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viernes, 7 de abril de 2017

Juan Carlos Miranda

Me place escuchar a este cantor de trayectoria liviana que dejó su rastro en 21 registros discográficos,, la mayoría con la orquesta de Lucio Demare, que son los que suelo pasar en la milonga, porque tienen un tono entrañable, tanto por parte de la orquesta, de rica fuerza melódica, como de su voz bien modulada y a tono con este conjunto lleno de sutilezas.

Constantemente pienso que la orquesta de Lucio Demare ha merecido tener un cartel más sólido en el vademécum tanguero, por la finezza que le imprimió el director desde el piano, la sabia elección del repertorio y sus músicos, y los cantores que militaron en la formación, ente ellos un genial Raúl Berón,  y otras voces que no desentonaron, como la del citado Miranda, Horacio Quintana o Armando Garrido.

                                       
Juan Carlos Miranda en la orquesta de Lucio Demare

El estilo tan particular e intimista del director, sumado a su capacidad de músico y la categoría contrastada y tan celebrada como compositor, le dieron una aureola especial, cuando el tango comenzaba a ganar vertiginosamente el corazón de la ciudad, en los preámbulos de la década del cuarenta que nos legaría una herencia infinita en valores y páginas inagotables.

Fue en 1938, cuando Lucio Demare, estaba buscando un vocalista para su flamante orquesta y de la Academia de los Rubistein le recomendaron a Juan Carlos Miranda, un desconocido en el ambiente. El pianista del Abasto no estaba muy convencido pero accedió a tomarle una prueba, visto que el muchacho acaba de ganar un concurso en Radio Splendid. La prueba resultó positiva y Roberto Fugazot que estaba presente, también le dio su visto bueno al director y amigo para que lo fichara.

                                          
Juan Carlos Miranda y Lucio Demare

Así debutará Miranda en el disco el 13 de junio de 1938, con dos temas llegadores. Telón, tango de Homero Manzi y el propio Demare y Din don, de Alberto Suárez Villanueva y Evaristo Fratantoni. Me encantan ambos tangos y me cuesta aceptar que no hayan tenido más difusión por parte de otros conjuntos y cantores. La envoltura musical de la orquesta eleva incluso el tono e incluso hasta plantea una oferta milonguera ideal para acompañarnos en la pista de baile.

Miranda era oriundo de Chivilcoy, localidad del centro oeste bonaerense, ubicada a 160 kilómetros de la capital, y se llamaba Rafael Miguel Sciorra. Era hijo de inmigrantes italianos y su padre se desempeñaba como peluquero. Al muchachito le gustaba la música, especialmente el tango y cantó en bares de su pueblo y en una pequeña emisora local. Pero soñaba con largarse a la gran ciudad y a los 18 años se instalaría con todas sus juveniles ansias en un barrio con solera de tango: Boedo.

Tenía 21 años cuando Demare lo instaló en la popularidad. Los comienzos no pudieron ser más prometedores. Incluso formó en la orquesta que en sociedad formaron Demare y Vardaro a fines de 1938. Disuelta la misma, siguió Lucio con la suya hasta el 45, y con Miranda hasta fines de 1942. El cantor chivilcoyano se luce en las grabaciones que va dejando en dicha formación y que, con el paso del tiempo acrecientan su valor y su sabor, por la imaginación expresiva del mismo.



No te apures Carablanca, Sorbos amargos, Nunca supe por qué, Al compás de un tango, Mañana zaarpa un barco, Negra María o Pa'mí es igual, como los dos primeros citados, son temas que da gusto escuchar. El cantor se identifica plenamente con el tono de la orquesta y el resultado no puede ser mejor, brillando en horarios centrales de Radio el Mundo. Incluso estrenará Malena, el famoso tango del director y Homero Manzi. aunque lo grabará primero Aníbal Troilo con la melodiosa voz de Fiorentino. Pero públicamente lo dió a conocer su compositor con la voz de Miranda, que incluso doblaría a Osvaldo Miranda en la película El viejo Hucha, donde el gran comediante simula cantarlo.

Demare y Manzi llegaron con su obra recién terminada al ensayo en el cabaret  Novelty y comentaron que acababan de darle el toque final. Incluso dijeron que venían del varieté Nueva Orleans, en la Boca, de escuchar, precisamente, cantar a la luego famosa Malena. Por ello, Juan Carlos Miranda tuvo participación fundamental en el ensayo y el debut de la obra en el citado Novelty, mereciendo la aprobación de los autores, que lo felicitaron y se congraciaron del resultado.


En diciembre del 42, el cantor de Chivilcoy deja a Demare buscando nuevas sinergias, pero en realidad comienza a deslizarse por una pendiente descendente. Actuará en radio con Ciriaco Ortiz, había pasado por el conjunto de Antonio Arcieri y paulatinamente su estrella declina y deja paso a la oscuridad y el olvido. Una pena porque su arranque había sido más que positivo y me encanta recordarlo en su etapa dulce, con la exquisita formación de Lucio Demare.

Y todo ello sucede cuando en una ronda de voces y emociones, un trenzado de historias y personajes, llevan al tango a una existencia urbana cincelada al detalle y a los instantes culminantes del género en la historia. Podemos escuchar a esta orquesta sencilla, pero que luce la fina personalidad del director en matices, arreglos y en la conducción pianística de la misma, con la voz de Juan Carlos Miranda.

Primero el tango de Roberto Fugazot, Agustín Irusta y el propio Lucio Demare. Sorbos amargos, grabado el 10 de noviembre de 1942. Y a continuación el valsecito de Lucio Demare y Luis Rubistein: Nunca supe por qué,  que dejaron en la placa impresa el 20 de julio de 1942. Ambos cantados por Juan Carlos Miranda.

Sorbos amargos - Lucio Demare-Juan Carlos Miranda

Nunca supe por qué - Lucio Demare-Juan Carlos Miranda

5 comentarios:

  1. salute jose maria muy sobrio cantor ,lo conoci ya algo viejito y andaba mal de salud y de vento y escuchamos sus grabaciones,se que paraba por pompeya,no lo vi bien en ese entonces. en cuanto a demare fue la unica orquesta del 40 a la cual d arienzo no la hizo acelerar,a mi me encanta y creo que lo mejor de beron paso por alli saludos juan de boedo

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  2. de donde saco la foto? tiene mas de miranda?

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  3. No, sólo las que están al alcance de todos.Ësa me la mandó un amigo coleccionista.

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  4. Los tangueros nos ayudamos siempre. Cuando necesito algo pido a algún amigo y viceversa. Es la manera de que el tango contentga los menos errores posibles.¿Donde estás?

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