Translate

martes, 31 de octubre de 2023

El lunfardo en el Tango

   Hoy tengo ganas de darle caña al lunfardo. Esa jerga que adoptamos en los aledaños del Río de la Plata y que es un equivalente del Caló, bribia, germanía que se habla en España. O el Gergo italiano. También podemos compararlo con el Slang de Gran Bretaña y Alemania, o el Parlache de Colombia. 

   Y así podríamos seguir con el Jeringa peruano, el Coa de Chile o el Gripsera de Polonia y comprobaremos que no somos los únicos que usamos una jerga, que no es un idioma, porque -como señala Oscar Conde- las palabras que lo componen son esencialmente verbos, sustantivos y adjetivos –de manera tal, que carece de pronombres, preposiciones, conjunciones y prácticamente de adverbios–.  

   Y porque utiliza la misma sintaxis y los mismos procedimientos flexionales que el castellano. No es posible hablar completamente en lunfardo, sino a lo sumo: “hablar-con-lunfardo”.
                             



    Evidentemente existe un dialecto rioplatense o porteño de la lengua española, pero eso implica la confluencia de distintos elementos, además de aquellos que pertenecen al campo lexical: una fonética determinada –un modo particular de pronunciar la ese, la ce, la ye, etc.–, la existencia de pronombres alternativos de según la persona -“vos” y “ustedes”-, que son distintos de los pronombres del español estándar “tú” y “vosotros” etc. 

   Los inmigrantes italianos que llegaron en grandes cantidades a Buenos Aires, la mayoría procedentes de Liguria, Lombardía y Piamonte, nos contagiarían muchas de sus palabras como Gamba, Facha bruta, Papagayo, Chitrulo, Bulín, Malandrino, Peringundín, Chantapufi, Sotamanga, Deschavar, Sopresata, Radicheta, etc.

   Por tratarse de un lenguaje popular que se iría transformando en la charla diaria, no podía faltar en el tango. Y el primer tango que graba Gardel, en 1917, lleva toda la carga lunfarda que le endosa Pascual Contursi a Mi noche Triste.

                               



   Contursi fue el creador del Tango-canción, dado que hasta su intervención, los Tangos no llevaban letra y eran instrumentales. Había nacido en Chivilcoy, trabajaba en una zapatería céntrica de Buenos Aires y en 1914 se radicó en Montevideo donde cantaba. Allí se le ocurrió la idea de ponerle versos a los tangos y sin consultar con sus autores, lo hizo con Ivette, de Costa Roca, Mi noche triste, sobre el tango Lita de Samuel Castriota, Flor de fango sobre la música de El desalojo y otros.
 

   En 1917 Gardel descubre esos versos de Contursi y canta Mi noche triste en el teatro Esmeralda, grabándolo luego. Manolita Poli, a instancia de Gardel, lo interpreta en abril de 1918 en una obra de teatro: Los dientes del perro, y lo consagra definitivamente.
 

   A partir de ahí comienzan a surgir los sucesores de Pascual Contursi, que prácticamente trabajan sobre el estilo contursiano. Así los Celedonio Flores, Discépolo, Vaccarezza, Romero, García Jiménez, surten de piezas a los cantantes que se entronizan en el tango: Los Gardel, Magaldi, Corsini que indican el camino a sus continuadores.


   Y los lunfardescos versos de tango, consagrados en Buenos Aires, se desparraman por toda América y Europa instalándose para siempre en el gusto popular. 

   Percanta que me amuraste... Con estas parolas lunfas arranca el tangazo de Contursi…


   Podemos recordarlo en la versión de Aníbal Troilo, cantando Edmundo Rivero grabado el 30 de junio de 1949.

                               




viernes, 27 de octubre de 2023

Arrabalera

    Este tango de Cátulo Castillo y Sebastián Piana (dos grosos muy grosos del tango) fue creado como leit motiv para gloria de Tita Merello que se vio reflejada y radiografiada en los versos de Cátulo. Además, la música que le imprimió Piana, hacían restallar aún más aquello de. "Arrabalera / yo soy propia hermana entera / de Chiclana y compadrón "... 

   He  contado alguna vez que compartí mesa con ella, cuando ambos trabajábamos en la editorial Perfil. Yo era Jefe de redacción en una revista deportiva y ella escribía su página en una revista, que era especial para damas y traía información de todo tipo para ellas, con firmas destacadas. Fui a tomar un café al Bar-restaurante de la Editorial, en un descanso y ella estaba sentada en una mesa sola. 

                                           

Laura Ana Merello


   La saludé, me saludó y como en ese momento éramos los dos únicos parroquianos , me dijo: "Sentate aquí... si querés...". Por supuesto, acepté la invitación, charlamos de nuestras ocupaciones y como yo la había visto en teatro y conocía sus registros con Canaro, le fui nombrando algunos de sus éxitos, que realmente eran pegadizos y exitosos.

   Y entonces comenzó a deschavarse, a sacar a relucir su sino con la vida, con los hombres que en algún momento fueron compañeros de vida... pasajeros. Y llevaba como una mortaja todo aquello que recordaba. Yo no la interrumpía, por respeto y porque en su confesión notaba el dolor. Claro que no entendía por qué me lo contaba a mí.

   En un momento dado, más distendidos, le recordé su interpretación de Arrabalera. Y me contó que lo habló con Cátulo y que le pidió lo escribiera en exclusiva para ella. Lo estrenaría en la película del mismo nombre dirigida por Tulio Demicheli sobre guión de Ulyses Petit de Murat y Demichelis, basado en la obra Un tal Servando Gómez, de Samuel Eichelbaum. Se estrenó el 25 de abril de 1950, con Tita, Santiago Gómez Cou y Mario Fortuna como actores principales.

                                   


     

   Los versos de Cátulo no pueden ser más ilustrativos sobre el personaje interpretado por Tita. Viene a a ser como una auto-pintura de ella, de su vida, su infancia triste -no conoció al padre que murió antes que ella cumpliera un año-, de su modo de ser, de su chamuyo arrabalero y el modo de deschavarse sin rencores ni arrepentimientos. La versión cruda y valiente de la artista y cantante.

Mi casa fue un corralón
de arrabal bien proletario,
papel de diario el pañal
del cajón, en que me crié...
Para mostrar mi blasón
pedigree modesto y sano,
Oiga, che... Presénteme...
Soy Felisa Roverano...
Tanto gusto... No hay de qué...

Arrabalera,
como flor de enredadera
que creció en el callejón...
Arrabalera,
yo soy propia hermana entera
de Chiclana y compadrón...
Si me gano el morfi diario,
qué me importa el diccionario
ni el hablar con distinción.
Tengo un sello de nobleza...
soy porteña de una pieza...
tengo voz de bandoneón.

Si se le da la ocasión,
de bailar un tango “arrespe”,
encrespe su corazón
de varón sentimental...
Y al revoliar mi percal
marquemé su firulete,
que en el brete musical,
se conoce... ¡La gran siete!,
mi prosapia de arrabal. 

   Realmente, un dibujo muy ilustrativo y real de la Tita que luego encandilaría a los espectadores en el cine y en el teatro con la representación de este tema que pasó a ser su muletilla en los escenarios. Quizás nunca fue más auténtica...  Lo llevó al disco con la orquesta de Francisco Canaro el 1 de marzo de 1955. Y acá la podemos disfrutar.
 
                                     

 
*La palabra "arrespe" significa: amamarrachado, defectuoso, ridículo.


miércoles, 25 de octubre de 2023

Violetas

     Este valsecito de Francisco Brancatti y Juan Maglio Pacho, estuvo de súper moda en los años cincuenta cuando lo trajo del olvido Alberto Castillo, que en aquellos años estaba en onda ganadora. Lo había grabado Ignacio Corsini con sus guitarristas el 6 de diciembre de 1930, pero hasta la interpretación de Castillo, el tema había permanecido fuera de las partituras de orquestas y cantores.

Juan Maglio "Pacho"
   

    Hemos hablado muchas veces de Maglio y su indudable genio compositor. Incluso en este rubro de los valsecitos también creó otros como Orillas del Plata, Copo de nieve, Horas de hastío, María Esther, al margen de la gran cantidad de tangos exitosos que luego brillarían en las partituras de las grandes orquestas del cuarenta.

    Y vuelvo con la interpretación de Castillo porque le dio un impulso notable al valsecito del título, haciéndolo canturrear en los barrios y siendo disco fijo en las milongas porteñas. La música de Pacho es pegadiza y fortalece los versos de Brancatti, ese cantor--guitarrista-compositor  uruguayo, que dejó numerosos temas exitosos en el vademécum tanguero. 

                                    

    La letra no relata nada nuevo, simplemente pinta el recuerdo de la amada lejana y el ramito de violetas que ella le regalara, volviendo a retrotraer el romance reverdecido, pasado por el tamiz y la contención de la mirada poética. La poesía desfeliz, en su fecundidad orgánica, intenta insuflar su espíritu al amour fou.

Estas violetas que ayer
me diste cariñosa, con tanto fervor,
las guardo como emblema de un querer,
que vieron ya mis ojos fenecer
entre la espesa bruma de un hondo dolor...
Ellas, tal vez, me dirán
en su lenguaje mudo con fría expresión:
que en vano espero que ha de regresar 
el ave del amor que supo dar
un mundo de gorjeos mi corazón...

    Y patentiza la diferencia que separa las resonancias sonoras de la realidad. Aquel fermento común estalló y en las copas de sombras, el ramito de violeta, totalmente seco, desplumado, sin aroma alguno,  pasa a ser el fuego interior que consume al protagonista. La vana ansiedad del reencuentro se diluye  y la melancolía que lo agobia tiene siempre a las violetas como el pasado que se vislumbra en ellas.

Y en esta lucha del mal
con la copa de mi juventud,
bebo el vino mortal
de la fuente de tu ingratitud...
Pues, el destino fatal
ha extinguido mi flor de virtud;
y juntito a las violetas
que me diste un día,
la melancolía
de mi desencanto,
me castiga tanto¡que no puedo más!...
 

Triste mi alma quedó,

marchita y sin consuelo siguiendo el azar.

Igual que las violetas se agostó

y todo su perfume ya perdió

para nunca en la vida volverlo a encontrar.

Piensa que siempre yo fui

tu alegre cancionero más espiritual,

que cuando mis cantares te ofrecí

mil veces con ardiente frenesí

¡me juraron tus labios cariño inmortal!

 
    Juan Maglio lo grabó, cantando Carlos Viván  con el título de: Las violetas. También con el mismo rótulo lo llevó al disco Corsini el 6 de diciembre de 1930. La versión definitiva y ganadora de Alberto Castillo, acompañado por última vez por la orquesta de Enrique Alessio, fue grabada el 12 de mayo de 1948. Y es la que escuchamos una vez más.
 
                                        



                                     

martes, 24 de octubre de 2023

Bailar Tango

       

 Almas de Carbón - Dibujo de una pareja bailando tango #almasdecarbon #tango  #carboncillo #dibujo | Facebook

                   Tienes que amar el baile para

                    mantenerlo. No te

                    devuelve nada, ni 

                    manuscritos para guardar, ni

                    pinturas para mostrar en las

                    paredes y tal vez colgar en

                    museos, no hay poemas que

                    imprimir y vender, nada más

                    que ese momento fugaz en el

                    que te sientes vivo.

                           Merce Cunningham



lunes, 23 de octubre de 2023

Firma Firpo

                                       
                                    

                                                        
                                         

                                                     
                                         

                                                     
                                     

                                                       

                                    



             

domingo, 22 de octubre de 2023

Firma Firpo