Pero, ser hija de Don Osvaldo no le impidió hacer su propia carrera y sobrellevar el peso de la herencia en base a estudios con grandes profesores. Primero en danzas, después piano, con su tía Adela Florio, luego con los maestros Pedro Rubione, Oreste Castronuovo y Berta Sujovolsky. Y finalmente diez años de perfeccionamiento con el maestro Vicente Scaramuzza.
Toda una pianista clásica que vió ensayar tantas veces en su casa a los muchachos de Pugliese: Osvaldo Ruggiero de pantalones cortos, Jorge Caldara, Esteban Gilardi, Cacho Herrero y la sinfónica que diría Félix Picherna, el discjockey.
Beba con su padre |
Para ella, pasar de Beethoven, Bach o Mozart al tango, era un salto muy grande. Ese día tardó en llegar, pero un día estudiando un tango de Bardi: Qué noche, comenzó a descubrir tonos y riquezas inesperadas. Y como la habían invitado a tocar en un homenaje al maestro Sebastián Piana, allí, el tango y ella se dieron la mano, se redescubrieron y pasaron a ser familiares.
Además ella ha sido milonguera de siempre, yo he bailado con Beba en Madrid en La Recoba, del Tano Franco y la verdad es que tiene yeite. Además de ser una gran amiga, a quien quiero y respeto mucho.
Fue prima hermana de un gran cantor, el Chocho Florio, Su abuelo, sus tíos paternos; Mario Perini, violinista y arreglador de Ángel D'Agostino,casado con una tía, todos ellos eran músicos. De tango.
Sufrió mucho por las injusticias cometidas con su padre, la cárcel, las prohibiciones, las necesidades. Pero hoy siente el orgullo de ser hija de una persona que nunca renunció a sus convicciones y siempre luchó por sus compañeros. Cosa que hoy día se lo reconoce toda la gente, que vive en un mundo cambiante, donde las opiniones mudan de un día para el otro.
Vale la pena relatar aquí una anécdota que Beba reflota en su libro. Pugliese estaba preso en Devoto y le dice a ella que vaya a COMAR (Corporación Musical Argentina), a ver si había algún dinero para cobrar.
Beba fue al día siguiente. Hacía mucho frío. Delante un señor elegantemente vestido, pasa a la ventanilla, recibe un dinero y se retira a un costado. Beba se dirige a la caja: "Vengo a cobrar las liquidaciones del señor Osvaldo Pugliese". El cajero busca en su planilla, vuelve y responde: "No hay nada, señorita".
Ella se da vuelta, con la cabeza gacha, se va, y entonces el señor elegante la alcanza en la puerta, y le pregunta:
-¿Vos sos Beba, la hija de Osvaldo Pugliese?. -Sí-, responde, (pero sus padres le decían que no hablase con nadie, por la represión). -Mirá, no quiero que te ofendas por lo que voy a preguntarte. Sé la situación angustiosa que están pasando. La injusticia que soportan. Quiero saber qué necesitan Osvaldo, vos y tu mamá.
-Nada, nada-, responde y quiere irse. El hombre la detiene, le da un papel con su nombre y su teléfono y le insiste:"Sé los momentos difíciles que están pasando. No duden en llamarme para lo que haga falta".
Beba se fue llorando.
El hombre elegante era Alberto Echagüe el cantor de D'Arienzo. Jamás podría olvidar ese gesto y cada vez que lo recuerda, se emociona.
Como se emocionó Don Osvaldo al ver en Canal 11 TV, tocar a Beba con su trío, completado con el guitarrista Aníbal Arias y el contrabajo Guillermo Ferrer, su hermosísimo tango: Malandraca. Fue en 1979.
Beba tiene muchos años de carrera en el Tango y ha viajado por medio mundo con su orquesta. Acá la podemos ver en Montreal con toda su fibra milonguera y ese toque pianístico marca de la casa.
Corazón...
ResponderEliminarCorazón de mi barrio
Corazón de mi ciudad,
Corazón florecido en cien tangos
Voz de luna, de ayer y percal.
Don Osvaldo y Beba Pugliese todos los días
Por las calles con luna de arrabal.