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jueves, 28 de febrero de 2019

Armando Blasco "El cieguito"

SU INCLUSIÓN EN MI ORQUESTA

   Pedro Maffia, recientemente casado con una hermana del gran músico compositor Sebastián Piana, a raíz de ello decidió independizarse, dedicándome de inmediato a buscar un digno sucesor, y por cierto nada fácil esa aguja en el artístico pajar.

   Pensé entonces, como anterioremtne lo hiciera, localizar a Enrique Pollet, no escatimando visitas a numerosas orquestas, y en la búsqueda... hasta el Café del Parque, cuyo conjunto típico en ese momento descansaba, haciendo una impasse a su labor.

                               
   Quiso la suerte, con ese detalle, facilitarme percibir en forma muy tenue a uno de sus componentes que, estudioso, detrás del palco de la orquesta, practicaba con su bandoneón.

   Acercándome, vi a un muchacho, que pareció no verme, y siguió cual si estuviese solo, tocando con muy buena digitación; le pregunté cómo se llamaba:
   -Blasco -respondió- ...y usted quién es?
   -Julio De Caro.
   Dejando su instrumento, se puso de pie para añadir:
   -Permítame tocarlo, maestro, ya que sólo lo conozco a través de ir a escucharlo cuando puedo, porque su música me deleita.

   De inmediato, por lo dicho, me dí cuenta que era ciego, y por disimular mi impresión, continué, como si no lo hubiese notado:
   -¿Cuando tiempo hace que estudias?
   -Dos años.
   -Bueno, ahora podré apreciarte cuando salgan todos a tocar...
   -Es que... ésta... no es mi especialidad... lo mío es el violín...
   -Caramba, pero no importa... hazme oír algo en el bandoneón (cosa que hizo con "Buen amigo"); y asombrándome su retentiva auditiva, tal cual lo hiciesen mis profesionales.

La orquesta que armó Julio De Caro en 1932. Blasco está sentado delante de Troilo
                         
    Me despedí, no sin antes pedirle su dirección, para luego hablar con Laurenz sobre este magnífico hallazgo, quien, quedando solo al retirarse Maffia, toda la responsabilidad recaería sobre él, aunque su pericia ya lo ubicase entre los grandes.
   Su respuesta no pudo ser más acertada, como también excelente idea:
   -¿Por qué, maestro, no repetimos con Blasco lo que usted conmigo, cuando me conoció? Podríamos entrenarlo, ensayando en privado, y doy fe que es bueno; si lo trae, no escatimaré esfuerzo alguno.

   Padrinazgo de Laurenz y, prácticamente su obra, correspondiendo generosamente a cuanto de anterior le brindásemos con Francisco. Justicia reconocer ean noble gesto de este extraordinario ejecutante que, a muy breve plazo, resumiría en una sola las escuelas de Maffia, Arolas, Minotto, Petrucelli y Carlos Marcucci.

                               
El Sexteto de Julio de Caro en 1930. Blasco está detrás del violinista José Niesso

   Así fue como Armando Blasco (el cieguito), formó con Pedro Laurenz un dúo que "dio que hablar". Esta comunión perfecta de sentido interpretativo y compañerismo ilimitado, muy raro, en la actualidad significaría en mucho, el mejor affiattamiento, tan indispensable, y aunque existen buenos elementos dentro de una muchachada estudiosa, de gran tecnicismo, lamentablemente muy independizada, en su ejeecución académica, y muchos de ellos distanciados de la verdadera realidad del tango: fraseos, rezongos, octavados, pilares espirituales que sostienen a nuestra danza-canción en su verdadero expresar.

                                                                        Julio De Caro                                                                                                                             
Podemos escuchar al dúo Luarenz-Blasco interpretando el tango de Julio  De Caro: Guardia vieja.

                    

martes, 26 de febrero de 2019

BIEN MILONGA

        A tango limpio, nada más 
        muy suavemente la abrazás, 
        un paso aquí y el otro allá,
        media vuelta y ya está.
                 
        A tango limpio sentirás
        su respirar, su palpitar
        y lo demás es emoción, 
        ya  lo sabrás si sos varón
              Jorge Antonio Bocacci

           
                               .
Los martes de BIEN MILONGA son un clásico en Madrid. Esta noche del 26 de febrero, estamos como siempre disfrutando de la hermosa velada milonguera, en la Casa de Aragón, de Madrid, sito en la Pza. República Argentina nº 6. Desde las 21 a las 0 horas le damos caña a las piernas que están preparadas para el reto de siempre, con ese gustito que te queda en el cuerpo al llegar la tanda final.

                           

Y para ir creando el ambiente, me hago esos viajecitos previos que estimulan el cuore. Por ejemplo, me planto en Trento-Italia, situado en el valle del Adigio, donde bailan Alejandro Larenas y Marisol Morales. En este caso lo hacen con el tango Guapeando por la orquesta de Aníbal Troilo.

                                                   

Le tengo que dar paso a un veterano milonguero, de esos que no arrugan con los años. A sus 76 pirulos, Jorge García baila en el porteño Salón Canning, con su compañera, la milonga Parque Patricios, por la orquesta de Francisco Canaro, cantando Ernesto Famá.


Y ahora me espianto a Estocolmo, la capital de Suecia para ver en acción a esta pareja tana, que integran Ciccio Aiello y Sofía Galanaki. Acá se lucen bailando el valsecito Viejo portón, por la orquesta de Rodolfo Biagi, cantando el estribillo Teófilo Ibáñez..

                                        

                                         
 ¿Viste la variedad de estilos? Bueno, así también la verás en Bien Milonga....
                                      
                                        

sábado, 23 de febrero de 2019

Luna llena

Esta semana tuvimos el milagro de una luna que iluminó de manera especial, como guiándonos por el camino y acompañándonos en nuestra caminata noctámbula o mientras le dábamos máquina al coche. Ese pedazo de círculo luminoso, tan hermoso, me llevó por las calles y me retrotrajo a muchas páginas del historial tanguero que la recuerdan, la veneran y precisamente, por ser nocheros,  en nuestras vigilias milongueras la apreciamos de modo especial.

Y recordaba tangos tan entradores y recordados como Esta noche de luna, Vieja luna, Luna arrabalera, Luna curiosa, los valsecitos Luna de invierno, Luna de arrabal, Luna de plata. O la hermosa milonga de Homero Manzi: Luna, por nombrar algunos de los temas que enfocan al planeta que nos sirve de vigía en las trasnochadas.

                               

La realidad es que poetas de todas las épocas y lenguas le han dedicado páginas, poemas y versos que incluso han sido acompañados por música, a lo largo de la historia.
En El asno de oro, de Apuleyo, termina así el Libro de las Metamorfosis:
-Y verdaderamente si los hombres deben gratitud a nuestra dulce vecina la Luna, ella no debe quejarse del lugar que nuestros poetas le han hecho en nuestros corazones.

Nada mejor, quizás,  que recordar este tango de Cátulo Castillo, al que le puso música el violinista Mario Perini. Tiene todos los ingredientes necesarios para emocionar, por lo sentido de sus versos, por esa pluma inflamada de buhonero  filosófico, el punto de onirismo vital, y esa especie de foto abarquillada por el paso del tiempo, en la artificialidad cosmopolita que nos envuelve.

La luna llena del cielo
se aburre colgada
sobre el callejón cortón.
Y está tirado en el suelo
el rojo pañuelo
de un patio en reunión.
Allí, se oye gotear la pileta
y aquí, soñando se oye gotear el aljibe,
la estrella que exhibe
la luz de un farol.
Y está girando coqueta,
la eterna veleta, cortada en latón.

Esa primera estrofa es realmente una pintura maravillosa, deliciosa, tal vez de una de esas casas proletarias del barrio  de Boedo, donde Cátulo se crió. En su sensorialidad perceptiva de enorme riqueza, el violinista, boxeador, hijo de un hombre de letras, ya ha pergeñado lo que será el gran tejedor de versos que harán historia en el tango.  Con demorada pero afirmada expresividad semántica y detallismo topográfico nos habla de ese paisaje que tantas veces hemos disfrutado y escuchado. Por ejemplo, en aquellos bailes que se organizaban en el patio orlado de macetas de una de las casas-chorizo de inquilinato que agrupaba a familias de todos los orígenes.

Luna llena,
giró carmín la pollera,
que cimbra en gracia y pasión
sirviendo al gesto del varón
la vida entera.
Luna llena
redonda, monda y serena,
más en la calle que grita
juega un hombre su rencor
 a cara o cruz...
como una sombra maldita
que se agita en su infinita luz.

Cátulo Castillo y Aníbal Troilo afinan detalles para componer juntos

En el colofón, sin énfasis retórico, ni arenisca de los adjetivos, tal vez cabe vislumbrar un sentimiento grave de tristeza, que no empaña los fogonazos líricos que enmarcan al poema. Es un vaivén emocional con la luna de testigo y el crepúsculo fluorescente. La geografía del alma y la vida pausada. La melancolía es un resultado  espiritual y vital y este tema de Cátulo Castillo nos demuestra una vez más que el vademécum tanguero contiene páginas de enorme belleza.

La luna mira, callada
la danza apretada
que tiene emoción y acción.
Y hay un despecho que viste
la música triste de aquel corazón.
Total, el son del tango se apaga,
y al fin, frente a la dicha que pierde,
hay alguien que muerde
su pena de amor...
Y con borrones de bruma
la luna se esfuma por el callejón.

Hay una hermosa versión del Polaco Goyeneche acompañado por la orquesta dirigida por Raúl Garello. Y también otra impagable de Floreal Ruiz con la orquesta de Aníbal Troilo, grabada el 19 de diciembre de 1944. ¿Lo recordamos?


jueves, 21 de febrero de 2019

Antes y después del maestro

   Fue un personaje que llenó mi infancia quien me llevó, creo que era en 1926, al Select Lavalle para que escuchara a la orquesta de Julio De Caro. Era una tía mía, hermana de mi madre, llamada Julia pero a la que vaya Dios a saber por qué le decíamos "Tata", la que de la mano me hizo cruzar los umbrales del tango. Diré de ella que su finura, su amor a todo lo que fuera expresión de belleza, su curiosidad juvenil que consevó hasta su muerte, su alegría de vivir y su señorío, que la hacía prescindir de las convenciones cuando éstas se convertían en algo ridículo e inhumano, definían su alma.

   Era en fin "alguien", hubiera dicho Flaubert. Y como si todo esto fuera poco, sentía amor por el tango. Apenas cumplidos mis cinco años me llevó al teatro Empire, ubicado en la esquina de Maipú y Corrientes, para que escuchara ese día que para mí tuvo destino de fecha, al dúo Gardel-Razzano.

   Pero esa aproximación, diré así, a De Caro en el Select Lavalle fue fugaz. Sólo unos años después -un chico todavía- pude saborear con asiduidad a ese conjunto del que muchos piensan que en el aspecto orquestal la historia del tango deve dividirse en dos épocas: antes y después de que él apareciera.

                             

    Memorizo lo que voy a contar como referido a los comienzos de 1928, ya en los finales de la presidencia dle doctor Alvear, un gran gobernante y también sea dicho, admirador de Julio De Caro. Confieso que al inventariar este más de medio siglo que se ha vivido, evoco el mundo de ayer y me lleno de melancolía.

   Por aquellos días, el maestro dejaba "el centro" para debutar en uno de los cines más elegantes del barrio norte: el Petit Splendid. Estaba ubicado en la calle Libertad, frente a la plaza, a unos pocos metros de la confitería "París", y era lo que hoy llamaría un lugar exlusivo. La casa paterna quedaba apenas a una cuadra del cine (Cerrito, entre Paraguay y Córdoba), y con mis hermanas menores y la miss que las acompañaba íbamos inexorablemente los jueves y domingos a devorarnos de cabo a rabo el programa.

   Y De Caro llegó hasta allí e hizo el milabgro: impuso el tango. Por supuesto, él aparecía en la sección vermouth. Los aplausos se convirtieron muchas veces en ovaciones y el pedido del bis fue frecuente. Años después, conversando con mi viejo, querido y admirado Julio, me dijo que esa temporada le había dado una de las grandes satisfacciones de su vida.

   Con mi hermana menor, con la que compartimos la pasión por el tango, no olvidaremos nunca aquellas tardes del Petit Splendid. ¿podríamos borrar de nuestra memoria las interpretaciones de El monito, Tierra negra, Lorenzo,Sobre el pucho,Buen amigo,  La última cita y de tantos otros tangos...?

                        
Julio De Caro, Emilio de Caro, Blasco, Francisco De Caro, Laurenz y Sciarreta.
   
 
   Por esos días, si recuerdo bien, la orquesta estaba constituída así: Pedro Laurenz y Armando Blasco, el cieguito, tenían a su cargo los bandoneones; Francisco de caro era el pianista; Vicente Sciarreta, con una pinta que mataba, el contrabajo, y Emilio De Caro y Julio De Caro los violines. El cantor, creo, Pedro Lauga.

   Cada uno de esos nombres es de por sí un capítulo de la historia del tango. Julio De Caro consiguió que la suma de ellos dieran una voz inédita y perdurable en el universo de nueastra música. Mucho se ha elogiado al maestro como virtuoso, compositor o director de orquesta. Pero todo eso es poco, muy poco, frente a lo que él es y representa.

   Mi querido Julio: lo que en síntesis te quise decir es ésto. Desde la primera vez que escuché tu orquesta me encanutaste. Hoy, a esta altura de la calle Rivadavia, tu recuerdo y el de aquellos días ya lejanos del Petit Spdlendid son como una luz amable que apacigua las aristas de la vida . Gracias.

Hipólito Jesús Paz

(Tuco para los amigos, Abogado, Político, Ministro, Embajador, Profesor,  Escritor.

"Tuco" Paz, con el presidente norteamericano Harry Truman

Apasionado desde joven por el tango, era miembro de la Academia Nacional del Tango. Un Acta notarial labrada en la casa de Felipe Yofre el 17 de Mayo de 1974 por Jorge Garrido, Escribano General de Gobierno, y suscripta por Cátulo Castillo, Homero Expósito, Héctor Stamponi, Ariel Ramírez y Albino Gómez, caratulada “Acta a Tuco el grande sus gomias de la noche” exterioriza su condición de hombre de tango, así como también sus vínculos con Manzi, Discépolo, Anibal Troilo, Piazzolla, Horacio Ferrer y su admiración por Carlos Gardel y Julio de Caro).



martes, 19 de febrero de 2019

BIEN MILONGA

     Con la cadencia de un tango
     se van armando mis pasos,
     el torso erguido y el brazo
     envolviendo su figura.
     Le marco un giro a su talle
     y ella, elegante, responde
     con una vuelta adelante
     que me apresuro a esquivar.  (Juan C. Martínez)


Martes 19 de febrero, y como todos los martes, Bien Milonga te recibe para disfrutar de una noche milonguera a todo trapo, en el muy cuidado salón de la Casa de Aragón (Pza. República Argentina nº-6-Madrid). donee le damos cuerda a los remos y al cuore con una selección súper milonguera, desde las 21 a las 0 horas


Ya sabés que me gusta mandarme un espiro en toda regla para ver a las parejas bailando en distintas milongas del ancho mundo, donde no ponen muros para separar a la gente.
.
Arranco en el Festival de Antalya-Turquía, donde lucen en una exhibición, Rubén y Sabrina Véliz. Que bailan el tango Bordoneo y 900 por la orquesta de Osvaldo Pugliese.



La siguiente passegiatta es por Catania-Italia. En esa isla donde también se encurdelan de tango y lo bailan cada día más sicilianos, como hemos podido comprobar incluso en nuestra milonga. En este caso son los maestros Gustavo Naveira y Giselle Anne, que se mandan una linda exhibición bailando el Valsecito criollo, interpretado por Juan D'Arienzo y su conjunto.

                               
Y me pianto a París. Al Festival Tango Roots. Aquí están Los Totis, como se les conoce a la pareja que forman Christian Márquez y Virginia Gómez. Los que se destacan con la Milonga del 83, por la orquesta del rey del compás: Juan D'Arienzo.

                                        . 
Y así vamos calentando motores con vistas a la que se viene esta nochecita de luna llena...

           

jueves, 14 de febrero de 2019

D'Arienzo y su madre

¡Qué imagen! Juan D'Arienzo, con robe de chambre, y empilche y corbata debajo, tomando mate con su madre, Amalia Améndola, muy parecida físicamente a él. Los padres del que sería famoso músico popular, eran italianos y gozaban de muy buena posición económica, ya que su progenitor, Alberto, era representante de importantes firmas comerciales agropecuarias. Y quería para los hijos que siguieran su rumbo.


La madre, en cambio, los alentó a Juan, Ernani y Josefina, para que tuvieran un destino musical, que los tres emprendieron con mucha dedicación. Juan estudió violín en un conservatorio de niño y se perfeccionó más tarde con otros maestros. La imagen está tomada en la casa familiar del barrio de Balvanera, en la calle Pichincha 528.
 

D'Arienzo supo ganar su dinero mientras estudiaba y trabajó como vendedor en casas de música. Sabido es de su amistad infantil con Ángel D'Agostino, con quien actuaron en el Zoológico. Debutaría muy joven en la orquesta de Carlos Posadas, en 1917. Con el creador de El tamango, Cordón de oro, Retirao, El jagüel, comenzó a trabajar para la orquesta del Teatro Avenida y recibió los conocimientos e influencias de Posadas con quien compartió su pasión tanguera y una amistad que duró poco: con 34 años, Posadas muere y el futuro crack del tango se vio tristemente afectado

Con sus padres y hermanos viajó varias veces a Europa, a la tierra natal de Alberto y Amalia. El hermano de ésta y tío de Juan, tenía una empresa discográfica y sería allí donde la orquesta del futuro Rey del compás realizaría sus primeras grabaciones.


Juan D'Arienzo recordó siempre todo lo que le debía a su adorada madre, y no es casualidad que a lo largo de su carrera haya grabado: Un tango para mi vieja, Santa madrecita (Compuesto por D'Arienzo, Héctor Varela y Carlos Waiss) y cuatro valsecitos: Un vals para mamá, Para tí madre, No llores madre y La sonrisa de mamá (que compuso con Salamanca y Bahr).

martes, 12 de febrero de 2019

BIEN MILONGA

        Vamos, morocha a bailar
        este tango sin par 
        que rezonga en la orquesta.
        Vamos a vestir de fiesta el corazón
        que hasta la noche de hoy, se presta.
        Qué gusto da seguir ese compás
        más hondo, mucho más y tan amigo.
        Vamos, morocha a bailar
        que el salón encendido
        nos espera ya.
                Leopoldo Díaz Vélez

Y esta noche de Martes 12 de febrero, BIEN MILONGA también te espera en el coqueto y bien armado salón de la Casa de Aragón (Pza. República Argentina nº6-Madrid.). Desde las 21 a las 0 horas bailamos con la selección milonguera que armo para estos eventos entrañables.

                                  

Me doy la consabida vuelta por esas pistas donde el tango se ha hecho fuerte, ha ganado cuores a montones y las parejas milongueras dan rienda sueta a su pasión.

Arranco por la Milonga Parakultural, en Buenos Aires, para ver bailar a Suyay Quiroga y Diego Chandia. Que se muestran con el tango Racing Club por la orquesta de Carlos Di Sarli.


Ahora me pianto a Lyon-Francia, donde la Asociación de Tango de dicha ciudad, invitó a la pareja que integran Sebastián Achával y Roxana Suárez. Y allí, entre otros temas, se bailaron El viejo vals, por la orquesta de Francisco Rotundo, cantando Enrique Campos y Floreal Ruiz.


Y despacho la maleta a Atenas-Grecia, para ver en acción, hace apenas diez días, a los troesmas Mariana Montes y Sebastián Arce, bailando la Milonga del recuerdo, que interpreta la orquesta de Juan D'Arienzo y la canta Alberto Echagüe.


Y nosotros haremos "lo nuestro" esta noche en Bien Milonga. ¿Te piacce?                                                                                                    

sábado, 9 de febrero de 2019

Conferencia y Música en la Milonga

Esta tarde-noche en el Hotel Olympia, de Valencia, estaré dando una Conferencia sobre la Historia del Tango y otras cosas de la música popular rioplatense. Y más tarde, a partir de las 22 horas y hasta las 2 de la madrugada, selecciono la música para que bailen todos los milongueros/as asistentes.

                                


Se presenta muy linda la jornada, con buen tiempo y mucha gente interesada en el tango, en sus aconteceres y anécdotas, y, por supuesto, con muchas ganas de milonguear al compás de las grandes orquestas típicas, y el invalorable Cofre de recuerdos que nos legaron en forma de grabaciones..

                               

Si están por la Costa Valenciana, ya lo saben...

jueves, 7 de febrero de 2019

Carlos Viván

El tango está lleno de personajes pintorescos, llamativos, especiales, llenos de anécdotas y de vivencias que concitan la atención, por motivos diversos. Es, por ejemplo, el caso de este cantor que se llamaba realmente Miguel Rice Treacy, era hijo de irlandeses, por ello hablaba correctamente el idioma inglés y tuvo trabajos donde se lo estimaba y se le pagaba un sueldo altísimo, debido precisamente, a su manejo de la lengua de Shakespeare.

El ambiente en que se movió desde niño, potenciador de sus inquietudes, despertó en él la llama del fútbol y llegaría a ser jugador de primera división en Estudiantil Porteño, Huracán y Ferro Carril Oste, destacando en el puesto de centrehalf, como me recordaba mi amigo y compañero José Barcia. Le ayudaba su físico, alto, espigado y la técnica adquirida en las calles de su barrio de San Telmo con la pelota de goma rebotando en los adoquines y las paredes, obligando a dominarla con talento.

                                     
Carlos Viván


A la vez, también fue importante en la murga del barrio que había armado Enrique Dizeo, llamada los "Fachatosta", por su voz y su soltura encabezando los coros de los pibes. En las giras que hacían estos conjuntos por cines y teatros, fungía de "mannequin vivant", como se estilaba entonces, dado que la pinta le permitía sobresalir en el grupo, además de su templada voz. Con el tiempo, ya dedicado a cantar tangos en compañías teatrales, radios y en orquestas, aquello de vivant, lo utilizaría para firmar su nombre artístico: Carlos Viván.

Canta de forma genética, con sentimiento y buen gusto. Voz de tenor de bajo volumen, en un estilo que luego plasmará con soltura y enorme acierto Ángel Vargas. Pero rápidamente va pasando por distintas orquestas y grabando con muchas de ellas: Juan Bautista Guido, Brignolo, Maffia, Bonavena, Fresedo, De Caro, Donato, Firpo. Maglio. Con éste último deja numerosos registros discográficos.

                                  
Carlos Viván en el filme "Noches cariocas", dirigido por Cadícamo

Trabajó en varias obras teatrales, en algunas películas, pero en su realidad existencial se sentía impelido por los viajes, conocer otros países y luego de una gira teatral por provincias, estaría en Río de Janeiro durante año y medio, como crooner de la orquesta que actuaba en el casino de Urca. Cantaba en inglés y cada tanto se mandaba algunos tangos. Incluso se enteró de que Enrique Cadícamo estaba por filmar alguna película y le escribió y le hizo mandar un pasaje para que también lo hiciera allí. Se trataría finalmente de una comedia musical llamaba "Noches cariocas", en la que Viván hacía de galán-cantor. Durante la filmación llegó a Rio la noticia de la muerte de Gardel en Medellín, antes que a Buenos Aires.

El próximo paso era Estados Unidos. No se lo iba a perder. Se enganchó rápidamente en clubes nocturnos de Nueva York como cantor de jazz y animador incluso. Su inglés le abría puertas más fácilmente de lo esperado y lució en night clubs prestigiosos, cada tanto se mandaba algún tango acompañado por el pianista del lugar y también eso le devolvía aplausos. Fue muy mujeriego, al estilo de Cadícamo, se casó una vez, disolviéndose rápidamente el matrimonio  y tuvo infinidad de amantes. Noctámbulo, con amigos de su índole, buen trasegador de whiskies, así la vivió mientras le dió cuerda el físico.


Entre sus grandes méritos hay que apuntar su faceta de creador. El tango Como se pianta la vida -letra y música propias- refleja tal vez su vida. Como las imágenes efímeras que titilan en la pantalla del ordenador, también él pareciera haber comprendido lo rápido que había pasado todo. Pero recién tenía 26 años cuando escribió y musicalizó este hermoso tango

Berretines locos de muchacho rana / me arrastraron ciego en mi juventud / en milongas, timbas y en otras macanas / donde fui palmando toda mi salud./ Mi copa bohemia de rubia champaña / brindando amoríos borracho la alcé./ Mi vida fue un barco cargado de hazañas / que junto a las playas del mal lo encallé .

¿Un presagio? Tal vez. Tuvo grandes amigos en el ambiente del tango cuando atravesó problemas graves de salud y lo ayudaron en todo momento. Así cómo él también supo ganarse esas amistades. En su rol de creador vale la pena recordar algunos de sus temas, muy valiosos, por cierto:
Domani (con versos de Cátulo Castillo). El barco María, Moneda de cobre, Viviane de París, Palomita mía, Amiga, con Horacio Sanguineti. Suplicio, con Francisco Bohigas. Y entonces qué más querés con Enrique P. Maroni.

Hoy lo traigo a la página cantando el estribillo de este bello tango suyo: Como se pianta la vida, que grabó con la orquesta de Pedro Maffia, el 2 de abril de 1930. Y previamente Milonguero viejo, de Carlos Di Sarli y Enrique Carrera Sotelo, llevado al disco el 2 de abril de 1928 con la orquesta de Pacho.

Milonguero viejo - Juan Maglio-Carlos Viván

                           

                   

martes, 5 de febrero de 2019

BIEN MILONGA

           Estar así... ensimismados en la unión
           sintiendo en los cuerpos el calor,
           apasionados.
           Estar así... plenas las ansias de vivir,
           y en el abrazo presentir  
           satisfacción.
           Estar así... ilusionados vos y yo
           entusiasmados, haciendo nuestra,
           nuestra la emoción. 
                         Jorge E. Padula Perkins                                                                                            

 En BIEN MILONGA vivimos constantemente todas las emociones que nos brinda esta danza única y atrapante, que gana día a día adeptos en todo el mundo, porque la magia del abrazo es realmente emotiva, mágica, nos estremece y nos convoca permanentemente.

Esta noche de martes y todos los martes del año, en la Casa de Aragón (Pza. República Argentina nº 6-Madrid), desde las 21 a las 0 horas, nos convocamos con la selección musical que nos impulsa en la pista y nos permite vivir otra noche de ésas que dejan señales positivas en el cuerpo y en el cuore.


Comienzo mi visita diaria por pistas lontanas donde el tango ha plantado su bandera ganadora, convocando a gente de todas las razas, profesiones y edades sin distinción.

No hay mejor arranque que una milonga porteña de esas que echan chispas, como "A la parrilla", de la calle Yatay, donde la pareja que forman Suyay Quiroga y Diego Chandía, se manda con el tango "La vida es corta", por la orquesta de Ricardo Tanturi cantando Alberto Castillo.

                            
Me doy una meneíto por Berlín, que me trae recuerdos de cuando estaba el muro que dividía a las dos Alemanias y daba impresión ver Berlín Oriental desde arriba del muro. Allí están en el Embrace Festival Tango de dicha ciudad, los cordobeses Clarisa Aragón y Jonathan Saavedra. En este caso se mandan con el valsecito Para tí, madre, por la orquesta de Alfredo de Angelis, cantando Carlos Dante.

                                          
Y cerrando estas exhibiciones que nos sirven de precalentamiento para esta noche de Bien Milonga, vemos a los maestros Miguel Ángel Zotto y Daiana Gúspero, en el Tango Festival Atenas, de Grecia,  luciéndose al compás de La Milonga de Buenos Aires, que grabara la Orquesta de Francisco Canaro, con la voz de Ernesto Famá.

                                      

¡Y ahora sí, con el cuore a punto, a gastar suela en Bien Milonga!!!!            


lunes, 4 de febrero de 2019

Canchero

Hace un par de días estuve hablando de este tango de Celedonio Esteban Flores y Arturo De Bassi, con una joven amiga española. A ella le gusta indagar en orígenes, historias, temas, música y poesía del género, incluso el lunfardo, la gran especialidad de Celedonio. Estos mágicos versos que aliados a unos compases musicales, se convierten en páginas maravillosas, cuya tonalidad nunca nos cansamos de oir. Ya sabemos que canchero es alguien ducho en una especialidad. En este caso, el protagonista lo es en lances amorosos y timbas varias.

Celedonio Esteban Flores

El Negro Cele fue un poeta de barrio. Sus pinturas, enraizadas por sensibilidad y vivencias propias en la musa lunfarda que se vivía en las calles, en los conventillos, en el ambiente "reo" de los cafetines y la esquina del buzón donde se agrupaba la infaltable barra, sucedieron a la creación iniciática de Pascual Contursi: Mi noche triste. Esa crónica realista y sentimental que nos muestra en sus versos Celedonio, incluye las pasiones argentinas, simbolizadas en el ejido porteño, entre ellas, el mundo del turf: las carreras de caballos.

Los que hemos frecuentado los hipódromos de Palermo, San Isidro y La Plata (además de los muchos que conocí en mis viajes por Sudamérica y Estados Unidos), conocemos el parlamento, los textos en los que se analizan las marcas cronometradas en determinadas distancias, previas a las carreras, o sea el entrenamiento, las performances, cuidador, jockey... Así vamos (íbamos...) estudiando las chances de cada caballo antes de la carrera, para apostar por uno determinado,  y para eso están las revistas especializadas. Además, el hecho de haber trabajado durante años en un periódico como "La Razón" también me llevaba a las charlas con los compañeros de la "Sección Carreras".

                                   
Celedonio, como muchos otros tangueros, también caminó la Popular del hipódromo, se jugó sus boletos y frecuentó las mesas de juego. Y en esa jerga le está hablando su personaje a la mujer con la que está emparejado en este momento. En términos turfísticos, tratándola de potranca de carreras cuadreras (que se realizan entre los gauchos, a campo abierto), mientras él "ha sido relojeao p'al Nacional". Que es el Clásico más importante del hipódromo de Palermo y se celebra desde 1884, todos los años, el primer domingo de octubre.

Para el record de mi vida sos una fácil carrera
que yo me animo a ganarte sin emoción ni final.
Te lo bato pa'que entiendas, en esta jerga burrera,
que vos sos una potranca para una penca cuadrera
y yo, che vieja, ya he sido relojeao p'al Nacional.

Vos sabés que de purrete tuve pinta de ligero,
era audaz, tenía clase, era guapo y seguidor.
Por la sangre de mi viejo salí bastante barrero,
y en esas biabas de barrio figuré siempre primero
ganando muchos finales a fuerza de corazón.

El cariño de una mina, que me llevaba doblado
en malicia y experiencia me sacó de perdedor;
pero cuando estuve en peso y a la monta acostumbrado
¡Que te bata la percanta el juego que se le dio!

Los caballos barreros son los que se mejor se adaptan, en la pista de tierra o de arena, al barrizal que se forma con la tormenta. Muchos favoritos fracasan precisamente en esas condiciones de la pista. Cele le apunta otro mérito a su personaje, en ese sentido. Aprendió a vivir el amor con una mujer mayor y con un legajo importante y después de varias batallas vuelve a los términos turfisticos -"pero cuando estuve en peso y a la monta acostumbrado..."-, para explicarle a la pareja actual que "ya sabe mucho de estos lances, gracias a aquellas experiencias...". Las que le permitieron ser canchero en las vicisitudes del amor..

                                       
Como en Mano a mano, Margot, Audacia, Mala entraña, La mariposa y tantos tangos que escribió este morocho, ex boxeador, presentador de figuras del tango en milongas y emisoras; en Canchero deja volar su pluma en lungas estrofas donde le está cantando las cuarenta, aparentemente a una novia-amante agrandada y que pretende menoscabarlo para ganar esa batallita. Pero, entonces, en la estrofa final, después de hablar de muchos lances del escolaso, termina abriendo su cuore y confesando su amor por la mujer. A su manera.

Ya ves que por ese lado vas muerta con tu espamento;
yo no quiero amor de besos, yo quiero amor de amistad.
nada de palabras dulces, nada de mimos ni cuentos;
Yo busco una compañera pa'batirle lo que siento
y una mujer que aconseje con criterio y con bondad.

Ese tango cancherazo y entrador, fue uno de los 21 temas que le grabó su gran amigo Carlos Gardel. Lo hizo en 1930 con las guitarras de Aguilar y Barbieri, e incluso con la inclusión de Riverol. Hay muy buenas versiones de Edmundo Rivero, de Julio Sosa y la de Alberto Echagüe con D'Arienzo (10 de marzo de 1945) todavía sirve como mecha para encender las piernas de los bailarines en la milonga.

Pero vamos a escuchar y admirar a Gardel cantándolo, acompañado por sus tres guitarristas citados.