y a bailar, a recordar,
a recordar un tango de los de ayer
y a los acorde graves del bandoneón
reviven su emoción.
Claro, porque es es martes, hace un día primaveral, el aroma de las flores y las plantas renacidas te levantan el ánimo y al escuchar unos tanguitos, como éste de Félix Lipesker y Lito Bayardo, que cantaba maravillosamente Julio Martel con De Angelis, los remos se me disparan por debajo de la mesa del escritorio y son la mejor señal de que la noche se presenta posta en Bien Milonga.
La selección que acabo de armar no admite titubeos y el espesor del sonido crepita en el acelerado tic tac del cuore que te bate la justa te bate. La verdad es que la discoteca me ofrece tantas exquisiteces milongueras que me dan ganas de armar una lista de 12 horas, pero tengo que achicar música y dejar la lista para las tres horas que dura hoy la milonga en Casa de Aragón, de Madrid.
Los habitués que tenemos, forman un conjunto entrañable y por eso merecen ser recibidos tangamente, con música de prima que es el mejor estímulo para el milonguero. No invento nada porque ya está todo inventado en el tango. Y los méritos ganados por cada músico, cantor, compositor, director, poeta, están sobre la mesa. Y en cada tema que surge desde el reproductor. Por lo cual, si les das una buena pista de madera, la atención debida y esta selección, ya ganamos.
Y para ir poniéndote en situación te dejo extasiarte un cachito con la gran pareja que forman Sebastián Arce y Mariana Montes. Acá se mandan con la milonga No hay tierra como la mía, en forma instrumental, ejecutada por la orquesta rusa Solo Tango.
Si no te dan ganas de salir corriendo a milonguear, estás enfermo o todavía no le das a las gambusas como se debe. Así que apuntate a unas clases y después me contás. ¡Chan chan!!
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