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domingo, 12 de enero de 2025

 


EL RITO


La calza en un abrazo de rante malevaje
enfunyinado el mate, con aire de shofica,
masticando compases su sangre shomistraje,
y la paica ensobrada, lo chaira y lo replica.

El punto se embalurda de’sparo y farolea
dibujándole verduras de furca a la chirusa
que con sabia menesunda, el fato relojea
cinchándolo al breón, sarpada de carpusa.

En el orre bailetín, va diquera la papusa,
colibriando, reluciendo cartel con el bramaje, 
alardeada de musa, abrojada al pogua como chusa, 

pa' que su Cacha choree perfil en el baraje
arrastrando los fangruyos, ¡dequerusa!
mostrando en el leiba prontuario sin truchaje.

Y en la feria del engrupe taya fuerte el misturaje
del gavión de gacho gris y la grela rantifusa,
floriándose bajo la luna naerma, ranera y comifusa.

José María Otero





SONETOS LUNFARDOS

 

 LUNFA

Batí si laburás de mortadela
con el que te piantó de rantifusa
palpitando en la mersa la papusa
que hoy sólo con bacanes se encurdela. 

No te engrupás de que, amurado, grela,
cache el olivo en tren de batemusa...
Campaneame la bronca y la marrusa
que te podés morfar de manivela.

Me debés todo: cancha, empilche y labia.
Te he dao más de un gustazo macanudo...
Y te desayuné cómo se escabia

solfiando a un tirifilo patilludo.
¡Ni Ovidio, ché, te saca más diquera
con su Arte de yugar en la catrera!

Amaro Villanueva
 



  VEJENTUD

Aquí estoy, derramao en la catrera
con una fiaca, ¡aymé!, de la madona.
Me he dejado crecer la pelambrera.
La vejentud, amigos, arrincona.

Con el coco aún purrete, en primavera,
con el cuore, ¡chambón!, que no funciona,
me resongo: ¿La vida?, ¡cosa fiera!,
¡muy fiera!, porque el tiempo desmorona.

Ver a algunos besándoe en las rúas,
ver a otros en morfes, en mamúas
y uno decirse: yo también he sido...

También he sido un jaife y hoy me veo,
cachuso y amurao, broncudo y feo...
La vejentud es algo muy jodido.

Álvaro Yunque





SONETOS LUNFARDOS

  TANGO

Claro que fui cuchillo y casa baja;
lengue de taura y percantina en fuga;
caralisa, matón que no se arruga;
sangre, mina, farol, trago y baraja.
 
También fui mugre, mishiadura y pena:
escolaso, cafúa y desencanto;
todas mancadas para curda y llanto
que se dan en la mala y en la buena.
                                                 
 Y fui canyengue de semilla fiera
que amarrocó la música fulera
y e el cuore de una fueye se agrandó...
 
Ahroa sólo soy melancolía,
un malevo al costado de la vía
que está esperando un tren que ya pasó.

  JOAQUÍN GÓMEZ BAS




   GABY

Es al bardo que quieras trabajarme cachuso
cuando nadie ha logrado engrupirme potriyo.
Al naipe de tu cuore le doy remanye de uso
y mi carpa truquera vale un zarzo con briyo.

Ventajera que en todos los afanos de lujo
vas cargada en el toco y de alivio en la cana,
es al bardo que quieras en el carro que empujo
colocar el bagayo de tu pinta bacana.

Es al bardo que vengas con macanas bonitas
esparando un jotraba que manqué refulero.
Para mí, con estuche, no valés... cinco guitas.

Repasada por todos, garroneada por muchos,
no tndrás la aliviada de mi amor cadenero
por un taura principio de desdén a a los puchos.

CARLOS DE LA PÚA



       

                      


 





sábado, 11 de enero de 2025

Sonetos lunfardos

 

     LA RECHIFLADA

Siempre te rechiflás. Por cualquier cosa
te broncás y te da por el ataque.
Una cheno cualquiera con un saque
te vi'a dejar de cama bien mormosa.

Ya no te aguanto más, María Melato,
esgunfia como estoy te doy un corte,
buscate urgentemente quien soporte
tu neurastenia en gris. ¡Éste es mi trato!

La naifa lo escuchó y dulcemente
le clavó la mirada frente a frente
poniéndole una noma en la cabeza.

Con un hilo de voz, sin espamento,
le dijo al breón que andaba en movimento:
"Andá chabón... barreme bien la pieza."

  JULIÁN CENTEYA

   


   BIABA

Ya se lo había dicho: "Del laburo
sin hacer estación, venite a casa.
No es que yo esté celoso, te lo juro
pero si vos no estás.. no sé que pasa..."
  
"Si tardás en llegar tengo pavura
de que te hayas peleao en la milonga,
vos sabés que no falta un cara dura...
Y yo te manco bien, cara chinonga...".

Pero ella se olvidó, sucia y borracha
llegó como a las nueve la muchacha
por seguirle la farra  un mishetón.

Los bifes -los vecinos me decían-
parecían aplausos, parecían,
de una noche de gala en el Colón.

  CELEDONIO E. FLORES


   EL UMBRAL

Sí, ya sé... perdí el tiempo en pajerías
y, creyendo gastarlo en cosas serias,
me vendí en cien mercados y en cien ferias
(mercadería entre mercaderías.)

Compré con esa guita chucherías,
revendí fulerías y miserias.
Vacunao contra tifus y difterias
del alma, viví enfermo de alegrías.

Me alegraba escabiar con los amigos,
el calor de las hembras en los telos,
la lluvia afuera, el fato sin testigos.

Nunca me puse luto por mis duelos
y pasé en vida todos los castigos...
¡Dale, abrime la puerta de los cielos!

   DANIEL GIRIBALDI


  
   ESTANCIERO

Tenés la mosca bruta que dejaron tus viejos,
un sastre que te viste para fotografía,
cerebro de mosquito que se huele de lejos
y una mina de lujo te presta jerarquía.

Admirás tu estructura en todos los espejos,
pagás con vento grande la parodia de orgía
con que engrupís a giles que siguen tus consejos
de cómo sonar guita y quedarse en la vía.

La estancia donde el jovie no conoció la fiaca
sólo la ves de lejos, porque el campo te seca
e ignorás si la leche la da el toro o la vaca.

Avivate, pelandra,  que no sos el primero
que vea permutado el caviar por buseca
cuando hayas reventado el último ternero.

NYDA CUNIBERTI


   EL CHACAO

Estás medio chacao y andás con chucho,
¿chucho de qué, pedazo de vichenso?
¿Te envenenás porque te ves flacucho?
Cuanto más la llorés, más indefenso.

Vos que pa'la milonga fuiste ducho,
ahora hasta tenés olor a incienso.
¿La vida te ha fumao y sos un pucho?
¡Si de verte tan maula me avergüenzo!

Morfá y chupá del bueno y si la vida
quiere espiantar, ¡que espiante la perdida!
(¡Y cuánto se la quiere, sin embargo!)

Aunque seas coyón mostrate fuerte,
basuriá tus pavuras a la muerte...
La muerte es sólo un apoliyo laargo.

ÁLVARO YUNQUE

(Antología del soneto lunfardo- Selección Luis Alposta.)








jueves, 9 de enero de 2025

Astor Piazzolla

 interpreta con el bandoneón de Troilo (ya fallecido), que le regalara Zita, la mujer de Pichuco, el tango de Cátulo Castillo y Troilo: La última curda.

                         



miércoles, 8 de enero de 2025

Esta noche

    La discoteca  de mi bulín exhala tangos, milongas y valsecitos de diversas añadas y mis ojos relumbran en el recuerdo, atiborrándose el cuore de cosas lindas, entrañables. Refractándose en un temperamento que reverbera en cada frase, en cada instrumento, en voces oscurecidas por el tiempo. Un mosaico de realidades e imágenes que enfocan momentos diversos.

   Emboco al voleo un disco y arranco con este tango que lleva letra del rosarino Lito Bayardo (Manuel Juan García Ferrari) y música del exquisito bandoneonista Carlos Marcucci. Lo compusieron en 1937 y el título ya destalla y se instala en la noche, esa parte tan importante de nuestras vidas pasadas y bien vividas. Aunque también hay astillas y en este caso los versos de Bayardo radiografían la tristeza y el desconsuelo amoroso.

                                     

 

   La descarga emocional está realizada en la reunión con los amigos que reciben el fervor de lo vivido por el enamorado, que se resiste a escuchar la opinión de ellos sobre el paso definitivo a la ruptura, el alejamiento de ella. El pasado se protege, hace trampas. Y él los anima a brindar por la tristeza,  en esas copas de sombras, llenas de entusiasmo dionisíaco, como un original locus oremus.

Esta noche,
Mejor dicho, cuando llegue medianoche
Mis amigos,
Yo festejo la tristeza de mi alma.
Brindaremos
Por la dueña de los ojos más hermosos
Por mi vida... por mis sueños... mis recuerdos
Porque quiero ahogar los sueños de mi vida sin amor.
 
Yo no quiero recordarla
¡Para qué voy a llorarla!
Si ya todo lo he perdido.
Esto digo muchas veces
Pero entonces se aparece
Frente a mí como un castigo!
Y me mira desde el fondo de una sombra
Y me vence... porque el alma me la nombra.
Cómo quieren mis amigos
Que la arranque de mi vida
Si no la puedo olvidar.

   En ese supuesto templo de la relajación podemos recordar a Borges cuando decía que "enamorarse es producir una mitología privada y hacer del universo una alusión a la única persona indudable". Lo cierto es que es muy normal llegar a estas situaciones en las parejas. Claro que se sufren de distintas maneras. Y acá el personaje  lo resuelve con los amigos, ahogando su pena en las copas.
 
Muchos años
A su lado yo viví para quererla,
Y bastaron
Unas horas nada más para perderla.
Ya no tengo
Ni una lágrima de amor... y son testigos
Que esta noche, de nostalgia, mis amigos
Vengo a ahogar en unas copas a mi vida sin amor.

   Reitero que Carlos Marcucci le dio vida musical a estos versos convirtiéndolo en un tango que grabarían Julio de Caro con Héctor Farrel en 1939,  Francisco Canaro/Frnesto Famá y Fresedo/Mayel, un año más tarde.  Escuchamos ala versión de Canaro-Famá, grabada el 14 de marzo de 1940.
 
                             


 


martes, 7 de enero de 2025

María Nieves y...

                                                      ...la milonga.

   Mi hermana, la Ñata, se adaptaba a todos los estilos. Porque en ese tiempo no se bailaba como ahora que es como una horma y todos bailan igual. En aquellos tiempos se milongueaba que para qué te cuento. Cada sábado y domingo eran diferentes pasos. Un buen milonguero no podía bailar siempre igual. Ellos practicaban entre hombres en clubes de barrio, en la semana, y después se largaban en los bailes. 

  Se juntaban, se inventaban pasos. Muy raro que uno se copiara de otro. Si a vos te gustaba un paso que hacía otro, lo mirabas, lo sacabas mentalmente pero no lo hacías igual: tratabas de hacerle algo distinto. Porque copiarse era horrible.




   Ir a milonguear era una ilusión que no creo que hoy los jóvenes tengan. Era… cómo te puedo decir… el tango era la falopa de la juventud. La milonga empezaba a las diez de la noche y ahí estábamos. ¡Y entrábamos como avalancha, eh!. Los sábados hasta las tres de la mañana. Y los domingos de ocho a una. No nos perdíamos una, ni con lluvia, trueno o relámpagos… 

   Es que era algo inexplicable lo que se sentía adentro. Por eso te digo que nuestra droga era el tango. Bailabas con rengos, con sucios, con piojosos… Los muchachos lo mismo. La cosa era ir a bailar. Todos los muchachos que bailaban conmigo, con mi hermana, con la barra nuestra, era raro que se tiraran un lance. Ellos tenían sus rebusques, esperaban a las últimas piezas y ahí sí sabían a quién sacar a bailar, pero no mezclaban.

   Yo no tenía una orquesta favorita. Pero como había bailarines de distintos estilos, cuando tocaban Pugliese buscaba a un bailarín que bailaba bien Pugliese. Tocaba D'Arienzo y había uno que te tiraba muchos pasos. Tanturi, Caló, Di Sarli, Troilo. ¿Quién no bailaba con esas orquestas? Vos ibas, no sabías bailar y al mes aprendías y ya bailabas porque el ritmo se te metía por los poros.