-Los dos estaban tuberculosos y trataban de ocultarlo ellos mismos, de aturdirse y todo era inútil. Se me empezó a aparecer entonces la idea del alcohol, del aturdimiento, de no pensar en los males que no tienen remedio. Con este tema no podía hacerse un tango. era demasiado tétrico. Recogí, pues la semilla. Luego la trasladé a la ciudad y la ciudad le dio forma.
Tangos al bardo
miércoles, 20 de enero de 2021
Discépolo, el viajero (I)
-Los dos estaban tuberculosos y trataban de ocultarlo ellos mismos, de aturdirse y todo era inútil. Se me empezó a aparecer entonces la idea del alcohol, del aturdimiento, de no pensar en los males que no tienen remedio. Con este tema no podía hacerse un tango. era demasiado tétrico. Recogí, pues la semilla. Luego la trasladé a la ciudad y la ciudad le dio forma.
sábado, 16 de enero de 2021
Juan Carlos Copes
Nos acaba de dejar un grande del tango bailado. Un milonguero que supo progresar, estudiar y dedicarse a los escenarios. Triunfó en Buenos Aires, en París y en Estados Unidos, donde fue aplaudido por grandes artistas. Tango Argentino fue el espectáculo que lo consagró en los escenarios europeos y norteamericanos, junto a su gran pareja, María Nieves.
Estaba retirado por sus molestias, pero siempre lo recordaremos por todo lo que hizo en el tango como bailarín. Lo vi en Karim, en Caño 14, lo conocí, lo traté, un tipo que sabía lo que valía pero nunca se pasó de la raya en cuanto a su comportamiento con la gente. Quería ser futbolista, pero triunfó su pasión tanguera-milonguera y se dedicó de alma a ella.
Con María Nieves consituyeron una pareja que hizo historia, aunque como tantas otras duplas del tango terminarían separándose, pero después de haber mostrado su compenetración y sentimientos en el género. Copes llevaba tiempo mal de salud, estaba enclaustrado en su casa, con su esposa, y apenas salía. Tuvo coronavirus hace poco, parecía curado pero no llegó a reponerse del todo y a sus 89 años, se fue definitivamente.
Hoy lo recuerdo con estas imágenes que lo muestran incluso como coreógrafo, en 1974. QEPD.
Farol
Un arrabal con casas
que reflejan su dolor de lata...
Un arrabal humano
con leyendas que se cantan como tangos...
Y allá un reloj que lejos da
las dos de la mañana...
Un arrabal obrero,
una esquina de recuerdos y un farol...
Homero Expósito venía de Zárate y quiso conocer aquellos barrios donde el tango se había aposentado tempranamente. Y vaya si supo expresar su visión, su itinerario por esas calles donde el faro nocturno iluminaba el pobrerío, las tramas de la vida de aquellos obreros que madrugaban para poder sobrevivir con sus familias. La capacidad de transmisión emotiva, su visión sobre el barrio en el devenir del tiempo, el caudal sanguíneo de unos vecinos que van y vienen por esas calles grises con su carga de angustia, lo lleva a representar en el farol el símbolo del ayer y hoy.
Si Homero Manzi fue el gran poeta del sur porteño, si Cátulo Castillo y Julián Centeya habitaron en ese arrabal y lo pintaron maravillosamente en sus letras de tango, habrá que tener en cuenta que Barrio de tango lo creó Manzi en 1942 y el enorme Sur, en 1948. Cátulo hizo otra hermosa acuarela: Tinta roja, en 1941 o El último farol, en 1969. Expósito escribió Farol en 1943. O sea, también supo atrapar y pintar en su momento, con imágenes poéticas, nostálgicas, los aledaños tristres de la ciudad radiante, luminosa. Y las angustias existenciales en la cotidianeidad de aquellos humildes obreros.
las cosas que ahora se ven...
Farol,
ya no es lo mismo que ayer...
La sombra,
hoy se escapa a tu mirada,
y me deja más tristona
la mitad de mi cortada.
Tu luz,
con el tango en el bolsillo
fue perdiendo luz y brillo
y es una cruz...
Allí conversa el cielo
con los sueños de un millón de obreros.
Allí murmura el viento
los poemas populares de Carriego,
y cuando allá a lo lejos dan
las dos de la mañana,
el arrabal parece
que se duerme repitiéndole al farol....
Farol,
las cosas que ahora se ven...
Farol,
ya no es lo mismo que ayer...
Roberto Goyeneche acompañado por la Orquesta Típica Porteña dirigida por Raúl Garello hizo una hermosa interpretación en 1981. Pero siempre recordaremos esa grabación de Osvaldo Pugliese con Roberto Chanel que tanto nos llegaba. Lo llevaron al disco el 15 de julio de 1943 y podemos revivirlo una vez más.
viernes, 15 de enero de 2021
jueves, 14 de enero de 2021
A fuego lento...
Rodolfo Mederos, un músico que ha trasvasado las lineas que marcan épocas del tango, me dijo una vez, en medio de una de sus bravatas justificadas y ciertas, con el tono que absorbe quien sabe decir algo bien cierto: "Nene, después de Horacio Salgán no pasó nada en el tango".
Ignacio Hurban
Horacio Salgán es uno de los músicos más importnate que tenemos con vida y en actividad actualmente, si bien en 2003 se retiró de los escenarios de manera austera, sin estridencias de ningún tipo, en consonancia con su forma recatada que mantuvo siempre, sigue su actividad de arreglador con un empuje pulcro y admirable.
Este casi centenario músico forma parte de una conquista de la calidad cedida al lenguaje del tango como nadie lo ha logrado. Pianista finísimo de toque galante, no ha dejado nunca que su virtuosismo empañe una sola nota que promueve con su piano. Conocedor de las entrañas y vericuetos del Tango como pocos, es estandarte de una evolución interna del género que ha llegado a límites extraordinarios.
Poseedor de un muy característico "Swing", devenido quizás de su admiración por otras músicas, como el jazz y los movimientos anteriores a la "Bossa Nova", ha logrado con esa amplitud de mirada que añada otra característica más a su corolario de virtudes, una manera de entender y decir la rítmica del tango, fina, profunda y equilibrada.
Escucharlo debiera ser para una gran parte de nosotros una satisfactoria y deliciosa obligación.
Sus arreglos para orquesta típica son de estirpe bailable, o mejor dicho suelen ser bailados, pero aún así conforman una de las páginas más brillantes del tango Argentino, por su complejidad, profundidad y conocimiento del estilo dentro del cual ha puesto una impronta dialéctica imposible de negar. La siempre justificada deficultad de sus partituras mandó más de una vez a estudiar a los virtuosos.
Leopoldo Federico y Ernesto Baffa entre otros instrumentistas lo han manifestado en repetidas oportunidades. Su manera de armonizar, de hacer valer los recursos Tanguísticos, de superponer las texturas justo con intrincadas melodías, hace muchas veces que su música sea un terreno vedado para principiantes.
Defensor y promotor de un género dentro del tango de que se transformó en vanguardista y posterior celoso curador, es depositario en sus etapas de una gran parte de este lenguaje. Es aunque parco en cantidad, un exquisito compositor. Entre sus tangos más conocidos están A fuego lento, Grillito, La llamo silbando, Don Agustín Bardi, que le reservan una suerte de moderna tradición, bibliografía reservada para pocos, sino para uno solo.
Cuenta con más de 400 arreglos de su pluma. Ha publicado un libro de gran valía, su Curso de Tango, editado en 2001, libro vital sobre todo debido a la poca presencia de bibliografía técnica para el tango. Este es uno de los tantos actos generosos que pintan una personalidad que se mantiene con algarabía y lucidez a los 90 años.
Aclamado y respetado por los músicos más reconocidos a nivel mundial, entre ellos el trompetista Wynton Marsalis, quien dijo: "Lo quiero traer a Nueva York para que toque él. Yo solamente lo quiero ver en el escenario del Lincoln Center haciendo su música. Amo lo que hace".
Con un camino recorrido así, aún es dueño de una inagotable energía, brega por la transmisión del tango a los jóvenes, con la paciencia y el amor propio de los grandes hombres. Confiesa tener una sola meta que es tocar el piano, y asegura querer con la humildad de un maestro "en lo posible tocarlo bien".
(Ignacio Hurban es pianista, ha editado varios discos con artistas conocidos, dirige un conjunto y una escuela de música, ha recibido premios y es uno de los nietos recuperados. Su abuela, Estela de Carlotto, Presidenta de las Abuelas de Plaza de Mayo, después de 36 años de búsqueda incansable, le transmitió la buena nueva. Ahora se llama Ignacio Montoya Carlotto)
martes, 12 de enero de 2021
Virulazo
Estaba en pleno éxito el
show Tango Argentino en Nueva York. Habitaba un lujoso hotel en la
Quinta avenida, y una mañana su vozarrón resonó en los pasillos, estaba
enojado: "¡Diganlé a ese viejo maniático que si quiere tango a las diez
de la mañana que lo baile él!... ¡Ah! si me quiere ver a mí que venga al
teatro..."