                  
                           


Se despidieron, y Laurenz iba a armando la primera parte en su cabeza, dirigiéndose  hasta el cercano cine Select Lavalle, donde tocaba en la orquesta de Julio De Caro. Apenas llegado le mostró los versos a su compañero Pedro Maffia. Con el fueye le hizo sonar la música que pensaba adosarle. Maffia también se entusiasmó y le dijo:

-Está bueno, ché... Mirá: hace vos la primera parte que yo le hago la segunda.

Y con el visto bueno de Laurenz ("Fenómeno, dale"), entre ambos armaron ese tangazo que Julio De Caro grabaría con su orquesta el 12 de septiembre de 1927, luego de lanzarlo en el mismo cine, con un éxito increíble. La música de Laurenz es genial pero las variaciones de Maffia en la segunda pasarían a la historia y  serían el plato fuerte de numerosos bandoneonistas que lo ejecutaron.

                                       


Gardel lo grabó el 22 de julio del mismo año. Magaldi lo llevó al disco el 7 de septiembre e Ignacio Corsini lo grabaría el 19 de Abril de 1928. Es uno de los 9 títulos que comparten en sus respectivos repertorios. Lo curioso es que, el coleccionista-difusor Claudio Torelli, que trabaja en el Buenos Aires Tango Club, ha realizado una especie de divertimento, con estas tres grabaciones, compaginándolas en una misma versión, utilizando las ventajas que dan las técnicas hoy día.

Lo único que no ha podido remediar, según me dice el amigo Miguel Miqueo que ha tenido la gentileza de mandarme el trabajo, es que Gardel y Corsini cantan en un mismo tono y Magaldi lo hace en otro. Pero el laburito es muy original y vale la pena escucharlo. De paso cañaso, les dejo la versión de Hugo Díaz con su maravillosa armónica.

Amurado x 3

13- Amurado - Hugo Díaz

sábado, 9 de julio de 2016

Bien Milonga

Sí, me refiero a la milonguita que armo en la Casa de Aragón de Madrid, en la Plaza República Argentina nº6. Las autoridades de la casa han resuelto efectuar unas reformas en el salón y en otras dependencias, y después de este Martes 12 de Julio, haremos un parón. Aprovecharé para irme al Mediterráneo, que me espera con los brazos o sus aguas, abiertos de par de par. Y como en Agosto cierra la Casa, todos los años, volveremos a vernos algún día, como cantaba Reynal con D´'Arienzo...

...Y ese día  será el próximo sábado 3 de septiembre, en que retorna Bien milonga a la Casa de Aragón, como todos los martes y sábados a partir de las 21 horas. Correteando en la arena y braceando en las aguas mediterráneas, para volver con los brazos y la cabeza listos para caminotear con ansias el hermoso piso de madera que tenemos. .
                                                                                                         

Vamos, que arrullan los fueyes
y al ritmo de un tango
recuerdos nos llueve.... 


Sí, esta noche y el martes próximo gastaremos un poco más de suela y después... ¡al agua, pato!... Cuando volvés, después de unas vacaciones, te comés la pista te comés...Y para que estén  con el ánimo siempre listo, como los boy scouts, les arrimo unos pantallazos y así no pierden el ritmo.

Vamos subiendo la cuesta
que arriba la noche
se viste de fiesta...

Y arranco con Andrés Laza Moreno y Luciana Arregui, que en el Club Sunderland -gloria de Villa Urquiza-, se bailan el tangazo El Jagüel, por la orquesta de Don Carlos Di Sarli.

                                           

Y ahora les paso la posta a dos colombianos: Edwin Espinosa y Alexa Yepes Arboleda. Además de que salieron subcampeones en los Mundiales de pista, me gusta cómo se mueven. Acá están en Miami, girando  con el valsecito Noche de estrellas, por la orquesta de Francisco Canaro cantando Ernesto Famá.


                                         

Y pa'l cierre nada mejor que seguir a esa pareja exquisitamente milonguera que forman Sebastián Arce y Mariana Montes. Me los encuentro en Baltimore - Estados Unidos, bailando una milonguita. Jé, ¡y cómo se mueven! Se mandan No hay tierra como la mía, por la orquesta de Francisco Canaro, cantando también Ernesto Famá.

                                              
Y aplaudan, aplaudan, no dejen de aplaudir...
                                        
Lástima que tenga que archivar los camambuses un tiempito, aunque los deje por il mare nostrum... Pero me doy máquina con esta pareja y cuando vuelvo arranco con tutti.

viernes, 8 de julio de 2016

Enrique Delfino

Mezcla rara de malabarista del piano, maravillosa técnica y genio creador, Delfy es uno de los próceres del tango que ha dejado una herencia maravillosa en forma de composiciones que siguen vivitas y coleando en los atriles de los conjuntos típicos. Se hizo muy popular en Estados Unidos y en ciudades europeas por su condición, precisamente, de repentista del piano. Podía pedirle a la platea tres notas e improvisar de inmediato una pieza, como asumismo imitar todos los ruidos imaginables con el teclado.

Fue generador de las corrientes melódicas del tango, junto a Juan Carlos Cobián y Osvaldo Fresedo, con quienes trabajó y mantuvo gran amistad. Lo llamaron: El padre del Tango canción porque sus creaciones llevaban implícitas el tango cantable. Actuó mucho en teatro, luego en cine, dejando en ambos casos su sello con temas imperecederos, formó con Fresedo y Tito Rocctagliata la Típica Select, que tocarían y grabarían en Nueva York, enviado por la RCA Victor, para luego ser difundidos y vendidos sus temas en Argentina.

                                               
Enrique Delfino en Radio Belgrano, haciendo de las suyas
                              
   
Tuvo su propia orquesta, descubrió a cancionistas como Azucena Maizani, a quien acompañaría, como a Sofía Bozán, y fue creando temas tanto para el cine como el teatro. Tangos que luego harían historia, como:  No le digas que la quiero, Padre nuestro, Araca corazón, La copa del olvido o Araca la cana, con letristas diversos. Con Alberto Vaccarezza, por ejemplo, compondrían: Otario que andás penando,  Calle Corrientes donde nací, Francesita, No le digas que la quiero, Pichu canela,  Eche otra caña pulpero,  Pim, pam, pum, y las citadas: Araca corazón, La copa del olvido y Padre nuestro.

Según su cuenta, le pertenecen unos 300 temas, de los cuales surgieron algunos otros que casi los plagiaban según le comentaba al destacado critico Pompeyo Camps, quien lo destacaría como el George Gerswin argentino. Con González Castillo compusieron el tango Griseta, y crean así el llamado "tango romanza", que tendrían otros cultores, con páginas impecables,  como Joaquín Mora, Francisco De Caro, Lucio Demare o Juan Carlos Cobián.

                                
Delfino, Tita Merello, Gardel y Anita Palmero

Como lo dice su tango, había nacido en la calle Corrientes, y su padre era concesionario de la confitería del teatro Politeama en Corrientes y Paraná. Por eso el pequeño Delfy podía juguetear con el piano del teatro, lo que llevó a su padre a comprarle uno y lo mandaría a estudiar a Turín -Italia-, de donde volvería con muchas ideas que sumaría a su talento natural.

Su progenitor lo descubrió una tarde tocando en un cine de la calle Esmeralda, se lo llevó de las orejas, y Delfy resolvió fugarse a Montevideo, donde comenzó su carrera de músico y compositor. Su primer tango fue: El apache oriental. Estaría ocho años en la capital uruguaya, tocando como solista, dirigiendo su orquesta, en la cual formaban Edgardo Donato y Luis Alberto Castellanos en violines,  Genaro Nerón Dominguez y José Quevedo como bandoneonistas y Delfy en el piano. Trabajó en teatro y fué inventando temas como Re fa si, Bélgica o Sans Souci, verdaderas maravillas del género.

                                 


Carlos Gardel grabó nada menos que 26 temas suyos, realizados con distintos poetas. No hay orquesta típica que no incluya algún tema de Delfino en su repertorio. Además patentó junto a Samuel Linnig el definitivo tango canción, al crear entre ambos el tango Milonguita y reducir a dos partes la letra de los tangos, cuando hasta allí se componía de tres partes. Raquel Meller la famosa cantante del cuplé hispano grabó este tango y se hizo fanática del mismo. Lo estrenaron  en el sainete Delikatessen Haus en 1920, cantado por María Esher Pomar. Raquel Meller lo incluiría en su presentación del Teatro Ópera ese mismo año y le dió el salvoconducto definitivo.

Hizo la música de 14 películas, Compuso incansablemente y al final fue perdiendo la vida hasta quedar ciego y morir en 1967, con 71 años. Nos dejó una enorme parva de tangos que siguen consumiéndose con la oreja y gastando suelas en el encerado. Por citar algunos más, hablaría de Talán, talán, Dinero dinero, Guapo y varón, Malva, Suburbio, Recuerdos de bohemia, Madalit, Haragán, Quién tuviera veinte abriles, Lucecitas de mi pueblo, Calla corazón, No salgas de tu barrio,  Al pie de la Santa Cruz, Dicen que dicen, El último adiós, A Montmartre, Inquietud, Bandita de mi pueblo, Claudinette, Canto por no llorar...

                                     


Y voy con Dinero dinero, que lleva letra de Cátulo Castillo y lo grabó Di Sarli con Alberto Podestá, el 26 de Julio de 1947. Lo repetiría 5 años más tarde con Oscar Serpa. Y el bellísimo Recuerdos de bohemia, con letra de Manuel Romero, que entre otros grabó Osvaldo Fresedo con su orquesta y el cantor Roberto Ray, el 22 de noviembre de 1935.

Dinero dinero- Carlos Di Sarli-Alberto Podestá

Osvaldo Fresedo-Roberto Ray - Recuerdos de bohemia


miércoles, 6 de julio de 2016

Tu pálido final

Este tango, embellecido en la versión que hiciera del mismo Aníbal Troilo con Edmundo Rivero  en 1947, es una muestra de la tendencia renovadora que siempre fue experimentando el género a lo largo de su historia. La letra de Alfredo Faustino Roldán pinta un drama que se presenta magistral en la interpretación que hiciera Rivero, aunque hubo otros cantores como Julio Sosa, Héctor Mauré, Jorge Ortiz o Alberto Castillo que lo agregaron a su repertorio y lo grabaron.

Alfredo Roldán fue un personaje realmente especial dentro del tango, porque tanto se apuntó como pianista, interviniendo en varios conjuntos, como en el teatro donde arrancó escribiendo sainetes. Curiosamente su nombre no aparece en la lista de  los poetas ilustres que tuvo la música popular, pero si analizamos detenidamente los más de setenta títulos que registran su currícula, podemos apreciar la calidad de los mismos.

                                 

Muchos de ellos los firmó con  el pianista Vicente Demarco y podría citar algunas de esas creaciones que demuestran el nivel de esta dupla en la composición: Tu olvido, Candombe, Voz de ausencia, Canto rodado, Acuyico, Hormiga negra, La peregrina, Ñanduty, Marcao, Alas, Camino, El atrevido, Copos blancos, En secreto o Guapo, por citar algunos. También le puso letra al conocido vals de Miguel Padula: Amor y celo. Gardel le dió cancha al grabarle: Ojas maulas, compuesto con Luis Bernstein y el valsecito: Mascotita de marfil que lleva música de Juan Pedro Castillo y Rafael Giovinazzo. Incluso Piazzolla compuso tres temas con Roldán.

Y vuelvo al tango del título porque lo representa, quizás mejor que ningún otro.

Tu cabellera rubia
caía entre las flores
pintadas del percal,
y había en tus ojeras
la inconfundible huella
que hablaba de tu mal...
Fatal,
el otoño, con su trágico
murmullo de hojarascas,
te envolvió
y castigó el dolor...
Después todo fue en vano,
tus ojos se cerraron
y se apagó tu voz.

Más dramático y tan bien expresado en versos no puede mostrarse... La música de su socio Demarco le da tono adecuado, íntimo, trágico.

Llueve,
la noche es más oscura...
Frío,
dolor y soledad...
El campanario marca
la danza de las horas,
un vendedor de diarios
se va con su pregón...
¡Qué triste está la calle!...
¡Qué triste está tu cuarto!...
¡Que sólo sobre el piano
el retrato de los dos!...

Y uno se imagina todo el cuadro, el frío, la lluvia, el drama del hombre que ha quedado sólo con el recuerdo.... y la foto...

El pañuelito blanco
que esconde en sus encajes
tu pálido final,
y aquella crucecita
-regalo de mi madre-
aumentan mi pesar...
No ves
que hasta llora el viejo patio
al oír el canto amargo
de mi amor
y mi desolación...
¡Porque las madreselvas
sin florecer, te esperan
como te espero yo!...

                                 


Uno no puede dejar de pensar en que esta angustia tiene que ser producto de un hecho real. Y más si lo escuchamos a Aníbal  Troilo con su orquesta y Edmundo Rivero, en esta grabación del 4 de julio de 1947. El fueye de Pichuco va presagiando la tristeza del final. Y Rivero lo borda con su voz.

076- Tu pálido final-Aníbal Troilo-Edmundo Rivero


lunes, 4 de julio de 2016

Será justicia

Está haciendo un calor tremendo en Madrid y toda la zona costera de España hacia el sur. Uno tiene más ganas de rajarse a la playa o zambullirse en la piscina, mientras espera la hora de partir. Por eso estaba pensando en hacer algo distinto y se me ocurrió traer estos versos porteños y muy logrados de Héctor Gagliardi.

Fue un hombre que vendió muchos libros con sus poemas populares, y supo pintar los ambientes en que la gente se movía y conocía. Incluso compuso tangos con Aníbal Troilo (Media noche y Claro de Luna) y otros que tuvieron recorrido, como Vencido, con Oreste Cúfaro y lo bordara Echagüe con D'Arienzo. O Hablemos francamente, con Santos Lipesker. Riachuelo, con Juan de Dios Filiberto. Alergia, la milonga que hizo con Enrique Francini, y grabó la orquesta de Francini-Pontier cantando Raúl Berón,  resultó también un tema con gracia y llegada.

                                       
Héctor Gagliardi


Los versos que hoy se me ocurrió traer al Blog, se basan en la carta que un preso, próximo a la sentencia, le escribe al juez que lleva su causa. Son realmente graciosos y bien trenzados, así que al menos nos reímos un cachito y yo me olvido del calor, rajándome a la piscina..

SERÁ JUSTICIA



Sr. Juez de la sentencia/ que entiende el merengue mío/ a ver si me arregla el lío/ y me peina la condena/ francamente me da pena/ de que un hombre como Usía/ se meta en la vida mía/ siendo una cosa privada/ total, por esa pavada/ que hice los otros días// Yo sé bien que si Ud. busca/ dejo mucho que desear/ pero no puede negar/ que soy el rey de la furca/ la vida es café a la turca/ donde la borra se asienta/ y cada cual se la cuenta/ de acuerdo con lo que hace/ Ud. con la prima facie y yo con las herramientas/ Además queda muy feo/ como le dije en la audiencia/ que todo un juez de sentencia/ me venga a tratar de reo/ porque clarito lo veo/ de que a Ud. lo han chimentado/ y si estoy en su juzgado/ no ha sido porque he venido/ sino porque me han traído/ y de yapa incomunicado// 

Yo soy José Luis Rochepu/ alias El zurdo mojarra/ o el clavija de guitarra/ o el colora’o rompe huesos/ apelativos traviesos/ que salpican mi prontuario/ y por llevarme el campanario/ de una iglesia en construcción/ me bautizaron Ding Dong/ en la cárcel de Rosario// Además es denigrante/ que andemos a cada rato/ peleando a lo perro y gato/ todo un juez y un asaltante/ los dos vamos adelante/ con distintos pareceres/ y un solo fin: las mujeres/ a Ud. lo manda Justicia/ y a mí, la ñata Felicia, hija del rengo Paredes// Y olvídese por un rato/ de tomárselo tan en serio/ Si ya no tiene remedio/ ¡para qué revuelven tanto!/ menos fojas, menos autos y menos farolería/ y además querido Usía/ hay que ser más imparcial/ Ud. saluda al fiscal/ y a mí ni los buenos días// Porque a Ud. con microscopio/ yo me lo tengo observado/ porque soy un procesado/ que tiene su motus propio/ ya son tres los hábeas corpus/ que se empeña en rechazar/ es que Ud. para firmar, ¿qué necesita... una alfombra?/ 

Tiene renglones de sobra y dice que no ha lugar// Ha visto que le decía/ la vida es café a la turca/ yo agarré para la furca/ y Ud. pa’ la abogacía/ y en eso querido Usía somos dos profesionales/ y si a Ud. en los tribunales/ le sacan mucho el sombrero/ también a mí donde llego/ me sacan las digitales// Y este asunto se ha corrido/ como el punto de una media/ y si Ud. se va de feria/ no me deje refundido/ es por eso que le pido/ que por ley se anule todo/ y no salpiquen de lodo/ la moral de un hombre apto/ a quien Ud. de ipso facto/ lo trató de grosso modo// Errare humanum est/ como dijo mi abogado/ que está en la celda de al lado/ por hacerse el japonés/ se limpió unos pagarés/ a nuevo como camisa/ y el asunto finaliza/ porque hablando entre nosotros:/ ¡en la calle hay cada rostro!/ ¡LARGAME... Y SERÁ JUSTICIA!  
                                                                                                  Héctor Gagliardi
 

sábado, 2 de julio de 2016

Una emoción

                                                       "Si es tan sencillo y tan humilde en sus compases
                                                         porque anotarle un mal ejemplo en cada frase"....

Lo decía José María Suñé en Una emoción, ese tangazo que compuso con el excelso violinista Raúl Kaplún, y que todavía sigue percutiendo en el alma y los remos de los milongueros. Lo sigo pasando de continuo en BIEN MILONGA, mi rinconcito acogedor de Madrid, en las versiones maravillosas de Demare-Berón o Tanturi-Campos. Y ojo, que también me encanta la interpretación de Vanesa Quiroz acompañada por la orquesta dirigida por el pianista Nicolás Ledesma.

                                         


Además, el título sintetiza el estado sinestésico en que nos movemos bailando, cuando la pegada de un tango determinado, el volcán de una milonga o el vuelo de un valsecito, logran su efecto en la masa milonguera. Son tantas emociones, recuerdos, palpitaciones que nos conducen hacia la magia particular que engendra en la pareja...

                                                        "Es voz de tango modulado en cada esquina,
                                                          por el que vive una emoción que lo domina"...

Pero mirá, no quiero filosofar sino ponerte en trance, como si estuvieras en la milonga, porque los sábados y martes cumplo esa función de jilguero llamador, atrayendo a las parejas que buscan la felicidad pasajera en esas dos o tres horas de milonguear al mango. Ajenos al ruido de los noticieros y los anuncios que te estremecen por lo fulero de la situación que vive questo mondo cane.

                                             



Y hablando del mundo, voy a volar un rato, como si estuviera en la pista. En este caso arranco por el Salón Canning de  Buenos Aires (¡Y que querés...!), y allí la pareja integrada por Verónica Salmerón y Raphael Passaquay, interpretan ese cacho'e gotán: Chiqué, por el Fabio Hager Sexteto.





La seguimos. Vale la pena viajar aunque sea en forma virtual, a veces... Porque así podés ver a la francesa Sigrid Van Tilbeurgh y Jens Krüger, mandándose con la Milonga de los fortines, por la Orquesta Típica Victor.  Y de paso cañaso, fijate cómo sobreviven estas veteranas grabaciones...


                                                                                                     

En Estambul, capital de Turquía, hay milongas y milongueros "así" (junto y muevo la punta de los dedos). Incluso Festivales de Tango de lunga permanencia. Por ejemplo, estoy acá en la 8a. Edición del Festival de Estambul. Y en el mismo, encuentro a la yunta de Alper Ergökmen y Selen Sioreck. Y bailan el valsecito: Madrecita, por la orquesta de Edgardo Donato, cantando Horacio Lagos. Mirá si tenían gancho aquellos registros que tantas veces fueran depreciados por gobernantes y críticos.