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domingo, 29 de agosto de 2021

Carmen Guzmán

  

   Cada cierto tiempo el tango necesita un toque de chapa y pintura para engordar el repertorio, ponerse al día, conquistar nuevos públicos y mantener su vigencia. Heterogénea levadura de todos los pueblos del mundo, María Isolina Godard, María Luisa Carnelli o Maruja Pacheco Huergo fueron pioneras en hollar el territorio macho de la canción porteña.

   Otras minas se animaron a oficiar de palomas mensajeras y detrás de la talentosa Eladia Blázquez y su polenta, se arracima un tendal femenino que, abandonando moldes estereotipados, dibujan los nuevos modismos que pueblan la ciudad y su topografía extraña. Estas poetas y compositoras transitan las oscurecidas calles que un día fueron luminosas y arboladas y extraen de ellas los sonidos nuevos, los versos que desentrañan las historias secretas, íntimas, de ese territorio intrínsecamente porteño.

                                   



   Algunas vienen de otras experiencias musicales, distintas vivencias, como la mendocina Carmen Guzmán, cantante, autora, compositora y guitarrista de alta escuela. Hija de músicos y cantores comenzó a estudiar desde los 7 años, se animó a participar en conciertos de música clásica siendo una niña de 8 y a los 14 ya estaba diplomada de profesora.

   Nacida en la tierra del sol, la nieve y el buen vinacho, aprendió de su hermano (compositor, músico y cantor con Los Trovadores de Cuyo) los rudimentos del acompañamiento, antes que éste falleciese prematuramente, y comenzó su romance con el tango en 1944, participando de un concurso. En el 50 gana por primera vez un premio como compositora con su tango “Y ya no estás”, consiguiendo un contrato de 6 meses en radio.

   Como las generosas acequias que riegan su ciudad, Mendoza inundó el país de copleros, cantores, folcloristas, músicos y poetas. Ya habían conquistado la siempre reacia Buenos Aires, gente como La Tropilla de Huachi Pampa, Antonio Tormo, Félix Palorma, Alfredo Pelaia, Montbrum Ocampo, como ahora lo hacen Carmen Guzmán, Tito Francia, Tilín Orozco, Fernando Barrientos, Tuti Vega, Gabriel Correa o el fueye Rodolfo Zanetti.

                            
Guarany, El Chúcaro, Rivero, Carmen, Mercedes Sosa, Piero y Victor Heredia



   En 1963 se lanzó desde esa provincia el Manifiesto del Nuevo Cancionero, originado en una carta de Mercedes Sosa y su esposo Oscar Matus a Armando Tejada Gómez. Decía que: «El Nuevo Cancionero intenta buscar en la riqueza creadora de los autores e intérpretes argentinos, la integración de la música popular en la diversidad de las expresiones regionales del país. Es así como se propone depurar de convencionalismos y tabúes tradicionalistas el patrimonio musical, tanto de origen folclórico como típico popular».

   Quienes adhirieron desde todo el país fueron entonces denostados y hasta combatidos acusándolos de comunistas o peronistas, aunque los firmantes se expresaban solamente en términos estéticos. Los músicos cuyanos tenían una formación musical poco frecuente. Nunca perdieron de vista la identidad rítmica, y no sólo no se alejaron del paisaje, sino que pusieron en él al hombre, con sus trabajos y sus sueños, afirmados en poetas como Tejada Gómez o músicos como Tito Francia entre otros, el manifiesto circuló por toda América y el mismo Silvio Rodríguez afirma que la Nueva Trova cubana se inspiró en la movida mendocina.

   Vale la pena recordar a Tejada Gómez que compuso canciones con Carmen, quien graba su primer disco para Philips, en 1958 y se radica en Buenos Aires, tres años después. Casada con otro brillante músico, Pedro Belisario Pérez —ya fallecido—, comparten el amor e infinidad de composiciones creadas en sociedad, con el lifting que imponen la modernidad y el talento de ambos en un anclaje estético. Actuará al lado de grandes como Aníbal Troilo, Roberto Goyeneche, Enrique Francini, Mercedes Simone, Astor Piazzolla, Lucio Demare, en un local de Cangallo y Libertad. «Aquella etapa era hermosa. Recuerdo que Piazzolla me decía: «Che negra, traé la guitarra y cantame una milonga...». Con Osvaldo Berlingieri grabaría su tema “Porque vas a venir”, que tiene letra de Mandy (Amanda Velazco).

   Ya no subsiste aquel sustrato bohemio aniquilado por la globalización materialista y el mensaje trasmite otras realidades. Su creación de la milonga reviste aromas de la pampa agreste y el compás del adoquinado bacheado por el tiempo. Un paisaje distinto al de Homero Manzi, Enrique Cadícamo o Sebastián Piana, pero el sentimiento es uno. Carmen maneja un repertorio de llamativa nobleza genérica, con el delicado y módico acompañamiento de la guitarra y su sincopación musical y su voz poblada de melancolías, trasmiten cabalmente los matices de la canción criolla, especialmente la milonga, con pudor y delicadeza remarcables.

   En 1985, con “Siga cantando nomás”, ganó el primer premio del «Certamen Gardel de la canción», con motivo del 50° aniversario del fallecimiento del Zorzal. El jurado lo integraban: Héctor Stamponi, Oscar Cardozo Ocampo y Homero Expósito. La letra es de Héctor Negro. Las composiciones de Carmen son materia de estudio en cátedras de guitarra. Susana Rinaldi paseó sus temas por el mundo, como la festejadísima “De Buenos Aires morena”. Precisamente, La Tana la define cabalmente: «Esta maestra, compositora, cantora, digo, esta artista, le permite a la canción toda nivelar para arriba su importancia y razón de ser...»

      Siempre rodeada de poetas luminosos como el citado Negro (firmó más de 20 temas con él), Tejada Gómez, Cardozo Ocampo, Alberto Oviedo, Mandy (Amanda Velazco), Hamlet Lima Quintana, Mario Clavell, Teresa Parodi, Raimundo Rosales o María del Mar Estrella ha construido en el pentagrama una fecunda iconografía que pauta rítmicamente temas como: “Harina y pan”, “Patente de aprendiz”, “La magia de la lluvia”, “Cuatro pasos” (letra suya), “Milonga por tantas cosas”, “Decime cómo está”, “Palabras finales” (con Mirian Penela), “Milonga de andar con alas”, “Andar de a pie”, “Cuando uno canta”, “Los artistas”, “Soy de un lugar”, “Porque vas a venir”, escorándose hacia la alegoría y redondeando una trayectoria ejemplar de casi 60 años.


   En 1993 ganó el concurso “Homenaje a Yupanqui” con su milonga “Guitarra desolada”, que lleva letra de Julio Fontana. Y sigue allí con su guitarra goteando un tiempo de prisas y angustias, suavizando con sus canciones la deteriorada calidad de vida, recreando un hábitat, emparentando lo culto y lo popular en la textura de su melopea musical. Por algo Eladia Blázquez dice de ella: «Compositora exquisita, dúctil intérprete, excelente instrumentista de la guitarra, a la que domina como muy pocas mujeres han logrado hacerlo».

   Agrimensora lúcida de ese enorme campo que es el canto popular sigue gestando en su guitarra y el pentagrama nuevos hijos musicales, sin renunciar a los ideales que la plantaron en Buenos Aires, con la esperanza viva y alerta, y con una ética profesional irreprochable.

   Sabe que los instrumentos no tienen límite y continúa estudiando a diario para poder construir esas juglarías mágicas que brotan de su encordado. Pese a todo sigue siendo una gran desconocida. Otra vez la injusticia del destino hará quizás que su obra cobre todo el valor que tiene recién cuando ingrese al panteón de los queridos nombres por los que la muerte pasó su dedo.


(Nota mía publicada en la revista "Gilda. Mujeres del tango". Madrid. Diciembre 2003, y en TODO TANGO. Carmen Guzmán falleció en 2012, justo cuando habíamos quedado en encontrarnos un mes más tarde en su casa de la calle Yatay, en Buenos Aires.)

La podemos escuchar cantando una celebrada milonga suya, "De Buenos Aires morena", junto a grandes figuras de la canción.



                          
                    

martes, 24 de agosto de 2021

El espejo hipnotizado

   Marabú, con Di Sarli; Tibidabo, con Troilo; Chantecler con D'Arienzo, con D'Agostino, son ahora los tres refugios bohemios de la medianoche elegante de Buenos Aires de este tiempo.

   Los tres cabarets definen un eje trasnochador en torno del cual se ordena la calle Corrientes, ensanchada y poblada de esos personajes que la ungen gran peña de todos los desvelos.

  Uno sigue siendo Carlos de la Púa "aunque los negocios inmobiliarios, pibe -lamenta un íntimo suyo- lo sustraigan demasiado de la milonga".

                              


   Otro es el discípulo muy preferido de "El Malevo jefe": Barquinazo. Otros: Pepe Razzano, sesentón y copioso caudillo de tertulias hasta el alba, que acarrea en verba y moda a la nueva época giros, hábitos y picardías con el sello de Gardel:
-Chofer, maneje con cuidado que lleva glorias...
-Pero che, quien te hizo ese jetra, ¿un chapista?

   Otros a los que ya hemos encontrado: Cadícamo, Pichuco, Cátulo, Katunga Contursi, Manzi, Ciriaco Ortiz con sus humoradas surrealistas:
-Pobrecita; tan jovata y flaca y teñida: ¡parece un choclo! Bueno, en realidad pasa que está sin terminar: la entregan el viernes. (Pausita) ¿Que si me voy a dormir? Dentro de un rato. Total, llego a casa, me saco dos fotos y me acuesto.

   Algo más allá, en la cervecería alemana "El Ciervo", de Corrientes y Callao -la frontera oeste de la avenida que sigue siendo calle-. se apretuja la barra de los nuevos: Argentino Galván, Stamponi, Duca, los Expósito. El dueño les deja la llave del negocio y se va a dormir.

                                    
Varelita, Gobbi, Piazzolla y René Varela rodean a Lamadrid


   Entonces el negro Lamadrid pone a navegar su vozarrón con la sentina cargada de una poesía inédita. La más osada y la más bella que tiene Buenos Aires de verso "en seco", en ese atrevimiento con que "El Negro" reforma el antiguo chamuyo  arrabalero, casi medieval.
 
   Él le perfecciona su metejón con lo inaudito, haciendo más puntiagudo el arco poético del porteñismo genuino, tierra nuestra del porrón que se hace gótico, pero con la misma ginebra dentro, para hendir lo metafísico:

                                                        "Jamás vi a un pueblo
                                                        que amara tanto y tenazmente
                                                        a las húmedas noches 
                                                        del olvido;
                                                        jamás un pueblo
                                                        fue más amado por sus hijos,
                                                        y sin embargo fuimos
                                                        apaches inocentes
                                                        y jugamos al sino fatalista
                                                        bajo el signo barroco de los Tangos".
                                                        "Oh, Rosa,
                                                        amo tu simple nombre de esperanzas,
                                                        justo en el filo rápido
                                                        donde el hombre es amado por su sombra,
                                                        ese vértice gris y melancólico
                                                        del Tango"
                                                         ...................................................................

                                                        "Este perfil fumado,
                                                        esta ramera,
                                                        este logi afanado,
                                                        esta temperatura de jailaifes,
                                                        me hacen garabatear la fugitiva
                                                        desesperada forma para hallarte,
                                                        para apresarte,
                                                        danza y dolor en el relantiseur
                                                        de espejo hipnotizado, Los dopados.
                                                        Velos aceitunados cuando muere
                                                        el rumor de los tacos de las minas
                                                        y el esguince
                                                        de cinturas apaches
                                                        juega con su diagrama de los cortes
                                                        en las vertebraciones melancólicas,
                                                        me tatúan
                                                        con su linterna parda del coraje.
                                                        Me quema su melena por la boca
                                                        y entro a la torva espuma de los solos".

   
   (Del libro de Horacio Ferrer)

viernes, 20 de agosto de 2021

Ricardo Vidort

 El estilo milonguero y la forma de enseñar y transmitir

La mayoría de ustedes, principiantes, decide aprender a bailar tango porque han visto tango de escenario, bailarines de escena o campeonatos, y piensan que ese es el verdadero tango. Acá se equivocan. ¿Por qué? Porque ese tango es para el show, para el escenario; no es el tango real, lo es el que bailaban miles de bailarines en las milongas de Buenos Aires.

El estilo tradicional de tango es bailar el sentimiento. Tomá el ritmo y ponelo en todo… en tus sueños, pensamientos, tu amor y tu pasión, porque cuando lo hagas, eso es bailar el sentimiento. Empezá a caminar con el latido del tango y vas a tener tu estilo.

                           

Ricardo Vidort bailando con una compañera

Clase de Tango: Una vez que entiendas y sepas cómo caminar con el ritmo que escuchás, vas a empezar a bailar en pareja. Y cuando vayas al piso:

  1. La mujer debe estar parada con su espalda hacia las mesas, porque su primer paso será a su derecha.
  2. El hombre, al contrario, debe estar con su espalda hacia el centro de la pista, porque su primer paso será a su izquierda.
  3. Los dos tienen que caminar o bailar de esa manera, en dirección contraria a las agujas del reloj, manteniendo distancia de la pareja adelante y la de atrás. Esta es la manera correcta de bailar. A eso se le llama “manejar el piso”.
  4. Acordate que bailás por tu propio placer y tu propia alegría, y no para los otros.
  5. Nadie puede inventar el nuevo paso, nadie es el dueño de los pasos, pero sí, vos sos dueño de tu estilo, porque esto está hecho por tu sentimiento.
  • Relajate y respirá
  • Oí y escuchá la música…
  • Elegancia en tu caminar y postura
  • Ahora regulá tus pasos con el ritmo
  • Mujeres: esperen al hombre

  Entonces estás bailando tango

Nota: Ningún profesor, academia ni escuela pueden enseñar el sentimiento. Ese es solo tuyo y del mismo viene tu propio estilo.

* * * * *

Clases de Tango:

Primera clase: explicar cómo relajar, caminar en el rimo, empezar con la postura correcta
Segunda clase: cómo abrazar y caminar juntos
Tercera clase: caminar juntos hacia atrás y hacia adelante y cruzar
Cuarta clase: cómo doblar a la derecha
Quinta clase: cómo doblar a la izquierda
Sexta clase: corridas adelante
Séptima clase: corridas atrás

Octava clase: Fundamentos del tango milonguero

1. El abrazo y el sentimiento
2. Encontrá TU sentimiento, endosáselo a tu pareja
3. El cuerpo como recipiente muscular
4. Los pies y el pecho – al mismo tiempo
5. Energía – cómo influye la tercera chakra (solar plexus) en ambos
6. La elegancia surge cuando caminás con la música de manera natural
7. Bailá para tu pareja, no para el público
8. La mujer y la música son siempre las primeras
* * * * *

Las notas de la clase

  1. Cuál es el estilo del tango milonguero?
  2. Los pasos y el sentimiento
  3. Bailar tango con diferentes expresiones del sentimiento (con los mismos pasos), por ejemplo: D’Arienzo y Fresedo
  4. El cuerpo piensa. ¿ dónde está el baile?
  5. ¿Por qué todo el tango son solo 7 pasos? Cuántas combinaciones puede haber?
  6. ¿Qué viene primero; la música o los pasos y las figuras?
  7. Elegancia es caminar, qué hace el hombre para transmitir su fuerza y energía a la mujer, y vice- versa?
  8. Evolución e involución del tango como baile.
  9. ¿La verdadera esencia del tango está muriendo?

* * * * *

La primera fase del tango está en su historia, cómo se originó, las diferentes influencias de otras músicas, ritmos y especialmente cómo lo sintieron sus músicos y poetas. Historia de las diferentes orquestas (Canaro, Troilo, Di Sarli, Biagi, etc.).

Las demostraciones….

  • Posturas – femenina y masculina: abrazo, eje, el ángulo del cuerpo
  • Posición, importancia de la tercera chakra de cada uno
  • Cómo lidera el hombre, cómo recibe la mujer al ser liderada (esperando)
  • La importancia del trabajo de los pies, posición, por qué el metatarso? – su fuerza y dirección
  • Caminadas en sus formas: izquierda, derecha y centro
  • Rotaciones para cambio de direcciones
  • Vueltas hacia izquierda y derecha
  • Corridas: al frente, costado, atrás y en caracol
  • Puentes
  • Calesitas
  • Balanceo, hamacando
  • Cadencia
  • Pausas
  • Visualizar y ver dónde va protegiendo a la mujer:

Todo lo expuesto necesita:

  1. Musicalización (ritmo)
  2. Sentir, porque el cuerpo no escucha, siente.
  3. Traspié
  4. Códigos, ética y educación de la milonga
  •  Síncopa (ritmo)
  • Improvisación
  • Percepciones
  • Compatibilidad
  • Engaños
  • Amagues
  • Tiempo y espacio
  • Comprender la música: (pregunta, pausa, respuesta)

Conceptos:

  • Relajación … Trae: sensibilidad, confianza, quietud, cambio de peso en cada paso y el magnetismo de la música en el cuerpo.

Todo el aspecto del tango posee fuerza psíquica y espiritual. El maestro debe ver en cada alumno su propio feeling que a su vez, es distinto de cualquier otro y dentro de él corregir y enseñar lo conveniente. No comenzar enseñando pasos.


(N.de la R. Ricardo Vidort (1929/2006) fue un reconocido milonguero y maestro que impartió clases en varios países y a conocidos profesionales. Podemos verlo incluso bailando con una de sus varias compañeras, Myriam Pincen, el tango Comme il faut por la Orquesta de Carlos Di Sarli)

                                   


                                  

domingo, 15 de agosto de 2021

Secretos sobre las milongas...

 Donde el tango vive de lunes a lunes.

   La milonga es descubrimiento, encuentro, es el juego, es la metáfora, es un salón y una plaza, es un estilo de vida, es aprendizaje, es cultura, es el abrazo y el corazón que palpita, es una meritocracia, es el hombre y la mujer -el macho y la hembra- y es a la vez inclusiva, es anónima y popular pero no es masiva, es identidad, idiosincrasia, ADN, patrimonio nacional, es caminar y es improvisar, es la individualidad en una ceremonia social, es la resistencia y la resurrección, es como Shakespeare o como Bach, es el caldero donde se produce la magia, es Buenos Aires y los planetas en el cosmos, es un carro de dos ruedas, es la interpelación de la tierra, es donde un don nadie puede serlo todo, es conexión y no es superficialidad, es libido y es comunión, es el señor que va a tomar mates a la plaza para que la plaza no desaparezca.

   La milonga son todas esas definiciones textuales de los milongueros, de los nuevos y los viejos, los de acá y los de allá, sin género, edad y nación. Las descripciones son ambiguas y contradictorias pero convergen en un denominador común: la resistencia.

   En El Beso, Canning y La Viruta el tango vive. Es allí donde los sentidos del tango se corporizan, donde la danza, la musicalidad y la interpretación se ejerce y se completa. Los eventos, los homenajes, los concursos podrán potenciar su comercialización. Pero el tango se refugia -puro y vital- de lunes a lunes en las milongas.

                             


 
   Es martes y son las doce de la noche. Jorge Juanatey es un habitué. Está vestido impecable y tiene un prendedor con la bandera argentina. Su vozarrón se escucha entre la multitud. Se encarga de presentarla, con sus códigos, sus normas y sus actores. El que dice que la milonga es una metáfora de la vida, también dice que está regida por códigos bastante estrictos, que se bailan en tandas y que cada tanda tiene cuatro tangos, cuatro valses o tres milongas.

   Jorge García: “No es una terapia, es un sentimiento. A mí me hierve la sangre cuando bailo”.

   Precisa que en El Beso las mujeres están de un lado y los hombres del otro. La segmentación obedece a una tradición y permite que se cumpla el rito del cabeceo. "Invitamos a bailar a las mujeres con un cabeceo pero para eso tienen que estar mirándonos, se tienen que encontrar las miradas. Si la mujer no me mira, no quiere decir que no me vea, porque a lo mejor ve que la estoy mirando pero quiere bailar con otro y no me mira porque va a estar obligada a rechazar o a aceptar. Es mucho más elegante que no me mire. Lo mismo hace el hombre cuando ve que una mujer lo está mirando. Pero en realidad, siempre quien decide es la mujer", explica Jorge.

   Para un milonguero, la humillación es el rechazo de una mujer al borde de la mesa. "El papelón sucede una vez. Es un aprendizaje. La milonga se ocupa de enseñarte".

   "Tiene algunas reglas básicas que no deben negociarse: el abrazo, el abrazo es fundamental, el abrazo cerrado, la musicalidad, bailar al piso y respetar a los demás. Se baila en sentido opuesto a las agujas del reloj y en anillos, el que baila en el anillo de afuera no debe salir de ahí. Y sólo establecemos contacto verbal con la mujer entre tango y tango. Mientras bailás no se habla, se baila", instruye.

   Devela la multiculturalidad de la milonga y la describe como una meritocracia: "Acá vas a encontrar sentado uno al lado del otro a un carnicero, a un abogado, a un juez, a un médico, a un ladrón. Nosotros no hablamos de nuestra vida privada".

                               


   Ese mismo martes, de madrugada, Omar Viola dirá algo parecido. Está vestido con un chaleco, más informal. Habla con la misma pasión y entusiasmo. El organizador de la milonga Parakultural que se celebra en el Salón Canning descubre la heterogeneidad de los asistentes: "La milonga tiene que estar abierta a todo el mundo. Es como una plaza. No podés decirle a un travesti que está sentado en el banco de la plaza que se vaya, porque tiene tanto derecho a estar ahí como un niño, un jubilado o un empresario. Ahí todos confluyen. En la milonga también: acá hay de todos los oficios. Mecánicos, psiquiatras, científicos, verduleros, peluqueros", enumera.

   Omar Viola: “Quien estudia al tango y no conoce la milonga, algo le falta”.

   Para Omar eso es cultura, sin más. El que define a la milonga como un encuentro anónimo y popular -"el caldero donde se produce la magia"- dice que "el tango resistió en la milonga, por su calidad en la conservación y por la escucha del material. Así como Shakespeare aún vive, con el tango pasa lo mismo. Tiene calidad orquestal, musical, riqueza poética y simbólica. Pero el baile es lo que lo reanimó, porque el tango vuelve a estar vigente porque se lo baila, sino estaría solo en discos".

   Mientras desmenuza la naturaleza de la milonga, encuentra nuevas metáforas para describirla. A veces gira la cabeza y vuelve a contemplar la pista, donde la gente baila. Pareciera inspirarse: "El tango se completa en la milonga. Acá tenés la posibilidad de meterte a la pista y ser protagonista, ser vos el intérprete de esa música". Por eso defiende la orquesta: "Cuando hay música en vivo, nadie es igual. Ni el músico toca como tocaría si no estuviese la gente, ni la gente baila como bailaría si no estuviese el músico".

   Y pondera la esencia de la danza, que no es más -dice- que interpelar la tierra con una caricia: "Porque la milonga también es improvisación. Cada uno baila distinto y genera dibujos distintos. Cuando alguien te dice que bailás bien, es porque caminás bien. El tango es caminar, no se trata de grandes figuras, de cosas complicadas. Se trata de moverse cómodamente e improvisar juntos".

   Es martes a la noche y mientras la ciudad duerme, el tango se rejuvenece al compás de cientos de personas que bailan de madrugada. Hay hombres bailando con mujeres y hombres bailando con hombres. Hay profesionales y novatos. Con zapatos y con zapatillas. Con ojos y abrazos cerrados. Cada milonga tiene su religión. "El macho y la hembra", los roles establecidos, son formas delimitadas para cuidar la tradición del tango, reglas que confrontan con la apertura cultural de otras milongas.

   Marcela Conti: “Un profesor de tango me decía que el tango son dos ruedas de un mismo carro: si una anda mal, anda todo mal”

   Es viernes a la noche, aunque en realidad ya se convirtió en sábado a las dos de la mañana. En La Viruta, dos bailarines profesionales que no superan los 35 años destacan los cambios sociales que perciben: "Históricamente en el tango invita a bailar el hombre y la mujer acepta. Pero hoy en día las mujeres también invitan a bailar. Y algunos hombres están a gusto con eso y otros hombres no. Ahora se pueden ver dos hombres o dos mujeres bailando en la pista y está todo bien", apuntó Leonardo Pankow.

   Sus límites tampoco son tan rígidos. Marcela Conti desaprobó las condiciones que prevalecen en algunos salones: "En la milonga no debería haber barreras entre la gente. No importa el estatus social, a qué se dedica, la nacionalidad, o si es bailarín profesional o social. La milonga tiene que ser inclusiva. No importa si lo hacés bien o lo hacés mal, lo importante es conectarse con el otro".

   Ambos encuentran otra libertad en la danza y en la atmósfera. Pero reinciden en la condición primordial de la milonga: el rescate. "La milonga es el corazón que late todo el año. Hay eventos que hace que el tango dispare. Pero esto se vive todo el año, temporada alta o temporada baja, de lunes a lunes. Sin la milonga, el tango muere. Es la resistencia, es el encuentro con otros y con uno mismo".

                                     


   Esa resistencia tiene reminiscencia histórica. Jorge Juanatey cuenta que el tango estuvo 30 años en hibernación cuando los sellos de grabación entendieron que el negocio estaba en la nueva ola de la música. Eso repercutió en la degradación del tango: el cambio de paradigma produjo menos músicos y menos poetas. "Pero quedaron algunos que resistieron ferozmente. El lugar donde resistió el tango fue la milonga. Acá siempre hubo tango. Si no se hiciera nada, el tango igual va a sobrevivir. Porque está en nuestro ADN. Es lo único que puede explicar que al estar escuchando esto (de fondo suena Aníbal Troilo) se me ponga la piel de gallina".

  Jorge, cuando era chico, escuchaba a los Beatles. Omar seguía a Manal y a Almendra. Los dos narran cómo heredaron la devoción por el tango. "Con mi viejo escuchábamos en la radio el fútbol y el tango. Él me contaba las orquestas que iba a ver: se tomaba un colectivo en Lanús, iba a la calle Corrientes, se tomaba un café, pagaba diez centavos y se escuchaba cuatro orquestas cuando tenía 18 años. Yo, a esa edad, escuchaba otras cosas pero también me gustaba el tango", recuerda Omar.

   "Mi papá era bailarín de tango, pero a mí me gustaban los Beatles, no me gustaba el tango. Un poco por oposición a él, como hacen la mayoría de los hijos adolescentes. Hasta que un día mi viejo me dijo: 'No te hagas problema pibe, el tango te espera'. Y fue así. El tango me esperó. Vine acá y empecé a bailar. Forma parte de nuestra identidad, de nuestra cultura, te regala emociones enormes. Cuando pases por la experiencia de tomar una mujer en tus brazos y sentir que se estremece, vas a entender mucho más de lo que te estoy contando", concede Jorge.

  La máxima del padre de Jorge no es de él. La pronuncia también Marcela Conti, que nació tres décadas después. Ambos parafrasearon a una eminencia y recurrieron a la misma figura literaria: "El tango está dentro de todos, es nuestra idiosincrasia, solo hay que descubrirla. Troilo decía: 'el tango te espera'. Cuando lo empezás a curtir, te das cuenta que siempre fuiste un tanguero".

   El sol del sábado asoma tímidamente. El raid de milongas había empezado una fría noche de martes. En La Viruta, mientras la música gira y la gente se mueve, el tango se parece a ese juego que también hacen los planetas en el cosmos. Una estrategia para nunca parar y eternizarse. La milonga termina para descansar, con un café y las medialunas del amanecer. Mañana volverá, como ese señor que va a tomar mates a la plaza para que la plaza no desaparezca.

Milton del Moral (Infobae) 2018

lunes, 9 de agosto de 2021

Vida querida

   En estos días de verano tórrido, las playas del sur y del norte me han dado la energía necesaria como para seguir rememorando etapas del tango que dejaron huella. Hoy, por ejemplo escucho a Fresedo, que es un poco la matriz de Di Sarli, con el predominio de los violines, además de otros instrumentos que fue introduciendo como el arpa o la percusión, dándole al conjunto un aura refinado pero llegador.

   Sus cantores, especialmente Roberto Ray y Ricardo Ruiz se identificaron plenamente con el estilo de la orquesta y sembraron junto a ella páginas de gran valor, cuya calidad ha quedado garantizada ab initio. Todo construido alrededor de un tono y eso es importante. Preludia el punto vélico, el centro justo de la interpretación musical-poética.  

                              

Osvaldo Fresedo y Ricardo Ruiz

  Esa mezcla de gravedad y ligereza tan fresediana aún perdura en la memoria sentimental de muchos porteños, aunque haya sido adoptado especialmente por las clases altas.  Bailar Fresedo se convierte en un encuentro sutil, estético y profundo en la pista. Las voces de Ray y Ruiz son ricas en las imágenes que cantan y los ecos musicales que las acompañan. La pasión es el filón creativo.

   Hoy, por ejemplo acabo de escuchar este tema del título, que algunas veces pincho en la milonga y que a mí me llega especialmente, en la algarabía social del baile. Quizás no contenga los ligámenes de aquellas piezas que nos sacuden de inmediato y nos llaman instantáneamente a la pista. Tal vez sea más llegadero escuchándolo desde la silla del escritorio por la perfecta conjunción de orquesta-cantor.

   Pero, de todos modos creo que vale la pena dedicarle unos párrafos. Los versos, sencillos, cortos, son de Juan Carlos Thorry, que antes de dedicarse al cine y al teatro como galán-actor-comediante, llegó de Coronel Pringles (Provincia Buenos Aires, a unos 520 kilómetros de la capital), a la ciudad porteña para estudiar Derecho. En las horas libres concurría con algunos compañeros a los cabarets de moda y se fue metiendo en el tango, componiendo varias piezas de mucho recorrido. Incluso debutó como cantor con la orquesta de Fresedo, grabando algunos temas con la misma.

                                        


   Los versos de Vida querida, que fue uno de los temas propios que más le gustó a Thorry -gran comediante y galán coleccionista de hermosas compañeras-, son sencillos, no tienen nada de especial, aunque rememoran un amor juvenil que quedó atrás, en su ciudad natal. Un recuerdo emotivo, sin mayor profundidad. Ricardo Ruiz canta solo la primera y segunda parte del tema y en este caso, realmente embellecido por la música del pianista Eduardo Scalise, podríamos decir que la brevedad es el alma.

Noviecita de mi vida provinciana,
Buenos aires de tu lado me llevó,
cuando las ansias promisorias de un mañana,
nos separaron, triste el alma...

Noviecita, un juramento nos unía,
fue el primero nuestro beso del adiós
y al alejarme de ti, mi musa buena
concibió el verso aquel que nos diera amor.

Vida, vida querida,
ya no sé como llamarte
para poderte explicar
que la vida para mí, sin vos,
sólo es pesar.
Vida, vida querida,
siempre así he de llamarte,
y esa frase de pasión
la dirá en cada latido
mi corazón.

   Osvaldo Fresedo con su orquesta y Ricardo Ruiz cantando los versos, lo grabaron el 10 de mayo de 1940. Cabe señalar que Ignacio Corsini también lo llevó al disco.

                                          


miércoles, 4 de agosto de 2021

La ciencia baila al compás del 2 por 4

 Un grupo de investigadores del Consejo vincula el tango con la capacidad predictiva del cerebro.

   La vida es impredecible a pesar de los esfuerzos por controlarla. Es el cerebro humano el órgano proactivo que se encarga continuamente de hacer predicciones sobre eventos futuros. Esa direccionalidad que pone énfasis en un “adelante” tiene una gran implicancia social ya que permite, entre otras tantas cosas, una rápida adaptación al entorno.

   Para estudiar esta curiosa y poco develada capacidad, Agustín Ibáñez, investigador independiente del Consejo en el Instituto de Neurología Cognitiva de Buenos Aires (INECO) pudo, junto a Lucía Amoruso (ex becaria del CONICET) y un grupo de investigación, desentrañar algunos de los mecanismos que permiten anticipar acciones, y lo hizo estudiando a bailarines de tango. Pero, ¿cómo se puede vincular esta danza con la neurociencia?

   Ibáñez responde a esta pregunta explicando que el tango tiene características peculiares ya que, por ejemplo, requiere de sintonización y coordinación en el espacio-tiempo en cercanía con otro cuerpo. Además, incluye variaciones rítmicas, fluctuaciones en la velocidad e incorpora la improvisación, acción que obliga a los bailarines a ser capaces de anticipar la cinemática del otro cuerpo.

   Esta capacidad predictiva que está presente en los bailarines, pero además en todas las personas, depende de una red cerebral extensa, que incluye las áreas frontales, temporales e insulares, que son las que están involucradas en la anticipación, la experiencia y la relevancia emocional, respectivamente. “Esto hace que una persona pueda interpretar de la mejor manera posible los eventos del mundo y construir así expectativas sobre lo que es mas factible que ocurra en una situación determinada”, establece el investigador. En este sentido, esta capacidad cerebral es comparable con las anticipaciones que se hacen las personas cuando se dice que usan el ‘sentido común’.

                     


   Los investigadores trabajaron, entre otros, con los subcampeones mundiales de tango  “Filmamos 500 videos y estuvimos un año validándolos. Luego seleccionamos imágenes de cinco segundos en las que se veían pasos perfectos, con un error grueso o con errores sutiles. Finalmente, les pedimos que los miraran y nos dijeran si había ocurrido un falla, mientras registrábamos la activación de ciertas regiones del cerebro con electroencefalograma de alta densidad”, detalla Ibáñez.

   Entonces se registró la actividad cerebral de ochenta participantes subdivididos en las categorías: expertos, principiantes y novatos. “Tomamos nota de la actividad ocular, las respuestas conductuales y cerebrales colocando una malla de sensores que miden la actividad conjunta de miles de neuronas que se disparan sincrónicamente en la corteza”, dice Ibáñez.

   Pero – y como agrega el investigador– “esto es como si colocáramos un micrófono en un estadio de fútbol: se puede captar el grito coordinado de la hinchada si su equipo mete un gol, pero no es posible determinar las conversaciones individuales de las tribuna, ni discriminar cuales son los espectadores que cantaban el gol y cuales no. En vistas de esta desventaja lo que queda es una medida ‘gruesa‘ de la actividad masiva de las neuronas”, destaca.

                                   


   Otro de los elementos estudiados fue una onda cerebral que refleja eso que el cerebro predice o espera que ocurra y su contraste con lo que efectivamente pasa. Las pruebas resaltaron la importancia de la experiencia, ya que si una persona tenía no tenia alta experticia, y por ende no estaba muy familiarizada con los movimientos del tango, su capacidad para detectar un pie fuera de lugar sería prácticamente nula. Ibáñez resalta que ”contrariamente, una persona que toma clases de manera intensiva, durante años, poseerá un conocimiento experiencial en su sistema motor que le permitirá, al observar los movimientos iniciales de un paso, reconocer de qué paso se trata, generar predicciones sobre cuál será su desenlace y detectar, si los hubiera, errores en su ejecución”.

   De esta manera, el estudio reveló que el cerebro de un novato procesa los pasos según van ocurriendo y que los errores gruesos los identifica como si fueran “cosas raras”, en cambio, el de un experto pone en juego regiones que procesan el lenguaje e interpreta mucho antes el error que está por venir. La conclusión inevitable es que mientras más se practique más facilidad se adquirirá para predecir fallas, y solucionarlas. “Observamos que incluso antes de que se iniciase el error – específicamente 400 milisegundos antes de ello- , y varios segundos antes de que los sujetos decidieran conscientemente si había o no un error, la actividad del cerebro de los tangueros expertos ya estaba detectando algo extraño en la escena”, cuenta.

   Hasta el momento no se había llevado a cabo ningún trabajo científico que vinculara al tango y su efecto sobre la plasticidad del cerebro y qué rol juega la experiencia en la actividad cerebral cognitiva. “Los estudios con danza realizados a la fecha usaron videos que muestran un único bailarín mientras al equipo le interesaba ver qué pasaba cuando se observaba a una pareja realizando los movimientos. Igualmente, ningún estudio previo había mostrado como la experticia produce cambios en la actividad cerebral evocada por la observación del baile”, concluye.

Jimena Nazer

                                   


 

lunes, 2 de agosto de 2021

Milongueando con los cantores

   Se dio juego de mar y arena y las vacaciones estivales me llevaron primero a las playas del Mediterráno, el regreso a Madrid y la segunda parte del disfrute estival en el Mar del Norte. Allá donde es digno de admirar el verdor, las montañas llenas de árboles y las bellezas paisajísticas de Asturias, además de su buen llantar. O enyantar como le llamamos por allá abajo.

   Y en estos viajes es recurrente, por lo menos en mi caso, ir provisto de abundantes cds. con tangos, valsecitos y milongas. Es también una manera de hacer más placentero el camino y de paso dejar que revoloteen los recuerdos amontonados a través de los años, con aquellas orquestas y cantores inolvidables. La música que extrañamos tanto en la milonga, esa que el coronavirus nos cortó desde Marzo del 2020.

   Como voy recreando los temas entre los escenarios que vamos atravesando, cada uno me trae una motivación y justamente estaba pensando, ante el desfile de las distintas orquestas, cómo influyeron también los cantores del cuarenta en nuestro circular por las pistas. Aquellas duplas maravillosas que marcaron toda una época y siguen alimentando nuestras ansias bailables: Troilo-Fiore, Di Sarli-Rufino, D'Agostino-Vargas, Tanturi-Castillo, D'Arienzo-Echagüe, Caló-Berón y tantas otras.

                                       

Troilo y Fiorentino

   Troilo tuvo, sin la menor duda, a los mejores cantores. Todos los grandes pasaron por su orquesta. Nombrar a Floreal, Marino, Rivero, Goyeneche, bastaría como síntesis de ello. Pero esos 71 temas que grabó con su primera orquesta, Orlando Goñi en el piano y Fiorentino cantando en 60 de ellos, son la fase más bailable de Pichuco, aunque siempre fui y seré fan suyo. La voz del tano Fiore es musical, además tocaba el bandoneón y Troilo lo modeló para que fuese un instrumento más de la orquesta. Ni antes ni después fue ese Fiore que nos lleva en volandas por la pista con Goñi y con Pichuco. 

   La yunta D'Agostino-Vargas fue uno más de los milagros del tango y otro bocatto di cardinale para los que dibujamos en el parqué. La orquesta suena ideal para milonguear, y eso lo cuidó D'Agostino al mango, pero, curiosamente, mientras Vargas fue su cantor, prácticamente estuvo presente en casi todas las grabaciones. Entre 1940 y 46,  el cantor de Parque Patricios llevó al disco 94 temas con D'Agostino y el conjunto apenas registró 8 temas instrumentales. ¿Te imaginás bailando Tres esquinas, el Trece, Esta noche en Buenos Aires o Tristeza criolla, con la voz de Angelito Vargas?

   La orquesta de Di Sarli es una de las preferidas por los milongueros. Y es que la mano zurda del dire, marcando tiempos y floreos, y los violines acariciándote el alma, te llaman a buscar pareja de inmediato. Cuando comenzaba con su formación, luego del sexteto, en 1939, descubrió al Pibe Rufino y era lo que le faltaba para arrancar con todo. El cantor tenía 17 años cuando grabó su primer tema con Di Sarli: "Corazón"- y fue un campanazo. El Señor del Tango tuvo muy buenos cantores, como Podestá o Durán, por ejemplo, y con todos ellos bailamos muy bien, pero esas 45 páginas que dejó grabadas Rufino, nos siguen alimentando el ansia milonguera.

   Ricardo Tanturi con su formación, tallando fuerte entre las grosas, puede ser otro ejemplo de la importancia que tuvieron los cantores en aquella etapa insuperable del tango. Orquesta rítmica al mango, revolucionó todas las formas cantables cuando incorporó a su conjunto al cabezón Alberto Castillo. Su modo de vestir y su reaje en la interpretación lo consagraron rápidamente. Aquellas frases cantadas en los barrios: "Qué saben los pitucos, lamidos y shushetas; qué saben lo que es tango, qué saben de compás. / Aquí está la elegancia, qué pinta, qué silueta!/Qué porte, qué arrogancia, qué clase pa'bailar!", sellaron su estilo. Y Tanturi, como D'Agostino le dio preeminencia a los cantores. Cuando se fue Castillo y se presentía el bajón de la orquesta, Tanturi encontró a Enrique Campos, un cantor totalmente distinto, que sin embargo, con su estilo, le dio nueva vida al conjunto. En total, la orquesta grabó 15 temas instrumentales entre 1937 y 1944. El resto fueron cantados y nosotros muy agradecidos.

                                         

D'Agostino-Vargas

   Osvaldo Pugliese arrancó yumbeando y ganando desde la salida. Fue creciendo armónica y musicalmente, especialmente con los hermosos arreglos de él y sus músicos. Tuvo cantores de peso como Chanel, Morán, Montero y Maciel entre otros. Fue la orquesta con la cual bailé más veces en vivo. Y reconozco que me encanta tener la compañera ideal para bailar Pugliese. El flaco Morán mató, las mujeres lo adoraban y dejaban de bailar para escucharlo y verlo cerrar los ojos y desangrarse en Pasional o Barro, entre muchos otros temas. Como musicalizador, me gusta poner los instrumentales de Pugliese. Y si elijo alguno cantado  me decido por Chanel. Da el tono justo y te acompaña.

   ¿Y qué me contursi de D'Arienzo..? La pista arde cuando suena uno del Rey del compás. No te podés perder esa tanda ni loco. Hay que pisar el acelerador a fondo. Ya sean instrumentales o cantados. Tuvo numerosos vocalistas, algunos realmente notables como Mauré, por ejemplo. Pero Echagüe es D'Arienzo, como Fiore es Troilo, o Vargas: D'Agostino. Grabó tanto que tenés para elegir. No desdeño  los de Laborde que llevó al disco  145 temas con D'Arienzo y algunos fueron exitazos. El dire supo encauzar a todos sus cantores y algunos como Valdez también pegaron fuerte. Lo cierto es que pongas lo que pongas, con D'Arienzo y sus cantores baila hasta el camarero...

    Osvaldo Fresedo dejó una estela enorme con su orquesta y sus composiciones. Fue como una caricia para las costumbres de la época. Siempre le dio importancia al tango cantado y su hermano Emilio creó versos musicalizados por él, que siguen sonándonos familiares y entrañables para bailar. Tuvo dos cantores, especialmente, que no solamente encajaron con el "estilo Fresedo", sino que le dieron trascendencia a los temas que interpretaron. Fueron Roberto Ray y Ricardo Ruiz -mi preferido-. Y bailar Aromas cantado por Ray o Después del carnaval por Ruiz, son un gustazo bárbaro.

                                   


  La de Miguel Caló, también es una orquesta que no falta nunca en la milonga. Tuvo muy buenos músicos en su orquesta, pero Caló también fue de los que privilegiaron los temas cantados sobre los exclusivamente musicales. Para ello contó con un vocalista de primer nivel como Raúl Berón y con otro que se adaptó muy bien a la orquesta,  Raúl Iriarte, quien dejó dejó nada menos que 60 temas grabados con esta formación. Pasaron muchos otros por la orquesta pero esos dos citados fueron los que crearon éxitos de lunga duración. Y los seguimos bailando con ganas. 

   En aquellas  décadas del cuarenta-cincuenta, los grandes poetas del tango crearon páginas de enorme calado que continuamos escuchando en la voz de aquellos cantantes y en la de los actuales.  Temas que desafían al tiempo y que son los que hicieron perdurar el espíritu y su universalidad actual, junto a los compositores de todas las épocas. Los cantores de orquesta los llevaron al disco y a las pistas de baile. 

   Y no fueron solamente los citados. Hubo otras duplas que también nos muestran el calibre interpretativo de orquesta-cantor, como Biagi-Ortiz, Demare-Berón-Miranda, José García- Alfredo Rojas, Ricardo Malerba-Orlando Medina, Canaro-Roldán-Famá, Donato-Lagos-Lita Morales, De Angelis-Dante-Martel, Gobbi-Ángel Díaz Díaz-Maciel, Enrique Rodríguez-Armando Moreno, Laurenz-Podestá-Bermúdez, Basso-Floreal-Belussi-Durán, Francini/Pontier-Sosa-Podestá-Florio, Incluso Varela-Ledesma-Lesica-Lavié-Falcón o Salgán-Paya Díaz- Deval-Rivero-Goyeneche. Aunque en estos dos últimos casos no cuentan para la milonga pese a que hayan tenido éxito y Salgán fuera un grande de verdad. 

  Mirá, pongo al voleo dos temas cantados y bailados  para iluminar los recuerdos milongueros... Pero los disfrutamos mejor bailándolos como lo hacen estas parejas. ¿O no?