Y el trago de licor que invita a recordar...
El 3 de mayo de 1951 moría Homero Manzi, su gran amigo, con quien habían compuestos tangos hímnicos.
Y su cabeza estaba con el Barbeta. Compartiendo una mesa, una charleta, un trago.
Ya nunca me verás como me vieras...
Dejó la reunión, se fue a su habitación, abrió la jaula y se puso a viajar con su amigo-hermano.
...y su nombre flotando en el adiós...
Parecía como si esa música que estaba gatillando, se la dictara alguien.
...desde el recuerdo te vuelvo a ver...
Lo veía ahí cerca, despidiéndose. Y escribía lo que el fueye le decía, poseído.
El alba no perdona no tiene corazón...
Era como un responso íntimo. Si Homero tenía apenas cuarenta y cuatro años...
...y el fraternal amigo que se hundió...
Lo tenía a su lado, como cuando componían juntos.
Y esas ganas tremendas de llorar...
Y cayeron unos lagrimones sobre el fueye cuando escribió el final, chamuyándole al instrumento.
Si el alma está en orsay, ché bandoneón...
Le salió eso, un Responso.
Y quedó para siempre como la muestra musical de dolor más sublime, más intensa, más pura del Tango
Apenas vrnho a conocer el blog. Es fina tu pluma y hermosa el Responso. Desde Medellín, Colombia.
ResponderEliminarHermosa tu tierra. Y hermosos recuerdos tengo de ella...
EliminarÚnicos ambos y juntos una leyenda constante
ResponderEliminarNo sé si será que al llegar a cierta edad, viendo como dijo el poeta, la vida desenrrollar del carretel, uno se pone más sensible... lo cierto es que mientras escucho "Responso" y leo la historia sobre cómo se escribió, lloro como un bebé...
ResponderEliminarEmocionante
ResponderEliminarYa entrados en edad parece que los recuerdos te reviven y te ponen al borde del llanto .
ResponderEliminarQue impresion para el alma escuchar Responso. Un sonido que viene del fondo de la humanidad, que nos interpela sobre el dolor, la pérdida y lo irreversible del fin de la vida y la necesidad de decir o construir algo para trascender.
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