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jueves, 6 de febrero de 2025

"Mientras el brazo como una serpiente..."

 

   De la cabeza a los pies, bailar tango pone en juego toda la anatomía. Pero no se trata de cuerpos individuales sino de ensambles, encastres y proporciones entre dos cuerpos de sexo opuesto.                           

   Dos que son uno solo. Animal de dos cabezas, un sólo cuerpo y cuatro patas. Ser mitológico, mitad hombre y mitad mujer. Monstruo que se abraza a sí mismo. Entrevero de piernas que se esquivan y se rozan. Mosaico de piel morena con piel clara, piernas vestidas y desnudas, brazos fuertes y brazos frágiles.

   El contacto de las cabezas marca el primer indicio de intimidad. En general es la mujer quien define cómo va a ubicar su cara respecto de la del hombre. Si la orienta hacia la derecha, en la misma dirección que él, le aproxima la boca. Con la cabeza hacia la izquierda, sobre el hombro de él, ella está más cerca de su oído y él del de ella. Aunque en esa misma posición, ella podría deslizarse levemente hacia atrás, y aproximarse también a la boca de él.

                                             


   El hombre es quien propone la forma de contacto entre los torsos. Si la va a enfrentar con todo el pecho o formar un ángulo abierto. Si le ofrece un plano rígido, como un frontón, o le hace de un hueco en donde cobijarse.

   Los brazos forman un único cerco que los envuelve en el abrazo. Aunque ella puede apoyarle en el hombro apenas el dorso de la mano, en un gesto de fingida indiferencia. O él trabarla en una rígida toma que tiene más de dominación que de amparo.

   Tampoco es fácil resolver las diferencias de estatura. Pero, afortunadamente, la ley de las compensaciones no tiene porqué limitarse a una misma pareja. A veces el equilibrio se logra a través de varios bailarines. Si él es más bajo que ella, y no se resigna a esa cruel verdad, puede que la quiebre para ponerla a su nivel. Condenada al dolor de cintura, el remedio puede ser bailar con uno muy alto y que tiene el defecto de llevarla colgada. Después de una tanda la columna se le endereza.

   Cuando los altos bailan con las bajitas no sólo se agachan sino que, si ella se cuelga, pueden terminar con una lesión en las cervicales. Aquí la alternativa será bailar la próxima tanda con una alta y livianita.

  En el bienestar importan además la piel, el olor, la temperatura y la humedad. A ellos les molesta el pelo de ellas en la cara porque les tapa la visión de la pista y les hace cosquillas en la nariz. También el lápiz de labios en el cuello de la camisa y el maquillaje en las solapas.

   A ellas el atrevido de brazo demasiado largo que les da toda la vuelta rozándoles el costado del pecho. El panzón que las aprieta de arriba y las hace bailar sacando la cola.

   También hay que decir que hay incompatibilidades que no tienen remedio, y cada uno sabe con quien es mejor no bailar nunca más.

   Pero, si todo va bien, si reina la armonía, el hombre podrá realizar la secreta fantasía de, por breves minutos, ser dueño de un cuerpo de mujer. Y también ella tendrá la experiencia "como abrojito prendida", de ser parte del cuerpo del varón.


SONIA  ABADI (El Bazar De Los Abrazos - Crónicas Milongueras) Ediciones LUMIERE.




miércoles, 5 de febrero de 2025

GOYENECHE

                            

                             

                                                                                                                                                                                                                                      "Hagan rueda, va a cantar un ruiseñor..:"

                                  

                                    Vuelvo al Caño 14, a los setenta
                                a escucharte cargao de wisky y faso,
                                en el sótano de Talca está el abrazo
                                de Buenos Aires, brindando tu polenta.

                               La rienda de tu zurda lleva el fierro
                            la diestra amartilla cada frase
                               de tu voz de metal, que allí renace;
                               el pie acompasa la música, sin yerro.
 
                              Retornan esas viejas conmociones:
                              Tal vez será  su voz, Gricel, Tabaco...
                              el énfasis teatral, pronunciaciones...

                              La llaga de mi cuore es un buraco
                              al acopiar su temblor los bandoneones
                              al denso y  y sabio fraseo del Polaco.

                                                          José María Otero
 
(De mi libro "Versos De Lejos")






lunes, 3 de febrero de 2025

Goyeneche opinaba:

                      Las imperdibles charlas entre Antonio Carrizo y Roberto Goyeneche – Radio  Nacional                                  

   Durante el transcurso de aquellas charlas radiofónicas que Roberto Goyeneche mantuvo con el gran maestro del micrófono, Antonio Carrizo, el gran cantor dejó sentadas sus opiniones sobre los amigos de cartel que tuvo en el tango.  

  Se trataba de personajes fundamentales en la historia del género. Sus palabras tenían mucho peso y por eso quedaron grabadas, en ese diálogo, y siguen saliendo a la luz unos años más tarde, porque rubrican la cultura tanguera, no sólo del Polaco, sino de los personajes sobre quien volcó estas opiniones que quedaron marcadas para siempre. 

   Y definía así a estos tres grandes:

   José María Contursi:
“Catunguita era el tipo más importante que conocí como poeta. Me llegaba mucho. Además, me decía que yo entendía las comas y los puntos que él quería poner”.
 

   Héctor Stamponi:
“Chupita es un hombre que vos le decís: “Escribime sobre la pelota de fútbol que cayó fuera de la tribuna cuando pateó fulano”, y él te hace una música que te eleva al cielo. Porque Chupita tiene una condición tremenda de lo que significa la palabra música”.
 

   Enrique Santos Discépolo:
“Sí, lo conocí de pasada y después le dije: “Me voy, Enrique, tengo que hacer”. Porque no pude aguantar la tremenda filosofía de Enrique. Era un hombre totalmente actualizado y me hacía mal la fuerza que tenía para decirte las cosas. Esas que vos tenés dentro y no podés decir, él lo hacía, y con una naturalidad tremenda”.
 

  Acá podemos escuchar la primera parte de aquel inolvidable reportaje. Antonio Carrizo fue un grande de verdad y tuve la suerte de trabajar con él en Radio El Mundo, en el programa "Mundo Diez" y compartir infinidad de momentos maravillosos en el café, en charletas y en eventos a los que lo llevé como presentador..

                                       



                                                                                      

sábado, 1 de febrero de 2025

Se fue

    Los valsecitos tienen un recorrido sentimental, incluso alegre, evocativo, en la historia del tango. Junto con la milonga constituyen ese trío del género que sigue iluminando noches de bailongo en tantos países del mundo. La saga betinottiana esculpida por juglares que le dieron realce y despliegue, contiene páginas de calado que el pueblo aprobó, disfrutó y le dio el pase definitivo a la popularidad.

   Quién no silbó un valsecito, o lo entonó cuando iba caminando por la calle. Cuántos milongueros de postín sintieron el toque en el cuore cuando comenzaba a sonar la tanda de valses en los altavoces de la pista. Los guitarreros que recorrían los boliches en los años cincuenta siempre reforzaban su demostración con alguno de los que cantaba Gardel, como Rosas de abril, por ejemplo. 

                                      



   Un músico de nivel como Horacio Salgán, coloreó estos versos de Oscar Rubens (Rubistein) en 1943 prendiendo la mecha de una composición que continúa resistiéndose a la pátina oxidante del tiempo y nos da el toquecito justo para volver a entreverarla en nuestros sentimientos. Y aunque la letra verse sobre los azares amorosos desteñidos, la composición musical nos llega candorosamente.

Te encontré, no sé cómo ni cuándo
Sufriendo y penando
Sin fe y ya vencido.
Y mi alma, que estaba sangrando
Te estaba esperando
Sedienta de amor.
Sólo sé que te amé locamente
Y en un beso ardiente
Juramos querernos.
Pero hoy, que no estás a mi lado
No sé si he soñado
O fue realidad.

   La sabia paleta de Oscar Rubens (que firma como P. Valdez) mezcla la felicidad y la desdicha con su capacidad de emoción y el espesor de la apariencias. 

Oscr Rubens

    
    La noche tiene una intensidad de tinta china y es un templo en el que mora el paisaje de la memoria. En el empeño de arañar enigmas, el poeta en su dramatis personae sueña con el regreso y lo instala en una realidad inexistente. 

Llegó...
Lo dice el alma mía.
Partió...
Repito en mi agonía.
Si te amé y vos juraste amarme,
¿Cómo fue que has podido dejarme?
Se fue...
Lo dice el alma mía.
Se fue...
Llevando mi alegría.
Y al notar que no ha sido esto, un sueño
Es vano mi empeño
De amar sin morir.
 
Ya tus labios no habrán de besarme
Ni habrán de mirarme
Tus ojos tan tristes.
Ni tu voz impregnada de llanto
Pondrá el dulce encanto
De hablarme de amor.
Fue tan grande la dicha vivida
Cuan grande es la herida
Que hoy llevo en el alma.
Que me paso las horas pensando
Si estuve soñando
O fue cruel verdad. 

    Horacio Salgán fue en encargado de musicalizar estos versos y le dio la patente definitiva en forma de vals, que también tuvo de segundo nombre: Un vals. Lo grabaron Francisco Lomuto-Carlos Galarce, Lucio Demare-Raúl Berón, Juan D'Arienzo-Héctor Mauré. 

   Escuchamos la versión de Demare-Berón, llevada al disco el 13 de julio de 1943.

                                




miércoles, 29 de enero de 2025

Hugo Marcel

                                    Hugo Marcel

  

CARNET DE SU ARTISTA PREFERIDO

-¿Nombre artístico
-Hugo Marcel, 
-¿Nombre propio?
-Horacio Cárpena.
-¿Nacido en?
-Barrio de Flores, de la Capital.
-¿Fecha?
-13 de mayo de 1942.
-¿Nombre del padre?
-Eduardo
.-¿De la madre?
-María.
-¿Estado civil?
-Soltero
.-¿Estatura?
-1.73.
-¿Peso?
 -63 kilos.
-¿Color del cabello? .
-Castaño oscuro.
-¿De los ojos?
-Pardos
 -¿Cómo se inició?
-En el año 1954, a la edad de 12 años. Mi hermano Eduardo y mi amigo Pedrito Pellicer me invitaron a cantar en un homenaje que se le tributaba al famoso arquero de Boca Juniors, el "Gato" Julio Elías Musimessi. Fué la primera vez. 
-¿Qué tangos interpreta?
-Por ahora, los que me elige el maestro Fresedo
.-¿Sus compositores preferidos?
-Arolas, Bardi, Fresedo, Delfino, Di Sarli, Cobián, Charlo y Marianito Mores
.-¿Y los letristas?
-Discépolo, Manzi, Cátulo Castillo, Cadícamo y Emilio Fresedo.
-¿Sus orquestas predilectas?
-Osvaldo Fresedo, Carlos Di Sarli y Horacio Salgan, cuando tenía su conjunto típico.
-¿Cuál es su "hobby"?
-Dibujo, música, lectura y natación.
-¿Le gusta beber?
-Lo necesario.
-¿Y fumar?
-No.
-¿Qué comida le agrada más?
-Arroz a la valenciana y ravioles caseros. Los prefiero preparados por mi madre o por mi hermanita.
.-¿Qué le hubiera gustado ser?
-Lo que soy ahora: el cantor de Osvaldo Fresedo.
-¿Su paseo favorito?
-Cualquier lugar de mi tierra, especialmente en un "Pipper" o en un yate de color blanco. ¡Son mi locura!
-¿Su frase habitual? 
-Lindo, lindo... ¿Todo en orden?
-¿Qué grabaría en la puerta de su casa?
-"Enhorabuena, amigos".
-¿Cuántos discos grabó?
-Mis primeros cuatro, con Fresedo, para el sello Columbia.
-¿En qué orquestas actuó?
-Con Roberto Rufino, Elsa Rivas, Miguel Caló, Leopoldo Federico y con el autor de "Vida mía".
-¿Algo curioso en su vida?
-Actuaba con el maestro Osvaldo Fresedo en un baile del Club Vélez Sársfield, cuando unas chicas me preguntaron lo siguiente: "¿Usted conoce al pibe Hugo Marcelino, que cantaba con el binomio Rufino-Rivas? Es el hijo del "gordo" Federico?". Yo fui el primer sorprendido, pero al explicarles que Marcelino y Marcel eran una misma persona, y que esa persona era yo, casi se desmayan... ;Ah! Aproveché la oportunidad para presentarles a mi padre, que también fue cantor, en los tiempos de Angelito Vargas...
 
(Revista "Cantando". 16 de febrero de 1960)

                              



 

 

lunes, 27 de enero de 2025

Los recuerdos de Cadícamo

    "La Avenida de Mayo se entroniza con el cuplé. Sus estrellas son españolas y se llaman Raquel Meller, La Goya, Pastora Imperio, Paquita Escribano, La Maravillita, La Fornarina, Linda Thelma y muchas otras que desde los tinglados del varieté deleitaban con sus figuras, su belleza y su gracia castiza de majas, más que con sus cuplés, a los porteños de los años 20.

   Sus apodos que venían de Lavapiés, eran: La Chulona, La Vecindana, La Castañera, La Marimandona, La Apasionada, La Gachona, La Cigarrera... Todas heroínas de un Madrid galante. Artistas magas, hembras maravillosas de fuerza real que ya no abandonarían Buenos Aires. Recordemos a una joven talentosa y además poseedora de una agradable voz, que se sintió atraída por los cuplés tan en boga y debutó por los tinglados del varieté con canciones españolas y criollas difundiendo "La chismosa", "Que la mar es muy traidora"...

                               


  

 ...y otras ya popularizadas por Gardel-Razzano como "El pangaré", "Ay..ay..ay...", "La pastora" y "El poncho del olvido". Esta joven tiple que poco después abandonó los cuplés por el arte dramático y la comedia, llegando a ser la gran actriz argentina, orgullo de nuestro teatro y también de los de la Madre Patria, se llamó Lola Membrives.

   Luego de las damas, aparecieron los parodistas, españoles e italianos que se llamaron Duarte, Buonavoglia, y dúos cómicos como Los Carpi, Negri-Appiani, Keta y Pepe Ruiz. Famosos tríos como Los  Rovira y troupes como Los Chivos y la brasileña  Guanabara, cuya figura mimada era el cantante adolescente Raúl Roulien, quince años después estrella cinematográfica de Hollywood.

   En esa época fue cuando el diario "Última hora" organizó un concurso de poesías populares con un premio de cinco pesos para el ganador del certamen. Este premio se lo adjudicaron a unos versos lunfardos titulados: "Por la pinta", que firmaba un poeta desconocido llamado Celedonio Flores. 

   Gardel, asiduo lector de "Última hora", famosa por sus pronósticos hípicos, leyó aquella nota de Celedonio flores y resultando tan de su agrado, sin previa consulta al autor, le hace adaptar música con su guitarrista El Negro Ricardo, aun cuando la misma siempre figuró a nombre de Gardel-Razzano.

                                     

Celedonio Flores

   Lo comenzó a ensayar pareciéndole que era una creación que debía grabar de inmediato. Lo citó a Cele al estudio de grabación el mismo día que iba a realizar el disco, haciéndosela escuchar primero, y aquél al terminar de oírla se emocionó tanto que no hacía otra cosa que agradecerle ese honor. Según me comentó Cele, cuando muchos años después de este episodio, éramos fraternales amigos, en aquel histórico momento Gardel, con ese gracejo tan porteño que tenía al expresarse, le dijo:

-Pero hay una cosa, pibe... Tenés que piantarle el título de "Por la pinta".

-Lo voy a pensar, Carlitos. En ese momento no se me ocurre ninguno...

-Pero, qué clase de poeta sos... No hay tiempo que perder. Dentro de unos minutos lo grabo...

Después de unos minutos a Cele se le ocurrió rebautizarlo con el título de "Margot".  

   El disco salió a la venta y aquellos cinco pesos de premio se convirtieron para Celedonio en una redoblona de miles. Cuando yo escuché aquel disco en la voz de Gardel cantando aquellos versos alejandrinos escritos por Flores -para mí un poeta nunca igualado en su género-, me parecieron más que un poema lunfardo una escuela, un modelo, una fuente donde tendrían que ir forzozamente a abrevar los autores de de letras de tangos futuros.

   Pero infelizmente no fue así. La poesía tanguera con el andar de los años se fue convirtiendo en poesía hispana. Algunos poetas de los denominados "cultos" quisieron incursionar en él pero fracasaron al expresarse en un lenguaje completamente extraño al género.

    Eso es otra cosa. El valor autóctono fue Celedonio Flores, que supo extraer poesía del barro, esa poesía desdeñada por los puristas.

   Como Mahoma, que escribió el Corán para los islámicos, El Negro Flores comenzaba con "Margot" a escribir para los porteños una nueva filosofía tanguística".

   (Carlos Gardel, acompañado por su guitarrista José Ricardo, lo grabó en 1921, ubicando a Celedonio Flores como el poeta que esperaba el tango)

                 

 


                   

      

jueves, 23 de enero de 2025

Adiós te vas

    Cátulo Castillo no sólo fue un prolífico y espléndido autor de tangos, sino que además dirigió la Historia de la Música y de Pedagogía en el Conservatorio Municipal Manuel de Falla. Estaría incluso 15 años como Director del mismo. Anduvo de jovencito por Europa dirigiendo la orquesta típica en la cual formaban Miguel Caló, Alberto Cima, Roberto Maida  y los hermanos Alfredo y Ricardo Malerba.

   Volvería tres años más tarde, en 1931, a sus 25 años de edad con el elenco de revistas del teatro Sarmiento, acompañando a su padre -José González Castillo- con quien ya se había ido de niño a Santiago de Chile donde Don José trabajaría en la prensa de Valparaíso. Allí comenzaría su rol escolar que continuaría en el regreso a Buenos Aires, junto con sus estudios musicales.

                                         

Cátulo Ovidio González Castillo

   Tenía apenas 17 años cuando compone su primer tango: "Organito de la tarde", que lleva versos de su padre. Y el tema pega fuerte en el ambiente. Su vida está llena de salpicones, como la práctica del boxeo, donde destacaría hasta tal punto que gana un torneo importante, como peso pluma, y lo preseleccionan para las Olimpíadas de Ámsterdam.

   Ya conté que cuando yo trabajaba con Antonio Carrizo en radio El Mundo, al terminar nuestro programa "Mundo diez", nos íbamos a almorzar al restaurante que estaba frente a la radio. El programa que iba a continuación lo hacían Cátulo con Luis Medina Castro. Antonio era un gran conversador y nos quedábamos mucho tiempo hablando. En un par de oportunidades, la cosa se estiró, se asomó Cátulo por la puerta del restorán, con su paquete y Antonio lo invitó a la mesa.

                                      


   En uno de esos encuentros, recuerdo que un día antes yo había escuchado en la radio del coche, de paso para el periódico "La Razón" donde trabajaba, un tango suyo, que es el que hoy traigo a la cita, cantado por Carlos Acuña con la orquesta de Rodolfo Biagi. Se lo comenté, le pregunté por Pittaluga, autor de la música y me contó que era un pianista amigo de su padre, quien se lo presentó y lo animó a que le diera esta letra suya que acababa de escribir. Él, en principio dudó, pero aceptó el consejo y no se arrepentiría, como nos contó.

Hoy que regresas,
tu silbato y el invierno
llama con voces sigilosas al ayer,
tendré encendida la luz de tu recuerdo
y desde el último andén te llamaré.
¡Bajate aquí!... bebe esta copa de ternura
que entre tu ausencia y mi locura corre el tren.


Corre el tren peregrino,
por el viejo camino,
más allá del dolor,
más allá de tu amor,
más allá del destino.
Corre el tren peregrino
por el largo camino,
y en un sueño lejano
vendrás a mi mano
llenando el andén.

Será lo mismo, puede ser, pero en las cosas
hay una triste sensación de no sé qué.
Las mismas lluvias de ayer, no dan más rosas.
Los mismos cielos de ayer, no dan más fe.
¡Adiós... te vas!... Queda el saludo del pañuelo
con que agitabas tu desvelo, desde el tren.

   Egidio Pittaluga, tan poco conocido en el ambiente, aunque embocó otros temas que tuvieron recorrido como Cautivo, Lucecita, Poco a poco despacito, le puso música a estos versos de Cátulo que fueron cantados e interpretados con éxito por Biagi-Acuña, y Di Sarli- Rufino. La versión disarliana fue grabada el 17 de marzo de 1943 y la recordamos aquí.