A modo de preámbulo, diría: “Antes de cantar mi última canción quiero decirles que he sentido grandes emociones en Colombia. Gracias por tanta amabilidad. Encuentro en la sonrisa de los niños, las miradas de las mujeres y la bondad de los colombianos un cariñoso afecto para mí. Me voy a ver a mi vieja pronto, no sé si volveré, porque el hombre propone y Dios dispone, pero es tal el encanto de esta tierra que me recibió y me despide como si fuera hijo propio, que no puedo decirles adiós, sino hasta siempre La emoción no me deja hablar. Gracias y hasta siempre".
Gardel cantando en LT8 de Rosario en 1930 |
La Plaza Bolívar
estaba repleta de gente escuchando por los altoparlantes la voz del gran artista
- dado que eran pocos los que poseían receptor de radio- y los temas que fue
desgranando: El carretero, Cuesta abajo, Tengo Miedo, Insomnio, Melodía de Arrabal... Silencio,
hasta el tema final, que compusiera con letra de Manuel Romero.
-Para ustedes: Tomo y
obligo. ( y arrancaron las guitarras de Barbieri, Aguilar y Riverol…)
Media hora después de la medianoche, con su severa exactitud de tiempo, Gardel cerraba su ciclo de artista enorme y comienza a transformarse en leyenda y en una enorme estatua.
Media hora después de la medianoche, con su severa exactitud de tiempo, Gardel cerraba su ciclo de artista enorme y comienza a transformarse en leyenda y en una enorme estatua.
Y como cantaste entonces: ya sé que un hombre macho no debe
llorar, pero que sé yo, te escucho en ese tango y es cómo si estuviera ahí, en
el Teatro Real de Bogotá, con el mismo temblor emocional. En un día como hoy. Pero allá en 1935.
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